ZEPPELIN ROCK: Casablanca - Riding A Black Swan (2013): Crítica review

lunes, 25 de septiembre de 2017

Casablanca - Riding A Black Swan (2013): Crítica review


por TheOutlaw76 (@TheOutlaw76)
del blog THE OUTLAW




Corría el año 2012 cuando Casablanca debutaban con el disco Apocalyptic Youth, un espectacular álbum repleto de potenciales singles. Sonido Hard Rock con toques glammy, estribillos deliciosamente melódicos y una chulería rockera digna del sleaze del Sunset Strip de los años 80s. Una maravilla para todos los amantes del género y para los rockeros con buen gusto.



Pero Casablanca no tienen su sede en LA sino en Estocolmo y lo forman Anders Lunj a las voces, Ryan Roxie y Erik Stenemo a las guitarras, Mats Rubarth al bajo y Josephine Forsman a la batería.

En menos de un año entregaron su segundo disco, este Riding A Black Swan, que lejos de sonar precipitado, suena fresco y muy elaborado. El listón estaba muy alto, pero Casablanca volvieron a entregar una colección de canciones a cual mejor.

Y es que un proyecto encabezado por Ryan Roxie, quienes muchos conocemos por formar parte de la banda de Alice Cooper, no puede ser nunca un producto mediocre. No han inventado nada pero suenan muy bien

Los redobles de la batería de la carismática Josephine Forsman abren el disco con The Giant Dreamless Sleep. Un tema mucho más oscuro, que suena un tanto más maduro que los temas de su disco de debut, lo que será la tónica general de todo el disco.




Hail The Liberation empieza con una intro de guitarra digna de los primeros discos de Iron Maiden para dar paso a una letra con referencias a sus adorados Thin Lizzy (citando el título de Johnny The Fox Meets Jimmy The Weed).

La mayoría de canciones se sustentan principalmente en elaborados riffs y arreglos de guitarra los y enérgicos solos de Roxie. Las twin guitars que, inevitablemente, nos recuerdan a Lizzy están omnipresentes en casi todas las composiciones. Todo y las múltiples referéncias, Casablanca no emulan a nadie en concreto y suenan a ellos mismos. La melódica y a ratos rota voz de Anders también ayuda a definir la personalidad del grupo

Al igual que pasaba con su debut, el disco es una colección de potenciales himnos como la épica Dead End Street Revisited, It's Alright, No Devil In Me o la acelerada Barriers. Se podrían mencionar los diez temas del disco, que tras varias escuchas, parecen clásicos de toda la vida.




Riding A Black Swan es quizás el tema más trabajado del disco con unos grandes arreglos de guitarra (aquí se nota la personalidad y experiencia del gran Roxie). No en vano lo han elegido para dar nombre al disco.

Just For The Nite, es puro hard rock angelino, digno de los mejores Mötley Crüe más macarras. Las incendiarias guitarras y la enérgica batería cierran el disco por todo lo alto dejándote con ganas de volver a darle la vuelta al vinilo.


El disco de debut podría haber sido un golpe de suerte pero, tras esta segunda entrega, se demuestra que Casablanca empiezan a consolidarse como un proyecto a tener muy en cuenta.

Ahora falta ver cómo se las arreglan sin Ryan Roxie quien ha anunciado que, por problemas de agenda, no podrá colaborar en su tercer disco.

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