Este soneto fue publicado por la Biblioteca de Autores Españoles (B.A.E.) atribuyéndolo a Quevedo, con el título de "Excelencias mal conocidas de la mujer propia"). El tema tratado no deja de ser un tópico en los Siglos de Oro, pues se trata en varios y diversos poemas: me refiero al del hombre casado que busca mujer ajena siendo que en casa tiene lo mejor del mundo. El aburrimiento o tedio provocado por la relación del hombre con la misma mujer le hacen huir del nido en busca de compaña nueva. A veces esto solo tiene una explicación instintiva o animal, que no lo sé, pero sucede con harta frecuencia: buscar uno fuera lo que tiene en casa. El texto que os ofrezco lo tomo del libro Poesía erótica del Siglo de Oro (1975), de Pierre Alzieu y otros.
-El que tiene mujer moza y hermosa
¿qué busca en casa y con mujer ajena?
¿La suya es menos blanca y más morena,
o floja, fría, flaca?-No hay tal cosa.
-¿Es desgraciada?- No, sino amorosa.
-¿Es mala?- No por cierto, sino buena.
Es una Venus, es una Sirena,
un blanco lirio, una purpúrea rosa.
-Pues ¿qué busca? ¿A dó va? ¿De dónde viene?
¿Mejor que la que tiene piensa hallarla?
Ha de ser su buscar en infinito.
-No busca esta mujer, que ya la tiene.
Busca el trabajo dulce de buscarla,
que es lo que enciende al hombre el apetito.
ÁCS
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