por Rockología (@RockologiaTwit)
No creo que alguien dude de que este fue el punto álgido de la discografía de Thin Lizzy. Y es que en ningún otro disco como en este consiguieron un sonido tan excelente con unos temas casi perfectos. Los guitarristas Brian Bobertson y Scott Gorham llevaban un par de años puliendo sus armonías hasta conseguir un sonido único hasta la fecha, genuino y especial, que fue característico en bandas tan conocidas como Iron Maiden o Judas Priest. A esta pareja, el genial Phil Lynott (cantante, bajista y principal compositor) supo sacarle un partido espectacular aportando fabulosas melodías, letras particulares y una actitud a prueba de bombas. La banda se completa con el batería Brian Downey.