Despedida
A mis amigas de Twitter
MUCHO se habló de lo que harían después de esa copiosa cena regada con abundantes vinos de la tierra que celebraron para despedir de su soltería al amigo de toda la vida. La noche fue avanzando entre cubalibres, cigarros, recuerdos y muchas risas, y, por supuesto, la conversación de lo que harían en unas horas. Eso que “harían” atormentaba, aunque lo disimulaba, al despedido, porque nunca había visitado uno de aquellos clubes de carretera donde, a la postre (de hecho, unas horas más tarde tan solo), encontraría al amor de su vida.
©Ángel Carrasco Sotos
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Hola, Ángel.
ResponderEliminarEs que hay cosas que es mejor no probar por si las moscas.
Jó, ¡qué bueno! y no me meto más en valorar esas fiestecitas de hombres porque me parecen un horror.
Oye, ¡qué monas las zapatillas que tienes aquí a la izquierda!, ¿tienes el 39-40 en color camel?
Un beso muy grande y si no nos "vemos" antes es porque me habré ausentado del calor madrileño y estaré disfrutando de mis vacaciones.
PD: Ah!, a Z la dejo en la protectora de animales porque no hago carrera de ella.
Dios me libre de probar esas mieles, jaja. Las que hacen las mujeres también tienen un peligro nada desdeñable, Tow.
EliminarYo ya salí unos días y la cosa sienta más que bien. Vuelve uno renovado, nuevo (y tostado, jaja).
¡Cómo! Tanto con la custodia y ahora me vienes con esas?? jajaja, ¡qué bestia! Me temo lo peor con su futuro, con su futuro profesional me refiero. ¿Qué oficio terminará ejerciendo esta Z? Y creo que lo de la protectora no va a ejercer ninguna buena influencia en ella. Piénsatelo y sé buena (quizá a la sombra de una sombrilla esté más calmada). Bsss(etes).