ZEPPELIN ROCK: FIREHOUSE - Firehouse (1990): CRÍTICA Review

sábado, 13 de febrero de 2021

FIREHOUSE - Firehouse (1990): CRÍTICA Review

 


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia

Era así. Un grupo de hard rock comercial en 1990 tenía los días contados, aunque nadie lo sabía aún. Fue un año donde comenzó el cambio de gustos en las emisoras y los despachos de las compañías musicales, donde todos los grupos de Los Ángeles y New Jersey que en los ochenta se había subido a las listas de éxito eran mirados con desgana. Sin embargo, algunas buenas bandas del estilo debutaron aquel año, como Firehouse.



La banda la formaban C. J. Snare a la voz y los teclados, Bill Leverty a la guitarra, Michael Foster a la batería y Perry Richardson al bajo. Su debut, titulado como la propia banda, contiene doce cortes con una producción limpia a cargo de David Prater (y mezclada por el propio Prater con Doug Oberkircher). Canciones de cuatro minutos ensambladas para resultar amables al oído, sin estridencias ni lujos pirotécnicos pero de estructura firme, guitarras técnicas, una voz especial que maneja estupendamente los agudos y el fraseo y una pareja rítmica cumplidora.

El álbum tardó en subir en las listas de venta (mala elección de primer sencillo) pero alcanzó el doble platino el año siguiente. Firehouse recogió el premio a la mejor nueva banda de heavy/hard rock en los American Music Awards de 1991, galardón que refrendaron en 1992 con el de mejor banda de heavy/hard rock de aquel año (sí, por delante de Nirvana y Alice in Chains).



La inicial Rock on the radio invita a subir el volumen para disfrutar del álbum. La canción muestra algunos detalles de lo bueno de la banda, con un juego de armonías voz-guitarra bien conseguido y un estribillo pegón. La siguiente All she wrote es uno de los platos fuertes: el álbum está lleno de canciones de desamor, pero esta se lleva la palma; el protagonista llega a casa y se encuentra una nota de despedida. Buen riff, estribillo grande, letra sencilla y bien interpretada. Falta el tercer pilar de temáticas para cualquier disco de hard rock de la época: fiesta, desamor y sexo, más o menos. Este tercer pilar lo pone Shake & tumble, que ya no estamos solos, que ahora hemos pillado y vamos a sacudirnos juntos, nena. Aunque resultona, no es de lo mejor del disco, y por eso extraña que la eligieran de primer single, cuando suena mucho mejor para esta labor Don’t treat me bad. Con esta despegaron en las listas, pues contiene los elementos de toda buena canción-single: una historia bien cantada (melodía pegajosa), buena guitarra, buen estribillo y buena construcción. Con los arreglos del puente y los coros a mitad del estribillo resulta un bocado muy apetecible.

Hasta ahora queda claro que Snare y Leverty son los protagonistas absolutos, pero el apoyo de la batería de Foster en la producción resulta fundamental. Las siguiente Oughta be a law sigue los mismos parámetros, con un riff elemental y estribillo a dos voces, resulta algo sencilla pero resultona. Lover’s lane vuelve a la fiesta, tiene un ritmo sincopado que mueve los pies en seguida, arreglos a dos voces, el mejor solo del álbum y a darle al tema en el motel, acertado y luminoso. Home is where the heart is resulta más un medio tiempo que se acelera hasta el estribillo, canción muy comercial de arpegios sencillos pero muy bien arreglada en el puente y el estribillo. Buen trabajo de guitarras, desde luego. De igual modo, Don’t walk away se arrastra como un blues bastardo pidiendo a la amada que no se aleje (qué poco éxito tiene este hombre); grande el ritmo que nos lleva hasta un estribillo a varias voces.



Tras el breve instrumental Seasons of change aparece otro plato gordo. Overnight sensation suena a lo mejorcito de un álbum bastante completo, con un fraseo vocal apoyado en voces dobladas y otro estribillo bien elaborado, en este caso sin tanto alarde armónico pero con la dureza adecuada. Guitarras algo más rudas que en los demás temas (sin enloquecer).

Por fin llega un poco de calma. Firehouse se mantuvieron los años del boom grunge en las listas yanquis gracias a sus canciones lentas. Esta primera no es la mejor pero encaja bien en el conjunto del álbum. Love of a lifetime suena un poco pastelona, con Snare más calmado, sin impostar tanto la voz. La melodía está bien pero creo que los arreglos “orquestales” son un poco simples. Sin embargo, fue el single más exitoso y despachó medio milloncejo en el mercado, alcanzando el número 3. La final, Helpless, redunda en las estructuras anteriores sin aportar nada más, un tema correcto para cerrar el disco.

Buena producción, buenas canciones, buenos músicos. Un producto de hard rock de época, en cualquier caso. Si te gusta el estilo y no los conocías, adelante, te van a encantar. Y si lo tuyo va por otros derroteros, ya que has leído hasta aquí, dales una oportunidad.

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