ZEPPELIN ROCK: Greta Van Fleet - Anthem Of The Peaceful Army (2018): Crítica review

jueves, 25 de octubre de 2018

Greta Van Fleet - Anthem Of The Peaceful Army (2018): Crítica review



por Alberto Iniesta (@Radiorock70)
del blog Discos



Año 2001. Is This It de los Strokes sale al mercado y llueven los elogios para proclamarlos como los salvadores del rock. Casi veinte años después, parece que continúa existiendo esa imperiosa necesidad por descubrir a ese nuevo gran grupo, a la banda que llevará a toda la humanidad de vuelta al Highway To Hell o, en este caso, al Stairway To Heaven: palabras mayores. Greta Van Fleet son un muy buen grupo que tiene la desgracia de parecerse peligrosamente a la mayor banda de hard rock de todos los tiempos.



Las comparaciones en el cruel mundo de la música siempre me han provocado mucha pereza. Que si Tommy o Quadrophenia, que si Iron Maiden o Judas Priest, que si los Arctic Monkeys de antes o los de ahora, o la joya de la corona: Beatles o Stones… ¡Joder!, como si no me pudiera quedar con los dos. Pues bien, hay quien se empeña en comparar a Greta Van Fleet con Robert Plant y compañía, y crucificar a estos chavales si, atención, no llegan al nivel de Led Zeppelin. Es imposible que con un solo disco un grupo nuevo le llegue a la suela del zapato a un grupo de la talla de los Robert Plant y compañía. Cuanto antes interioricemos eso, mejor.




Anthem Of The Peaceful Army arranca con un aumento de marchas y decibelios que le sienta de lujo a ese Age Of Man que abre el plástico, donde la voz de Josh se hace dueña del tema. Como curiosidad, ahí están el ice y la snow del Immigrant Song. Es cierto, no obstante, que se puede echar en falta algún solo de esos capaces de incendiar hectáreas de tímpanos. No se harán de rogar demasiado: ese momento llegará con el single When The Curtain Falls, y de qué manera: uno de los momentos más disfrutables del disco, de esos que te hacen olvidarte del día de mierda que has pasado y que te empujan a comprar entradas con la ilusión de quien va a su primer concierto.




No obstante, no todo el disco mantiene el nivel. Las teclas en You’re The One se vuelven demasiado empalagosas y, simplemente, no dan la talla, dando la sensación de estar más desubicadas que 091 en el programa de bandas indies de Cachitos. The New Day tiene un comienzo acústico que apunta al estrellato, pero se queda en lo terrenal al ofrecer un solo demasiado encorsetado dentro de lo que cabe esperar. La sensación de déjà vu sobrevuela amenazando tempestad, pero no en forma de rock and roll. Pese a todo, no hay tampoco demasiado tiempo de que cunda el pánico: tenemos lo que queremos y buscamos en un disco de rock duro con Mountain Of The Sun, donde disfrutamos de un ejercicio de poder como Lemmy manda. Pero basta ya de obviar lo imprescindible. Si hay una canción a la que agarrarse con la esperanza de que en un futuro no muy lejano los Greta Van Fleet sean grandes, ahí tenemos Lover, Leaver (Taker, Believer). Seis minutos donde podemos degustar baterías que beben del Rock And Roll zeppeliano, unos aullidos para erizar la más escéptica de las pieles y unos solos de guitarra esperanzadores que recuerdan algo demasiado evidente como para no tenerlo bien presente: la hoguera de este grupo se acaba de prender. Y, aunque todavía no alumbre como lo hacen otras, solo el tiempo se encargará de juzgar su límite. Lo mínimo que podemos hacer, de momento, es creer en ellos. Hay canciones en este disco que invitan a hacerlo. La pregunta es: ¿realmente queremos?



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