ZEPPELIN ROCK: LAS MEJORES PELÍCULAS DE 1998 - Lo mejor del cine de ese año

domingo, 27 de octubre de 2019

LAS MEJORES PELÍCULAS DE 1998 - Lo mejor del cine de ese año

El gran Lebowski.

por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC


Cada vez son más las películas que conoce la mayoría y terminan incluidas en estas listas por ese motivo. Esto no significa que no haya buenos títulos, siempre primando el eclecticismo. No obstante, en estos 90, una estupenda década, siempre hay grandes películas que han trascendido y son muy recordadas. Este 98 no es excepción. Mucho cine independiente, que me trae grandes recuerdos, porque fue la época en la que me enganché a ello. ¡Ojo! Tenemos varios clásicos imperecederos en este año, de muy variados géneros.

Corre, Lola, corre.


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Las mejores películas de 1998
(lo mejor del cine de ese año)


ACADEMIA RUSHMORE, de Wes Anderson. 

Uno de los primeros trabajos de Anderson, el segundo para ser exactos, que lo encumbró para la crítica y puso en boca de los cinéfilos. Una comedia sobre adolescentes y conflictos académicos con muchas cosas interesantes.


AFTER LIFE, de Hirokazu Koreeda. 

Con una gran sensibilidad, no exenta de inteligencia, Koreeda nos regala este título de género fantástico que reflexiona sobre la memoria, su poder necesario y redentor, así como del amor, la generosidad y el perdón.


AL CAER EL SOL, de Robert Benton. 

Cine Negro de aliento clásico y excepcional reparto, de tono crepuscular, que no logra hacer reverdecer, aunque si añorar, los grandes clásicos.


ALGO PASA CON MARY, de los Hermanos Farrelly. 

Se apuntaron un gran pelotazo los Farrelly con esta desfasada y pretendidamente irreverente película llena de chistes y gags sexuales. Algunos de ellos han pasado al imaginario colectivo.




AMERICAN HISTORY X, de Tony Kaye. 

Tremendo y potente drama sobre el racismo y batallas pandilleras que también es drama social y carcelario. El poder destructor del odio. Un título crudo, duro, que hace reflexionar a la vez que traspasa la pantalla con su violenta fisicidad para incomodar. Soberbio trabajo de Edward Norton.




ANTZ (HORMIGAZ), de Eric Darnell y Tim Johnson. 

Una cinta infantil que apostaba por la inteligencia con un protagonista neurótico y existencialista, al que ponía voz, obviamente, Woody Allen. Quedó minimizada por “Bichos”, de Pixar, pero es apreciable.


BARRIO, de Fernando León de Aranoa. 

Drama urbano, social y juvenil, donde Aranoa acierta con el tono dramático lleno de momentos de comedia, donde todo está muy bien integrado y rezuma naturalidad. La amistad en la adolescencia y la dureza de la realidad.




BICHOS, UNA AVENTURA EN MINIATURA, de John Lasseter y Andrew Stanton. 

Brillante cinta Pixar, que fue recibida con todo tipo de elogios, aunque ahora aparece algo olvidada. Brillante reflexión sobre la individualidad que refulge en una exhibición visual y técnica.


BUFFALO ’66, de Vincent Gallo. 

Notable cinta independiente donde Gallo logra profundizar en sus atractivos personajes desde su particular punto de partida. Complejos, conflictos psicológicos, anhelos familiares… Interesante obra.


CELEBRACIÓN, de Thomas Vinterberg. 

Quintaesencia del cacareado movimiento creado por Lars von Trier, Dogma 95, que ni siquiera él cumplía. Esta sería la primera dentro de ese movimiento, si bien donde destaca es en la frescura y brillantez de su historia.




CELEBRITY, de Woody Allen. 

Genialidad de Allen, otra de sus grandes obras, si bien, por lo que fuera, se la recibió con escepticismo. Lúcida y amplia mirada al mundo de la fama desde los más variados prismas, con escenas llenas de ingenio, gloriosos diálogos e hilarantes gags.


CORRE, LOLA, CORRE, de Tom Tykwer. 

Un trepidante y frenético thriller convertido en película de culto por ciertos vericuetos narrativos y su desenfrenado ritmo. Juegos de puntos de vista y con la linealidad narrativa. Resulta entretenida.


CUENTO DE OTOÑO, de Éric Rohmer. 

El último de los cuentos que el director francés dedicó a las estaciones. Una vez más una historia de sentimientos, relaciones y soledades, en este caso crepusculares, como invita el título.


DARK CITY, de Alex Proyas. 

Se anticipó a “Matrix”, tanto en ideas como en concepto y aspectos estéticos, pero no tenía la originalidad de los efectos especiales ni la integración de las influencias orientales en la pirotecnia que revolucionó el cine de acción y Ciencia Ficción modernos. Aún así, es una cinta de culto que me encanta con ese tono Noir futurista que engancha al espectador. Tan sólo la parte final desmerece un tanto.




DESPERTANDO A NED, de Kirk Jones. 

Encantadora comedia irlandesa y rural que cuenta la historia de un pequeño y tranquilo pueblecito de 52 habitantes que cambia de la noche a la mañana cuando a uno de ellos le toca la lotería. Vitalista y divertida.


DIOSES Y MONSTRUOS, de Bill Condon. 

Algo olvidada cinta que posee dos extraordinarias interpretaciones, con un McKellen, que encarna al director de Frankenstein, James Whale, inconmensurable, lo que supuso un gran salto en su carrera.


EL ABUELO, de José Luis Garci. 

Uno de los grandes títulos de Garci, que aquí adapta a Galdós y regala a Fernando Fernán Gómez uno de sus grandes papeles. Una gran obra.




EL EXTRANJERO LOCO, de Tony Gatlif. 

La música como medio de integración y quiebra de barreras culturales y geográficas, de prejuicios y estereotipos. Un buen título francés con gran banda sonora.


EL GENERAL, de John Boorman. 

Notable biopic de Martin Cahill, líder de la mafia irlandesa que aterró al país durante más de dos décadas. Con el IRA al fondo y un gran Brendan Gleeson, el director, John Boorman, logra un poderoso drama basado en hechos reales que retrata su figura, su entorno y sus procederes…


EL GRAN LEBOWSKI, de Joel Coen. 

Una de las grandes genialidades de los Coen. Película de culto con personajes inolvidables, míticos, en una parodia del Cine Negro clásico, a la que no sólo se le dota de comedia, sino de un tono lisérgico que hacen del conjunto algo único. Inmortal Jeff Bridges como El Nota.


EL MILAGRO DE P. TINTO, de Javier Fesser. 

Otra película de culto, una comedia surrealista con obsesos de los hijos, marcianos extraviados, chapuzas cazadores de marcianos… Un humor extravagante que si logras entrar en él satisfará sin duda.




EL PRÍNCIPE DE EGIPTO, de Simon Wells, Steve Hickner y Brenda Chapman. 

Notable film de animación, de extraordinaria calidad técnica, de una productora, Dreamworks, que venía para competir con Disney. La historia de Moisés francamente bien tratada.


EL SHOW DE TRUMAN, de Peter Weir. 

Obra maestra absoluta y clásico instantáneo. Original, visionaria, profunda, divertida, hilarante, accesible y, a la vez, de una complejidad mayúscula filosóficamente, que da para escribir largos ensayos. Muchos descubrieron a Jim Carrey como actor fuera de sus muecas en estrafalarias comedias. Una de las grandes películas del cine moderno.




EL TREN DE LA VIDA, de Radu Mihaileanu. 

Con una original e ingeniosa idea de partida se desarrolla esta historia con la 2ª Guerra Mundial y el nazismo de fondo. Unos judíos que, huyendo del holocausto nazi, organizan un convoy simulando ser prisioneros. Y todo con grandes dosis de comedia.


EL VIOLÍN ROJO, de François Girard. 

La historia es un violín especial, vertebrada en distintos episodios, para mostrar todo un fresco de época. Música, intriga y viajes para una curiosa e interesante película.


ELIZABETH, de Shekhar Kapur. 

La “Reina Virgen” interpretada por Cate Blanchett, lo que situó a la actriz en primera línea con una gran colección de premios. Un correcto drama histórico de gran éxito, tanto que dio para secuela nueve años después.


ENEMIGO PÚBLICO, de Tony Scott. 

Prototípico thriller “made in” Scott. Ritmo, la particular estética del director, una trama atractiva y un gran reparto. Para pasar un rato divertido.


ESTACIÓN CENTRAL DE BRASIL, de Walter Salles. 

Dura y entrañable, tierna y dolorosa. Drama social brasileño de gran prestigio crítico. Una road movie que enseña la realidad oculta de la sociedad brasileña dejando por el cinéfilo camino gran variedad de sentimientos contrapuestos.




FALLEN, de Gregory Hoblit. 

Thriller demoniaco y fantástico, con posesiones y traviesos giros de guion. Un efectivo film protagonizado por Denzel Washington.




FOLLOWING, de Christopher Nolan. 

La primera obra de Nolan, cuando nadie lo conocía y yo lo reivindicaba. Una Opera Prima en blanco y negro, realizada con 4 duros, 6000 dólares para ser exactos, y una sugerente historia y atractivo guion que avanzaba un gran talento.


FUCKING AMAL, de Lukas Moodysson. 

De Suecia viene este retrato juvenil, adolescente, de dos chicas muy distintas que terminan encontrándose. La amistad, el amor, la insatisfacción… Una estimable y pequeña película.


GATO NEGRO, GATO BLANCO, de Emir Kusturica. 

Puro Kusturica, fue un triunfo entre el público y la crítica, dentro de la moderación. Una comedia de ocurrencias tan personales y características como irremediablemente seductoras.


GRANDES ESPERANZAS, de Alfonso Cuarón. 

Cuarón, en esta primera fase “mágica” (algo que no ha perdido y es parte esencial de su obra, a veces no comprendida), adapta la obra de Dickens con un llamativo estilo visual que quizá no encaje del todo con el pretendido en la novela. Para ver si hay infidelidad más allá de lo estético necesitaríamos análisis.




HAPPINESS, de Todd Solondz. 

Tremendo torpedo a la línea de flotación, en forma de comedia negra, de la familia convencional, el estado del bienestar y las apariencias de la clase media. Exitoso y reputado cine independiente de un Solondz que ha quedado desaparecido.


LA CENA DE LOS IDIOTAS, de Francis Veber. 

Veber lleva al cine, también con tremendo éxito, su obra teatral. Hilarante, cruel, despiadada. Merecido éxito de un título que sigue vigente.




LA DELGADA LÍNEA ROJA, de Terrence Malick. 

Coincidió con el “Soldado Ryan” de Spielberg y no quedó eclipsada, lo que ya es un tremendo éxito de Malick, que regresaba tras la cámara después de 20 años, cuando estrenó “Días del Cielo” (1978). Una visión introspectiva, sosegada, reflexiva, meditativa del horror de la guerra. Tremendo reparto.




LA ETERNIDAD Y UN DÍA, de Theodoros Angelopoulos. 

Lirismo redentor es lo que ofrece el director griego en esta galardonada y prestigiosa cinta, muy de su estilo. Uno de sus títulos más significativos.


LA LEYENDA DEL PIANISTA EN EL OCÉANO, de Giuseppe Tornatore. 

Una fascinante película del sensible Tornatore, que aquí adapta a Baricco. La creación y la creatividad, su nacimiento, su fecundidad desde el minimalismo, la ausencia de reglas para la misma, su imparable presencia…




LA NIÑA DE TUS OJOS, de Fernando Trueba. 

Quiso seguir la estela de “Belle Epoque”, con Azcona en el guion, y lo cierto es que fue un buen éxito con lo más granado de nuestros actores. Años 30, el mundo del cine desde una visión interesante en la Alemania nazi y un resultado muy irregular. No es gran cosa, salvo resultona.


LA VENDEDORA DE ROSAS, de Víctor Gaviria. 

Un retrato realista, tan realista como que los protagonistas del film padecen a diario lo expuesto en el mismo, sobre la infancia y la juventud en las calles de Medellín. No hay concesiones.


LA VIDA SOÑADA DE LOS ÁNGELES, de Érick Zonca. 

Es una pequeña película que disfruté en mis intensas sesiones cinéfilas de los 90. Un bello drama sobre la amistad y la vida, con dos protagonistas en estado de gracia.


LITTLE VOICE, de Mark Herman. 

Encantadora comedia musical con un gran reparto, toques dickensianos y de realismo mágico, tan simpática como emotiva. Por supuesto, la música e interpretaciones vocales están entre lo más destacado.


LOCK AND STOCK, de Guy Ritchie. 

Debut por todo lo alto de Guy Ritchie. El mundo de los bajos fondos y la mafia retratados con inusitada frescura, cierto aire tarantiniano, como marcaba la época, y mucha originalidad e ingenio. Una gamberrada que quedó eclipsada por la posterior “Snatch. Cerdos y diamantes”, si bien siempre la reivindico.




LOS AMANTES DEL CÍRCULO POLAR, de Julio Médem. 

Médem con su particular universo en una cinta que me gustó mucho en su día. Una fascinante atmósfera y un extraño aliento romántico que funcionan muy bien en su acertada estética.




LOS IDIOTAS, de Lars von Trier. 

Polémica, como casi todas, cinta de Lars von Trier, de la que sólo se terminó hablando del sexo real que contenía. También, como suele acostumbrar, tiene buenas ideas y reflexiones que desnudan en su provocadora trama la hipocresía y debilidades sociales y humanas.




LULU ON THE BRIDGE, de Paul Auster. 

Auster se pasa a la dirección plasmando en imágenes un texto suyo. Una historia de amor con elementos líricos, casi mágicos, que conectan de lleno con el estilo del fantástico escritor, en ese mundo de depresiones, caídas al abismo y redenciones.


MÁS ALLÁ DE LOS SUEÑOS, de Vincent Ward. 

Impactante visualmente, la película de Ward hace complicados equilibrismo por el drama sensiblero con su estilo mágico. Una reflexión que pretende ser consoladora, en una propuesta que tiene algo de radical en su apuesta estilística y divagaciones metafísicas.




MI NOMBRE ES JOE, de Ken Loach. 

Drama social, género predilecto de Loach. Duro, realista, con grandes personajes, conmovedoras emociones… Uno de sus trabajos más alabados.


MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS, de Terry Gilliam. 

Adaptando a Hunter S. Thompson, Gillian goza en extremo explorando un estilo lisérgico y excesivo. No es que cuente mucho este delirio, pero es ya una cinta de culto…




MULAN, de Barry Cook y Tony Bancroft. 

En 2020 se estrenará su versión en imagen real. Cinta Fantástica y aventurera con claro enfoque feminista. Otro gran entretenimiento, muy efectivo, aunque no esté entre las más alabadas de Disney.


NEGOCIADOR, de F. Gary Gray. 

Buen thriller este de Gray, tenso, entretenido y bien llevado, sostenido por las interpretaciones de su dúo protagonista, Samuel L. Jackson y Kevin Spacey. Cumple.




PATCH ADAMS, de Tom Shadyac. 

Entrañable y sensiblera, la película destaca por el trabajo de Robin Williams. Un melodrama sensiblero, basado en hechos reales, que cumple con su cometido.


PECKER, de John Waters. 

Un Waters con mala leche, aunque comedido en cierta medida. Un título más depurado y con una mirada crítica hacia su entorno y sociedad frívola y superficial. Si entras en su humor, es una comedia negra muy efectiva.


PI, FE EN EL CAOS, de Darren Aronofsky. 

La Opera Prima de Aronofsky, su primer largo, un título perturbador de enfermiza atmósfera, que remite al cine de Cronenberg retratando la obsesión y la angustia. Cinta independiente que anunciaba una interesante voz, a pesar de sus irregularidades.




PLEASANTVILLE, de Gary Ross. 

Simpática parábola en clave de comedia dramática que logra transmitir con eficacia su mensaje gracias a su atractivo punto de partida, donde dos hermanos son teletransportados a una serie de televisión en blanco y negro. Agradable título.


RONIN, de John Frankenheimer. 

Magnífico título de acción con algunas de las mejores persecuciones en coche del cine moderno. Frankenheimer seguía en forma. Trepidante, sólida, entretenida. Da con creces lo que promete sin complicarse.


ROUNDERS, de John Dahl. 

Dahl, notable e irregular cineasta, más centrado ahora en la televisión, entregó este estupendo drama con toques de thriller que se sumerge en el mundo del juego, del póker concretamente, logrando un relato atractivo y entretenido.


SALVAR AL SOLDADO RYAN, de Steven Spielberg. 

Para muchos es la mejor película bélica de la historia, para otros muchos una de las mejores, para la gran mayoría la que mejor plasmó el infierno en batalla…Cruda, tremenda, terrorífica, incómoda. Una obra maestra de uno de los cineastas con mayor potencia visual de la historia.




SHAKESPEARE ENAMORADO, de John Madden. 

Ganó el Oscar por encima de “Salvar al Soldado Ryan”, lo que la condenó para muchos. En cualquier caso es una simpática y agradable comedia que ofrece una fresca visión de Shakespeare y el mundo del teatro isabelino.


THE RING, de Hideo Nakata. 

Pegó fuerte el terror japonés con títulos de este tipo. “The Ring”, en concreto, tuvo hasta remake y secuelas. Algunas imágenes aún provocan escalofríos.




TIERRA, de Deepa Mehta. 

Segunda de la trilogía que completan “Fuego” (1996) y Agua” (2005). La amistad en tiempos convulsos, cuando los cambios sociales y los conflictos políticos y étnicos amenazan la amistad.




UN 32 DE AGOSTO EN LA TIERRA, de Denis Villeneuve. 

Uno de los primeros trabajos del cineasta canadiense, ahora de fama mundial. Una comedia dramática más que interesante. Bien escrita, con buen pulso y muchos alicientes. Apunten.


UN PLAN SENCILLO, de Sam Raimi. 

Un magnífico título que quizá no ha tenido el reconocimiento merecido por ser muy hermanos Coen. Crímenes, avaricia, la América profunda… Muy buen film que adapta la novela de Scott B. Smith.


VELVET GOLDMINE, de Todd Haynes. 

Rock, rebeldía y estética. Haynes y el Glam Rock, donde lo que prima, por encima de todo, es la música.




VERANO DE CORRUPCIÓN, de Bryan Singer. 

Buen título que Singer, que adapta a Stephen King en esta ocasión. Un McKellen que vuelve a deslumbrar, buenas dosis de suspense y de intriga psicológica. Correcto trabajo.


VERY BAD THINGS, de Peter Berg. 

Desfasada comedia negra que tuvo su público en su época. Ya pocos se acuerdan de esta delirante y sangrienta cinta, puro despiporre hilarante. Cumple.

1 comentario:

  1. Adoro esta sección! Es interesante la reflexión sobre el Oscar a la mejor película, para nada "Shakespeare enamorado" se lo merecía. Además de otras 6 estatuillas que se llevó. La Academia siempre tan injusta, polémica y movida por (a saber que) intereses...

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