Amigos, si a un amante de la estética pin-up de los 50 como yo, enamorado de las imágenes vintage, la música, el cine exploitation, las portadas de Eerie o Creepy y el erotismo hay una artista que le resulta icónica, esta es sin duda –obviando a bc– la californiana Kristy Marlana Wallace, más conocida por el nombre artístico de Poison Ivy. Y es que las nuevas generaciones quizás vean a Lady Gaga o a Rihanna como la personificación del erotismo y la provocación –Dios, quita la venda de sus ojos– pero mucho antes estuvo esta mujer, cantando sobre voodoo, ovnis, mutilaciones y sexo, mucho sexo, algo que no sólo podía escucharse en sus letras sino que podía verse en su manera de vestir y de tocar junto a su esposo, el malogrado Lux Interior. Ambos formaron parte de la incipiente escena punk del mítico club neoyorquino CBGB y crearon The Cramps, influyente banda que se convirtiría en el referente del psychobilly –surrealista mezcla de punk, rock clásico y rockabilly– durante más de treinta años y de inspiración de diversos y variopintos artistas, ¿o no pensáis que Alaska y Mario Vaquerizo son unos impersonator ibéricos de Poison y Lux? Otra cosa es que Olvido pueda compararse a Kristy, claro.