ZEPPELIN ROCK: The Rolling Stones - Blue & Lonesome (2016): Crítica review

viernes, 2 de diciembre de 2016

The Rolling Stones - Blue & Lonesome (2016): Crítica review



Erick Delgand



Después de más de una década Rolling Stones, regresan haciendo lo que más aman, y lo que más disfrutaron durante toda su vida.

Después de 50 años en la carrera del rock, ya a estas alturas no tienen que demostrar nada a nadie de que son un pilar en el templo del rock y que en solo tres días pueden entrar en un estudio y grabar un álbum como les salga de los cojones, haciendo lo que más les gusta y muy de lejos en ser comerciales y sacar pasta del asunto.



Banda indiscutible de culto en tener la experiencia en la vida de verlos en directo y de la cual se ha convertido en todo un trofeo el decir que ¡yo vi a los Rolling¡ o si estás en el extranjero ¡yo vi a los Stones. De cualquier manera es una de esas cosas que todo rockero, con una lista de 100 cosas que hacer antes de morir, tiene anotado el ver a los Rolling Stones. Son leyenda. Esa leyenda de que hicieron un pacto con el diablo y de que se cambiaban su sangre para depurarla completamente de drogas y de alcohol y seguir en la brecha del exceso de toda una vida en el rock and roll.

Muchos dicen que Keith Richards, con 72 años que se calza en el cuerpo, tenía que estar ya muerto médicamente hablando, por esa vida desenfrenada falto de restricciones de todo tipo, enterrado, que incluso se dijo que inhaló las cenizas de su padre mezcladas con cocaína, lo que nos describe qué tipo de rockero tan especial es, y además considerado el cuarto mejor guitarrista de todos los tiempos, según la revista Rolling Stones. En fin, definirle es como definir a los otros miembros de los Stones con semejantes anécdotas e incombustibles en su manera de vivir y llegar a contarlo pasando los 70 años en vida. Son de por sí la leyenda del Rock vivita y coleando.




Grabaron Blue & Lonesome hace casi un año. Los 3 días de la grabación se hicieron en diciembre en British Grove Studios, un complejo de West London, propiedad de Mark Knopfler, de Dire Straits. Los Stones estuvieron grabando juntos en una habitación grande y abierta con una disposición que generalmente se usa para grabar música clásica: un dispositivo alto de tres brazos llamado Árbol Decca, que utiliza micrófonos suspendidos para captar lo que escucha un director de orquesta.

La producción estuvo a cargo de Don Was y The Glimmer Twins. será editado por Polydor Records y estará disponible en varios formatos.




Un sonido destacable del álbum es que suena a aquellos de los años 60, con un suciedad característica que implica que el blues te llegue más al corazón. Si en la remezcla me hubieran dicho qué efecto pondría en el álbum, sería un ligero sonido de aguja de antiguo tocadiscos para que ya te parezca tan real como lo que parece, real que si nos hubieran dicho que eran sesiones antiguas, lo hubieras creído.

Lo más del disco es todo, sobra feeling. Las guitarras de Wood y Richars son una sola, se les nota que para ellos es fácil tocar blues del de antes, tan fácil que le da un par de sopapos a lo actual, que poco tiene que ver con el ya olvidado viejo blues al que los Stones nos quieren volver a recordar.

Según habían anticipado en octubre los miembros del grupo, en este disco intentan regresar al estilo con el que se dieron a conocer al mundo en 1962, cuando versionaban clásicos de los más importantes exponentes del género.




Blue & Lonesome es una colección de doce canciones de blues que originalmente fueron grabadas en su mayoría a mediados de los cincuenta, por titanes como Howlin Wolf, Little Walter y Jimmy Reed. Fue la época de oro del blues eléctrico de Chicago y de la cual siempre los Stones han estado enamorados de siempre, y culpable de que Rolling Stones se formaran y existieran.

Dicen que el álbum ha sido más un antojo de Jagger que de los demás miembros, pero que se han subido al carro por la añoranza de los viejos tiempos que ya ni suena ni se hace.

El mismo Jagger ha vuelto a tocar la armónica, que no pasaba por sus manos desde aquellos años 60, e incluso la mano del blues el mismísimo Eric Clapton participó de la emocionante Jam session de los Stones, regalando su colaboración en dos temas del álbum.

Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood son los cuatro jinetes del rock and roll.

Un disco para los muy muy fanáticos de los Rolling Stones. Para el resto, un disco que podían haberlo llamado rarezas, b-sides o sessions, siendo una curiosidad más de los Rolling Stones, pero no un flipe comercial del que seríamos capaces de cantar. A ellos les sale más interesante seguir dando giras que intentar vender un disco; por eso a mi parecer ha sido un capricho para ellos mismos recordando viejos tiempos de juventud en el que escuchaban el verdadero blues de América. El blues con el que empezaron a amar la música y que en manos de Rolling Stones nos ha hecho volver a recordar.

ZR

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