ZEPPELIN ROCK: YNGWIE MALMSTEEN - Eclipse (1990): CRÍTICA Review

viernes, 17 de febrero de 2023

YNGWIE MALMSTEEN - Eclipse (1990): CRÍTICA Review

 


by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)



Lars Johan Yngve Lannerbäck es un músico tan genial por su maestría en el dominio de la guitarra como insoportable en lo personal, al menos a tenor de lo que la inmensa mayoría de los que le han tratado cuentan de él. Y así es como, tras grabar el exitoso Odyssey con el mítico Joe Lynn Turner y la consiguiente gira que también fue documentada en formato vinilo, el vocalista abandonó a la arrogante estrella sueca harto de su ego desmesurado. Ni corto ni perezoso, Yngwie se deshizo también de los hermanos Jens y Anders Johansson con quienes llevaba trabajando desde los inicios de su carrera en solitario y reclutó para este Eclipse un nuevo line up que también le acompañaría en su fantástica continuación, Fire & Ice. Mats Olausson, incluso, aguantaría junto al guitarrista unos cuantos años. Pero no me quiero desviar.


Así pues, Malmsteen –que ya se había establecido en Florida– se metió en los Criteria recording studios con Tom Fletcher como ingeniero para grabar y producir el disco de estudio que debía suceder al mayor éxito de su carrera. Yngwie se ocupó de las guitarras, los pedales de bajo, los sintetizadores y los coros, reclutando al fabuloso Goran Edman como vocalista, a Svante Henryson al bajo, contrabajo y coros, al mencionado Olausson a los teclados y coros y a Michael Von Knorring a la batería. 

Con portada diseñada por Tout Sullivan Thomas y fotografiada por Michael Johansson en la que –de nuevo– el guitarrista era protagonista absoluto, el track list fue: 

A 
Making love 
Bedroom eyes 
Save our love 
Motherless child 
Devil in disguise 

B 
Judas 
What do you want 
Demon driver 
Faultline 
See you in hell (don’t be late) 
Eclipse 


La verdad es que había ganas de escuchar al vocalista que había sucedido a Turner en la banda y en la era preinternet no había otra manera de hacerlo que comprarse el álbum o esperar a que alguna emisora radiase el single, así que –en mi caso– descubrí agradablemente con la escucha de Making love que Goran Edman había sido un buen fichaje, algo que en el superior Fire & ice que editaron dos años después quedaría más claro. El tema, que se lanzó como primer single y del que se rodó un vídeoclip, era un hard pop-rock pegadizo en el que destacaban coros, teclados y la guitarra de Yngwie. Un poco más crudo, con cierto tono bluesero, es Bedroom eyes que nos lleva por territorios habituales en la carrera del guitarrista. Save our love es una balada en la que Malmsteen se luce como sólo sabe hacer él cuando está inspirado, aunque se adviertan reminiscencias a sonidos ya escuchados en Trilogy. Con Motherless child encontramos el primer tema rápido del disco, aunque con los típicos arreglos de teclado marca de la casa y la voz limpia de Edman, con un solo a la altura de su energía. Y la cara finaliza con una épica Devil in disguise, de sonido pesado y grueso, que con más de seis minutos es el tema más largo del elepé. 


La segunda cara nos trae en primer lugar a Judas, otro tema con el sonido habitual de la casa que en su inicio también trae recuerdos a lo escuchado en Trilogy, lo que como mínimo es garantía de calidad. What do you want es otro estupendo exponente de lo que Malmsteen nos ofrecía por esa época aunque manifestaba una vez más que su paleta sónica tenía una lista finita de colores y estaba comenzando a repetir ciertas combinaciones. Demon driver es otro tema rapidito que tiene un inicio blackmoriano y en el que el estilo neoclásico del sueco se nos muestra en todo su esplendor. No está nada mal aunque en mi opinión es el que peor encajadas tiene las melodías vocales de Edman. Faultline es otro medio tiempo con un largo solo que suena repetitivo y algunos arreglos que parecen sacados de su época con Alcatrazz. Definitivamente no es mi preferido del disco. La cosa se arregla un poco con See you in hell (don’t be late), otra de esas composiciones rapiditas y enérgicas en las que se nos obsequia con una de esas acostumbradas luchas de solos de guitarra contra teclados. Y el punto final llega con Eclipse, una de esas instrumentales con varios cambios de ritmo en las que Malmsteen se erige como máximo protagonista, ejecutada con indudable maestría aunque sin nada que la convierta en especial, que es lo mismo que puede decirse en general del álbum entero. 


Resumiendo, un digno sucesor a Odyssey –era difícil si no imposible superar el listón– pero un disco con un nivel notable. 

En fin, que hoy os he querido hablar del que fue el último vinilo que compré de Malmsteen. Comenzaban los 90 y, como muchos, me pasé al formato cedé en mis compras de música habituales por lo que ese fue el formato en el que cayeron sus cinco siguientes obras hasta que –hastiado por unas composiciones demasiado repetitivas– dejé de seguir su trabajo. Pero eso no es óbice para que le reivindique como una figura indispensable del hard rock de finales del siglo XX. 

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

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