ZEPPELIN ROCK: Ghost - Prequelle (2018): Crítica del disco (review)

martes, 28 de agosto de 2018

Ghost - Prequelle (2018): Crítica del disco (review)


Ramón Ramos





Hace poco más de dos meses vio la luz el 4º larga duración de los suecos Ghost, Prequelle, con una acogida tan impresionante como inesperada. En España se colocó en 5ª posición en nuestras famélicas listas de ventas, 2º en Alemania y Suiza, 3º en EEUU y alcanzó, rápidamente, el número 1 en países como Finlandia, Suecia, Noruega y Nueva Zelanda.



Este éxito viene precedido por la revelación de las identidades de los componentes de la banda hasta el momento y de una serie de situaciones poco agradables alrededor del grupo que poco o nada tienen que ver con lo musical. Esta subida al Olimpo musical era algo que los fans "de largo recorrido” veíamos venir desde hace tiempo, pero creo que nadie, absolutamente nadie, esperaba este viaje atrás en el tiempo al que nos invita Prequelle. Después de las declaraciones de Tobias Forge sobre el enfoque de su próxima obra hacia una ambientación más oscura y medieval, estoy seguro de que poca gente aguardaba este viaje sonoro a los años 80. Entonces, ¿dónde está esa ambientación medieval y más oscura? En la historia. El mundo alrededor del que gira Prequelle es el mundo de la oscura Europa afectada por la llegada de la peste de lomos del segundo jinete del apocalipsis y bajo la atenta mirada del cuarto.

Y sobre eso trata este Prequelle, sobre los designios del jinete, sobre la muerte. Sobre el fin.

Para ambientar esta historia, el Cardenal Copia y sus Nameless Ghouls (sí, no hay Papa todavía; de momento tenemos cardenal), nos ofrecen un hard rock ochentero, melódico, sin apenas rastros del Doom Metal u Occult Rock de los inicios de la banda de Linkoping.

Del artwork del disco poco podemos añadir ya: Una preciosa portada presentando al Cardenal Copia sobre la imagen de una “boca al infierno” (Hellmouth). Estas representaciones de la entrada al infierno se hicieron muy populares en el arte medieval anglosajón aunque de modo más tardío aparecieron también representadas por autores de la talla de El Greco en su Adoración del Nombre de Jesús.




Y bien, pasemos al análisis del disco, pieza a pieza contextualizándolas dentro de la historia de vida y muerte de Prequelle. En este caso, si no contextualizamos la música dentro de la narración que se nos ofrece, perderemos parte de su significado o, simplemente, no entenderemos las razones del porqué de la distribución de las composiciones a lo largo del disco. ¿Quién es el Cardenal Copia? ¿Qué representa? A lo largo de Prequelle deberemos descubrirlo.




Comenzamos con Ashes (Cenizas) , una versión de una “inocente” tonada infantil tradicional anglosajona, Ring a Ring o’ Roses, que como curiosidad podemos decir que está cantada por Minnou Forge, hija de Tobias Forge. En realidad, esta canción tiene un siniestro y antiguo origen tal como su propia letra atestigua. Básicamente versa sobre la epidemia de peste londinense y sobre los contagiados de peste: De cómo se les intentaba curar a los perjudicados usando remedios a base de flores, de las marcas características que aparecían en sus moribundos cuerpos y de cómo (achís, achís, y todos al suelo ) moría la gente afectada esta enfermedad.

De ahí pasamos a Rats! El conocido primer single de Prequelle con sus riffs y líneas vocales ochenteras nos marca el inicio de esta historia: Ratas que traen la peste, gente que achaca esta epidemia a la furia de un Dios vengativo y la anticipación de la muerte. Un sencillo pero efectivo solo adorna la parte central de esta canción que según palabras de Forge, “ha sido compuesta especialmente para abrir conciertos”. Este tema formaba parte del grupo de temas compuestos durante la era de Meliora y estuvo de aparecer en él aunque solo el riff final queda como testimonio de ello en la canción Spoksonat. El Cardenal Copia aquí (y en el vídeo) aparece como personificación de “Peste”, el jinete que cabalga el caballo blanco de la enfermedad y que trae las ratas consigo.

Faith es el tema más “pesado” de esta nueva entrega y perfectamente podría encuadrarse en el sonido Meliora. Sinceramente, sería un perfecto representante de lo que un servidor esperaba del nuevo trabajo de Ghost. Riffs machacones, guitarras dobladas, esas líneas de bajo magistralmente compuestas en por el Señor Forge, como siempre, y ese sonido delicado y a la vez rezumante de maldad marca de la casa. En Faith el Cardenal Copia nos canta sobre la inutilidad de la fe como instrumento de salvación terrenal. “Porque tu fe es mía”.




Con el siguiente corte entramos en el terreno del medio tiempo / power ballad por primera vez en Prequelle. El Cardenal, a modo de nuevo mesías, abriendo su mano ofrece la salvación, “cómeme, bébeme y verás la luz”. Un perfecto candidato a sustituir a Body and Bood como punto álgido de las eucaristías en vivo de la banda. Un tema intenso tanto lírica como musicalmente. Un perfecto himno para corear en los conciertos. Según declaraciones del propio Forge, “es una canción aplicable a cualquier situación en la cual uno se encuentra rodeado de enemigos. Va sobre redistribuir la ira y la negatividad”.

Miasma. Como su nombre indica, la enfermedad ya está bien extendida a lo largo y ancho del universo de Prequelle. Los malignos efluvios de este miasma nos llegan en forma de un tema instrumental nada prescindible. Al contrario de lo que pudiera pensarse, esta extensa pieza no es la típica canción de relleno en un disco. Miasma es una delicia sonora de intensidad creciente que desemboca en un efectivo (y sorprendente ) solo de saxofón que da paso al siguiente single del disco.
De Dance Macabre podría decirse que, por sus riffs, su magnífica melodía vocal y su pegadizo estribillo, es una grandísimo “hit” hardrockero a estilo de los grandes producidos en los años 80, casi rozando el AOR. El tema también destila cierto saborcillo disco, pop a fin de cuentas, digno de sonar en cualquier emisora mainstream. Esto tal vez eche para atrás a los más puristas del metal, pero inevitablemente, este corte, con sus reminiscencias a Scorpions se mete en la cabeza y es difícil sacarlo de ella. Escondida tras el nombre de la conocida alegoría medieval de la universalidad de la muerte, Dance Macabre es un canto al carpe diem. La dominante presencia de la muerte invita a disfrutar, a disfrutar esa última noche, ese último momento. Tempus fugit, el tiempo se escapa. El último jinete aguarda.




Siguiendo la tradición literaria, el carpe diem siempre va asociado al “tempus fugit” y al “memento mori”, a un recordatorio del final, de la muerte. No olvidemos que sobre eso versa Prequelle. Pro Memoria es ese memento mori que empaña el fastuoso momento de Dance Macabre: “(…) no te olvides de tu amiga la muerte, no te olvides de que tú morirás” Una nueva balada, que no será la última en este trabajo, nos recibe con una cálida, grandiosa y siniestra sección de cuerda que desemboca en unos versos a capella del Cardenal apenas si adornados por un órgano de iglesia antes de dejar entrar al resto de la banda. La canción crece punteada de una grandilocuente melodía de piano, tocada por el aclamado Salem Al Fakir, hasta el clímax final con coros y campanas. Grande, épica.

Witch Image: El final está demasiado cerca. Típico tema “Ghost” de los que se echan de menos en este trabajo. Aquí el Cardenal Copia revela su verdadera identidad al aparecer cabalgando la montura de color bayo* (*la traducción dada en la Biblia al color bayo en inglés sería “pale white”).

Una melodía alegre con un pegadizo estribillo contrasta con el oscuro mensaje que nos transmite la letra: De la muerte nadie se libra. “Nunca me querrás ver aparecer, nunca querrás que esto se acabe (…)”

Destacable la deliciosa línea de bajo y el tradicional sonido de guitarra a lo Meliora de esta canción que marcan el paso de la canción hasta su cenit en forma de estribillo y solo. Solo de guitarra puramente Ghost: Simple, melódico, con guitarras dobladas con el bajo. Muy al estilo del ex – ghoul Martin Persner.




Helvetesfonster. La segunda instrumental del disco que hará de pasarela hacia el final de Prequelle es una pequeña joya progresiva que comienza con una tierna melodía de flauta sobre la cual se va construyendo la canción, poco a poco, añadiendo más instrumentos y líneas melódicas hasta el momento que esta evolución nos deja ante un vals que nos acompañará hasta la llegada de una brisa de viento acompañada por un arpegio que nos transportará, delicadamente hasta el final de la canción cuyas fúnebres campanas auguran el final de esta historia de amor y muerte.

Helvetesfonster cuya traducción literal del sueco seria “Ventana al infierno” hace referencia a un tipo de escote que se popularizó en la Edad Media a través del cual los hombres podían apenas atisbar los encantos femeninos siendo esta “curiosidad masculina” causa de pecado y de condenación eterna.

Terminamos la edición estándar de Prequelle con Life Eternal: una balada exquisita pero triste, muy triste. Una delicada despedida de este mundo de mano del Cardenal Copia. Su inicio a capella nos guiará hasta el inevitable final. Un final que llega antes de tiempo dejando una historia inacabada. “Este es el momento dejarlo partir” Uno de los mejores temas de la historia de Ghost, sin duda.


A modo de conclusión diré que, a pesar de no ser el disco que todos esperábamos de la banda sueca, Prequelle es un gran trabajo. Un gran trabajo que aparta a las huestes del Señor Forge del camino más metálico y que lo acerca aún más a la cara más melódica del rock duro. Uno de los mejores trabajos de lo que va de 2018.


No hay comentarios:

Publicar un comentario