ZEPPELIN ROCK: FLESHGOD APOCALYPSE - Opera (2024): CRÍTICA Review

lunes, 13 de enero de 2025

FLESHGOD APOCALYPSE - Opera (2024): CRÍTICA Review

 

Por Esteban Martínez (@EMartineC)
del blog Benditos Discos



¿Es posible que el hecho de tocar techo demasiado pronto se convierte en un problema? Esto es lo que parece terminó ocurriendo a Fleshgod Apocalypse, quienes ya en su segundo álbum (Agony, 2011) dieron muestras de un death brutalísimo y técnico, al que realmente es poco lo que se le podía criticar. ¿Y cómo mejorar desde ahí? Pues tal parece que la única salida que los italianos vieron al "problema" fue caer en el sobrecargo. Agregar más y más elementos a su sonido, mantener la velocidad endemoniada en Labyrinth (2013), pero intensificando los elementos sinfónicos, algo que exacerbaron aún más en King (2016) aunque esa vez desacelerando para privilegiar estructuras que les acercasen al metal progresivo. El riesgo de transformarse eso si en una versión pobre de los griegos Septicflesh estaba ahí latente, por lo que la banda de cierta forma reculó mediante un álbum más directo como Veleno (2019), llegando así a este sexto álbum, eso sí, bajo un contexto no menor a mencionar: el accidente de Francesco Paoli que estuvo a punto de terminar con la carrera de la banda.



En dicho sentido, si bien cinco años parecen ser bastante tiempo como para pensar un nuevo álbum, el accidente del vocalista obviamente acortó los plazos por lo que este Opera, lejos de representar algún tipo de reinvención, suena más bien a una continuación de Veleno con la salvedad (no menor, digámoslo) del tono operístico con que este cuenta, marcado por los duetos vocales entre Francesco y Veronica Bordacchini, además de temáticas en torno a la muerte. Lo dicho se aprecia de inmediato cuando abre 'Ode to art - De' sepolcri' seguida del metal acelerado de 'I can never die', con un tono de epitafio bastante claro ("Cuando llegue mi momento no quiero lamentos / Levanten sus copas y en mi honor escuchen fuerte esta música..."), y la terrorífica 'Pendulum', donde Paoli relata el terror de su caída desde las alturas ("El amor por lo desconocido me trajo acá / Donde el aire es tan delgado que apenas se puede respirar y es mejor no mirar hacia abajo..."). En adelante el disco sostendrá este tono, oscilando entre momentos aceleradísimos en donde Veronica realizará su aporte, ya sea intercalando su voz entre solos de guitarra en 'Bloodstock' o apelando a la épica en 'At war with my soul', monstruosidad de canción esta y una donde parecen dar con la tecla precisa en términos de estilo.



Entrando a la parte última, la banda intenta matizar. Contrastan la velocidad impuesta en 'Morphine waltz' o 'Per aspera ad astra' (quizás una de estas dos debieron dejar, no ambas) bajando mediante 'Matricide 8.21' o la balada 'Till death do us part' (otra que me sobra), armando una recta final que, pese al intento, de todas formas se hace pesada, o más bien redundante, lo cual no habla bien de un disco que apenas dura cuarenta minutos entre canciones todas que rondan los cuatro.



Hay luces y sombras por tanto en este Opera, aunque el saldo es positivo. Un trabajo que muestra avances y ciertamente mejora la experiencia respecto a su antecesor, también suena sincero y entregado a un camino que apuesta por sonidos que colocan el énfasis en los arreglos tanto vocales como instrumentales, sin complicarse demasiado con las estructuras. Con todo, sin embargo, la sensación de que la banda no logra acercarse al nivel de contundencia de sus inicios es inevitable.

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