por José Manuel Albelda (@jmalbelda)
con el blog La vuelta al cine en diez películas
Decía en buen Gandalf en El Señor de los Anillos que un mago llega a una cita cuando tiene que llegar, ni antes ni después. Pues bien. Yo creo que las películas llegan a nuestra vida no siempre en el momento adecuado. O mejor dicho: somos nosotros quienes nos acercamos a las películas, que siempre están ahí, esperándonos, de forma anticipada. Lo cual puede tener consecuencias nefastas: la más negativa de todas, la decepción.
¿Cómo es posible -me pregunto a fecha de hoy- que en su día me defraudara mi primer acercamiento a El Padrino, Lo que el viento se llevó, Pasaje a la India o Los siete samuráis? ¿Acaso no estaba preparado para verlas por ser demasiado joven? Lo he pensado mucho y no creo que fuera mi excesiva juventud el principal inconveniente. Más bien, el fallo consistió en las expectativas, en la prisa cinéfila, en la sensación de obligación de dejar vistas determinadas obras consideradas claves. Cuando pasó el tiempo y no sentí sobre los hombros el peso de la obligación, cuando fui libre de ver con mis propios ojos -y no con los ojos de los otros críticos, de los profetas que instan a ver imperativamente mil y uno objetos culturales antes de morir- fue cuando de verdad esas películas llegaron a mi y fueron mías.
Las 10 películas que me defraudaron cuando las vi por primera vez:
“El padrino”, de Francis Ford Coppola.
“Pasaje a la India”, de David Lean.
“Casablanca”, de Michael Curtiz.
“Los siete samuráis”, de Akira Kurosawa.
“Tommy”, de Ken Russel.
“Atrapado por su pasado”, de Brian de Palma.
“Centauros del desierto”, de John Ford.
“Lo que el viento se llevó”, de Victor Fleming.
“El desencanto”, de Jaime Chávarri.
“El puente sobre el Río Kwai”, de David Lean.
©José Manuel Albelda
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