ZEPPELIN ROCK: GRITANDO EN SILENCIO - La Edad de Mierda (2015): CRÍTICA Review

sábado, 24 de octubre de 2020

GRITANDO EN SILENCIO - La Edad de Mierda (2015): CRÍTICA Review

 


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia



Soy de los que piensan que el rock vive sobre unas viejas botas que nunca dejan de caminar. Amigos, yo creo en el rock como forma cultural de expresar los sentimientos y los hechos de la calle. Yo creo en el rock como una eterna re-creación. En el rock que no acaba nunca, que crece, se expande, se divierte. Yo creo en el rock que habita en La edad de mierda, y creo que Gritando en Silencio fabricaron con este disco otro estupendo álbum. Un disco grande donde escuchamos ecos de Contratiempo (Alma de blues) y de Maldito (Sueños rotos), pero donde, por fin, el grupo nos regala su propia voz, su “esto es lo que somos”. Y tener voz propia hace grande a una banda: Platero, Extremo, M-Clan, Los barri… Palabras mayores.



¿Y de qué va La edad de mierda? De guitarras, de letras estupendas, de actitud, de protesta y, sobre todo, de mucha pasión por el oficio de músico. En el álbum predominan las canciones de conciencia social. La trata de blancas y la prostitución en Ganado, la rebelión, la llamada a no conformarse, en A las armas, en Más allá del horizonte (primer vídeo) y en Rock’n’roll Barrabás. También hay momentos para las historias personales, que tan bien desarrolla esta gente: Alma de blues, Estúpida belleza o Perdedores en la lluvia. Hay para todos los gustos. Con Va por vosotros se declaran agradecidos por el apoyo de los fans y reordenan su propia historia (“esto va por vosotros, los que estáis abajo”); prima de aquella iniciática Hijos de la madrugada: estupendo y sencillo riff. Y en medio de todo este jaleo, partiendo en una cara A y una cara B, una genial Cadenas: los malos tratos en una canción impecable. 





Se nota un gran trabajo en el garito y una cuidada producción, llena de arreglos y detalles. En primer plano siempre la voz de Marcos Molina, mejor que nunca, expresiva, sin alardes, pero llena de emotividad. Las guitarras del propio Marcos y Miguel A. Santos se armonizan muy bien, los solos se intercalan con arte y por todos lados hay cambios y guiños inspirados. La batería de Jorge Correa (grabadas en otro estudio) suena contundente, no excesiva, dando una base cojonuda a las canciones. El bajo de Alberto Curtido destaca en las canciones más rápidas (Rock’n’roll Barrabás, A las armas) y suena fenomenal en Entre tus piernas y Más allá del horizonte. 

En definitiva, un completo álbum de rock del siglo XXI, metido de lleno en la realidad que vivimos, bien producido por el propio grupo con la ayuda de Carlos Romero. El workart (obra de Lasombra) es chulo y el libreto trae créditos y letras. Me alegraré si estos tipos que esconden piedras y plumas a partes iguales tras sus estribillos y sus ruidosos silencios son capaces de provocar un tsunami musical, un revuelo que arrastre a sus conciertos cada vez a más gente. Se lo merecen.

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