ZEPPELIN ROCK: Crítica de la película "The Guest" (Adam Wingard, 2014)

domingo, 31 de mayo de 2015

Crítica de la película "The Guest" (Adam Wingard, 2014)


por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC


Simpática cinta de acción, bien dirigida, que saquea de forma brillante, cabría decir, algunas películas para terminar facturando un producto que, con sus defectos, es muy resultón.

La trama parece una mezcla de “Soldado universal”, “El caso Bourne” y, sobre todo, “El resplandor”, cinta a la que se rapiña de manera explícita, curiosa y divertida.





Los grandes aciertos radican en una competente dirección, que hace virtud de los pocos medios a disposición, un muy buen uso del encuadre y la habilidad para crear atmósferas. Su buen uso de los encuadres, su magnífico juego con las miradas, la luz y, sobre todo, la música logran atmósferas perturbadoras, sugerentes y tensas, siempre en relación con el ambivalente protagonista, encarnado por Dan Stevens, haciendo de “The guest” una película que remite al cine de los 80 sin complejos.

David (Dan Stevens) llega a la casa los Peterson, que acaban de perder a su hijo en la guerra. Él fue compañero suyo y pretende consolarlos, haciéndose íntimo de todos los miembros de la familia, pero David no es lo que parece y hará lo que sea por ocultarlo.




David, el personaje protagonista, es absolutamente encantador, pero desde la dirección se muestra con acierto que padece algún tipo de perturbación. Su comportamiento es sincero con la familia, de eso no cabe duda, pero, en cambio, no lo es todo lo que cuenta. Así se significará como un elemento integrador de esa familia con problemas, dando a cada uno lo que necesita. Un Mefistófeles vengador y justiciero de modales exquisitos. Resolverá problemas laborales, causa de las discusiones del matrimonio; dará confianza y seguridad al hijo pequeño para que se defienda por sí sólo, además de afianzarse como su único amigo; hará sentirse valorada a la hija mayor, la que más desconfía de él… Es decir, una familia con síntomas de desintegración que vuelve a fusionarse en la figura de ese desconocido.




Ese elemento extraño se tornará en perturbador, hará explosionar la unidad familiar para proteger su único objetivo, ocultar su identidad. Es ahí cuando descubrimos los paralelismos con “Soldado universal” (Roland Emmerich, 1992) o “El caso Bourne” (Doug Liman, 2002), un agente perseguido por el gobierno y programado por el mismo, un arma incontrolable. Un portentoso agente/soldado que busca ocultarse tras haberse escapado del control gubernamental.

El caso es que siendo una cinta de acción no se lanza a la pirotecnia desenfrenada, hay alguna pelea y algún tiroteo, pero sobre todo en la parte final, en el clímax, centrándose la narración en la paulatina seducción de ese extraño a la familia, sus relaciones y evoluciones, intrigando y manteniendo con acierto el interés.



Y es que el verdadero referente de la película, el que saquea a conciencia, es “El resplandor” (Stanley Kubrick, 1980). De ahí recoge el elemento perturbador que acaba desmembrando una familia, tendremos un supuesto salvador negro, tendremos un laberinto y el juego con las huellas… Me fascinó ese uso desprejuiciado del universo de “El resplandor”, al que se utiliza sin rubor, lo que hace de la referencialidad un placer muy divertido.




“The guest” no es una obra maestra, es una cinta superficial, simple, sobre todo en su adelgazada trama, sus sorpresas en la historia son relativas y tiene los defectos clásicos en muchas de las películas de este tipo. Lagunas en la trama, trucos tontos de guión para dar impulso a la historia, por ejemplo el forzado descubrimiento de la hija a David, una historia sin sustancia y a la que le faltaría llevar un poco más allá las cosas, aunque deja momentos muy buenos, pero que es casi anecdótica.

Las interpretaciones son correctas, tanto de los adultos como de los adolescentes Maika Monroe y Brendan Meyer.

Con todo, me parece un thriller que merece la pena para esos momentos de evasión, sin exigencias, donde se busca ver algo apañado, entretenido y que no dé vergüenza ajena.

©Jorge García

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