ZEPPELIN ROCK: BUNBURY - Curso de levitación intensivo (2020): CRÍTICA Review

lunes, 4 de enero de 2021

BUNBURY - Curso de levitación intensivo (2020): CRÍTICA Review

 


Por Esteban Martínez (@EMartineC)



Después de tan solo seis meses de la publicación de un notable Posible, un álbum oscuro, atrevido, denso y afilado en lo lírico, Enrique Bunbury ha sentido que (aunque cueste creerlo) aún le quedaban cosas por decir. De esta forma, casi cerrando este nefasto y fatídico año, el español nos ha entregado una segunda parte para el mencionado trabajo, un disco que funciona en una línea similar en lo musical, insistiendo sobre los tiempos pausados, sintetizadores y el saxofón, aunque esta vez deja un tanto de lado las melodías para centrarse fuertemente en las letras. 



Bunbury nos regala, por tanto, nuevamente diez canciones en donde ha plasmado todo su sentir en torno a una serie de temas actuales, siempre en un tono crudo, afilado y desafiante. Ahí dispara directo en muchas direcciones, apunta a lo que él entiende por nuevo orden mundial en 'N.O.M' ("Este es el terreno de juego / Y tu aportación serán ladridos de perro...") o desatando el pesimismo frente a lo que vivimos en 'El día de mañana' ("Ahorra un poco, no gastes tanto / Resérvate para un por si acaso y prepárate para lo peor..."), mientras que en un tono mucho más personal se cantará a sí mismo en 'El precio que hay que pagar' ("Sé que digo tonterías y a veces me río de la moral...") o en 'El momento de aprovechar el momento' ("¡Qué temeridad! No caer en la mediocridad / Qué elegancia y qué genialidad..."). Ahora, probablemente el momento más alto del disco llegará con su descargo a las redes sociales y el palo a todos quienes osamos hablar de sus obras en 'Malditos charlatanes'. "Porque mientras yo escribo, Otro habla de lo que hago o digo, con aires de superioridad moral, y una incapacidad total para crear algo de belleza..." 





En definitiva, si algo resuena con fuerza en Curso de levitación intensivo (vaya título, ¿eh?) son las letras, sin embargo, un problema se evidencia en lo musical, principalmente en la segunda parte del álbum. Se suceden de esta forma canciones como 'Tsunami', 'El pálido punto azul' o 'Ezequiel y todo el asunto del big bang' y el asunto se vuelve en exceso plano, con tiempos muy similares y una falta de intensidad evidente tanto en materia de arreglos como de interpretación. En este sentido, a diferencia de lo que ocurría en Posible, donde podíamos observar una influencia en el sonido de los Depeche mode más recientes (entre muchas otras), en esta ocasión el asunto va muy en la línea de un Nick Cave, pero se pega totalmente en la misma tecla, cerrando así un álbum que seguramente entre los fans, aquellos que todo aceptan y aplauden será bienvenido, pero para un auditor cualquiera resultará absolutamente inaccesible. 

Tampoco es que el disco sea un desastre, pero al lado de su antecesor inmediato queda enano. Perdón, Enrique, pero es la opinión de este humilde charlatán...

1 comentario:

  1. El disco es aburrido a más no poder,pero no solo este,y el anterior,y el anterior y el anterior.....

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