Las películas cortas más interesantes, por José Manuel Albelda

por José Manuel Albelda (@jmalbelda)

con el blog La vuelta al cine en diez películas

Los anaqueles me espantan. Al igual que las etiquetas, los compartimentos, las lindes y los géneros. Si por mi fuera, los géneros cinematográficos quedarían abolidos de una vez por todas, por obsoletos, por inútiles, de la misma manera que los cilindros de cera y los discos de pizarra quedaron musicalmente desterrados tras la irrupción del vinilo. Dicho esto, yo clasificaría las películas por orden alfabético.



Esa sería mi única regla discriminatoria. Por la misma razón, que una película dure 10, 45, 80 o 240 minutos me resulta indiferente: así, tener que encasillar una determinada obra fílmica como cortometraje, mediometraje o largometraje resulta para mí agresivo, asfixiante. Un film irradia luz al margen de su extensión. No se me ocurre una película más eterna, en el mejor sentido de la palabra, que ese milagro de Chris Marker denominado La Jetée. Desde que la vi por primera vez, nunca se me ha ocurrido abrir su mecanismo y plantearme si son muchos o pocos los minutos que resplandece. Lo mismo diría de El balón rojo, de Polygon o de El violín y la apisonadora. Existen, y punto.


Diez películas cortas que me fascinan:

“Polygon”, de Anatoli Petrov.
“La Jetée”, de Chris Marker.
“La cabina”, de Antonio Mercero.
“El tren de la bruja”, de Koldo Serra.
“I’m here”, de Spike Jonze.
“El globo rojo”, de Albert Lamorisse.
“Mirindas asesinas”, de Alex de la Iglesia,
“El hotel eléctrico”, de Segundo de Chomón.
“15 días”, de Rodrigo Cortés.
“El violín y la apisonadora”, de Andrei Tarkovski.

©José Manuel Albelda

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