ZEPPELIN ROCK: Pintando en la casa de Carlos Saura en 1983: mi experiencia con el director de cine... y algo más

miércoles, 22 de febrero de 2023

Pintando en la casa de Carlos Saura en 1983: mi experiencia con el director de cine... y algo más

 


 Por Emilio y Fabián Castillo Molina


El pasado día 10 de febrero dejaba esta vida Carlos Saura a los 91 años de edad. Moría en su propio domicilio por una insuficiencia respiratoria. Todos perdíamos a un hombre considerado un genio por su vida y obra. Su gran legado en varios apartados es indiscutible y solo con repasar los títulos de sus obras en cine, teatro, ópera, escritura y fotografía es suficiente para darnos cuenta. Pero además de lo señalado, en el aspecto personal y privado también deja un camino abierto sobre las relaciones personales que van en paralelo a su trabajo. Cuatro mujeres con las que compartió parte de su vida y de las que nacieron seis hijos y una hija; uno de ellos, Shane, con apellidos tan reconocidos y célebres como Saura y Chaplin.

         

Pero las líneas que siguen se han iniciado para poder contar algo relacionado con nuestro hombre que no es frecuente, su vida habitual y detalles de su trabajo en su casa y también, llamémoslo taller, de la C/ Atocha 43, donde por las razones siguientes vino a estar trabajando Emilio (mi hermano), durante mes y medio, allá por el verano del 83. Recurriendo a su memoria y apuntes en un cuaderno nos cuenta lo siguiente:

Me encontraba pintando en la calle Atocha 43 y le vi asomándose por la ventana de enfrente, desde el piso de una planta inferior, en el mismo bloque, en el patio interior. Me resultaba conocida su cara, pero no sabía distinguir bien quién era. Hasta que un día poco después, me llaman para pedirme presupuesto de pintar un piso en la calle Atocha,43, o sea de la misma escalera, pero en el tercero derecha. Tomó nota de la llamada a casa una de mis hijas y todavía podemos ver el nombre “Sr. Saura, C/ Atocha 43-3º-Dcha. Madrid, y su número de teléfono.

Cuando me presenté, al abrir la puerta me abrió una chica de unos 25/30 años, muy guapa.  Yo pensé que era la asistenta, pero después salió una mujer de unos 45/50, años y esta sí era quien pensé antes. Después supe que la primera se llamaba Mercedes Pérez y era la tercera mujer de Saura, ella me iba indicando lo que querían pintar.    

Según iba mirando las habitaciones, fui viendo fotos de películas y entonces me di cuenta de dónde estaba. Al final, la chica me dijo que se trataba de Carlos Saura, y también recuerdo ver alguna foto de él y de Geraldine Chaplin y algún niño.


La relación  entre nuestro protagonista y Geraldine dio lugar a la realización de siete películas juntos,[1] además del nacimiento de un hijo fruto de la unión de ambos; de modo que el apellido de uno de los mayores genios de la historia del cine, Chaplin, pasó a ser el segundo apellido después de Saura, que lleva Shane.

Aparte de esto, Charles Chaplin pasó a ser abuelo del hijo de Carlos Saura, además de amigo de este, no sé si tan amigo como lo fue Luis Buñuel, otro genio aragonés, al que Saura en señal de amistad  incorporó como actor  en un breve papel en su film Llanto por un bandido (1963). Pero sin duda esa es otra historia; seguimos con la experiencia de Emilio.


La verdad es  que cuando salí de allí creí estar viviendo un sueño, salí impresionado, porque ya había visto varias películas dirigidas por él. [2]

Recuerdo que era un piso antiguo, de techos muy altos y paredes blancas. Un pasillo de cuarenta metros de largo total en forma de ele, medidos para el presupuesto. Habitaciones muy grandes, y en una de ellas, en la pared de enfrente, según entramos, tenía puesto un cuadro muy llamativo de unos dos metros de alto por uno y medio de ancho, con tonos oscuros, firmado por Antonio Saura, su hermano[3]. Esta habitación era el lugar de trabajo de Carlos, en una gran mesa de unos tres metros de largo por uno veinte de ancho, aproximadamente. Tenía bastantes bocetos divididos en cuadros, representando escenas, pues debajo indicaba: escena 4. Toma primera. Así en cada cuadro con dibujos de los personajes que intervendrían en el rodaje. Había además en esta habitación una estantería de unos cinco metros de largo por dos metros de alto, donde tenía archivadas cientos de películas de VHS, entonces todavía no existía el DVD. Dicha estantería estaba hecha por él mismo, según me contaba, era muy sencilla de tipo bricolaje casero.

En la cocina, en una pared tenía instalada una mesa, compuesta por un tablero con dos bisagras y en el otro extremo dos cuerdas atadas al techo, y cuando quería bajarla desenganchaba las cuerdas y ganaba ese espacio; pero lo que recuerdo es ver una agenda sobre la mesa donde estaba muy a la vista el nombre de Elías Querejeta[4]  y su número de teléfono.

Estos son detalles de tipo profesional que recuerdo. En el aspecto personal, no se me olvida verlo entrar con una camisa blanca suelta, vaqueros azules y sombrero de paja, pero no de lujo, sino de los de los del campo.

Luego su comportamiento personal fue el de  un hombre sencillo sin alardes de artista. Un día al llegar, porque era verano y ellos estaban en un chalet en Torrelodones, yo estaba trabajando solo y tenía el radio casete puesto, escuchando Scheherezade, de Nikolái Rimski-Kórsakov y me preguntó, después de darme los buenos días:

—¿Te gusta la música clásica, Emilio

—Pues sí, -le respondí. La clásica y el flamenco[5] es mi música preferida.

—Me parece muy bien, contestó amablemente.

Otro día que yo no había descansado por la noche y me dolía mucho la cabeza, me tumbé en un colchón que tenía en el suelo junto a otros y cuando entró me sorprendió durmiendo. Le comenté lo que me ocurría y me dijo:

—Tu tranquilo, descansa.

Recuerdo que en la puerta de una habitación estaba escrito el nombre de un hijo que tuvo con Geraldine Chaplin, eso es lo que pienso, puesto que este apellido, Chaplin, es el que ponía;  aunque el nombre no lo supe hasta mucho después, ahora sabemos que era Shane.

Otro detalle que no se me puede olvidar es que en esos días encontré un ayudante de 16 años y lo llevé a trabajar a este piso, se llamaba Juan Manuel y un día, a media tarde, me tuve que ir a dar un presupuesto, y el chico se quedó solo hasta la hora de salir. Al día siguiente, cuando llegó Saura me dijo:

Emilio,  cuando utilicéis el váter tirar de la cadena, no dejéis la mierda.

Le contesté la verdad:

—Esto fue el chaval que se quedó solo ayer a última hora y se le olvidó.

Llamé al chico para que viera lo que había dejado y pidió disculpas, porque se le había olvidado descargar la cisterna.

Un detalle final entrañable que no olvido que viví en el piso de Saura  es que un día me acompañó Mari Tere, mi hija, cuando tenía ocho años. Ella misma me lo recordó estos días pasados al enterarse de su muerte. Resulta que se quedó sola en el piso porque tuve que salir a comprar aguarrás a la droguería y me recuerda que pasó mucho miedo, en un piso tan grande y los ruidos extraños que se oían.

Lo que sí puedo decir por mi experiencia es que la relación con este gran artista y gran persona y  el trato conmigo fue siempre cordial y de total sencillez hasta el final.

 

Para finalizar, dejamos a continuación un resumen en números de:

 

La obra de Carlos Saura

 

Cortometrajes 5. El primero Flamenco, en 1955

Mediometrajes 2.

Largometrajes de ficción 33

Documentales 10

Óperas dirigidas por él 5

Obras teatrales dirigidas 4

Novelas publicadas 4

Guiones de películas editados en libro 5

Libros publicados sobre fotografía 6

Exposiciones puntuales e itinerantes 4


Premios y distinciones

 

En noviembre de 1992.  Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.

En agosto de 1993 se le impone la Orden de Artes y Letras de Francia y el estado italiano le condecora como Gran Oficial de la Orden al Mérito de la República Italiana.

En 1994 se le conceden los galardones más importantes del Estado español  y es investido doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza.

En 2023 en la gala de los Goya se le concede el Goya de honor a título póstumo a toda una carrera cinematográfica. No pudo recogerlo pero fue conocedor de este último reconocimiento.

Sobre Carlos Saura y su obra hay tanto publicado que basta escribir su nombre en cualquier buscador como Google y se abren caminos y veredas por donde transitar y aprender, al tiempo que continúa aumentado la admiración por los excelentes trabajos que ha dejado y que están a disposición de todos los públicos de buena parte del planeta. Por tanto, aquí solo queríamos acercar el detalle de algo más intimo, su casa en Madrid en los meses de julio y agosto de 1983, durante el tiempo que Emilio tuvo la suerte de conocer a este genio, trabajar para dejar su casa como recién pintada y comprobar el buen trato, sencillez y normalidad que demostró en todo momento.

 

Nota: Los textos que aparecen en cursiva corresponden a las experiencias y memorias profesionales vividas por Emilio. El resto, incluidas las notas a pie de página son de Fabián. 



[1]La convivencia y relación sentimental, además de profesional de Carlos Saura y Geraldine Chaplin, produjo títulos señalados en la filmografía de ambos, tales como “Peppermint frappe” (1967), “Stress es tres, tres” (1968), “La madriguera” (1969), “Ana y los lobos” (1973), “Cría cuervos” (1975), Elisa vida mía (1977), “Mamá cumple cien años” (1979), 

[2] Sin duda, Emilio recordaba haber visto  (aunque no las cita), desde las primeras de sus películas más conocidas como “Los golfos” (1959), “Llanto por un bandido” (1963), La caza (1965), y además en 1983, este director ya era muy famoso por toda la saga de estrenos de éxito realzados con Geraldine durante la década de los 70, y, “Deprisa, deprisa” (1980)  más  “Bodas de Sangre” (1981), esta basada en la obra de García Lorca; todos eran trabajos muy recientes premiados y con una gran acogida de público.

 [3]El museo de arte abstracto español de Cuenca, se había inaugurado por iniciativa del artista Fernando Zóbel en 1960, y desde siempre contó con obras de Antonio Saura. Por otra parte uno de los primeros mediometrajes documentales de Carlos, su hermano, se había titulado “Cuenca” (1958). Además Carlos también fue nombrado hijo predilecto de la ciudad.

[4] Sobre la etapa de colaboración entre Elías Querejeta y Carlos Saura, destacamos los títulos que nos dejaron y supusieron un avance en el nuevo cine español, a partir de “La caza” citada anteriormente, así como todos las mencionadas teniendo como protagonista a su compañera Geraldine Chaplin: Para conocer mejor este periodo recomendamos ver este programa de Imprescindibles sobre Elías Querejeta: https://www.rtve.es/play/videos/imprescindibles/imprescindibles-24-horas-elias-querejeta/1864447/

[5]Sin duda el citar Emilio el Flamenco como una de sus músicas favoritas debió gustarle a Saura ya que su primer trabajo en cine precisamente se titula “Flamenco”, además posteriormente, el largometraje “Flamenco” (1995), fue un gran éxito y todavía quince años después, en 2010, volvió de nuevo a realizar otro nuevo largometraje con el título “Flamenco Flamenco”, precisamente el mismo año que este arte fue incluido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad: https://www.juntadeandalucia.es/organismos/turismoculturaydeporte/areas/cultura/flamenco/patrimonio-cultural-inmaterial.html

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