ZEPPELIN ROCK: BRYAMS ADAMS - Reckless (1984): CRÍTICA Review

martes, 10 de noviembre de 2020

BRYAMS ADAMS - Reckless (1984): CRÍTICA Review

 


por JLBM


Como es sabido de todos, en los años 80 hubo rock, mucho, variado y muy bueno, y sí, Bryan Adams y su gente lo hicieron muy bien, sobre todo en Reckless, el impresionante trabajo que se marcaron en 1984. 



Bryan Adams siempre ha sido considerado un peso ligero del rock, pero en aquella década dorada este tío sabía cómo hacer rugir una Fender. El eterno dilema del menosprecio que mostraban los rockeros más culturetas por un lado y los más duros por el otro, pero os aseguro que el Reckless de Bryan Adams en 1984 es una gloriosa muestra de rock auténtico, honesto y sin concesiones. 

Para 1984 Bryan Adams ya había colocado tres discos. El Bryan Adams de 1980, el You Want It You Got it de 1981 y el fabuloso Cuts Like A Knife de 1983, en el que ya se apreciaban de manera nítida las cotas rockeras que el canadienese podía ser capaz de alcanzar. 

Reckless, en 1984, no era sino la confirmación de que el rubito de la voz rasgada había dado con la tecla, esa que permite aunar riffs eléctricos con ritmos desenfrenados y letras desenfadadas. El percusionista, productor y compositor Jim Vallance fue sin duda uno de los artífices de que Reckless tuviese el significado rockero que sin duda tuvo y aún mantiene, colaborando con Adams en la composición de las diez pistas del disco. Bryan Adams se acompañó de Bob Clearmountain en una producción absolutamente eficaz, en un trabajo que huele a rock del primero al último de sus diez cortes. 

Keith Scott merece un punto y aparte. Jamás salió en un listado de los mejores guitarristas, ni de los más populares, a pocos les suena su nombre, y como su líder, jamás se granjeó las simpatías de la comunidad rockera, pero sin duda fue uno de los mejores productores de riffs de la década de los 80. Riffs rockeros y reconocibles que imprimieron carácter y personalidad a Reckless. El combo rítmico solventó la difícil papeleta de acompañar esas dos guitarras gracias al bajo de Dave Taylor y a las solventes baterías de Pat Steward, Mickey Curry o Steven Smith. Los teclados de Tommy Mandel aportan una deliciosa atmósfera ochentera a Reckless





Reckless comienza con la delicia que supone "One Night Love Affair", de riff absolutamente reconocible y ritmo cautivador desde su primera nota. "She's Only Happen When She's Dancing" mantiene la línea del primer corte rockeando en condiciones en las que el mínimo descuido la situaría en algo un punto cursi, si tenemos en cuenta la casi cómica historia que cuenta. "Run To You" es otra delicatesen rockera. Una especie de oda a la oscuridad con un mal camuflado tinte adolescente. "Heaven" es gloriosa, absolutamente imprescindible. La mejor balada que jamás compusiese Adams se convierte en un tema arrebatador. "Somebody" es desde la primera escucha en un clásico, lleno de adorable tufillo ochentero, mientras que "Summer Of '69" sea tal vez el tema más reconocible de la carrera de Bryan Adams. Esa liturgia del desenfreno adolescente envuelta de un ritmo embriagador y unos riffs marca de la casa. "Kids Wanna Rock" es en mi opinión el mejor trallazo de rock que ha interpretado el canadiense. Sus riffs, su ritmo y la voz y la actitud de Adams la convierten en apta para todos los rockeros, sea cual sea su condición. "It's Only Love" comparte protagonismo con una gloriosa Tina Turner, plena de fuerza y poderío, dando una fantástica réplica no sólo a Adams, también a unos de los mejores riffs del disco. "Long Gone" puede ser menos conocida, pero es una de las joyas de Reckless. De maravilloso sabor bluesy, riffs pegadizos y las mejores letras del disco. Un sucio Adams cierra el álbum con el fabuloso "Ain't Gonna Cry", una de las pistas más defenestradas del álbum pero llena de riffs geniales y actitud plenamente rockera. 





Reckless es sin duda el mejor álbum de Bryan Adams, el trabajo que debió elevarle a una cúspide del rock que jamás alcanzó pero que mantuvo hasta el fantástico "Waking Up The Neighbours" de 1991 y que por diversas circunstancias fue incapaz de mantener. Cualquier amante del buen rock debe prestar atención a este Reckless, una pieza indiscutible del magnífico rock que se facturó en los 80, eludiendo cualquier tipo de discriminación por tratarse de quien se trata. El rock no tiene ni barreras ni fronteras, y cuando te vuela la cabeza da igual de donde proceda, y Bryan Adams sabía como lograrlo.

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