ZEPPELIN ROCK: Las mejores películas de 1931 - Lo mejor del cine del año 1931

domingo, 4 de febrero de 2018

Las mejores películas de 1931 - Lo mejor del cine del año 1931

Fotograma de Drácula, de Tod Browning

por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC



Fascinante este 1931. En este año se sientan y consolidan los pilares de géneros clásicos como el de gángsters con títulos pioneros, así como surgen auténticos iconos del cine de terror. De alguna manera se va apreciando con claridad la plasmación de esos movimientos referenciales europeos (expresionismo alemán) en géneros (terror, cine de gángsters) y clásicos puramente americanos, en una perfecta fusión e integración de fondo y forma. ¡Menuda delicia estética, además!


Las mejores películas de 1931



CIMARRÓN, de Wesley Ruggles. 

Western clásico y épico que se extiende durante 4 generaciones siguiendo a una familia desde su llegada como pioneros a Oklahoma en 1889 hasta los años 20 y sus intereses políticos. Una epopeya que ganó el Oscar a mejor película y tuvo remakes conocidos, como el que hizo Anthony Mann en 1960.



DANZAD, LOCOS, DANZAD, de Harry Beaumont. 

Los inicios de una estrella mítica como Joan Crawford y un galán de la talla de Clark Gable en un título más que apreciable, que tocaba el tema del crack del 29 dos años después de que sucediese. Un fresco interesante sobre la sociedad americana de la época, realizado contemporáneamente a los hechos que vemos.


DRÁCULA, de Tod Browning y Karl Freund. 

Uno de los clásicos imperecederos del terror aún vigente. Me lo ponían en el colegio. De las pocas que nos pusieron. El expresionismo en perfecta comunión con la narrativa americana. Repleto de sugerencia y poesía, es un referente absoluto y una de las grandes versiones del mito vampírico. Bela Lugosi se hizo una estrella.


EL CAMPEÓN, de King Vidor. 

Recodarán el famoso remake de Zeffirelli, que tantas lágrimas provocó entre el personal. Pues bien, aquí os traigo la primera versión, del gran King Vidor. Hubo otra versión en 1953.



EL CÓDIGO CRIMINAL, de Howard Hawks. 

No es de las grandes del maestro, pero sí un título interesante para seguir sus pasos con este aceptable drama carcelario que deja notables reflexiones. Una estupenda opción si buscan buenas películas poco conocidas de los grandes maestros.


EL DOCTOR ARROWSMITH, de John Ford. 

Coloco esta cinta porque le tengo cariño, ya que no es ninguna obra maestra o título de referencia en absoluto. Un título aceptable, entretenido, que se agradece al maestro.


EL DOCTOR FRANKENSTEIN, de James Whale. 

Otro de los referentes ineludibles del cine de terror, plenamente vigente. Una obra maestra incontestable y rebosante de poesía, cuando el terror lograba hacerla, el terror estético. Es difícil saber cuál es mejor, si esta o su secuela, “La novia de Frankenstein” (James Whale, 1935), porque ambas son excepcionales.



EL HALCÓN MALTÉS, de Roy Del Ruth. 

Sé que les suena, lo sé. Pues no es la de Bogart, sino un antecedente de la que en 1941 haría el gran John Huston. La traigo por su curiosidad y porque no es una película en absoluto despreciable, aunque no aguanta la comparación con la realizada por Bogart y Huston.


EL HOMBRE Y EL MONSTRUO, de Rouben Mamoulian. 

Jeckyll y Hyde, en la que para muchos es la mejor adaptación de la novela de Stevenson. Es un gran año para los clásicos del terror. Tiene el honor de ser el primer film proyectado en Venecia, que además es el festival más antiguo del mundo, que en esa primera edición, 1932, no tuvo carácter competitivo.



EL ENEMIGO PÚBLICO, de William A. Wellman. 

Clásico indiscutible y pionero del cine de gángsters. Imprescindible su visionado, con imágenes realmente perturbadoras y un tercio final encomiable. Formidable, como de costumbre, James Cagney.


EL TENIENTE SEDUCTOR, de Ernst Lubitsch. 

Una encantadora película del maestro, con su atrevimiento y toque habitual. Vean la escena en la que una chica hace una llamada especial al apartamento del protagonista, que hizo caso omiso al sastre que llamó antes… cómo sin palabras se entiende todo, cómo Lubitsch sienta cátedra.


FATALIDAD, de Josef von Sternberg. 

Intriga, espionaje y prostitución. La Dietrich tiene que ganarse la vida como prostituta, pero es reclutada por el servicio secreto austriaco gracias a su belleza… Desde aquí unas dosis de seducción, sensualidad y espías. No es una genialidad, pero es un buen título.



HAMPA DORADA, de Mervyn LeRoy. 

Otro de los grandes clásicos, y pioneros, del cine de gángsters (para muchos la pionera absoluta). No es tan buena como otras, pero es una referencia incontestable. No puede ni debe faltar en su filmografía. Además, sale Edward G. Robinson…


LA GOLFA, de Jean Renoir. 

Una auténtica joya basada en la novela de Georges de La Fouchardière, que en 1945 adaptó también Fritz Lang para realizar su “Perversidad”. Ambas películas son distintas en su foco, y si bien la de Lang se impone en términos generales, esta merece mucho la pena.



LA JAULA DE ORO, de Frank Capra. 

Temprana screwball comedy del maestro Capra, lo que es todo un aliciente. Una opción de lo más agradable con uno de los más grandes en la dirección.


LAS CALLES DE LA CIUDAD, de Rouben Mamoulian. 

Basada en una historia de Dashiell Hammett, supone un notable título de cine negro y de gángsters, de los pioneros, con un potente estilo visual y el protagonismo de Gary Cooper. Interesante director Mamoulian.


LUCES DE LA CIUDAD, de Charles Chaplin. 

Una de las grandes obras maestras del año y de todos los tiempos. La historia de amor que cuenta Chaplin entre un vagabundo y una chica ciega es simplemente eterna. Sensible y maravillosa. Si no la han visto ya tienen deberes.




M. EL VAMPIRO DE DÜSSELDORF, de Fritz Lang. 

De obra maestra a obra maestra y tiro porque me toca. Un asesino de niños sirve de excusa al maestro Fritz Lang para realizar uno de los mejores thrillers de la historia, aún vigente de pleno, y que influyó e influye en multitud de directores, incluido Hitchcock. Ya tienen deberes por partida doble…


PISTOLEROS DE AGUA DULCE, de Norman Z. McLeod. 

Un poco de los hermanos Marx, que en estas fechas que vamos transitando es visita ineludible, aunque no sea de las mejores que realizaron.



TABÚ, de F. W. Murnau. 

Casi un documental, una de las grandes obras de 1931. En la línea de los documentales de Flaherty (Nanuk, el esquimal, 1922), Murnau apostó por darle a esta historia centrada en los tropicales parajes de Bora-Bora y Tahití y las costumbres de los indígenas de aquella zona en los mares del sur, un tono más de ficción, aspecto que chocó con la visión de Flaherty, que también se involucró en el proyecto, por lo que terminó abandonando la empresa. Lo que resultó fue una obra hermosísima llena de vigor y un final de antología.


VIVA LA LIBERTAD, de René Clair. 

Estupenda película sobre la amistad de René Clair, que además fue la primera película nominada sin ser de habla inglesa. Una película deliciosa.



Hitchcock dejó varios títulos en este 1931 (“Mary”, “Ricos y extraños”, “Juego sucio”), alguno con cierta fama, pero ninguno especialmente sobresaliente aún.

3 comentarios:

  1. Ninguna de las comentadas sobra... Pero falta las de G.W. Pabst... la comedia de la vida... Y sobre todo Carbón. Un peliculón... También hay dejado de lado otro de los clásicos... Le million... Indispensables en cualquier top del año estos dos que he mencionado.

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