ZEPPELIN ROCK: BARONESS - Purple (2015): CRÍTICA Review

sábado, 3 de abril de 2021

BARONESS - Purple (2015): CRÍTICA Review


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia

A los Baroness se les ha mezclado en el cuerpo el espíritu de los Muse de Absolution con la rabia de James Hetfield en Master of puppets y las guitarras de Brian May en Jazz. Así, las canciones enredan su épica en melodías apoteósicas y arreglos rítmicos enormes. Sebastian Thomson a la batería demuestra su dominio de platos y bombos mientras el juego bajo-guitarra sostiene los temas con fuerza: un colchón de piedra indestructible. La producción la realiza David Friedmann junto con la banda. John Dyer Baizley se encarga de las letras, la composición de todos los temas (junto con sus compañeros) y de tocar las guitarras, el piano y lo que se tercia, además de dibujar la portada y responsabilizarse del artwork del grupo. Pete Adams sigue a su lado como guitarrista y se incorporan como miembros de pleno derecho el ya nombrado batera Sebastian Thomson y Nick Jost tocando el bajo y los teclados.


El comienzo es arrollador. Morningstar y Shock me son dos singles perfectos, con líneas adictivas y la mezcla justa de puño y seda. En Shock me destaca el estribillo, de manual, un potente órgano y el trabajo de guitarras. Chlorine & wine, canción adelanto, resume, con acierto, lo que Purple contiene: suavidad en la entrada, progresión en la construcción del tema, buen remate, estribillo y arreglos meditados y una gozosa ejecución instrumental (ese solo a dos guitarras).

Aparece Try to dissapear lentamente en el horizonte y muestra los arreglos electrónicos que Baroness van repartiendo a lo largo de todo el álbum. Tema lleno de contención violenta que crece en torbellino hasta la parte final. Ese toque novedoso lo escuchamos también en Kerosen: aunque más seco se agarra a las armonías y los arreglos vocales y se adorna en un experimento sonoro al estilo Baroness.



Ironbell elabora sobre una melodía pop un excelente ejercicio de metal moderno, con una parte central alocada y transgresora. La pesadez que arrastra Desperation burns estalla con una pirotecnia vocal y rítmica alucinante, uno de los mejores del álbum, sin tanta complicación como los anteriores pero con igual efectividad. La final If I have to wake up (would you stop the rain) vuelve a la paranoia melódica de ritmos cortantes y juegos vocales poco habituales hoy en día, demostrando con qué aparente facilidad encajan las letras de Baizley en el entramado sónico.

En definitiva, un gran artefacto sonoro para engrandecer la impecable discografía de Baroness, uno de los grandes del presente siglo.

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