Toda una metáfora del glorioso arte de hacer listas de música.
Con más pereza que nunca, quizá sean los años, quizá los kilos, quizá que he escuchado menos que otra veces o quizá que uno se cansa de todo, aunque quizá sea porque ha venido así la cosa, es el caso que con la susodicha pereza que dan ya un poco estas listas de lo mejor del año, que, pese a eso, es precepto publicar en una web musical que se precie, y esta se precia un montón, pues por aquí va el listado que al jefazo de todo esto (por eso es la oficial) le han parecido que son los mejores discos del año. Es posible que esta lista no sea ni mejor (ni se pretende) ni mucho peor (aunque a lo mejor sí) que las otras que hemos publicado por aquí estos días: me refiero a las de los colaboratas Don Críspulo, Isa, Paco, Laura o Alberto. Uno se quita el sombrero y lo patea después de comprobar la clarividencia que todos ellos tienen para elegir lo mejor, o sus favoritos del año, que ya se nos va por donde vino. En fin, que le den. Otro vendrá. Con más música, con más truños y con discos respetables que nos alegren el corazón y el resto de las vísceras, por no hablar de miembros y apéndices varios que nos decoran el cuerpazo que a cada uno la naturaleza le ha dado como premio a esto de existir, amar y dar por culo (en su justa medida) en este planeta que todos y cada uno de nosotros en nuestras millonésimas lenguas con sus dialectos llamamos Tierra. ¡Qué hermoso es vivir, girar y escuchar música en este mundo! ¿Eh? ¿Que no? En cuanto al orden de la puta lista, no hagáis demasiado caso, que empecé dándoselo (cierto orden y concierto) y al final me cansé y de la mitad en adelante les iba dando patadas en el culo hasta que iban pasando uno a uno y alojándose donde mejor les parecía. Hala, a apuntar, que luego se nos queda la mejor cepa sin vendimiar o la mejor mula sin manta. No sé ni los que he puesto este año (en número) y no me voy a poner ahora a contarlos. A lo loco.
