ZEPPELIN ROCK: Thin Lizzy - Jailbreak (1976): Crítica del disco (review)

sábado, 31 de marzo de 2018

Thin Lizzy - Jailbreak (1976): Crítica del disco (review)


por Rockología (@RockologiaTwit)
del blog Rockologia




No creo que alguien dude de que este fue el punto álgido de la discografía de Thin Lizzy. Y es que en ningún otro disco como en este consiguieron un sonido tan excelente con unos temas casi perfectos. Los guitarristas Brian Bobertson y Scott Gorham llevaban un par de años puliendo sus armonías hasta conseguir un sonido único hasta la fecha, genuino y especial, que fue característico en bandas tan conocidas como Iron Maiden o Judas Priest. A esta pareja, el genial Phil Lynott (cantante, bajista y principal compositor) supo sacarle un partido espectacular aportando fabulosas melodías, letras particulares y una actitud a prueba de bombas. La banda se completa con el batería Brian Downey.



Álbum producido por John Alcock, este trabajo escaló en las listas de ventas a ambos lados del Atlántico gracias, sobre todo, al primer single, The boys are back in town, que se ha convertido en uno de los clásicos de la banda. Siguieron otros dos sencillos, Jailbreak y Cowboy song.

Comienza la fiesta con el tema título de manera trepidante con los guitarristas apoyándose mutuamente. Excepcional el solo con wah wah de Robertson. La sección rítmica, sobervia, y ese particular tono de voz de Phil da un aire rompedor a la composición.

Angel from the coast contiene un trabajo rítmico descomunal, con un toque incluso funky, y otro gran solo de guitarra, este de Brian. Las dobles guitarras, rompedoras.




El tercer corte, Running back, es otro de los aciertos del álbum. Un tema al que se añadió teclados y hasta un saxo y que se basa en una brutal melodía tarareable llena de feeling. Final apoteósico.

La historia de desamor de Romeo and the lonely girl se adorna de un trabajo armónico de guitarras de lo mejorcito y un ir y venir de melodías y un gran solo de nuevo. Labor tremenda de la sección rítmica (ese redoble de batería) y un precioso medio tiempo. Si no meneas el pié con esta canción, es que no tienes.

Warriors se muestra más primitivo, en cuanto a su estructura y sonido, con una evolución hacia un final apocalíptico (como la letra) con cambios de ritmo constantes. Las guitarras sirvieron de inspiración a otras grandes de Lizzy. Hacia la mitad nos encontramos un soberbio solo, que eleva la canción diez palmos del suelo.




Por fín llegamos al tótem de este Jailbreak, el single por excelencia de la banda y un modelo de cómo escribir una canción de hardrock: The boys are back in town. Tan solo hay que escucharla.

Hacía falta un poco de paz y Fight or fall nos suaviza. Una balada marca de la casa (me recuerda un poco a Sarah, por ejemplo). Phil lleva la canción con su forma de cantar susurrando tan particular.



A continuación, otra de las grandes de Thin Lizzy, la tremenda Cowboy song. Comienzo lento, con armónica, y la voz baja casi hablada, para, poco a poco, ir ascendiendo. El trabajo melódico de Bian y Gorham, bestial, acompañando con sentimiento la letra de evasión autobiográfica (basada en el cliché del baquero solitario). Menudo trabajo solista a mitad de la canción.

Qué decir de la última, mi favorita, Emerald, un tema muy relacionado con otros de la historia de esta banda como Massacre, por ejemplo, y donde se intuye la influencia compositiva en gente como Steve Harris. Rasposo, agresivo, con riffs contundentes que prometen un duelo titánico en los solos. Si has sobrevivido hasta aquí, date por destrozado.

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