ZEPPELIN ROCK: DOVES - The Universal Want (2020): CRÍTICA Review

lunes, 9 de noviembre de 2020

DOVES - The Universal Want (2020): CRÍTICA Review

 


del blog Benditos Discos


Después de aquellos convulsionados años 90, en los que el éxito en el Reino Unido de bandas como Blur, Oasis, Pulp, The verve o Suede acabó por diluirse rápidamente y entregar el relevo a fenómenos como el de las Spice girls o Robbie Williams, quedó un espacio en el pop británico para que ciertas agrupaciones hicieran un back to the basics en toda regla. Ahí, bandas como Travis o James venían desde hace años haciendo lo suyo en una línea muy melosa y cercana a un rock más adulto, aspecto al que en 2000 una banda como Coldplay supo sacarle enorme partido comercial, mientras que otros como Doves acabaron únicamente quedándose en el intento. Estos debutaron bien con un álbum como Lost souls (2000), pero luego no pudieron explotar adecuadamente para acabar perdiéndose (injustamente) entre álbumes más que correctos (Elbow fueron otros que vivieron un proceso similar, aunque en la comparativa Doves hicieron mejores cosas claramente). El caso es tras un buen Kingdom of rust (2009) la banda vive su propio callejón sin salida, lo cual provoca el quiebre. Y de este, tras once años de silencio han decidido regresar y lo hacen mediante un conjunto de diez canciones bastante sólidas, que no solo se conforman con justificar el regreso, sino que son capaces de acrecentar su obra e ilusionar respecto al futuro. 



Nos encontramos así con un disco cargado a las atmósferas generadas esta vez por guitarras limpias, estructuras bastantes dinámicas y un sonido elegante propio de las bandas británicas. 'Carousels' es una que abre en dicha línea, con una batería que marca los tiempos y se contrapone a guitarras que mediante arpegios va armando el asunto para encontrar en los coros determinadas explosiones. Esta idea se sostendrá a lo largo del disco, con canciones que sostendrán una vibra bastante alta y se esforzarán por no caer en pozos melancólicos. Ahí, ocurre también que las canciones responden a patrones que ya conocemos, sin que esto necesariamente signifique un defecto. La acústica 'I will not hide', por ejemplo, por momentos podría ser una canción de Elbow, el single 'Broken eyes' tiene cosas de Coldplay mientras que 'For tomorrow' huele por momentos a Travis. La banda desarrolla y trae al presente, por tanto, buena parte de lo que mejor supo su generación entregar, añadiendo al mismo tiempo elementos propios que logran dar ese necesario salto de calidad, que es lo que sucede en la exploratoria 'Cathedrals of the mind' o la psicodélica 'Prisoners' (con un poco de 'A song for the lovers' de Richard Ashcroft en los vientos), que junto a la genial 'Cycle of hurt' (¡preciosas sus guitarras!), representan sin lugar a duda el mejor pasaje del álbum. 




En su tramo final, el disco acabará de soltar sus armas, primero con una adictiva dinámica bailable en 'Mother silverlake', una canción increíble que incorpora bastante suciedad al sonido llevando a la banda hacia un sonido mucho más experimental y arriesgado, para luego irse al piano en 'Universal want' y al acústico en 'Forest house', ambas, las únicas baladas propiamente tal en todo el disco, aunque la primera no tendrá nada de convencional mientras que la segunda si sonará algo más clásica en lo suyo. 

Hay que resaltar que el disco se sostiene de comienzo a fin sin ningún problema, regalando en su primera mitad sonidos sólidos que responden a la experiencia de la banda pero desatando en la segunda parte todo un segmento más atrevido que ilusiona respecto a lo que podría venir para Doves más adelante. Excelente regreso, uno de aquellos que uno desearía no pasasen tan desapercibidos por el mundo. De los buenos discos que nos habrá dejado 2020 este The Universal Want.

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