
La banda chilena de Doom Metal/Post-Hardcore IIII lanzó su nuevo álbum Nueva Desesperanza. El lanzamiento fue grabado, mezclado y producido por Juan Pablo Cañolés en "Plex Studios", coproducido por Felipe Arenas (Entrefuegos) y asistido por Joseph Araya. Por aquí abajo os dejamos la posibilidad de escucharlo y también unas palabras sobre el grupo.
Un repaso a tres bandas fundamentales que allanaron el camino hacia la New Wave of British Heavy Metal
del Blog: Entre Riffs y Arpegios
del Blog: Va de Rock Progresivo
La New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM) fue un fenómeno que explotó a finales de la década de 1970 y principios de los 80, con bandas como Iron Maiden, Saxon y Def Leppard revolucionando la escena del rock pesado. Sin embargo, es fácil pasar por alto que este movimiento no surgió de la nada, sino que fue consecuencia de un terreno fértil labrado por infinidad de bandas que, aunque en ocasiones no se las consideraba “heavy” en un sentido estricto, sentaron las bases sonoras y estéticas del género. Entre estos pioneros pre-NWOBHM destacan tres grupos que, cada uno a su manera, fueron determinantes para la evolución posterior del heavy metal: UFO, Budgie y Thin Lizzy.
En este artículo, realizaremos un recorrido en profundidad a lo largo de la historia de estas tres formaciones. Analizaremos cómo se forjaron, cuáles fueron sus influencias, su desarrollo musical y la impronta que dejaron en las bandas que les sucedieron. Veremos cómo, sin llevar la etiqueta de “heavy metal” colgando del cuello, aportaron riffs, melodías, estructuras y actitudes que los futuros exponentes de la NWOBHM tomarían como referencia. Desde la fusión de hard rock y boogie espacial de UFO, pasando por el proto-metal enérgico y directo de Budgie, hasta la combinación de lirismo y potencia rockera de Thin Lizzy, estas tres agrupaciones se alzaron como catalizadores indispensables de la música pesada.
Acompáñanos en este repaso para comprender por qué, si de precursores hablamos, no pueden quedar fuera del panteón del heavy metal tres nombres que, de distintas maneras, alumbraron el camino y marcaron un antes y un después en la escena rockera británica e internacional.
Antes de adentrarnos a fondo en la historia de UFO, Budgie y Thin Lizzy, conviene establecer un contexto sobre la escena musical rockera a finales de la década de 1960 y comienzos de la de 1970. En ese entonces, las raíces del rock duro (hard rock) iban extendiéndose gracias a la labor de bandas como Black Sabbath, Led Zeppelin y Deep Purple, quienes ya habían abierto un camino para sonidos más pesados, alimentados por el blues, el rock psicodélico y la actitud rebelde que caracterizaba a la cultura rock de la época.
No obstante, la etiqueta “heavy metal” aún estaba en plena gestación. Black Sabbath, que emergió a finales de los 60, y Judas Priest, activo desde principios de los 70, fueron piezas fundamentales en el desarrollo de las guitarras distorsionadas, los riffs densos y la temática más oscura, sentando las bases claras de lo que vendría después. Sin embargo, había otras bandas que, sin ser tan tenebrosas o explícitamente “pesadas”, experimentaban con estructuras, sonidos y rasgos técnicos que posteriormente se asociarían directamente con el metal.
En este contexto pre-NWOBHM, nos encontramos con grupos que se movían a caballo entre el hard rock, el boogie, el blues y ciertos matices progresivos o experimentales. Bandas que, a pesar de no definirse a sí mismas bajo la etiqueta “heavy metal”, ofrecían un caldo de cultivo perfecto: un rock más agresivo, rápido y contundente que el que se hacía a mediados de los 60, con riffs marcados y solos de guitarra cada vez más elaborados.
Si bien no podemos olvidar a formaciones como Wishbone Ash, Scorpions o incluso la propia Status Quo en su etapa más temprana, es innegable el rol fundamental que desempeñaron UFO, Budgie y Thin Lizzy en la transformación del rock duro hacia algo más cercano a lo que, entrados los 80, sería conocido como heavy metal. Profundicemos, pues, en la historia de cada una de estas agrupaciones.
UFO se formó en 1968 en Londres, en un momento en el que la escena del rock británico bullía de actividad y creatividad. En sus inicios, el sonido de UFO contenía fuertes elementos de blues y boogie, entroncando con una línea que por entonces dominaba el panorama británico. Sin embargo, rápidamente se alejaron de los clichés más básicos y apostaron por una versión del rock que coqueteaba con lo psicodélico y, en ocasiones, con lo que se conocía como space rock. Es interesante notar que su nombre —sacado, obviamente, de la temática de los ovnis— también apuntaba a esa faceta un tanto astral de sus comienzos.
Su formación inicial:
Desde el principio, Mogg presentó un estilo de canto que se alejaba de los excesos melódicos que se solían asociar con el hard rock de la época, favoreciendo un enfoque más sobrio y natural. Su voz no se caracterizaba por agudos estridentes, sino por una textura áspera, con un timbre algo rasposo, lo que le otorgó un toque distintivo dentro de la escena del hard rock. Esto permitió que las canciones de UFO se alejaran del exceso de virtuosismo vocal, enfocándose en la emotividad y el poder de las letras.
Mogg mostró una increíble capacidad para adaptarse a distintos estilos, pasando de una aproximación psicodélica y atmosférica en los primeros discos de UFO, a un hard rock más directo y enérgico a medida que la banda evolucionaba.
Posteriormente, la incorporación de Michael Schenker, el joven prodigio alemán proveniente de Scorpions, marcó un punto de inflexión que cambiaría la trayectoria de UFO de manera irreversible. Su estilo virtuoso, caracterizado por solos fluidos y complejos, redefinió el sonido de la banda al aportar un equilibrio único entre melancolía melódica y una energía abrasadora propia del hard rock. Temas como “Rock Bottom” evidenciaron su capacidad para combinar pasajes introspectivos con explosiones de intensidad que cautivaron a audiencias de todo el mundo.
Tras su salida, Paul Chapman asumió el desafío de mantener y expandir el legado guitarrístico de UFO. Con un enfoque más agresivo pero igualmente melódico, Chapman introdujo un carácter renovado que no solo consolidó la reputación de la banda, sino que también les permitió explorar nuevas dimensiones sonoras durante una década crucial para el rock duro.
Time Line de las distintas formaciones de UFO
Formación (1979-1983):
Formación (1983-1985):
Formación (1985-1989):
Los primeros discos de UFO, como UFO 1 (1970) y UFO 2: Flying (1971), mostraban una banda con un sonido marcadamente psicodélico y espacial, con largos pasajes instrumentales y experimentaciones sonoras que a menudo se denominaban “space rock”. Sin embargo, a partir de su tercer álbum, Phenomenon (1974), la banda dio un giro radical y se acercó a un hard rock más directo, fundamentalmente gracias a la llegada del joven guitarrista alemán Michael Schenker, cuyo virtuosismo y toque melódico dieron un empujón creativo que redefinió el sonido del grupo.
Con Phenomenon, editado bajo el sello Chrysalis, UFO abrió un nuevo capítulo: riffs más precisos y poderosos, una sección rítmica más compacta y la voz de Phil Mogg luciendo en un tono más firme y versátil. Canciones como “Doctor Doctor” y “Rock Bottom” se convirtieron en clásicos instantáneos dentro de la discografía de la banda y, a la postre, en himnos para los aficionados del hard rock de la época. Estos temas, con la combinación de melodía y energía, ejercieron influencias muy palpables en futuras generaciones de músicos del metal.
Tras el impacto de Phenomenon, UFO continuó puliendo su propuesta. Con discos como Force It (1975) y No Heavy Petting (1976), consolidaron su posición como uno de los grupos británicos más destacados del rock duro, aunque sin llegar a las cifras de ventas de Led Zeppelin o Deep Purple. El toque de Michael Schenker en la guitarra, capaz de crear solos memorables y un carácter melódico de alto vuelo, se complementaba a la perfección con la voz cálida y robusta de Phil Mogg, cuyo estilo no se apoyaba en agudos estridentes, sino en un registro más cercano al blues y el rock clásico.
La verdadera consagración llegaría con Lights Out (1977), un álbum que muchos fans consideran la obra cumbre de UFO. Aquí, la banda presentó un sonido más refinado y potentes composiciones que mezclaban la inmediatez del hard rock con toques melódicos y arreglos de teclados que les otorgaban un matiz más complejo. El tema homónimo “Lights Out”, así como “Love to Love” y “Too Hot to Handle”, se convirtieron en piezas inamovibles de su repertorio en vivo y en auténticos clásicos del rock setenteros.
Aunque UFO no se definiera como una banda de heavy metal en aquella época, la combinación de riffs duros, solos técnicos y un carisma escénico potente tuvo un profundo impacto en músicos que posteriormente liderarían el movimiento NWOBHM. Sin ir más lejos, Steve Harris (bajista y líder de Iron Maiden) ha mencionado en numerosas ocasiones la influencia que UFO ejerció sobre su forma de componer y su concepción de la guitarra protagonista.
Asimismo, la faceta de guitar-hero que encarnó Michael Schenker, con su Flying V y su estilo elegante, anticipó la relevancia que el virtuosismo guitarrístico tomaría en las bandas de heavy metal de los 80. Desde la vestimenta hasta la puesta en escena, UFO apuntó un camino: un rock contundente, con la guitarra en el papel estelar y unos temas que, sin ser exclusivamente pesados, poseían fuerza y gancho melódico.
A lo largo de los años, UFO se ha convertido en un nombre de culto, reverenciado por los fanáticos del rock duro y el heavy metal. Muchos reconocen que, sin la existencia de discos como Phenomenon o Lights Out, buena parte de la NWOBHM no habría tenido el molde sobre el que trabajar para elevar ese estilo a niveles todavía más extremos.
DISCOGRAFÍA COMPLETA DE UFO
Estos cinco temas no solo son fundamentales en la discografía de UFO, sino que también dejaron una huella indeleble en la evolución del hard rock y el heavy metal, influyendo en bandas posteriores y consolidando a UFO como un grupo de culto.
Budgie nació en 1967 en Cardiff, una ciudad de Gales con una rica tradición musical que, durante esa década, comenzaba a ser un hervidero de nuevas propuestas dentro del rock. A pesar de no haber alcanzado la fama masiva de algunas de las bandas contemporáneas más conocidas como Led Zeppelin o Black Sabbath, Budgie desempeñó un papel fundamental en la configuración del hard rock en su etapa temprana y, más tarde, en el surgimiento de lo que se consolidaría como el heavy metal. Esto lo consiguió no solo por su sonido innovador, sino también por su capacidad para influir en generaciones posteriores de músicos.
Los primeros días en Cardiff: la semilla del proto-metal
La historia de Budgie comenzó como una suerte de búsqueda colectiva entre músicos que, sin ser del todo conscientes de ello en sus inicios, formarían la base de un nuevo estilo musical. Cardiff, una ciudad con una escena emergente, se convirtió en el lugar donde Burke Shelley (voz y bajo), Tony Bourge (guitarra) y Ray Phillips (batería) unieron sus fuerzas. A pesar de que la formación inicial del grupo era modesta y provenía de influencias bastante variadas, el trío se alineó bajo una misma visión: crear un sonido que rompiera con los convencionalismos y explorara la dureza y la intensidad que definirían el hard rock de la época.
A diferencia de muchas otras bandas que, al inicio, imitaron a sus influencias, Budgie desde el principio se aventuró a forjar un estilo único. Si bien es cierto que su sonido estaba influenciado por los grandes del rock británico como Led Zeppelin y Black Sabbath, la manera en que la banda lo integró fue crucial para la transición entre el rock pesado de finales de los 60 y el desarrollo del heavy metal en los 70.
El trío original estaba formado por:
Burke Shelley como bajista, no solo tenía la habilidad de entregar líneas graves potentes, sino que su enfoque del bajo distorsionado fue un componente esencial en la creación de una atmósfera tensa y contundente. Como la voz principal, aportó una tonalidad aguda y enérgica que no solo era llamativa por su tesitura, sino también por su capacidad de transmitir intensidad y, a menudo, desesperación. Su voz, aunque no tan rasposa o sucia como la de otros vocalistas contemporáneos de la escena heavy, se alineaba con un tipo de agresividad que se sentía genuina y auténtica, sobre todo cuando se combinaba con las distorsiones y el sonido masivo de la banda.
Tony Bourge como guitarrista, aportaba una destreza técnica que, al igual que la de sus contemporáneos, era capaz de generar riffs monstruosos, pero lo hacía con una sensibilidad melódica que dotaba a la banda de una dualidad muy interesante: no solo buscaban la pesadez, sino que sabían incorporar armonías y pasajes melódicos que los hacían más dinámicos que otras agrupaciones de su época.
Ray Phillips (batería) El estilo de batería de Ray Phillips se caracterizó por su agresividad y precisión, algo que lo alineaba con las características fundamentales del sonido de Budgie. Aunque no era un baterista virtuoso en el sentido técnico más estricto, su enfoque era más visceral y directo. En lugar de centrarse en elaborados solos o en complicadas complejidades rítmicas, Phillips optaba por la fuerza bruta, creando patrones simples pero poderosos que impulsaban la música hacia adelante.
Una de las principales características de su batería fue la manera en que complementaba la distorsión y el poder de las guitarras de Bourge. Las bases de Phillips no solo marcaban el tempo, sino que también intensificaban la sensación de "pesadez" y "dureza" en los riffs, creando una atmósfera densa y energética. En canciones emblemáticas como "Breadfan" o "In for the Kill", la batería de Phillips proporcionaba el ancla perfecta sobre la que el bajo y la guitarra se podían desarrollar, lo que permitía que la banda alcanzara una contundencia única, muy por encima de la media de los grupos de su tiempo.
Más adelante, la banda cambiaría de baterista con frecuencia, quedando, eso sí, Burke Shelley y Tony Bourge como los pilares creativos.Aunque su nombre (que en inglés significa “periquito”) suene inofensivo, lo cierto es que Budgie fue una de las bandas más “pesadas” de su momento. Junto con Black Sabbath, eran considerados de los grupos más contundentes en lo que se refiere a la densidad de riffs y al volumen de sus presentaciones en directo. Resulta sorprendente, pues, que no hayan gozado de un reconocimiento tan amplio, si bien contaban con seguidores fieles y una reputación excelente en el circuito underground y entre músicos de la escena británica.
Time Line con las distintas formaciones de Budgie
El sonido de Budgie podría describirse como un cruce entre Black Sabbath y Led Zeppelin, con una inclinación mayor hacia la agresividad y la búsqueda de riffs poderosos. El bajo distorsionado y la voz aguda de Burke Shelley constituían una de las señas de identidad del grupo, mientras que Tony Bourge, con su guitarra, cimentaba un estilo de “proto-metal” que ejercería una influencia decisiva sobre bandas venideras.
Sus primeros discos, Budgie (1971), Squawk (1972) y Never Turn Your Back on a Friend (1973), mostraron un trío en un estado de gracia creativa, con temas que combinaban pasajes melódicos, toques progresivos y ataques de riff demoledor. “Breadfan”, por ejemplo, uno de sus cortes más emblemáticos (aparecido en Never Turn Your Back on a Friend), anticipaba la energía del speed metal que vendría años después. No en vano, Metallica versionó “Breadfan” décadas después, rindiéndole tributo y evidenciando la enorme influencia de Budgie en el panorama heavy.
DISCOGRAFÍA DE BUDGIE
Budgie también tiene una carrera extensa en cuanto a recopilatorios y versiones en vivo que sirven como tributo a su legado dentro de la música pesada y progresiva. Sin embargo, la discografía de estudio de la banda, marcada por su particular enfoque a lo largo de los años, sigue siendo su principal contribución a la historia del hard rock y heavy metal.
Temas destacados de la Banda
Estos cinco temas no solo marcaron el camino para Budgie dentro del hard rock y heavy metal, sino que también dejaron una huella indeleble en los músicos y bandas que les siguieron.
Con el paso de los años, Budgie fue puliendo su estilo sin perder un ápice de contundencia. Discos como In for the Kill! (1974) y Bandolier (1975) son fiel testimonio de ello. Canciones como “Napoleon Bona-Part One” y “Napoleon Bona-Part Two” muestran cómo el grupo coqueteaba con estructuras algo más complejas, pero siempre manteniendo la agresividad y la marca inconfundible de sus riffs.
En cuanto a su presencia escénica, Budgie era conocido por sus conciertos intensos y la entrega total de sus músicos sobre el escenario. Burke Shelley, a pesar de su apariencia frágil, desplegaba una fuerza vocal que contrastaba con su tamaño y demostraba que la potencia no tiene por qué ir reñida con lo estereotípicamente “musculoso”. De hecho, su voz a veces se acercaba a un registro que, con la distorsión de la banda, se transformaba en un alarido muy cercano al heavy metal de finales de los 70 y principios de los 80.
Influencia en la NWOBHM y más allá
Aunque Budgie no sea el primer nombre que aparezca en las discusiones sobre el proto-metal, su influencia se refleja en multitud de bandas. Metallica, Megadeth, Iron Maiden y muchos otros han reconocido la importancia de Budgie al momento de forjar sus propios estilos. Es innegable la relación que existe entre algunos riffs y composiciones de Budgie con la estructura y la agresividad presentes en el heavy metal ochentero.
Además, Budgie sirvió como puente para mostrar que un trío podía sonar tan contundente como un cuarteto o quinteto. Su estilo directo, sin demasiados artificios, apostaba por la esencialidad del riff y la energía en vivo, algo que muchas bandas de la NWOBHM recogerían en sus inicios cuando se enfrentaban a escenarios pequeños y presupuestos reducidos.
El legado de Budgie, pues, va mucho más allá de su proyección comercial. Aunque su fama nunca igualó a la de otros contemporáneos como Deep Purple o Black Sabbath, su contribución al desarrollo del heavy metal es innegable. La crudeza de su sonido, su habilidad para combinar pasajes melódicos y riffs potentes, así como su enfoque de “menos es más”, influyeron en la generación de bandas que, a finales de los 70 y principios de los 80, constituirían la NWOBHM.
Thin Lizzy es un ejemplo destacado de una banda cuya influencia en el rock supera ampliamente el reconocimiento que obtuvo durante su existencia. Fundada a finales de 1969, la agrupación irlandesa fue liderada por Phil Lynott, vocalista, bajista y principal compositor, y Brian Downey, baterista y cofundador. Juntos conformaron una sección rítmica inconfundible, que proporcionó una base sólida para la evolución de un repertorio musical que abarcó desde el rock progresivo hasta el hard rock más electrizante. Pese a los numerosos cambios en la alineación, el enfoque artístico de Lynott y Downey garantizó la relevancia de la banda dentro de un panorama musical competitivo y en constante cambio.
Phil Lynott, nacido el 20 de agosto de 1951 en Dublín, fue un músico de ascendencia mixta, irlandesa y brasileña, cuya identidad multicultural influyó notablemente en su visión artística. Su doble herencia le permitió fusionar elementos de diferentes culturas, dotando a sus composiciones de una perspectiva única que integraba la narrativa tradicional irlandesa con influencias rítmicas y melódicas más globales. Esto se reflejó en sus letras, que a menudo exploraban temas universales como la identidad y la resistencia, al tiempo que incorporaban estructuras melódicas poco convencionales que enriquecieron la sonoridad de Thin Lizzy. Desde su juventud, desarrolló una amistad estrecha con Brian Downey, un baterista dotado de gran precisión y creatividad, con quien compartió escenarios en agrupaciones como Sugar Shack y Orphanage. Fue a finales de la década de 1960 cuando, junto al guitarrista Eric Bell, fundaron Thin Lizzy, bautizando a la banda en honor a una referencia humorística de la cultura pop. Su primer concierto, celebrado en abril de 1970 en Newbridge, marcó el inicio de una carrera que pronto los distinguiría como una de las formaciones más prometedoras de la escena local.
Ese mismo año, la discográfica Decca les propuso un contrato de tres años, lo que motivó su traslado a Londres, el epicentro de la industria musical en aquel entonces. La imagen carismática de Lynott y su pasión por reinterpretar temas de Jimi Hendrix facilitaron que el grupo fuera inicialmente catalogado como una banda de hard rock. Sin embargo, sus primeros álbumes, Thin Lizzy (1971) y Shades of a Blue Orphanage (1972), revelaron una orientación hacia el rock progresivo, caracterizada por una complejidad estructural y una profundidad lírica que anticipaban la ambición artística de Lynott. Estas producciones, aunque moderadamente exitosas, evidenciaron la búsqueda de una identidad musical propia que aún estaba en ciernes.
El período de consolidación de Thin Lizzy comenzó con la salida de Eric Bell en 1973 y la incorporación de los guitarristas Scott Gorham y Brian Robertson. Esta nueva alineación marcó el inicio de la llamada "era dorada" de la banda, caracterizada por el uso innovador de guitarras gemelas, una técnica que no solo redefinió su sonido, sino que también se convirtió en un sello distintivo del hard rock. Álbumes como Jailbreak (1976) y Johnny the Fox (1976) consolidaron a Thin Lizzy como una fuerza creativa en el rock, gracias a clásicos como "The Boys Are Back in Town" y "Emerald," los cuales combinaban narrativas líricas evocadoras con arreglos instrumentales de una sofisticación notable.
No obstante, el ascenso de Thin Lizzy estuvo acompañado de desafíos significativos. Las tensiones internas, agravadas por los problemas de salud y las adicciones de Lynott, así como las presiones financieras, obstaculizaron la estabilidad del grupo. Sin embargo, su capacidad para ofrecer presentaciones en vivo llenas de energía y pasión mantuvo su estatus como una de las bandas más influyentes de su tiempo. Lynott, como frontman, desafió convenciones raciales y culturales, convirtiéndose en un referente no solo por su talento musical, sino también por su papel como pionero en un género dominado por artistas blancos.
La contribución de Thin Lizzy al canon del rock excede la música misma. Su fusión de elementos de folk, blues y hard rock estableció un paradigma que influyó en numerosas bandas subsecuentes, mientras que su legado cultural sigue siendo un testimonio de la creatividad y determinación de Lynott y sus colaboradores. Aunque nunca alcanzaron el éxito comercial masivo de otras agrupaciones contemporáneas, su impacto en la historia del rock es profundo e innegable. Thin Lizzy se erige como un ejemplo de cómo la innovación y la autenticidad pueden trascender las limitaciones del reconocimiento inmediato, inspirando a generaciones de músicos y melomanos en todo el mundo.
1969-1973: Formación original con Phil Lynott (bajo y voz), Brian Downey (batería) y Eric Bell (guitarra). Esta etapa se caracteriza por una orientación hacia el blues rock y el folk rock, culminando con el éxito de “Whiskey in the Jar”.
1974-1977: Introducción del formato de guitarras gemelas con Brian Robertson y Scott Gorham. Es el período de mayor creatividad, incluyendo Jailbreak (1976) y Johnny the Fox (1976).
1978-1979: Gary Moore sustituye a Brian Robertson de forma intermitente, aportando un estilo más virtuoso y agresivo en álbumes como Black Rose: A Rock Legend (1979).
1980-1983: Renovación constante de guitarristas con Snowy White y John Sykes. La banda explora sonidos más pesados en discos como Renegade (1981) y Thunder and Lightning (1983), que marcaría su álbum de despedida.
1986 en adelante: Tras la muerte de Phil Lynott en 1986, la banda se reunió en varias ocasiones con formaciones lideradas por Scott Gorham y John Sykes, pero sin Lynott, Thin Lizzy quedó como un homenaje a su legado.
El primer gran éxito de Thin Lizzy llegó con la versión rock de la canción tradicional irlandesa “Whiskey in the Jar” en 1972. Aunque la banda nunca consideró ese tema como representativo de su estilo, lo cierto es que les otorgó una visibilidad que, hasta entonces, no tenían. A partir de ahí, la búsqueda de su identidad musical sería constante.
Con álbumes como Nightlife (1974) y Fighting (1975), el grupo fue definiendo una línea más cercana al hard rock clásico, respaldada por la creciente habilidad de Phil Lynott como compositor y frontman. Pero fue en Jailbreak (1976) donde Thin Lizzy explotó creativamente y alcanzó la fama internacional. Temas como “Jailbreak”, “Emerald” y, sobre todo, “The Boys Are Back in Town” se convirtieron en himnos del rock setentero y elevaron a la banda a un estatus de primer orden.
Uno de los rasgos más característicos de Thin Lizzy es el uso de las “twin guitars” o guitarras gemelas al unísono o armonizando las líneas melódicas. Este recurso, que acabó siendo adoptado y popularizado por bandas como Wishbone Ash y, posteriormente, por la NWOBHM (véase el caso paradigmático de Iron Maiden con Dave Murray y Adrian Smith), fue llevado a un nivel de sofisticación notable por parte de Thin Lizzy.
Ya fuera la dupla formada por Brian Robertson y Scott Gorham, o la de Gary Moore y Gorham en etapas posteriores, Thin Lizzy logró fusionar el lirismo melódico con la fuerza del rock duro en un estilo muy personal. De hecho, la capacidad de Lynott para tejer historias potentes y emotivas sobre estas bases de guitarra doble supuso un aire fresco en la escena rock. No se trataba únicamente de riffs potentes, sino de la capacidad de generar tensión y complementar las melodías vocales de forma magistral.
Si bien Thin Lizzy fue una banda de rock duro, muchas de sus letras se alejaban de los temas habituales (rebeldía adolescente, la fiesta, el amor/desamor) para adentrarse en la narrativa de personajes, historias de la calle o de la cultura irlandesa. Phil Lynott tenía una vena literaria notable y sus composiciones gozaban de una profundidad que influyó en la manera en que posteriormente muchas bandas enfocaron sus temáticas líricas dentro del heavy metal.
De hecho, parte del legado de Thin Lizzy radica en mostrar que la “epicidad” de un tema no tenía que venir forzosamente de reyes y dragones (como popularizaron Rainbow y otras formaciones), sino que también podía surgir de la vida cotidiana, de las leyendas locales, de la nostalgia y la fraternidad. Este rasgo se convirtió en un guiño que recogerían bandas de la NWOBHM para desarrollar líricas que, de un modo u otro, podían fusionar la historia medieval con la sensibilidad urbana.
DISCOGRAFÍA DE THIN LIZZY
1. Thin Lizzy (1971)
2. Shades of a Blue Orphanage (1972)
3. Vagabonds of the Western World (1973)
4. Nightlife (1974)
5. Fighting (1975)
6. Jailbreak (1976)
7. Johnny The Fox (1976)
8. Bad Reputation (1977)
9. Black Rose: A Rock Legend (1979)
10. Chinatown (1980)
11. Renegade (1981)
12. Thunder and Lightning (1983)
Aunque Thin Lizzy no fuese una banda de heavy metal, su aporte a la NWOBHM se produjo en varios frentes:
Por todo ello, Thin Lizzy fue uno de los grandes catalizadores para que las bandas de finales de los 70 se atrevieran a explorar un rock cada vez más poderoso, directo y accesible, abriendo las puertas al fenómeno que se consolidaría poco después como la New Wave of British Heavy Metal.
Tras repasar la historia y los aportes de cada una de estas tres bandas, es hora de reflexionar sobre el vínculo que las une y la manera en que su música, aunque no siempre etiquetada como “heavy”, supuso la génesis de la NWOBHM.
En primer lugar, las tres formaciones surgieron a finales de los 60 y comienzos de los 70, cuando el hard rock todavía estaba germinando, y la etiqueta “heavy metal” era difusa y minoritaria. En ese contexto, UFO se aventuró a fusionar rock psicodélico con riffs contundentes; Budgie se adentró en un sonido más agresivo y crudo que muchos de sus coetáneos; y Thin Lizzy apostó por la melodía y el lirismo sin renunciar a la fuerza. Cada una, desde su propio enfoque, estaba experimentando con las posibilidades del rock, ampliando los límites de lo que se consideraba “duro” o “pesado”.
Este afán experimental sentó precedente para las bandas de la NWOBHM, que heredaron la actitud de explorar y no tener miedo a combinar elementos de distintos subgéneros. Por ejemplo, Iron Maiden tomaría la parte melódica y las guitarras gemelas de Thin Lizzy, la contundencia rítmica y la energía de Budgie, y la maestría instrumental de UFO para crear un sonido que se volvió icónico. Y lo mismo puede decirse de Saxon, Def Leppard y muchas otras agrupaciones.
Por otro lado, tanto UFO como Budgie y Thin Lizzy destacaron por una atención notable al trabajo de la guitarra, aunado a secciones rítmicas robustas y poderosas. En UFO, la guitarra de Michael Schenker fue un faro para los jóvenes guitarristas que soñaban con punteos rápidos y melodías épicas. En Budgie, Tony Bourge desarrolló riffs pesados y punzantes que anticipaban la crudeza del metal posterior. Thin Lizzy, con sus guitarras gemelas y su bajista-vocalista carismático, mostró que la sección rítmica podía ser el núcleo emotivo y narrativo de una banda de rock duro.
La NWOBHM llevaría estos conceptos al extremo: riffs más veloces, mayor presencia de solos de guitarra, bajo con protagonismo melódico y baterías más rápidas. No obstante, sin la semilla plantada por estos pioneros, tal vez la explosión de velocidad y virtuosismo que caracterizó a la NWOBHM no habría sido tan poderosa.
Evolución de la estética y la puesta en escena
En el plano de la estética y la puesta en escena, UFO y Budgie no eran tan coloridos como lo sería el glam rock, ni tampoco tan oscuros como Black Sabbath. Sin embargo, su actitud y energía en directo comenzaron a forjar la identidad del “rock duro” en vivo: volúmenes altos, solos interminables, entrega total sobre el escenario. Thin Lizzy, por su parte, incorporó elementos de show y carisma que provenían de la personalidad única de Phil Lynott.
Estas actitudes en vivo serían cruciales para el desarrollo de la NWOBHM, donde las bandas buscaban conectar con el público a través de conciertos frenéticos, un entorno de hermandad con los fans y un lenguaje corporal que trascendía la música (chaquetas de cuero, tachuelas, etc.). Aunque UFO, Budgie y Thin Lizzy no fueron tan extremos en su imagen como otros grupos posteriores, ofrecieron un modelo de actuación que influyó directamente en la forma de presentarse de las bandas de heavy metal de los 80.
En el apartado compositivo, ya hemos visto que tanto UFO como Thin Lizzy ofrecían estructuras más elaboradas que el rock estándar de la época, introduciendo secciones instrumentales, cambios de tempo o solos de larga duración. Budgie, por su parte, apostaba por la sencillez y la crudeza, pero mantenía pasajes progresivos y estribillos pegadizos que servían de gancho. Este equilibrio entre la contundencia y la melodía sería clave en la NWOBHM.
A nivel lírico, Phil Lynott demostró que se podían escribir letras profundas y con carga poética en un contexto de rock duro. Esto allanó el camino para que, a finales de los 70, bandas como Iron Maiden abordaran temáticas históricas o literarias con un enfoque más narrativo y conceptual, sin renunciar a la agresividad y la inmediatez que caracterizaban al metal.
La historia del heavy metal y sus diversas ramificaciones, incluida la NWOBHM, no puede entenderse sin la contribución de bandas como UFO, Budgie y Thin Lizzy. Aun sin ostentar la etiqueta de “heavy metal” de forma clara, supieron revolucionar la manera de tocar la guitarra, de concebir la sección rítmica y de fusionar melodías pegadizas con la contundencia que, por entonces, era considerada extrema.
Algunos podrían argumentar que la fama de UFO se quedó a mitad de camino en comparación con las superestrellas del rock setentero; que Budgie nunca alcanzó el éxito masivo y que Thin Lizzy tenía un pie en el rock y otro en el lirismo poético. Sin embargo, si colocamos la lupa en el factor creativo y en el impacto posterior, es innegable que estas tres formaciones abonaron el terreno para que, a finales de los 70, jóvenes músicos británicos emprendieran el relevo y llevaran el rock duro hacia una nueva ola que acabaría por definirse como NWOBHM.
Tanto UFO como Budgie y Thin Lizzy fueron, en mayor o menor medida, bandas de culto, siendo valoradas principalmente por músicos y seguidores acérrimos del rock y el metal. Puede que no coparan los titulares de la prensa generalista tan a menudo como otras formaciones, pero su huella se percibe claramente en la música de decenas de grupos que, en los 80 y 90, dieron forma a la escena metalera internacional.
En un sentido más amplio, estas bandas son también recordatorios de que el éxito comercial no es el único baremo para medir la trascendencia de un artista. Muchas veces, la influencia y la originalidad se manifiestan en detalles que un público masivo puede pasar por alto en su momento, pero que los futuros creadores rescatan y revalorizan. Hoy, es común ver a músicos consagrados citar a UFO, Budgie o Thin Lizzy como referentes, y eso habla de la persistencia de su legado.
Aunque han pasado décadas desde la época dorada de estas formaciones, lo cierto es que su música sigue teniendo vigencia. Los discos clásicos de UFO —Phenomenon, Force It, Lights Out— continúan siendo reeditados y descubiertos por nuevas generaciones; Budgie sigue contando con un grupo fiel de seguidores que, en foros y redes sociales, reivindican la importancia de álbumes como Never Turn Your Back on a Friend; y Thin Lizzy conserva un halo mítico, reforzado tras la muerte de Phil Lynott en 1986, lo que convirtió al artista en una figura casi legendaria dentro del rock.
Por otro lado, la NWOBHM, a pesar de ser un movimiento que tuvo su auge a principios de los 80, continúa generando interés, reediciones y festivales temáticos. Grupos como Iron Maiden siguen llenando estadios y sacando discos que llegan a los primeros puestos de ventas. Ese fenómeno no puede comprenderse sin la labor previa de bandas que establecieron los cimientos sobre los que floreció esa “nueva ola”.
Durante los últimos años, se ha visto una tendencia a revalorizar las raíces del heavy metal y del rock duro. Documentales, libros y artículos especializados han contribuido a rescatar la importancia de grupos que no obtuvieron la fama masiva de otras bandas, pero que resultaron fundamentales para la evolución del género. En este sentido, UFO, Budgie y Thin Lizzy están teniendo una presencia cada vez más destacada en la historiografía del rock, ocupando el lugar que merecen como pioneros pre-NWOBHM.
Una de las lecciones que podemos extraer de este redescubrimiento es la enorme riqueza de la escena rock de la década de 1970, un periodo de efervescencia artística en el que se gestaron las bases de prácticamente todos los subgéneros del rock y del metal que conocemos en la actualidad. Entre ese caldo de cultivo bullente, estos tres nombres brillan con luz propia, ya sea por sus riffs, por sus letras, por su carisma escénico o por su capacidad de inspirar a toda una generación posterior.
Para entender realmente el surgimiento y la explosión de la New Wave of British Heavy Metal, no basta con revisar la discografía de Iron Maiden o Judas Priest. Resulta fundamental atender a los cimientos: UFO, Budgie y Thin Lizzy son ejemplos de cómo la inquietud creativa y la búsqueda de un rock más poderoso fueron moldeando, paso a paso, las características sonoras y estéticas de lo que, a finales de los 70, emergería como un fenómeno imparable.
No es casual que muchos músicos de la NWOBHM, e incluso de las generaciones posteriores, citen a estas bandas como influencias capitales. Su labor consistió en pavimentar el camino, aportar matices y abrir un abanico de posibilidades en un momento en el que la música popular británica necesitaba un recambio. Ellos dotaron al rock de una energía diferente, a medio camino entre la inmediatez blusera de finales de los 60 y el virtuosismo más agresivo que reclamarían los 80.
En definitiva, celebrar y reivindicar a UFO, Budgie y Thin Lizzy no solo es una cuestión de justicia histórica, sino también una oportunidad de redescubrir música llena de calidad, pasión y espíritu pionero. Quien se acerque a sus discos con una perspectiva abierta podrá atisbar en sus surcos la chispa creadora que, poco después, prendería la mecha de la NWOBHM y de todo el heavy metal posterior. Y es que, aunque ellos jamás llevaran la etiqueta de “heavy” como bandera, sí que proporcionaron las piezas básicas de un rompecabezas que, una vez completado, cambiaría para siempre el panorama musical.
Así pues, la próxima vez que suenen los acordes de “Doctor Doctor” de UFO en un concierto, que escuches la versión de “Breadfan” tocada por Metallica, o que cantes a todo pulmón “The Boys Are Back in Town” junto a amigos, recuerda que detrás de esos himnos hay historias de innovación, valentía y visión de futuro. Historias forjadas por unas bandas que, desde su posición de pioneros, dieron forma a la leyenda que hoy conocemos como heavy metal.
Con esto, cerramos este extenso repaso sobre UFO, Budgie y Thin Lizzy. Tres nombres imprescindibles para entender el antes y el después en la evolución del rock duro y la gestación de la NWOBHM. En ellos encontramos un legado no solo musical, sino también de actitud y coraje para explorar territorios a veces inexplorados, impulsando al rock a nuevos límites y preparando el terreno para uno de los movimientos más influyentes y revitalizantes de la historia del género. Definitivamente, su importancia es incuestionable, y su música, atemporal. Si aún no les has dado la atención que merecen, este es el momento perfecto para hacerlo. ¡Dales una escucha y comprueba cómo resonaron en el pasado, y cómo siguen resonando en el presente!
UFO - LIVE AT ROCKPALAST 1980