ZEPPELIN ROCK: Crítica de ESPLENDOR EN LA HIERBA (Elia Kazan, 1961): Reseña

lunes, 28 de octubre de 2019

Crítica de ESPLENDOR EN LA HIERBA (Elia Kazan, 1961): Reseña



por Möbius el Crononauta


Esta conocida y clásica película titulada Esplendor en la hierba y dirigida por Elia Kazan se podría ver como ese típico chiste del guapo o la guapa al que si le quitas tal y cual cosa, ¿qué te queda? Pues bien, si a esta película le quitamos su plantel de estrellas, su equipo técnico de serie A, su magnífico guion y su director, ¿qué nos queda? Bueno, pues sí, la historia no es una locura de David Lynch, y si le quitamos todo eso igual nos quedaba un drama baratuno de sobremesa de sábado. Pero, por suerte, Esplendor en la hierba era y es, como diría mi santa madre, un dramón de los buenos.




Con el nuevo comienzo de década, Elia Kazan dejaba atrás una increíble racha de títulos cinematográficos y obras teatrales, y una división de opiniones respecto a su famosa delación ante el Comité de Actividades AntiAmericanas. Para la mitad de Hollywood Kazan era un vendido despreciable, mientras para la otra, entre la que se encontraban prácticamente todos los que daban trabajo, era el buen traidor al que se le podía dejar seguir trabajando sin mayores problemas. Yo, por mi parte, y apelando al reloj de cuco de Harry Lime, si he de agradecer a su traición maravillas como La ley del silencio o Al Este del Edén, pues supongo que lo haría.

El guion de Esplendor en la hierba surgió de la colaboración y posterior amistad entre Elia Kazan y William Inge, este último considerado el otro gran dramaturgo de la época junto a Tennessee Williams. Kazan le propuso que escribiera un guión para él, a lo que Inge accedió. De su interés por el psicoanálisis y sus propias sesiones y sus reflexiones sobre sus propios padres surgió la historia para la película.




Y de la pasión de Inge por Warren Beatty surgió el dúo protagonista. Inge se enamoró de Beatty a primera vista, y desde entonces trató de ayudarle en su carrera., hasta tal punto que las malas lenguas hablaban de Inge como el "hada padrina" de Warren. El actor ya era popular gracias al teatro y la televisión, y a una relación con Joan Collins, pero todavía no había logrado debutar en la gran pantalla. Esplendor en la hierba sería su vehículo para hacerlo.

Beatty era por entonces una suerte de "gran esperanza blanca", tanto para los estudios, que buscaban sin cesar a un nuevo James Dean, como para toda la comunidad sexualmente activa de Hollywood. El amigo Warren no solo había destacado por sus trabajos, sino por su físico, que le había servido comenzar a coleccionar amantes desde que comenzara a ascender como actor. Se decía, por ejemplo, que su encendida prueba para la película Parrish junto a Jane Fonda había hundido la relación de ésta, como se diría después que por su causa su compañera Natalie Wood se separaría de Robert Wagner. Por lo general estaba claro que Beatty desataba pasiones y comentarios allá por donde iba.




Esplendor en la hierba pasaría a la historia no sólo por mostrar el primer beso con lengua en la historia de Hollywood, sino por uno de los rodajes más encendidos que se recuerdan. Para empezar Elia Kazan, que centró el rodaje en NuevaYork, usaba los descansos para comer para trajinarse a su amante Barbara Loden (una actriz a la que incluyó en el reparto por motivos obvios) en el camerino, y pasra así el día con ella antes de volver a casa cada noche a hacer de padre de familia. Por otro lado sobre Warren y Natalie hay quien dice que mantuvieron un tórrido romance desde el principio, aunque parece que durante gran parte del rodaje más bien no se podían ver, hasta que hacia el final de la película pasaron del odio a la pasión, deviniendo en la, de todas formas, ya inevitable ruptura del matrimonio de Natalie. De todas formas Joan Collins no dejó de pasarse por el rodaje siempre que podía para controlar su valiosa posesión, una posesión que le acababa de valer un aborto, a insistencia de Beatty. En resumen: el rodaje de la película fue un putiferio, o así lo afirman los rumores hollywoodienses.




Respecto a lo puramente cinematográfico, Esplendor en la hierba es un estupendo drama construido sobre un guión de granito. Sin duda Inge sabía lo que se hacía, y no es de extrañar que Hollywood hubiera adaptado ya obras suyas como Bus Stop o Picnic. Además el guión fue adaptado de forma precisa, como era de esperar, por Elia Kazan, hombre de teatro, que junto a su funcional, y a veces poética, dirección, disponía además de su arma más eficaz: la dirección de actores. Como cofundador del Actor's Studio, gurú del Método y director de teatro, Kazan dio para el cine una abultada lista de actores y actrices nominados al Oscar, y un buen número de premiados. Y más allá de las estatuillas, en sus películas simplemente nos brindó algunas de las mejores actuaciones de la historia del cine. No cabe duda de que uno de sus mayores talentos era sacar lo mejor de cada intérprete. Y en ese aspecto Esplendor en la hierba no fue diferente. Con esta película Warren Beatty se convirtió en una estrella en su debut, y Natalie Wood vio relanzada su carrera. Y un a la postre eterno (aunque magnífico) secundario Pat Hingle lograba también una de sus mejores actuaciones, y el honor de figurar segundo en los créditos tras la señorita Wood.




En definitiva, lo que hace sólida a Esplendor en la hierba es su guion, sin sorpresas pero esculpido a cincel, y las estupendas actuaciones de sus protagonistas. Warren Beatty desde luego no era James Dean, pero es de esos actores que se crecen con un buen director. Natalie estaba también estupenda, y de hecho para mí es la número uno de la película. Y la protegida de Kazan, Barbara Loden, también ofrece una cuidada actuación en un papel oscuro y roto, aunque tenga sus momentos de glamour, siendo retratada como sólo un amante podría hacerlo.

La verdad es que hay momentos realmente mágicos a lo largo de la película, con una atmósfera que el propio Elia Kazan afirmaba no comprender del todo. Personalmente para mí hay ciertas escenas que rezuman poderosos efluvios dramáticos, simplemente con la interactuación de los actores y la cámara rodando, y casi todos esos momentos provienen de Natalie Wood. Por ello me permito afirmar que realmente es Natalie el eje central de la historia, ante un buen Beatty carismático pero al que no le abandonan del todo sus dejes inexpresivos.




Esplendor en la hierba, un estupendo drama que en su día fue polémico, y que hoy en día queda simplemente en otro gran título de Elia Kazan, tan talentoso como marcado por algo que nunca debió suceder. Lo mejor en estos casos es olvidarse del drama real y sumergirse en la ficción.

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