ZEPPELIN ROCK: Luis Buñuel Portolés - El primer genio del cine español

lunes, 23 de abril de 2012

Luis Buñuel Portolés - El primer genio del cine español


Por Fabián Castillo Molina

Luis Buñuel nació en Calanda (Zaragoza) el 22 de febrero de 1900 y murió en Ciudad de México el 29 de julio de 1980. Su obra cinematográfica se reparte entre España, Francia y México, en ese orden, si atendemos a su cronología. Los tres países reivindican el genio como suyo. Esa reivindicación no se daría de haber sido un cualquiera o un mediocre. En los tres países tiene detractores y defensores entusiastas. Treinta y tres son las películas en las que figura como director. Ninguna fue producida por él, salvo Un perro andaluz, primer corto que afrontó con el dinero que le dio su madre.


En su libro autobiográfico Mi último suspiro, puede leerse en la solapa de la edición de 1985: "No soy hombre de letras (dice Luis Buñuel). Tras largas conversaciones con Jean-Claude Carriere, fiel a cuanto yo le conté, me ayudó a escribir este libro". En otras declaraciones dijo: "Soy casi enteramente ágrafo y prefiero contar mis ideas y que después me las escriban".


Sobre ningún cineasta español se han escrito tantos libros hasta ahora. Más de treinta títulos en castellano, y traducidos a varios idiomas muchos de ellos, además de innumerables números monográficos en revistas y entre ellos un libro de una larga entrevista, Buñuel por Buñuel, aunque detestaba concederlas; varios documentales sobre su vida y obra; y una película con argumento y guión basada en sus andanzas toledanas Buñuel y la mesa del rey Salomón, que dirigió Carlos Saura en 2002. Genio polémico, transgresor, irreverente, provocador, desde sus años jóvenes. Compañero y amigo de otros dos genios: Federico García Lorca y Salvador Dalí, con los que convivió en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Él había ingresado en la Residencia en octubre de 1917, para estudiar la carrera de ingeniero agrónomo. García Lorca lo hizo en noviembre de 1919, y Dalí en septiembre de 1921. En estos años son incontables las historias y anécdotas que se cuentan sobre esa convivencia hasta septiembre de 1925, fecha en la que se fue a París.


El ángel exterminador fue el primer título que vi de él, en el cine Galileo de Madrid, en 1970. No entendí bien lo que contaba pero salí impresionado de ese primer pase. Años después volví a verla y saqué nuevas conclusiones, aunque seguía con cabos sueltos. No acababa de encajar todas las piezas del puzzle, seguía encontrando detalles sorprendentes y me dejaban preparado y dispuesto para volver al verla. No es difícil encontrar a quienes la desprecian y también a quienes la defienden a ultranza, incluso figura en varias listas entre las cincuenta mejores de la historia del cine. Esto mismo ocurre al menos con siete de los 33 títulos.


En todas dejó su sello personal inconfundible, desde la primera Un perro andaluz a la última, El fantasma de la libertad; de La edad de oro a Bella de día. Se dijo de él que era surrealista, fetichista, bruto, machista, comunista… y también que había sido el cineasta que mejor había sabido llevar los sueños al celuloide y como el director que mejor había sabido trasladar el demonio de los celos a la pantalla: Él se proyecta en universidades en clases de psicología para ilustrar ese complejo mundo que también Shakespere con Otelo en teatro lo había puesto en escena y convertido después en ópera.


Buñuel se atrevió a meterse con la institución más poderosa e influyente, la Iglesia, en varias de sus obras, a pesar de la advertencia de Don Quijote a Sancho de todos conocida "Con la Iglesia hemos dado, amigo Sancho". Acuñó la célebre frase: "Yo soy ateo gracias a Dios". Fue buen amigo de frailes del convento a donde se retiraba a meditar y preparar alguna de sus películas. Afrontó el reto de hacer una sobre un místico, Simeón el Estilita. El colmo del atrevimiento: subir a un hombre a un pedestal y una columna y hacer creer que se mantuvo allí cuarenta años, Simón del desierto. "A Buñuel le fascinaban los muchos estilitas que poblaban con sus columnas el paisaje en la Edad Media". Puso a un cura como protagonista en Nazarín: un sacerdote que pretendió vivir lo más próximo al evangelio de Jesús y salió trasquilado. Una monja en Viridiana cargó con el peso del protagonismo y con la culpa del suicidio de su tío. La hizo renunciar a la disciplina del convento y después de querer predicar con el ejemplo el bien siguiendo el evangelio, pasó lo que pasó. Viridiana fue la primera película española que obtuvo la Palma de Oro en el festival de Cannes y fue causa de la destitución fulminante del entonces Director General de Cinematografía, Muñoz Fontán, destituido por el ministro de información y turismo Gabriel Arias Salgado. Juan Luis Buñuel dice: "En Cannes, la película recibió un premio, pero un sacerdote español, un tal padre Fierro, que trabajaba en el periódico oficial del Vaticano, L´observatore romano, desaprobó la decisión. ¿Cómo había permitido España la producción de una película tan blasfema? (Aparte del final, había un suicidio, un intento de violación y unos mendigos que representaban La última cena). ¡Era un escándalo! La película fue inmediatamente censurada y prohibida en España". Un film en blanco y negro que, después de 50 años de su estreno, levanta la admiración de jóvenes universitarios de 4º de Comunicación Audiovisual en la Complutense.


Buñuel hizo también célebre una frase en boca de otro cura, ahora en Ensayo de un crimen: "El pensamiento no delinque, querido amigo". Trató con dureza y reiteró su crítica a la burguesía, clase social que conocía bien. Hizo protagonista de Tristana a una bella mujer (Catherine Deneuve, que no era el tipo de mujer que gustaba a D. Luis aunque ya la había tenido como protagonista en Bella de día), pero con una sola pierna, maquillada y con muletas, así la veía mejor. Convirtió a un secundario, enano de verdad, en amigo de los espectadores de Nazarín. Hizo la mayor denuncia de la pobreza y la miseria de la España de los años 30 en Las Hurdes, tierra sin pan (1933) con el dinero de un amigo, conseguido por haberle tocado la lotería y por ser hombre de palabra: "Si me toca la lotería, te pago una película", le había dicho este amigo, y cumplió. Fue prohibida su exhibición en tiempos de república con el gobierno de Gil Robles. Diecisiete años después, exiliado en México, repitió esta crítica, con Los olvidados, aunque esta vez llevando la acción a los bajos fondos de la capital mejicana que le acogió en su exilio, produciéndose de nuevo el rechazo del país en el que se denunciaba tanta marginación y violencia. Incluso se llegó a pedir la expulsión de Buñuel del país. Sin embargo, ¡cómo cambian algunas cosas con el paso del tiempo!


En la página que Javier Espada, director del Centro Buñuel de Calanda, dedica a este film, dice: "Solo dos películas en toda la historia han recibido el reconocimiento de "Memoria del mundo" por parte de la Unesco, equivalente a la declaración de Patrimonio de la Humanidad; una fue Metrópolis, el clásico de Fritz Lang, la otra Los olvidados, del español Luis Buñuel".




Varios de los títulos que firmó Buñuel aparecen en las listas de las 25, 50 ó 100 mejores películas de la historia del cine en encuestas realizadas a entendidos y profesionales de este arte. De Buñuel y Almodóvar es de los únicos directores que he escuchado decir a un aficionado a Kubrick y a Coppola que no había visto ninguna de sus películas ni pensaba verlas. ¿Por qué sería?


La bibliografía sobre Buñuel, a ciento once años de su nacimiento, es una de las más prolíficas y en aumento que existe sobre un cineasta español. Libros de los que deben destacarse sin duda el citado al principio de esta entrada y Buñuel por Buñuel de Tomás Pérez Turrent y José de la Colina (este, el mejor libro para conocer película a película detalles comentados por el autor, o enterarse por ejemplo de su época en Filmófono sumamente interesante). Detalles dignos de mención como los siguientes referidos a Un perro andaluz: "Al día siguiente de verla me llamó Ortega y Gasset y me dijo: ‘Si yo fuera joven, me dedicaría al cine’; o este otro: ‘Luego, pasando la navidad con Salvador Dalí en Figueras, le sugerí hacer una película con él’. Dalí me dijo: ‘yo anoche soñé con hormigas que pululaban en mi mano’. Y yo: "hombre, pues yo he soñado que le cortaba el ojo a alguien’. En seis días escribimos el guión".


Luego hay estudios concienzudos sobre las relaciones de los tres genios: Buñuel, Lorca, Dalí, un enigma sin fin, de Agustín Sánchez Vidal. Toda la bibliografía que hay sobre Buñuel puede verse en este enlace. Recomendable e imprescindible es leer el análisis de todas las películas de Buñuel que publicó Ángel Carrasco en esta misma casa.

Como curiosidad final, recordar que, si quisiéramos visionar la filmografía completa de Buñuel en la que figura como director, podríamos hacerlo en una semana en sesiones de ocho horas diarias como un trabajo cualquiera. No supera las 55 horas. Sin embargo, si nos propusiéramos leer todo lo escrito y publicado en castellano sobre su obra, estaríamos leyendo durante más de 30 semanas, dedicando también las mismas ocho horas diarias a la lectura. En fin, los genios es lo que tienen.


(Todas las fotografías que ilustran este texto han sido tomadas por el propio Fabián Castillo Molina de su colección particular de libros sobre cine).


Más información en: www.luisbunuel.org (en español)

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