ZEPPELIN ROCK: PIEL DE SERPIENTE - Todo o nada (2016): CRÍTICA Review

sábado, 1 de mayo de 2021

PIEL DE SERPIENTE - Todo o nada (2016): CRÍTICA Review

 


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia

Todo o nada ocupará una hora de tu tiempo, una hora de rock duro de pelotas hecho con amor por el género, inspiración y una encomiable labor técnica en la ejecución: los cinco músicos están perfectos. Y las letras no son un mero adorno: pensadas, construidas encajando en los cambios de tempo y melodía con (me atrevo) elegancia y todas traen su mensaje (serio o divertido).



En Piel de Serpiente canta Lutfi Salah, meten las guitarras Fernando Rudilla “Fher” y Javi Pimentel y de la espectacular base rítmica se encargan Fran Santacatalina (batería) y Pedro Risco (bajo). Completa labor en los coros. Grabaron en los estudios de Facundo Novo, con su ayuda técnica.

Hay mucha inspiración a lo largo del disco. Lobo blanco, lobo negro presenta la eterna lucha entre el bien y el mal, se impondrá el lobo de luz o el de oscuridad: “el que alimentes más ese será”. Guitarras armonizadas a lo Thin Lizzy y un pasaje central muy bueno. La entrada de bajo de Hijos del rock anticipa el aroma a Barón Rojo de este medio tiempo con estribillo ideal para los directos “unidos por una pasión porque tú y yo somos hijos del rock”. El bajo y la batería de Rompe el hechizo apabullan. La verdad es que Fran a la batería y Pedro con el bajo están a gran nivel todo el álbum. Esta canción, de mis favoritas, atruena (esos Maiden). Cambios de ritmo, arreglos vigorosos, letra con cuento, puente y estribillo melódicos, un gran solo, en fin, un tema redondo. Atrévete, uno de los temas más largos, con recorrido progresivo, una de esas canciones que debes escuchar atentamente para sacarle todo su jugo, un delicioso caramelo de piedra.

La diversión no falta. Como no podía ser de otra manera, en El chaleco de Bon Scott se cuelan los AC/DC setenteros para narrar la mágica conversión de un pardillo en un dios del sexo con la mágica prenda. Encuentra los guiños a las canciones de los Australianos. La vida del vividor con sorpresa final se cuela en El Edén, briosa pero quizá menos impactante que las anteriores, un poco más manida. Por contra, la historia de amor tras el concierto de Pero ella habló se te pega; cada vez que la chica habla “Cervantes vuelve a morir”.

También hay hueco para el aroma heavy. Va a machacarte el riff y la base metálica de Ecos de la tormenta, con sueño de optimismo en la letra (“nace la fe en cada amanecer”) y el bestial estribillo. En la misma línea sonora, Nido de serpientes se muestra crítica con quienes nos obligan a enfrentarnos y juegan con nuestra libertad (“ocultareis la verdad repitiendo las mismas mentiras”).El riff de Todo o nada rasca las orejas, tema con un logrado y largo  puente-estribillo. Reflejos de otra realidad mete los pies en el heavy machacón con esa batería, las guitarras gruesas y los cambios de ritmo.

Trece temas para recorrer los escenarios de Norte a Sur desde su Valencia natal. Si Bon Scott levantase la cabeza seguro que les birlaba unas cervezas junto al escenario puño en alto.

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