
[Nota.- Para ponerla en contexto, decir que la publicación original de esta reseña fue en julio de 2020. Y ahora, proseguid con la lectura].
Pues sí, un año más ha llegado el momento en el que hago un parón estival y me dedico a seleccionar nuevos discos de los que hablar en este blog, algo que cada vez se hace más difícil tras ocho años comentando mis vinilos. Lo cierto es que ya no compro tantos como en mi juventud –por una cuestión de espacio y de dinero– pero a la mínima ocasión me puede el vicio y me hago con alguno. Y eso es lo que ocurrió el mes pasado, cuando visité el centro de Barcelona por primera vez en tres meses y aproveché para apoyar el negocio de la venta de discos de segunda mano haciéndome con tres álbumes. Uno de ellos, el que hoy me ocupa, me lo compré a lo loco, sin haber escuchado en mi vida más que una de las canciones que contenía. El tema me encanta y no es otro que Maniac, que apareció en la película Flashdance y llegó a estar nominado a los Oscar (aunque el premio se lo llevó otro tema de la misma película). Como ya habéis visto, es Bossa Nova Hotel, el álbum debut de Michael Sembello, un multiinstrumentista de órdago y experimentado músico de sesión que pese a lo que pueda parecer, no fue un one hit wonder sino que tuvo una carrera dilatada. El tipo canta, toca las guitarras, sintetizadores, cajas de ritmos y el Fender Rhodes. Junto a él, su hermano Danny –otro gran músico– estuvo a cargo de sintetizadores, teclados y piano. Y colaborando en la grabación, músicos de la talla del bajista Nathan Watts –él y Michael habían sido compañeros en la banda de Stevie Wonder–, Vinnie Colaiuta –habitual de Frank Zappa, Sting e infinidad de artistas– o Carlos Vega a la batería y teclistas como Don Freeman, George Duke o Dennis Matkosky, coautor de la mencionada Maniac.