ZEPPELIN ROCK: CRÍTICA de la película "Hobo with a Shotgun" (Jason Eisener, 2011): Reseña

domingo, 19 de diciembre de 2021

CRÍTICA de la película "Hobo with a Shotgun" (Jason Eisener, 2011): Reseña

 


by King Piltrafilla (@KingPiltrafilla)




Hobo with a shotgun es una película canadiense que parte –al igual que Machete- de un falso tráiler visto en algunas salas durante el programa doble Grindhouse de Rodríguez y Tarantino a raíz de un concurso convocado por el primero. No está de más decir que hobo es un término acuñado a finales del siglo XIX en el noroeste de los Estados Unidos que no tiene origen etimológico claro y define a un vagabundo sin hogar que busca trabajo de ciudad en ciudad. Así pues, la película comienza con un hobo llegando en tren de mercancías a Hopetown -una ciudad ficticia ubicada en un futuro indeterminado y distópico del que no se nos cuenta si es posterior a una guerra, revolución o epidemia-, población en la que manda un histriónico Drake y su par de hijos psicópatas, unos degenerados que disfrutan machacando cabezas con autos de choque de feria y lindezas por el estilo. Putas, chulos, punkies, el tal Drake y sus hijos, policías corruptos, un tipo que filma peleas a muerte entre homeless o les hace masticar cristales a cambio de unos pocos dólares o un pederasta disfrazado de Santa Claus –con un Dodge rojo y todo- son la basura humana con la que hobo se encuentra al llegar a Hopetown. El tipo tiene orgullo y valentía por lo que –cuando ve a uno de los hijos de Drake maltratando a Abby, una joven prostituta- no puede evitar intervenir y acudir a la policía. Ah, amiguitos, pero ya os he dicho que los agentes de la ley son corruptos por lo que el hobo acaba torturado y tirado en un basurero. Después de pedir ayuda a la conocida Abby, una chica buena, inteligente y maltratada por la vida, el hobo vuelve a la calle dispuesto a sobrevivir. Pero cuando está en una tienda de empeños admirando el objeto de su deseo –una cortadora de césped- y entra un par de atracadores violentos, algo en su conciencia le dice que es hora de poner fin a toda esa violencia así que coge una escopeta y comienza su periplo como vigilante con el único objetivo de acabar con los desmanes de Drake y su familia.





Colores saturados, lenguaje obsceno, violencia exacerbada llena de escenas gore y políticamente incorrectas –como cuando Ivan y Slick achicharran vivos a los críos de un autobús al ritmo de Disco Inferno y su enfermizo estribillo- son algunas de las características de este producto cargado de imágenes provocadoras y supuestamente transgresoras que por otra parte está carente por completo de cuerpos femeninos desnudos. Sí, piltrafillas, es la única crítica que le puedo hacer a Hobo with a shotgun. ¿Cómo podemos estar ante una cinta que pretende rendir tributo al grindhouse setentero pero que no tiene ni gota de sexploitation? Quizás es que el público canadiense –y norteamericano- puede ver intestinos eviscerados, disparos en el pene, cráneos reventados, cuellos cercenados con un serrucho pero no unas buenas tetas o un pubis. En fin, amiguitos, que Rutger Hauer está inmenso durante todo el metraje –es sin duda la mayor baza de este film- y aunque Hobo with a shotgun no tiene la chulería y la testosterona de Machete, es muy distraída y –salvo por el importante detalle antes mencionado- captura de maravilla el espíritu de las cintas violentas de serie Z de los 70, con un final extremo en el que el argumento pierde todo atisbo de verosimilitud si es que en algún momento esta especie de comic desfasado ha gozado de ella. A destacar los títulos de crédito finales a los sones del "Run with us" de Lisa Lougheed, totalmente eighties y la guinda del pastel para levantarse del sillón/butaca con la sensación de haber vuelto atrás en el tiempo. Para disfrutar sin complejos junto a un enorme bol de palomitas con extra de mantequilla acompañadas por un gran vaso de dulzona Pepsi.

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