ZEPPELIN ROCK: LOS MEJORES WESTERNS DE LOS AÑOS 60: El mejor cine del Oeste de la década

domingo, 17 de mayo de 2020

LOS MEJORES WESTERNS DE LOS AÑOS 60: El mejor cine del Oeste de la década


por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC



En los 60 el Western seguía teniendo una poderosa presencia, pero la visión y los intereses sobre el mismo van cambiando de una manera señalada. Son los 60, década de transición desde el clásico, con nuevos movimientos que se contraponían al estilo dominante, lo que se aprecia con gran claridad en este género, donde convivían títulos clásicos con los crepusculares y los spaghettis. Una década donde el Western clásico ya andaba en declive, donde es fácil apreciar la diferencia de calidad general y donde, sobre todo a partir de la mitad de la década, los títulos más destacados son crepusculares o spaghettis. Y es que “El Hombre que Mató a Liberty Valance” marca con sublime distinción el cambio en una obra que lo abarca todo, incluido dicho cambio.


Dos hombres y un destino.

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Los mejores westerns de los años 60
(Las mejores películas del oeste de esta década)


ATAQUE AL CARRO BLINDADO (1967), de Burt Kennedy.

 Entretenido Western, que sin ser nada del otro mundo da para pasar un agradable rato.


CIMARRÓN (1960), de Anthony Mann. 

Un Western de Mann… con eso ya debería estar todo dicho. Sí, es un remake y no es de las grandes del autor en el género, pero eso da igual, es una estupenda película.


COMETIERON DOS ERRORES (1968), de Ted Post. 

Dista mucho de los grandes Westerns de Eastwood, especialmente de los realizados con Leone, a los que este pretende seguir los pasos. Sin ser mala, parece no saber a qué carta jugar, si ir por la senda del spaghetti o la más tradicional… Cumple.


DJANGO (1966), de Sergio Corbucci. 

Un pequeño clásico del spaghetti Western, buena opción para conocer más del género, más allá de la trilogía de Leone.


DOS CABALGAN JUNTOS (1961), de John Ford. 

Os pongo el inicio del análisis que tengo escrito sobre ella: Supuso un gran impulso para la consideración crítica de John Ford, quizá el definitivo. Una crítica que casi obviaba al director más grande de todos los tiempos, al que si bien no despreciaba, no lo consideraba, en absoluto, verdaderamente reseñable, en una posición muy discreta. De nuevo fueron los franceses, en concreto una crítica de Jean-Luc Godard a esta película, considerándola la mejor y más experimental cinta de ese año, la que catapultó a Ford a las alturas, aunque cabe decir que los motivos esgrimidos por el director francés no eran del todo correctos, ya que las supuestas innovaciones o revoluciones no lo eran, ya habían aparecido a lo largo de su obra, una obra en continua progresión y depuración.




DOS HOMBRES Y UN DESTINO (1969), de George Roy Hill. 

Un clásico del Western crepuscular que también es comedia y ejemplar retrato de la amistad, porque también es un buddy film... Paul Newman y Robert Redford en todo su esplendor, con Katharine Ross para rematar. ¡Menudas colaboraciones de los dos actores con Roy Hill! Obra maestra.


DUELO EN LA ALTA SIERRA (1962), de Sam Peckinpah. 

Soberbio Western de Peckinpah, con Randolph Scott y Joel McCrea (el hombre bueno). Western crepuscular, uno de los títulos pioneros en un género que daba pasos hacia algo distinto, que seguiría triunfando en años y décadas posteriores. Un trabajo de referencia, magnífico.


EL ÁLAMO (1960), de John Wayne. 

La primera de las dos películas que dirigió el gran John Wayne. Un correcto Western basado en los hechos reales ocurridos en El Álamo. Un Wayne que aprendió mucho de Ford, está claro.


EL BUENO, EL FEO Y EL MALO (1966), de Sergio Leone. 

Obra maestra de Leone y el mejor spaghetti Western de la historia. Todo funciona. Personajes, música, historia, dirección, trama… Para babear a base de bien. Su duelo final a tres es un hito cinematográfico.




EL DESTINO TAMBIÉN JUEGA (1966), de Fielder Cook. 

Curioso western, que sin incluir los parámetros típicos del género, salvo algunos, los bares, los espectáculos, el póker… y siendo un western tardío, no es ni crepuscular ni naturalista como era la tendencia en esos años. Buen Henry Fonda. Entretenido.


EL DORADO (1966), de Howard Hawks. 

Obra maestra de Hawks que calca casi al completo la historia de Río Bravo, pero con ciertos matices y diferencias, como gustaba hacer al realizador. En cualquier caso es una obra de arte, cima del género.


EL GRAN COMBATE (1964), de John Ford. 

John Ford daba sus últimos pasos en el cine, y lo hacía con joyas de este calibre, donde reivindicaba la figura de los nativos e indios americanos criticando a la caballería… Para que luego digan.


EL GRAN SILENCIO (1968), de Sergio Corbucci. 

Un spaghetti de uno de sus mejores representantes, el bueno de Sergio Corbucci. Venganzas y todas las conocidas claves del género. Entretenida.


EL HALCÓN Y LA PRESA (1966), de Sergio Sollima. 

Otro spaghetti entretenido y eficaz. No es ninguna joya, pero cumple su cometido.


EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALENCE (1962), de John Ford. 

El mejor Western de la historia. En esta película está todo lo que concierne al género. Es, además, el testamento final del Western clásico y el inicio del crepuscular. Sus reflexiones sobre la democracia son magistrales y evidentes, pero las que hace sobre la libertad, el libertinaje, el liberalismo, las concesiones y límites dolorosos y necesarios a esas libertades escenificados a través de los tres personajes varones protagonistas, no tienen parangón. Está todo aquí. TODO. Una de las mejores películas de todos los tiempos.




EL MÁS VALIENTE ENTRE MIL (1967), de Tom Gries. 

Un estupendo Western crepuscular protagonizado por Charlton Heston. Una mirada serena que merece la pena disfrutar.


EL ORO DE MACKENNA (1969), de J. Lee Thompson. 

Entretenido Western sobre la codicia y la ambición desmedida con un estupendo reparto. No trae mucho nuevo, pero se pasa el rato.


EL PÓKER DE LA MUERTE (1968), de Henry Hathaway. 

Un estupendo Western de Hathaway que mezcla las claves del género con una aseada intriga detectivesca y un buen duelo entre Robert Mitchum y Dean Martin.


EL SARGENTO NEGRO (1960), de John Ford. 

Obra maestra del genio Ford. Un drama y Western judicial vertebrado en dos partes, la del consejo de guerra al sargento acusado de violación y los flashbacks que se intercalan en la misma. La narración de Ford mantiene el interés en todo momento por muy diversos motivos, donde subyacen reflexiones de calado.


EL ÚLTIMO ATARDECER (1961), de Robert Aldrich. 

Me encanta este Western. Crepuscular, poético, intenso, bellísimo. Ese duelo entre Kirk Douglas y Rock Hudson, a los que se suma Joseph Cotten y Dorothy Malone, es impagable, como lo es la relación entre la chica y Douglas… hay mucho y bueno en esta genial obra.


EL VALLE DE LA VIOLENCIA (1965), de Andrew V. McLaglen. 

Buen Western con James Stewart en medio de la Guerra de Secesión, conflicto del que pretende mantenerse al margen a pesar de las dificultades…


EL VALLE DEL FUGITIVO (1969), de Abraham Polonsky. 

Sencillo y comprometido Western que pretende dar luz al pueblo indio… si bien es algo que ya se había hecho.


GRUPO SALVAJE (1969), de Sam Peckinpah. 

Uno de los más grandes directores que ha dado el Western en un título imprescindible para entender la evolución del que es, junto al Cine Negro, el género más completo del cine, el que admite cualquier tema para su reflexión con total naturalidad. Sam Peckinpah logró con “Grupo salvaje” revitalizar un género que parecía abocado al ocaso, en pleno declive en la década de los 60 tras su época de mayor esplendor en los 50. Obra maestra.




HASTA QUE LLEGÓ SU HORA (1968), de Sergio Leone. 

Memorable Western que formaría otra especie de trilogía junto a “Érase una vez en América” y “¡Agáchate, maldito!”. Una obra cumbre de uno de los realizadores con una de las progresiones estilísticas más fascinantes de la historia del cine. Obra maestra honda, reflexiva, madura, sofisticada y depurada.


LA BATALLA DE LAS COLINAS DE WHISKY (1965), de John Sturges. 

Un Western en clave de comedia, muy simpático y divertido, donde Burt Lancaster se lo pasa realmente bien.


LA CONQUISTA DEL OESTE (1962), de John Ford, Henry Hathaway, George Marshall, Richard Thorpe. 

Otra película por episodios, estaba de moda. Cuatro grandes realizadores exponiendo el desarrollo del viejo oeste. El grueso de la narración es de Hathaway. Un interesante proyecto, irregular, pero convincente.


LA LEYENDA DE LA CIUDAD SIN NOMBRE (1969), de Joshua Logan. 

La película que hizo cantar a Clint Eastwood y Lee Marvin (que además consiguió un exitazo con su “Born under a wandrin’ star”). Uno de los musicales más peculiares de la historia. Y un exitazo.


LA MUERTE TENÍA UN PRECIO (1965), de Sergio Leone. 

Uno de los grandes clásicos de Leone. Obra maestra del Spaghetti Western, entretenida y chispeante, donde ya comienza a definirse el característico estilo del director en toda su depuración. Genial Eastwood.




LA NOCHE DE LOS GIGANTES (1968), de Robert Mulligan. 

Un Western muy particular y personal, con gran reparto e intenciones, intimista y profundo. Como siempre, destacar a Gregory Peck.


LOS COMANCHEROS (1961), de Michael Curtiz. 

Aceptable Western del gran Michael Curtiz, con John Wayne al frente. Fue la última película del genial director.


LOS CUATRO HIJOS DE KATIE ELDER (1965), de Henry Hathaway. 

Buen Western de Hathaway, siempre efectivo, con buen reparto, narrativa eficaz y aliento clásico.


LOS MALVADOS DE FIRECREEK (1968), de Vincent McEveety. 

Interesante Western protagonizado por James Stewart, que sin ser una joya del género presenta interesantes atractivos.


LOS PROFESIONALES (1966), de Richard Brooks. 

Fantástico Western de Brooks con un gran reparto de duros clásicos y magníficos actores. Una obra excepcional desde todo punto de vista.


LOS QUE NO PERDONAN (1960), de John Huston. 

Potentísimo Western de Huston con un gran Burt Lancaster que lucha contra indios y prejuicios raciales a vez. Gran película que a veces queda olvidada en la excelente filmografía de Huston.


LOS SIETE MAGNÍFICOS (1960), John Sturges. 

Clásico que reinventa la obra maestra de Kurosawa “Los Siete Samuráis” encajándola con absoluta naturalidad en el Western. Uno de los Westerns más famosos y reverenciados, con un extraordinario reparto liderado por Yul Brynner, que se las tuvo tiesas con Steve McQueen.




MAYOR DUNDEE (1965), de Sam Peckinpah. 

Buen Western de Peckinpah, ambientado en la Guerra de Secesión y con Charlton Heston al frente del reparto. Un título muy recordado.


NEVADA SMITH (1966), de Henry Hathaway. 

Correcto Western de Hathaway que no está entre lo más destacado de su filmografía, pero que se sostiene con vigor gracias a su trabajo tras la cámara y al que realiza delante de ella Steve McQueen.


POR UN PUÑADO DE DÓLARES (1964), de Sergio Leone. 

Buen Western de Leone que da inicio a su afamada Trilogía del Dólar. Si bien está bastante sobrevalorada (remake encubierto de Yojimbo), su impacto fue brutal y cumple con su cometido.




RÍO CONCHOS (1964), de Gordon Douglas. 

Un estupendo Westerns de Douglas, director que tiene títulos muy destacados en varios géneros. Un trabajo muy interesante y a reivindicar.


SALARIO PARA MATAR (1968), de Sergio Corbucci. 

Otro pequeño clásico del spaghetti con Corbucci y Franco Nero. Una cinta muy atractiva, especialmente si te gusta este subgénero tan particular.


UN HOMBRE (1967), de Martin Ritt. 

De nuevo Paul Newman, en esta ocasión en este buen título de Ritt, que adapta a Elmore Leonard. Un notable Western.


UNA TROMPETA LEJANA (1964), de Raoul Walsh. 

Buen Western del maestro Walsh, con un tono nostálgico que añade a su excelsa narrativa.


VALOR DE LEY (1969), de Henry Hathaway. 

Estupendo y muy divertido Western de Hathaway que dio el Oscar al gran John Wayne, que encarna a Rooster Cogburn, un personaje inolvidable.

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