ZEPPELIN ROCK: LAS MEJORES PELÍCULAS DE BOXEO de la HISTORIA DEL CINE

domingo, 4 de abril de 2021

LAS MEJORES PELÍCULAS DE BOXEO de la HISTORIA DEL CINE

 

Toro salvaje.

por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC



Pensando en qué lista traer, decidí hacer una de películas deportivas, pero, temiendo que se me fuera de las manos, opté por hacer una especial y centrada en el deporte más cinematográfico. El boxeo. El mundo del boxeo ha traído las mejores películas deportivas, en cantidad y calidad, de la historia. Para la lista no fui estricto y me obsequié con una manga ancha que me permitiera incluir el mundo del boxeo desde muchos puntos de vistas, el deportivo, por supuesto, pero también ese mundo sórdido que tan bien plasmó el Cine Negro. Hay muchísimos clásicos, cintas indispensables en todas las décadas, de obligado visionado, y cine excelso. Disfruten.

El boxeador.

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Las mejores películas de boxeo

de la historia del cine


ALI (2001), de Michael Mann. 

Correcto biopic sobre Muhammad Ali, para muchos el mejor boxeador de todos los tiempos, donde Mann da su particular estilo y Will Smith consiguió su primera nominación al Oscar.

CALLE RIVER, 99 (1953), de Phil Karlson. 

Un buen y poco conocido título Noir donde se vuelven a desgranar los peores aspectos del alma humana. Infidelidades, robos, celos, crímenes… Otro título de serie B en un género en estado de gracia, en una época en la que incluso desde la modestia se ejecutaba joya tras joya.

CAMPEÓN (1979), de Franco Zeffirelli. 

Remake de “El Campeón” (King Vidor, 1931), también en esta lista. Fue un éxito por el que se derramaron muchas lágrimas gracias a su sensiblera historia.

CINDERELLA MAN (2005), de Ron Howard.

Uno de esos films bigger than life que tan bien hacen en Hollywood. Un gran éxito que conmovió al público con la historia basada en hechos reales de un boxeador que regresa de su retiro al ring para sacar adelante a su familia en la época de la Gran Depresión.



CIUDAD DE CONQUISTA (1940), de Anatole Litvak. 

Cine Negro y drama amoroso con el boxeo como vehículo de mejora y progreso, de corrupción y deterioro, como tantas veces. La protagoniza ese genio que es James Cagney. Poco conocida.

CREED. LA LEYENDA DE ROCKY (2015), de Ryan Coogler. 

Un gran y sorprendente título derivado de la exitosa saga Rocky, donde tenemos el vigor pugilístico y una emotividad muy lograda, donde destaca un soberbio Sylvester Stallone, que optó al Oscar como actor de reparto. Y varias secuencias de altura, como ese sensacional y conmovedor plano final.

CUERPO Y ALMA (1947), de Robert Rossen. 

Obra maestra de ese subgénero que es el cine de boxeo, muy relacionado a menudo con el Cine Negro o el thriller. Obra fatalista, profunda, brutal, desoladora, con un John Garfield deslumbrante. Sencillamente indispensable. Es el año del debut de Rossen. ¡Y de qué manera lo hizo!

EL BOXEADOR (1926), de Buster Keaton. 

Hilarante comedia de uno de los mayores genios del humor físico. Imaginación sin igual. Literalmente.

EL CAMPEÓN (1931), de King Vidor. 

Recodarán el famoso remake de Zeffirelli, que tantas lágrimas provocó entre el personal. Pues bien, aquí os traigo la primera versión, del gran King Vidor. Hubo otra versión en 1953.



EL ÍDOLO DE BARRO (1949), de Mark Robson. 

El boxeo como una de las bellas artes. El deporte más cinematográfico de la historia no ha dejado de entregar maravillas. Aquí tenemos una de las más destacadas, y no será la única este año. Inconmensurable Kirk Douglas. El propio Robson dejó otra obra maestra del cine pugilístico con “Más dura será la caída”, un director destacado en muchos géneros.

EL ÚLTIMO ASALTO (2007), de Rod Lurie. 

Con la base del boxeo y el periodismo deportivo, tenemos esta correcta cinta donde destaca la interpretación de Samuel L. Jackson.

FAT CITY, CIUDAD DORADA (1972), de John Huston.

Otra de perdedores. Una pequeña joya de John Huston. Conmovedora y crepuscular.

GENTLEMAN JIM (1942), de Raoul Walsh. 

Otro biopic deportivo, en esta ocasión del boxeador James J. Corbett, que se convirtió en el primer campeón del mundo de los pesos pesados… Errol Flynn ante las cámaras y el maestro Walsh y su ritmo sin igual detrás de ellas. Notable mezcla de géneros.

HURACÁN CARTER (1999), de Norman Jewison. 

Al ritmo de Dylan, Jewison tuvo un buen éxito con este biopic del boxeador Rubin “Huracán” Carter, injustamente acusado de un triple asesinato en un bar. Sin salirse de los patrones habituales del biopic, logra con creces su propósito.



KID GALAHAD (1937), de Michael Curtiz. 

¡Y que aún no se dé su merecido sitio al señor Michael Curtiz! Soberbia película entre el cine negro, de gángsters y de boxeo que reunió, nada más y nada menos, que a dos de los duros más duros de todos los tiempos: Edward G. Robinson y Humphrey Bogart. ¡Y además Bette Davis! No se la pierdan.

KIDS RETURN (1996), de Takeshi Kitano. 

La adolescencia y las circunstancias de la vida que nos llevan por recónditos y dispersos caminos. Otro melancólico título de Kitano, notable, sobre dos jóvenes amigos a los que la vida los lleva por distintos derroteros.

MANOS DE PIEDRA (2016), de Jonathan Jakubowicz. 

Cinta panameña, protagonizada por Edgar Ramirez y Robert De Niro, que retrata la vida del boxeador Roberto “Manos de Piedra” Durán, para muchos el mejor peso medio de la historia. Correcta.

MARCADO POR EL ODIO (1956), de Robert Wise. 

Como todo cinéfilo sabe, el boxeo es el deporte más cinematográfico que existe. Aquí traigo una de sus obras maestras, protagonizada por Paul Newman, el magistral biopic de Rocky Graziano que realizó Robert Wise. Wise ya tocó el boxeo en la excepcional “Nadie puede vencerme” (1949).

MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA (1956), de Mark Robson. 

Y si soberbia era “Marcado por el odio”, magnífica es esta de Robson. Otra obra de arte con el boxeo como telón de fondo. Maravilloso trabajo de Bogart para un título impecable. Robson ya dejó otra maravillosa película de boxeo con “El ídolo de barro” (1949).

ME CONVIRTIERON EN UN CRIMINAL (1939), de Busby Berkeley. 

Buen título con el estupendo John Garfield como protagonista, uno de los grandes duros del Hollywood clásico, uno de los iconos del cine negro. Además interpreta a un boxeador, algo que no le es precisamente ajeno ni en su vida real ni en la interpretativa. Garfield tuvo que abandonar el boxeo por un problema cardiaco, pero en el cine interpretó a varios boxeadores, siendo su trabajo en “Cuerpo y alma” (Robert Rossen, 1947) el más recordado.

MILLION DOLLAR BABY (2004), de Clint Eastwood. 

Otra de las grandes obras del maestro, llena de valores encomiables. La lucha, la superación, el cariño, el mentor y el alumno, el tener un objetivo… y la vida dando golpes bajos cuando menos lo esperas. Eastwood también habla de eutanasia, de manera seca, contundente, emotiva, honda, sin necesidad de caer en poesías, lirismos ni sensiblerías.



NADIE PUEDE VENCERME (1949), de Robert Wise. 

Los perdedores, lo sórdido, el sacrificio, el hampa… elementos que nadie toca mejor que el Cine Negro, y si además añadimos el mundo del boxeo se suelen alcanzar cotas sublimes. Esta es una película pequeña, de 72 minutos, pero deslumbrante. Las escenas en el ring son tremendas, de lo mejor visto hasta ese momento, y con un Robert Ryan poderoso y excelso.

NAPOLA, ESCUELA DE ÉLITE NAZI (2004), de Dennis Gansel. 

Boxeo y nazismo, una peculiar mezcla para un título duro que no carece de interés.

REDENCIÓN (2015), de Antoine Fuqua. 

Es un título convencional, previsible, incluso dentro del género. Lucha y redención, un periplo clásico que se ve con agrado. Muy buen Jake Gyllenhaal.

RÉQUIEM POR UN CAMPEÓN (1962), de Ralph Nelson. 

Otra gran cinta de boxeo con una espléndida encarnación de Anthony Quinn. Un título que dentro de este subgénero no tiene la reputación de otros, por lo que desde aquí la reivindicamos con fuerza.

ROCCO Y SUS HERMANOS (1960), de Luchino Visconti. 

Un brutal y épico melodrama, una obra maestra con toques neorrealistas y una complejidad dramática, social y conceptual digna de encomio.

ROCKY (1976), de John G. Avildsen. 

Oda a los perdedores. El boxeo siempre ha sido el deporte mejor mostrado en el cine, por lo que tiene de visceral y auténtico, apegado a los bajos fondos y a la derrota. Sylvester Stallone se convirtió en estrella creando este personaje icónico en la historia del cine, ese entrañable boxeador que lucha por demostrarse algo a sí mismo sin más. Un clásico.



THE BOXER (1997), de Jim Sheridan. 

Daniel Day-Lewis da otra exhibición de interpretación en este drama con el tema del terrorismo y el IRA de fondo. Otro gran triunfo de Sheridan. Day-Lewis logró un nivel pugilístico, según su entrenador, para competir por el título de su peso.

THE FIGHTER (2010), de David O. Russell. 

Otra de las correctas y sobrevaloradas cintas de O. Russell. En este caso, su drama con toques cómicos, ambientado en el mundo del boxeo y de las drogas, tiene dos o tres momentos muy logrados y conmovedores… y muy buenas interpretaciones.

TORO SALVAJE (1980), de Martin Scorsese. 

Obra maestra de Scorsese, una de sus películas referenciales, donde exprime todas sus obsesiones y pulsiones en un retrato que luego tendría varias versiones en otras de sus obras maestras, además de suponer una enorme influencia para buena parte de los cineastas siguientes. Y no sólo conceptualmente, también estilísticamente es una obra que nos muestra al más puro Scorsese. Considerada la mejor película de la década por no pocos, no veo el motivo para escindir o acotar el tiempo.

WOLF (2013), de Jim Taihuttu. 

De nuevo el boxeo y los bajos fondos. Un buen thriller holandés con el mundo del boxeo y las mafias como base.

YO HICE A ROQUE III (1980), de Mariano Ozores. 

Era obligado traerla. Mítica comedia española que parodiaba el éxito de Rocky con los inolvidables Pajares y Esteso. Una película que se recuerda con inmenso cariño y que sigue divirtiendo.



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