ZEPPELIN ROCK: CRÍTICA de la película LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE (Daniel Alfredson, 2009): Reseña

domingo, 26 de julio de 2020

CRÍTICA de la película LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE (Daniel Alfredson, 2009): Reseña


by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)




Como ya os conté una vez, amiguitos, una noche me desplacé hasta una sala comercial alejada de la comodidad de mi hogar para ver la última parte de la versión cinematográfica de la trilogía literaria Millennium titulada La reina en el palacio de las corrientes de aire basada en la novela homónima del malogrado Stieg Larsson. Tal como ya os dije en los comentarios de sus dos precedentes –ambas en este blog-, mis impresiones son únicamente desde el punto de vista cinematográfico ya que no he leído las novelas. Así pues, si la primera me pareció muy buena y la segunda me decepcionó un poco, debo deciros que en esta tercera y última parte –no se si porque la he visto en pantalla grande o porque en realidad lo vale- me lo he pasado muy bien.





Si bien es cierto que uno debe estar familiarizado con el resto de la trama para disfrutar y captar al 100% el argumento, el realizador –Daniel Alfredson, el mismo de la segunda parte- esta vez le ha sabido transmitir emoción a la cinta y hacerla evolucionar de manera firme hasta ese final –que como no he leído las novelas no conocía- tan desangelado pero, por otra parte, tan acorde con la personalidad de Lisbeth Salander, una sociópata de cuidado hacia la que no es difícil sentir simpatía. Si en la primera cinta conocíamos a Lisbeth y nos enterábamos de sus traumas y la conspiración que existía contra ella mientras ayudaba al periodista Mikael Blomkvist en su investigación y en la segunda conocíamos a su padre y con él a la razón por la que alguien se había tomado tantas molestias en intentar neutralizarla, en esta última parte asistimos al desenlace y al desmantelamiento de la oscura trama que se esconde en los entresijos de los servicios secretos suecos. Total, piltrafillas, que esto se ha terminado y a no ser que alguien utilice en el futuro estos mimbres –algo que no es descabellado-, la muerte de Stieg Larsson provocó la desaparición prematura de un par de personajes que estaban llamados –sin duda- a perpetuarse.

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