ZEPPELIN ROCK: Crítica de la película "El Cebo" (Ladislao Vajda, 1958): Reseña

martes, 30 de octubre de 2018

Crítica de la película "El Cebo" (Ladislao Vajda, 1958): Reseña


por Möbius el Crononauta






Este sería el esquema: El cadáver de una niña en un bosque, un inspector de policía en su último día en el Cuerpo, un falso culpable... y una certeza del investigador solitario.



Los anteriormente mencionados son los ingredientes para un perfecto policíaco, y El cebo desde luego entra en esa categoría, aunque lo que la hace destacar entre otras del género es la particular trampa del inspector Matthäi (el cebo al que alude el título, una niña rubia) y la excelente realización del húngaro Ladislao Vadja. Nacido en el viejo Imperio Austríaco, hijo de director teatral, dramaturgo y guionista de los primeros tiempos del mudo, Vadja desarrolló gran parte de su carrera en España, con títulos tan variopintos como la ínclita Marcelino pan y vino, Doña Francisquita y la curiosa Un ángel pasó por Brooklyn. En muchos casos estuvo al mundo de coproducciones con diversos países europeos, como es el caso de El cebo, coproducción hispano-suiza, en la que destacan por su número tanto en el reparto como en el equipo técnico los nombres germánicos.

Dentro de la producción española típica de la época El cebo es una rareza, un thriller psicológico con un psicópata moderno por villano, quien dada su atracción por los infantes recuerda inevitablemente al psicópata de M, el vampiro de Düsseldorf. Inevitablemente el espíritu de un Hitchcock planea sobre el ambiente de la película.




A lo largo del film se contraponen conceptos tales como la inocencia perdida, la maldad del mundo real de los adultos que destruye el mundo de fantasía de los niños, la psicología del psicópata, el acercamiento a la realidad del mito del falso culpable y la perversión de la imagen del policía incansable, que en su obsesión por la verdad pone en peligro aquello que debe proteger. Destaca también el esmero con que en determinados momentos de la película se retrata el proceso de investigación policial, un proceso más cercano a la ciencia que a la intuición del detective, aunque ésta por supuesto persiste, no en forma de una mente genial, sino fruto de los años de experiencia.

Con una cuidada fotografía, unos cuantos buenos hallazgos en el guión y una dirección sólida y por momentos poética (de esa clase de poesía que imponía la censura de la época para tratar y retratar según que asuntos), Vadja logró, a ojos de muchos, rodar su film definitivo. Si esta cinta la hubiera dirigido Hitch probablemente estaríamos hablando de un nuevo clásico absoluto del suspense. La dirección de Vadja no llega a tanto, pero logró hacer de El cebo un excelente film, hoy de culto, que merece la pena ser rescatado del olvido. Por otro lado, en su retrato de la madre de la niña Annmarie, interpretada por la española María Rosa Salgado, Vadja pudo estar seguro de que se acercó al toque especial que tenía Hitch para componer según que personajes femeninos.




Aunque en el reparto, aparte de un sobrio (quizás demasiado) Matthäi, destacan el suizo Michel Simon y su gran interpretación del desdichado buhonero Jacquier, y un excelente Gert Fröbe en el papel del psicópata. Desde luego el amigo Fröbe parecía nacido para interpretar a retorcidos villanos, como quedó demostrado cuando algunos años más tarde alcanzó la fama internacional encarnando al mítico Goldfinger.

El guion fue desarrollado entre los escritores Friedrich Dürrenmatt y Hans Jacoby y el director Ladislao Vadja, a partir de una historia del propio Friedrich. En su traslado al formato de novela Dürrenmatt se decidió por un final mucho más oscuro y, en su opinión, realista. La adaptación que de la historia hizo Sean Penn años más tarde en La promesa se conservó en gran parte ese final retorcido. La promesa no está a la altura de El cebo, pero es una película entretenida que destaca, además de por un final mejor, por poder contemplar al gran Jack Nicholson.

El cebo, un film (cuasi-español) a reivindicar.



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