ZEPPELIN ROCK: UFO - No Place to Run (1980): CRÍTICA Review

viernes, 23 de abril de 2021

UFO - No Place to Run (1980): CRÍTICA Review

 


The Hunter



Hay quien piensa que después de Michael Schencker no hubo vida en UFO. Nada más lejos de la realidad. La banda inglesa supo forjarse una nueva andadura musical hasta mediados de los 80 con una serie de trabajos excelentes y este No place to run es una prueba irrefutable para cualquiera que todavía a estas alturas tenga alguna duda.



La verdad es que Moggy y Way, líderes del grupo, lo tenían ciertamente difícil con la salida de un guitarrista del calibre de Schenker y el futuro no era nada esperanzador para estos dos monstruos y sus compinches. Encima, la espectacular edición de su directo Stranger in the night, editado el año anterior, fue el colofón perfecto a una serie de discos míticos que ponían el listón demasiado alto. Pero Phil Mogg y Pete Way eran unos viejos zorros, tenían un par de ases bien guardaditos bajo sus mangas y aquellos que no daban un duro por ellos se tuvieron que tragar sus malas predicciones. Las sorpresas eran George Martin como productor y el sustituto de Schenker a las seis cuerdas con nombre y apellido, Paul Chapman. Un excelente guitarrista, totalmente infravalorado que cumplía a las mil maravillas en el seno de la banda. Este genial músico supo perfectamente acoplarse a sus nuevos compañeros y por momentos incluso se olvida uno de la finura, técnica y elegancia de nuestro querido nibelungo que, en esos tiempos, estaba formando otro pedazo de banda llamada MSG.



Evidentemente, no pondría este trabajo a la altura de las obras del pasado pero hay que reconocer el mérito tremendo que atesoraban ciertas composiciones como “Letting go”, un diamante en bruto de hard rock que firmarían el 99% de las bandas que proliferan por la actual escena musical, o la revisión de “Mistery train”, que inmortalizó Elvis, donde la banda lleva la conocida canción a su terreno de una forma muy notable. Por supuesto, seguimos teniendo esos grandiosos medios tiempos marca de la casa con esa fantástica voz de Phil Mogg en perlas como “Gone with the wind” o “Take it or leave it”.

Este No place to run nos confirmaba que todavía teníamos a una gran banda en plena forma y lo mejor estaba aún por llegar un año más tarde con The Wild The Willing and The Innocent, su mejor producto de la década sin ningún género de dudas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario