ZEPPELIN ROCK: Reseña del disco de WASP "The Headless Children" (1989)

sábado, 31 de octubre de 2020

Reseña del disco de WASP "The Headless Children" (1989)


del blog Rockologia



Viajemos a finales de los ochenta. Blackie Lawless, cantante, compositor principal y guitarrista de W.A.S.P., harto de la censura comercial, de las presiones discográficas, de las críticas burlonas hacia su música y su espectáculo, se propuso dar un cambio para el cuarto trabajo del grupo. The headless children representó un esfuerzo por su parte de entregar un álbum serio, que tocase la fibra social, lleno de buenas composiciones y arreglos, sin perder la esencia de los discos anteriores, pero dando un paso adelante en la composición. Las letras tratan temas de actualidad: se cuela el presidente yanqui Ronald Reagan, la bomba atómica, la depresión, la soledad, la adicción o la muerte.



Comenzar un trabajo con la ambición de The heretic (the lost child) y sus siete minutos de caña, cambios, arreglos y armonías lo pone claro. Desde la intro, con un excelente arreglo del teclista Ken Hensley hasta el final está diciendo: somos un gran grupo y esto os lo coméis. El tema título, The headless children, comienza también con el teclado de Hensley, se suman las guitarras llenas de textura, buen estribillo y puente y un trabajo de instrumental muy bueno.

Los tres singles, sin embargo, fueron las canciones más directas. El primero, The real me, una estupenda cover de The Who, con una interpretación muy lograda, metida de lleno en el Universo Blackie y con un aporte extra por parte del bajista Johnny Rod y el batería Frankie Banali; en la preparación del disco también grabaron una de Jethro Tull (Locomotive breath), y es que W.A.S.P. cuidaban mucho las versiones. El siguiente, la roquera Mean Man, sobre la vida libertina del guitarrista Chris Holmes, lleva un riff estupendo, rápido, y un adictivo estribillo. La última canción en editarse como sencillo, la gran balada de WASP, Forever free, trata sobre la muerte y la libertad del espíritu, comienza con un arpegio sencillo, sigue sobre una melodía suave y se va enredando capa a capa hasta el grande finale.




Thunderhead tiene un fraseado melódico muy bueno, un estribillo grueso, un riff Iommi y casi siete minutos de heavy de época; Blackie hace una de sus mejores interpretaciones, con rabia, con intensidad, pero sin perder la melodía. De igual agresividad y contundencia, The neutron bomber, una joyita.  Cierra el álbum Rebel in the F.D.G., en la que, de nuevo, Blackie se entrega reivindicándose como el tocapelotas que era.

Un álbum genial que, sin embargo, marcó un punto final a una época en la banda. Poco después Lawless se desprendió de Holmes y Rod y se lanzó a un álbum conceptual. Pero esa historia será otro día. Hoy toca disfrutar de The headless children.

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