ZEPPELIN ROCK: TASTE - Taste (1968): CRÍTICA Review

martes, 13 de octubre de 2020

TASTE - Taste (1968): CRÍTICA Review

 

por JLBM


En el año 1966, la ciudad de Cork (Irlanda) veía el la llegada de una de las bandas más míticas de la historia del blues rock. Ciertamente, Taste se formaba de inicio con el guitarrista y vocalista Rory Gallagher, con el bajista Eric Kitteringham y con el baterista Norman Damery. Poco a poco comienzan a ganar notoriedad en su Irlanda natal hasta que en 1968 la banda da el salto al Reino Unido, por donde comienzan a rodar con regularidad. 




Establecidos en los circuitos londinenses, Gallagher cambia la formación y recluta al bajista Richard McCracken y al baterista John Wilson. Acto seguido, Taste firma con Polydor y comienza una gira norteamericana teloneando a Blind Faith

En abril de 1969, el trío lanzaba su icónico álbum de debut, Taste, un trabajo fundamental a la hora de comprender la trayectoria y la música de un genio, Rory Gallagher, por supuesto. Un acertadísimo debut de tres jóvenes músicos que mostraba la evidencia de que su miembro más destacado pronto pasaría a formar parte de las ligas mayores. Taste es una grabación absolutamente cruda, un directo de estudio grabado apenas sobre cuatro pistas con una parca producción a cargo de Tony Colton que proporciona al disco una erizante sensación llena de emoción y pasión. Una grabación en la que se aprecia sin esfuerzo como disfrutan los tres miembros de Taste mientras la realizan. La desnudez de la grabación le otorga un carácter brutalmente honesto en el que por supuesto aún falta algo de precisión y un mayor pulido, características ambas completamente compensadas por esa sensación de música en directo que aflora en el disco al completo. 

Taste es una ecléctica mezcla de acústico, de eléctrico, de country, de blues y de rock, definitivamente blues en cualquiera de sus formatos, formatos en los que la experimentación queda al margen, tal vez pensando en próximos esfuerzos. Un formato que desde el inicio muestra las habilidades de Gallagher en todos los campos, excelentemente secundado por Richard McCracken y John Wilson, un combo rítmico que aguanta sin problemas las embestidas de la humeante guitarra de su líder. 





"Blister On The Moon" comienza a desgarrar las excelencias de un Rory Gallagher que aquí traslada a los Cream del "Disraeli Gears". Su amor por el country blues queda patente en el cover del "Leaving Blues" de Huddie Ledbetter, mientras que su adaptación de "Sugar Mama" se convertiría en la piedra filosofal de los directos de la banda, cruda y básica, llena de poderío. El acústico de "Hail" deja constancia de la perfecta sincronización entre la voz de Gallagher y las notas que salen desbordadas de su guitarra, algo que está al alcance de muy pocos. Asombrosa su sección instrumental. El rock de "Born On The Wrong Side Of Time" derrocha de nuevo la pasión que florece a lo largo de los nueve temas de Taste, igual que sucede en "Dual Carriageway Pain", esta vez con genial riff de inicio de regalo. "Same Old Story" pone de nuevo de manifiesto la compenetración entre Gallagher y su instrumento y "Catfish" recibe un fabuloso tratamiento de hard rock que eleva a otros niveles lo ya hecho por Muddy Waters. "Taste" finaliza con "I'm Moving On", un tema excelentemente cantado y lleno de swing, demostración de nuevo de las debilidades de Gallagher por el country blues, esta vez de la mano de +

Por supuesto hay notables diferencias entre el debut de Taste y el de Rory Gallagher en solitario, pero la crudeza, energía y pasión de este Taste hacen que se convierta en un imprescindible de su discografía. Tres jóvenes haciendo blues eléctrico sin ningún tipo de restricción ni sobre producción, algo realmente complicado de ver hoy en día. Rory Gallagher saltó al escenario de la mano de Taste, un escenario que aún no ha abandonado.

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