ZEPPELIN ROCK: AZRAEL - Código Infinito (2014): Crítica review

sábado, 11 de enero de 2020

AZRAEL - Código Infinito (2014): Crítica review


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia




Este disco del grupo Azrael, Código Infinito (2014), que haría el séptimo (y último a la postre hasta el Azrael de este pasado 2019) de su carrera desde aquel lejano Nada por nadie de 1996, me parece el mejor de todos, el más equilibrado, el álbum donde Mario Gutiérrez supo combinar su talento con la guitarra con unas composiciones de manual y una interpretación (junto a Enrique Rosales) hermosa, dura, pirómana o comedida según la canción. Y Marc Riera da el cien por cien en cada canción, un vocalista nunca suficientemente valorado, jugando con los agudos, clavando las melodías, trabajándose unas armonías que se te meten en la cabeza a poco que les prestes tus oídos, un cantante sin excesos, pero siempre acertado.



Escucha directamente Más allá del cielo para entender estas afirmaciones: equilibrio entre caricias y rudeza, intro suave, crescendo en el puente y estribillo rompedor, todo adornado con guitarras diez; ese momento voces/batería, genial. Disfruto con La última frontera, ese ritmo cortante, esa especial manera de cantar de Riera el buen puente/estribillo (“No busques en vano consuelo a tu dolor, camina despierto, comete algún error”), el fenomenal trabajo de teclado, la progresión, el solo de guitarra y teclado, las armonías finales.




Además, al elegir Al amanecer para abrir este Código Infinito te dejan claro lo que hay: rápido y preciso, con un estribillo tremendo y un solo de guitarra marca de la casa.

Castigo entra muy bien, suave en el conjunto, con unas armonías vocales buenas; me gusta la letra. Del mismo modo Nada eterno se pega con esas melodías que voz y teclas recrean. Bipolar trae un toque distinto, basado en ritmos y cambios, una dupla de guitarras hilvanada con mucho arte y un punto agresivo que engancha, acorde a la historia que cuenta (ahora arriba, ahora abajo). Y el cierre con Bajo las sombras me sorprende, tema elaborado, con voces duras, letra directa (“cuando acabarán las tiranías, rompiendo la barrera entre nuestro mundo y el suyo”/”miles de vidas bajo el mando de unas pocas”/”ellos tienen que luchar por pasar un día más”), cambios que me recuerdan incluso al rollo …And justice for all.

Las canciones lentas, las baladas, son una pequeño espina en la carrera de Azrael y falta ese tema que rompa la sala. Paraíso perdido, sin salirse, tiene melodía, interpretación (un toque Malmsteen) y letra (“como el mar a la bahía, como piedras del camino, como sangre en tus heridas, paraíso perdido”).




A estas alturas, no puedo evitar afirmar que este trabajo no envidia a otros de bandas mucho más valoradas como Warcry o Tierra Santa, y lo disfruto junto a discos geniales de aquel año 2014, como los de Sacramento o Lords of Black.

Código infinito lo hacen grandes músicos con buenas canciones. Además de Marc Riera a la voz y Mario Gutiérrez a las guitarras, Javi Saavedra está inspirado en los teclados (La última frontera, Castigo, Paraíso perdido), la pareja rítmica cumple a la perfección con su cometido una vez más, pero me gusta la batería de Manuel Arquellada “Maolo” (1001 caminos, Bajo las sombras), sin menospreciar el bajo de Salas o la segunda guitarra de Enrique Rosales.

Si has leído hasta aquí, no es evitable escuchar con atención este trabajo de Azrael. Se lo merecen estos cincuenta y pico minutos de heavy.

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