ZEPPELIN ROCK: PINK FLOYD - The Dark Side of the Moon (1973): CRÍTICA Review

martes, 16 de marzo de 2021

PINK FLOYD - The Dark Side of the Moon (1973): CRÍTICA Review

 


por JLBM


Como sabéis, Pink Floyd siempre había partido de sus propias reglas musicales. Innovación y experimentación habían sido una constante desde su formación. Pues bien, aquellos factores iban a ser levemente modificados cuando en junio de 1972 editaban el denostado Obscured By Clouds, el auténtico precursor de The Dark Side Of The Moon. La banda sonora de la película francesa La Vallée deja escuchar sin lugar a dudas las raíces de The Dark Side Of The Moon.



A partir de aquel momento, Pink Floyd comenzaba, en cierto modo, a escribir música más accesible, por supuesto sin renunciar a unos principios absolutamente sólidos.

The Dark Side Of The Moon se basaba de alguna manera en ideas que la banda ya había explorado en anteriores trabajos como The Man And The Journey, grabaciones en vivo de 1969. Parte del nuevo álbum procedía de material no utilizado o de música creada para películas como The Body o Zabriskie Point.

El 17 de febrero de 1972, Pink Floyd tocaba el que iba a ser su octavo álbum de estudio ante la prensa, más de un año antes de su lanzamiento. Esta y sus posteriores interpretaciones ante diversos auditorios favorecerían que la banda puliese definitivamente la que iba a ser una obra maestra de la historia del rock.

The Dark Side Of The Moon se grabaría en los Abbey Road Studios de Londres entre junio de 1972 y enero de 1973, mientras la banda se encontraba girando con la excusa del Meddle de 1971. El álbum sería producido de manera magistral por la propia banda, mientras que Alan Parsons ejercería un papel fundamental como ingeniero y Chris Thomas haría las mezclas. 

Alan Parsons fue directamente responsable de muchos de los aspectos sonoros del álbum, entre ellos la fundamental incorporación de Clare Torry, cantante de sesión asidua a los Abbey Road Studios. Una producción que se adelantó a su tiempo, bastantes años además, y que contó con asombrosos efectos de sonido, teniendo en cuenta los equipos de los que dispuso la banda para la grabación del disco.

Pink Floyd se encontraba como banda en una de sus más elevadas cimas de creatividad, escribiendo y componiendo música juntos, más que en cualquiera de sus álbumes.



La genial participación de cada uno de los miembros de la banda es decisiva. El guitarrista y vocalista David Gilmour, conocido simplemente como el relevo de Barrett antes del lanzamiento de The Dark Side Of The Moon, el atormentado Roger Waters, ahora el amo del proyecto, dios compositivo y bajista genial, el inmenso teclista Rick Wright, amén de excelente compositor, a menudo a la sombra de Waters, y el brutal percusionista y amo de los efectos, el baterista Nick Mason, aúnan sus talentos para la realización de esta magna obra, una de las llamadas cumbres de la historia del rock.

Cada tema de The Dark Side Of The Moon es brillante individualmente, pero la escucha íntegra del disco multiplica esa brillantez. Sus increíbles transiciones, sus inspiradas letras y una música que eleva a niveles de genio a sus interpretes en un álbum conceptual de perfecta estructuración al mismo tiempo que espontánea instrumentación, obra maestra, monumento de la historia del rock.

La combinación de los más diversos elementos musicales en sus 43 minutos de duración es algo realmente asombroso.

Tiempo, estrés, dinero, luchas, muerte y locura en uno de los mejores, por no decir el mejor, álbum conceptual de la historia del rock. La belleza y majestuosidad de la música cuando se transmiten sus poderosas y poéticas letras con crudeza propician que los efectos de sonido y los ritmos escondidos de The Dark Side Of The Moon se apoderen del que escucha.



Comienza The Dark Side Of The Moon con los latidos de corazón que Nick Mason fabrica para "Speak To Me", la instrumental que se funde con "Breathe", de inmenso muro de sonido, advertencia sobre lo que va a deparar la vida tras el nacimiento.

La frenética paranoia de "On The Run", originalmente una jam de guitarra tornada en sintetizadores, transporta a la gloriosa "Time". Los sonidos del reloj y la brutal percusión  de Mason dan el pistoletazo de salida a la inmensa imaginería de Roger Waters y a un colosal solo de David Gilmour en esa clara advertencia de que la vida no es para siempre.

Deliciosa e innovadora es "The Great Gig In The Sky", instrumental y sinfónica, únicamente perturbada por la increíble voz de Clare Torry, lamento de la angustia universal. El excelente piano de Wright embellece un tema sobre la muerte, sobre morir.

La caja registradora de "Money" lleva a uno de los riffs más influyentes de la historia del rock. La inmensa línea de bajo de Roger Waters y el solo de saxo de Dick Parry trasladan a una línea argumental basada en los placeres y desgracias que el dinero trae. A continuación, hipnótica y provocadora, "Us And Them" advierte sobre los peligros de la guerra. Aún relevante hoy en día, su exquisita textura la convierte en un corte magistral. Wright y Parry conducen el tema mientras el coro femenino le otorga una majestuosa cobertura a medida que la melodía se torna dramática. Los impresionantes teclados y efectos de sonido de Wright protagonizan "Any Colour You Like", una preciosidad instrumental sobre el racismo.

"Brain Damage", con su brillante riff de guitarra, supone la culminación de los anteriores temas, el fin del concepto, la locura dentro de todos, con Syd Barrett siempre en mente. El álbum se cierra de manera perfecta con el latido de "Eclipse", la suma de todo aquello que conduce a la locura.

Es posible que The Dark Side Of The Moon sea la culminación de todos los esfuerzos realizados por Pink Floyd entre 1968 y 1972, si exceptuamos el The Piper At The Gates Of Dawn de Syd Barrett, síntesis absoluta de lo que Pink Floyd es capaz de crear, el punto de inflexión entre lo que era una banda de culto y lo que sería una de las más importantes formaciones de la historia del rock. 

The Dark Side Of The Moon, obligatorio, imprescindible, único y magistral.

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