ZEPPELIN ROCK: Crítica de la película Philomena (2013), de Stephen Frears

sábado, 8 de marzo de 2014

Crítica de la película Philomena (2013), de Stephen Frears



por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC




El gran Stephen Frears vuelve a la primera línea de la actualidad junto a otra gran dama de la comedia, Judi Dench. Desde “The Queen” (2006), con Helen Mirren, el magnífico cineasta no había llamado la atención, pero ha vuelto con un título que ha merecido la nominación al Oscar a mejor película, algo que a pesar de todo resulta exagerado.


Philomena trata la historia real de Philomena Lee, basándose en el artículo escrito por Martin Sixsmith, “El hijo perdido de Philomena Lee”. Ellos son los dos protagonistas de la historia, su relación es la columna vertebral de la cinta.

La película es correcta y convencional, cuenta una historia dura de forma ágil y amena, pero carece de cualquier tipo de elemento especialmente destacable más allá de las interpretaciones, especialmente la de Judi Dench. No significa esto que la cinta carezca de interés o no tenga detalles de talento, repasaré algunos, sino que es un título más, sin pasiones ni desprecios.




Philomena Lee se vio obligada a renunciar a su hijo 50 años atrás. Ahora con la ayuda de un periodista emprende la búsqueda para saber que ha sido de su vida.

Lo mejor de la última obra de Frears lo tenemos en el inicio, donde el director fragmenta la narración para dibujar con precisión a sus personajes y exponer la historia. Un buen recurso que da gran ritmo. Una de las grandes virtudes del trabajo de Frears es el tono equilibrado que logra, una película muy medida, compensada, donde los elementos de comedia rebajan el sentimentalismo en el que podía caer una historia como esta.

El recurso de usar reflejos, espejos o cristales está muy bien usado por Frears, una forma metafórica de marcar cambios y revelar secretos y claves en la historia y los personajes. El primer encuentro entre Martin y Philomena es un ejemplo, o cuando se llevan al hijo de nuestra protagonista. El uso de la iconografía cristiana también aparece de forma simbólica de manera acertada (esa manzana en la feria que cambiará la vida de Philomena).




Otro aspecto destacable lo tenemos en el uso de las fotografías y los vídeos, un elemento que Frears usa con verdadero talento. Fotos reveladoras, fotos decisivas, vídeos esenciales. De hecho, el uso del vídeo es muy interesante, ya que aunque pueda actuar como flashback en realidad será un flashforward.

Las diferencias entre los dos personajes, muy bien marcadas desde el mismo inicio también por Frears, es la clave de la película, la esencia dramática que impulsa a esos personajes y su evolución. Una bella historia de amistad.

El estilo es sobrio y aunque Frears no renuncia a cierto maniqueísmo en su pleno convencionalismo resulta más o menos eficaz. Con todo, hay ciertos subrayados que son redundantes y no aportan nada.

Steve Coogan hace lo que puede para aguantar el tipo a ese gigante que es Judi Dench, está muy competente en su incomodidad, un hombre borde, arrogante, pero cortés en líneas generales. Ella es un encanto, piadosa, agradecida, amable, educada, la vamos descubriendo además durante la narración como una mujer inteligente, lúcida y deductiva.




Tanto Dench como Frears logran transmitir un vínculo madre/hijo especial, casi místico, a través de esas miradas y el uso de los recuerdos y el vídeo, un vídeo que es un sucedáneo acelerado del crecimiento y la vida de su hijo. La escena donde Dench mirar en un plano sostenido el vídeo de su hijo es sublime, lo mejor de la cinta. Deléitense con las miradas que Judi Dench tiene en esta película, asombrosas, conmovedoras. Algo excepcional.

Correcta, equilibrada, convencional, sin nada especialmente llamativo salvo las interpretaciones y algún detalle de talento de su director. Entretenida y amena. Una cinta más, aceptable, que no es poco.

©Jorge García

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