ZEPPELIN ROCK: CINDERELLA - Heartbreak Station (1990): CRÍTICA Review

martes, 12 de enero de 2021

CINDERELLA - Heartbreak Station (1990): CRÍTICA Review


 por JLBM


Viajemos a 1990. Eses año, Cinderella ponía en la calle su tercer disco de estudio. Heartbreak Station, el disco que hoy comentamos, se convertía en el trabajo que constataba que los de Pensilvania no eran una banda de hair metal al uso. Su concepción del rock duro de base blues, la inserción de elementos como pianos, vientos y coros femeninos y el talento individual de cada uno de sus miembros se reunían de manera ecléctica en un fabuloso álbum que nos introducía en la musicalmente extraña década de los 90 del mejor de los modos posibles.


Puede que además Cinderella tuviese también un cambio de actitud. Sus dos primeros trabajos, Night Songs y Long Cold Winter derrochaban una frescura y una transparencia que les permitió situarse entre los mejores de sus coetáneos, pero Heartbreak Station fue la constatación de que estos tíos eran una gran banda de rock.

Un cambio de sonido espectacular tal vez auspiciado por el productor John Jansen, quien coprodujo el álbum junto a un portentoso Keifer. Una vez más, el cuarteto de lujo de la banda se encargaba de hacer que Heartbreak Station fuese finalmente lo que fue. Tom Keifer, una de las voces más asombrosas del panorama ochentero doblaba guitarras con el genial Jeff LaBar, mientras que el bajista Eric Brittingham y el  batería Fred Coury formaban un combo rítmico de altura para un trabajo más cercano a unos Rolling Stones o Aerosmith setenteros que a cualquier otra banda de su generación.

Hubo además invitados de lujo en la grabación de Heartbreak Station, invitados que dejaron su sello personal en el disco y que le dieron ese toque que ha hecho que se conserve fresco casi 25 años después. La steel guitar de Jay Levin o el órgano de Ken Hensley son piezas claves en alguno de sus cortes, además de un puñado de fabulosas voces femeninas que te hacen cambiar de década a medida que sus coros elevan el alma.



Heartbreak Station comienza con "The More Things Change", una auténtica declaración de intenciones sobre el cambio de sonido en la banda y sobre su evolución como músicos. Muestra de modo adictivo y memorable el nuevo camino que ha tomado Cinderella. Esa slide guitar y la sección de vientos demuestra que Cinderella se había convertido en algo más sólido que una banda de hair metal. "Love's Got Me Doin'  Time" es un tema genial lleno de toques psicodélicos y referencias a Jimi Hendrix en formato de rhythm and blues duro. Por supuesto "Shelter Me" es una de las mejores pistas del álbum y de la carrera de la banda y contiene un estribillo que se aloja de manera inmediata en nuestras mentes al tiempo que una letra fabulosa da que pensar. Cinderella siempre se caracterizó por sus memorables baladas, y en esta ocasión, el tema que da título al álbum, no le anda a la zaga a otras como "Long Cold Winter", "Nobody's Fool" o "Don't Know What You Got". "Heartbreak Station" y su desgarradora letra se presenta como el tema en torno al que gira todo el álbum. Limpio y emocionante. Tremendo. "Sick For The Cure" acelera de nuevo el ritmo y deja a un Tom Keifer fantástico envuelto en una sudorosa atmósfera de pianos y coristas. "One For Rock And Roll" transita potente y optimista de un modo casi country mientras "Dead Man's Road" se convierte en el mejor momento de Heartbreak Station mediante su toque bluesy y los geniales cambios de registro de un al mismo tiempo dulce y áspero Keifer. "Make Your Own Way" sería un tema aceptable de rock duro, pero el piano y los coros femeninos elevan su categoría. "Electric Love" se sale en cierto modo de la línea maestra de Heartbreak Station en una dirección tipo Aerosmith de la década de los 70. "Love Gone Bad", uno de los temas más potentes de Heartbreak Station, y "Wind Of Change", un espectacular tema acústico, son dos colosales cortes para cerrar un maravilloso álbum.

Definitivamente, Heartbreak Station no obtuvo el reconocimiento que hubiese merecido. Seguramente que unos tipos a los que crítica y público consideraban banda de hair o glam metal se marcasen un espectacular disco de rock clásico setentero de base bluesy no debió sentarles nada bien. Hoy Heartbreak Station es el mejor álbum que Cinderella facturó jamás, además de haberse convertido por derecho propio en un clásico de la historia del rock, al menos, como digo siempre, en mi muy subjetiva opinión.

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