Cuando se aborda el estudio de los pilares fundacionales del Heavy
Metal, resulta ineludible situar a Deep Purple junto a otras bandas
paradigmáticas como Led Zeppelin y Black Sabbath, cuyo impacto no sólo
estableció los cimientos del género, sino que también delineó sus rasgos
característicos. Mientras Led Zeppelin exploraba texturas sonoras que
combinaban el blues con la experimentación, y Black Sabbath cimentaba la
atmósfera oscura y la pesadez tonal que sería distintiva del Metal, Deep
Purple aportó un enfoque virtuoso e innovador que equilibraba la
agresividad con la sofisticación instrumental.
Deep Purple se erigió
como una de las agrupaciones más influyentes y seminales de su tiempo,
debido a su electrizante presencia escénica, la meticulosidad técnica de
sus integrantes y la densidad conceptual de sus composiciones. Un
ejemplo notable de estas cualidades se encuentra en su álbum
Machine Head, donde piezas como
“Smoke on the Water” destacan por su inconfundible riff de
guitarra, mientras que “Highway Star” muestra el virtuosismo
instrumental en un solo de guitarra electrizante combinado con un
despliegue vocal de alto impacto. No solo revolucionó el panorama sonoro
de su época, sino que estableció los fundamentos estéticos y
estilísticos que servirían de base para el posterior desarrollo de
subgéneros más extremos dentro del rock y el Heavy Metal.
Orígenes y transformación estética
Deep Purple emergió en el crisol cultural de finales de los años
sesenta, un período caracterizado por una efervescencia creativa y un
eclecticismo musical sin precedentes. Durante esta época, la banda
incursionó en diversos géneros, como el rock psicodélico y el blues, que
definieron sus primeras obras: Shades of Deep Purple y
The Book of Taliesyn. Estas producciones iniciales no solo
reflejan las tendencias predominantes de la década, sino también la
ambición de la banda por explorar terrenos más sofisticados mediante la
incorporación de elementos del clasicismo musical. Esto se manifiesta
particularmente en el uso del órgano Hammond por parte de Jon Lord, cuya
interpretación fusiona influencias barrocas y románticas con estructuras
contemporáneas del rock. En temas como “Anthem” y “April”,
se perciben pasajes que evocan fugas y contrapuntos propios de la música
clásica, integrados de manera fluida con las texturas más abrasivas de
la guitarra eléctrica. Estos elementos clásicos no solo destacan por su
virtuosismo técnico, sino también por su capacidad para subrayar el tema
general de innovación musical que definía a Deep Purple.
Al fusionar
estructuras contrapuntísticas clásicas con riffs poderosos, la banda
creó un puente entre dos mundos en apariencia antagónicos, evidenciando
cómo el legado musical del pasado podía reinterpretarse y revitalizarse
para enriquecer un género emergente como el rock pesado. Esta
combinación no sólo expandió el horizonte sonoro del rock de la época,
sino que también demostró la capacidad de Deep Purple para elevar el
género hacia nuevas dimensiones artísticas. Este enfoque, liderado por
el innovador teclista Jon Lord, estableció un precedente para lo que
sería una de las marcas distintivas de la agrupación.
No obstante, el punto de inflexión hacia un sonido más agresivo y
característico ocurrió con la reconfiguración de su alineación. La
llegada del carismático vocalista Ian Gillan y el versátil bajista Roger
Glover supuso un cambio fundamental en la dirección musical de Deep
Purple. Junto al virtuoso guitarrista Ritchie Blackmore, el baterista
Ian Paice y el propio Lord, esta formación, conocida como la legendaria
"Mark II", no sólo redefinió el sonido de la banda, sino que estableció
un modelo para el desarrollo del Heavy Metal. Con Gillan a la cabeza,
cuya voz poderosa y versátil dotó a las composiciones de una profundidad
dramática, Deep Purple adoptó un enfoque más audaz, enfatizando riffs
más contundentes, texturas instrumentales complejas y una ejecución
técnica sin precedentes.
La publicación de Deep Purple in Rock en 1970 constituye un
hito no solo en la trayectoria de la banda, sino también en la
cristalización de los cimientos del Heavy Metal como género musical.
Este álbum, cargado de una energía inusitada, marcó un giro decisivo en
la evolución del rock pesado al combinar elementos de intensidad
rítmica, exploración melódica y una composición deliberadamente
ambiciosa. Temas como “Speed King”, con su vertiginoso despliegue
de riffs abrasivos, y “Child in Time”, una epopeya sonora que
combina pasajes introspectivos con explosiones de potencia vocal e
instrumental, ilustran la capacidad de la banda para fusionar lo
visceral con lo refinado.
Paralelamente, el uso pionero del órgano Hammond por parte de Jon Lord
añadió una riqueza de texturas que redefinió el rol de los teclados en
la música rock. En canciones como “Child in Time”, el órgano se
convierte en un protagonista capaz de construir una atmósfera dramática
y expansiva, mientras que en “Lazy” se despliega como una
herramienta de improvisación virtuosa, entrelazando pasajes de blues y
rock. Esta versatilidad no sólo expandió los horizontes sonoros del
género, sino que también cimentó el órgano Hammond como un elemento
esencial en el lenguaje del rock pesado. Su enfoque, profundamente
influenciado por la música clásica y el blues, logró articular un
espectro armónico que oscilaba entre lo sinfónico y lo rápidamente
percusión, creando un contraste electrizante con los poderosos riffs de
Ritchie Blackmore. En su conjunto, Deep Purple in Rock no solo
estableció un nuevo estándar para la composición y ejecución dentro del
rock pesado, sino que también anticipó las direcciones que tomaría el
Heavy Metal en las décadas posteriores.
Componentes definitorios del lenguaje musical
Intensidad instrumental y diseño sonoro:
La sinergia entre las texturas de la guitarra de Blackmore y las
elaboradas progresiones armónicas del órgano de Lord generó una
paleta sonora de enorme densidad que redefinió el concepto de
instrumentalidad en el rock pesado. La técnica de Blackmore,
caracterizada por su habilidad para alternar pasajes melódicos con
ataques rítmicos de gran contundencia, se fusionaba con el enfoque
armónico de Lord, quien utilizaba el órgano Hammond como un
instrumento de expresión tanto melódica como percusiva. Esta
combinación no solo amplió los horizontes sonoros de la banda, sino
que también generó estructuras musicales intrincadas que desafiaban
las convenciones del rock tradicional. Al mismo tiempo, los arreglos
exploraban complejas transiciones tonales y rítmicas que anticipaban
desarrollos posteriores en subgéneros como el rock progresivo, el
metal sinfónico y el metal técnico. Este enfoque multifacético,
combinado con la ejecución impecable de cada músico, cimentó la
reputación de Deep Purple como una banda que empujó los límites del
lenguaje musical en su época.
Virtuosismo y arquitectura compositiva: Las obras de Deep Purple representan una sinergia única entre
técnica, creatividad y narración musical. Cada composición, como
“Highway Star”, se estructura como un microcosmos de
innovación donde los cambios de ritmo vertiginosos, las transiciones
armónicas y los solos extendidos actúan como elementos narrativos
que capturan la esencia del virtuosismo. En esta pieza, Ritchie
Blackmore despliega un solo de guitarra que no solo resalta su
dominio técnico, sino también su capacidad para construir melodías
que permanecen indelebles en la memoria del oyente. Por su parte, el
teclado de Jon Lord establece un diálogo con la guitarra, tejiendo
texturas que enriquecen la atmósfera musical.
Este enfoque minucioso influyó profundamente en formaciones posteriores
como Iron Maiden y Dream Theater, quienes adoptaron y ampliaron la idea
de la complejidad compositiva como un estándar artístico. En el caso de
Iron Maiden, canciones como
“Rime of the Ancient Mariner” reflejan estructuras narrativas
complejas y pasajes instrumentales extensos que evocan la influencia de
Deep Purple. Por su parte, Dream Theater ha reconocido la deuda creativa
con la banda en piezas como
“Metropolis Pt. 1: The Miracle and the Sleeper”, donde la fusión
de virtuosismo técnico y dinamismo compositivo es claramente heredera
del legado de Purple. En particular, las largas secciones instrumentales
de Deep Purple, cargadas de improvisaciones y una ejecución meticulosa,
marcaron un antes y un después en la forma en que las bandas de rock y
metal abordaron la narrativa musical. La influencia de estas
composiciones se extiende no solo a la estructura técnica, sino también
a la capacidad de evocar emociones complejas a través de una interacción
orgánica entre los instrumentos.
Performatividad y conexión en directo:
Los conciertos de Deep Purple trascendieron la mera ejecución
musical, erigiéndose en auténticos espectáculos de virtuosismo y
entrega emocional. Ian Gillan, célebre por su extraordinario rango
vocal, desplegaba una expresividad única capaz de transmitir desde
la melancolía más profunda hasta una furia electrizante, llevando al
público por un viaje emocional inigualable. Su capacidad para
alternar entre agudos desgarradores y pasajes melódicos de gran
sutileza creaba un contraste dramático que se complementaba con la
interacción energética de sus compañeros.
El escenario se convertía en un espacio de experimentación donde las
improvisaciones no solo mostraban la maestría técnica de los músicos,
sino también su habilidad para leer al público y responder en tiempo
real, elevando la experiencia colectiva a un nivel casi ritual. Ritchie
Blackmore, con su guitarra como extensión de su personalidad enigmática,
improvisaba solos impredecibles que oscilaban entre la agresividad y la
introspección, mientras que Jon Lord utilizaba el órgano Hammond para
crear paisajes sonoros inmersivos, enriqueciendo la dinámica del
espectáculo. Estas actuaciones no solo capturaban la atención de quienes
presenciaban el concierto, sino que también establecían un estándar de
intensidad y autenticidad que definiría la esencia de las presentaciones
en vivo dentro del Heavy Metal y más allá.
Legado e influencia en la evolución del Heavy Metal
El impacto de Deep Purple en la configuración del Heavy Metal es
incuestionable y multidimensional. Su legado no solo transformó las
convenciones del rock pesado, sino que también estableció los cimientos
para la proliferación de diversas corrientes dentro del género.
Numerosas bandas de renombre mundial, como Judas Priest, Scorpions y
Metallica, han reconocido la influencia seminal de Deep Purple en sus
estilos y enfoques musicales, señalándolos como una fuente de
inspiración creativa indispensable. La combinación de virtuosismo
instrumental, composiciones sofisticadas y una capacidad sin igual para
fusionar agresividad con melodía definió un nuevo paradigma en el Heavy
Metal emergente.
La riqueza estilística de Deep Purple se tradujo en una plataforma de
innovación que impactó significativamente en el desarrollo de subgéneros
como el NWOBHM (New Wave of British Heavy Metal), caracterizado
por su velocidad e intensidad, el Power Metal, con sus elementos
melódicos y épicos, y el Metal Progresivo, que retomó el enfoque en
estructuras complejas y técnicas avanzadas. Cada uno de estos estilos
debe una parte de su identidad a la audacia y la maestría que Deep
Purple demostró tanto en sus producciones de estudio como en sus
electrizantes actuaciones en vivo, cimentando su influencia como uno de
los pilares fundamentales en la evolución del Heavy Metal.
Además, la longevidad de la banda y las iteraciones de sus miembros en
distintas formaciones han asegurado que su legado trascienda
generaciones y se mantenga vivo en el imaginario colectivo. Álbumes como
Machine Head, con su icónica apertura “Highway Star” y el
legendario “Smoke on the Water”, y Burn, que marcó una
transición estilística con la incorporación de David Coverdale y Glenn
Hughes, son testimonio de la capacidad de reinvención de la banda. Estas
producciones consolidaron a Deep Purple como figuras icónicas,
presentando una versatilidad que pocos conjuntos han logrado igualar.
Sus himnos no solo definieron épocas, sino que también continúan siendo
referentes ineludibles tanto para músicos que buscan inspiración técnica
como para aficionados que celebran su impacto cultural. Bandas como
Metallica y Dream Theater han versionado o rendido homenaje a sus
clásicos, como se observa en las interpretaciones de “Smoke on the
Water” y los guiños estilísticos a piezas como “Highway Star”, mostrando
la influencia continua de Deep Purple en la música contemporánea. Al
mantenerse en constante evolución, Deep Purple reafirmó su relevancia en
un panorama musical que ellos mismos ayudaron a construir.
En suma, Deep Purple no sólo redefinió los límites del rock pesado,
sino que también configuró un marco conceptual y estilístico que
transformó radicalmente la narrativa musical del siglo XX y sus
derivaciones posteriores. Su insistencia en la excelencia instrumental,
evidente en cada interpretación y grabación, demostró que el virtuosismo
podía coexistir con la energía cruda del rock, llevando al género hacia
una dimensión de sofisticación sin precedentes. Al integrar tradiciones
musicales tan diversas como el blues, la música clásica y las formas
emergentes del rock progresivo, Deep Purple creó un lenguaje sonoro que
sirvió como catalizador para la evolución de subgéneros tan influyentes
como el Heavy Metal, el Power Metal y el Metal Progresivo.
Su legado, inmortalizado en cada riff poderoso y cada actuación
electrizante, sigue inspirando a generaciones de artistas y melomanos,
estableciendo un estándar inquebrantable de creatividad y audacia.
Bandas como Opeth y Mastodon han citado a Deep Purple como una
influencia crucial, adaptando su virtuosismo instrumental y su enfoque
innovador para crear obras contemporáneas que combinan agresividad y
complejidad musical. Pocas bandas han logrado fusionar de manera tan
efectiva la innovación técnica con la capacidad de conectar
emocionalmente con audiencias diversas, consolidando su lugar como uno
de los referentes más significativos y perdurables en la historia del
rock y la música popular.
Deep Purple y sus Raíces en la Efervescencia de los Años Sesenta
En la segunda mitad de los años sesenta, el mundo experimentaba una
ebullición cultural y social sin precedentes. Desde las calles de San
Francisco durante el “verano del amor” hasta las barricadas levantadas
por estudiantes en el Barrio Latino de París, la juventud abrazaba
valores de libertad, experimentación y rebeldía frente a las estructuras
tradicionales. En el plano musical, esta revolución se manifestaba en la
diversidad de estilos, en la comunión entre el rock psicodélico y los
sonidos emergentes del folk, el blues y los ritmos más contundentes que
darían pie al hard rock y, con el tiempo, al heavy metal.
En este escenario, Deep Purple hizo su irrupción con una propuesta que
fusionaba las atmósferas psicodélicas, la sofisticación de la escena
británica pos-Beatle y una energía arrolladora que terminaría por
cimentar los pilares del rock más duro. Formados oficialmente en 1968,
la banda —con nombres tan ilustres como Ritchie Blackmore en la guitarra
y Jon Lord en los teclados— comenzó a forjar un estilo que bebía de
múltiples fuentes: la herencia del rock psicodélico inglés, la potencia
del blues estadounidense y el refinamiento clásico que emergía de la
experiencia musical de Jon Lord.
Para entender la huella tan profunda que dejó Deep Purple, debemos
primero visualizar el contexto en el que se desenvolvían. Durante el
auge de la “British Invasion”, bandas como The Beatles, The Rolling
Stones o The Who habían abierto un sendero inédito para la música
popular británica en todo el mundo. Aquello supuso un desafío creativo
para los grupos de la época: la innovación debía ser continua, la
experimentación, casi obligatoria. Deep Purple, sin embargo, no se
conformó con sumarse a la ola psicodélica que florecía en el Swinging
London. Su carácter distintivo radicó en llevar al límite los sonidos
del rock, dotándolos de pasajes instrumentales de alta complejidad,
arreglos muy elaborados y un nivel de intensidad que marcaría el
nacimiento del hard rock moderno.
Su primer álbum, “Shades of Deep Purple” (1968), se adentraba todavía
en terrenos psicodélicos, presentando versiones de artistas consagrados
y composiciones propias que exhibían la versatilidad de la banda. Pero
pronto, con la llegada de discos como “The Book of Taliesyn” (1968) y
“Deep Purple” (1969), se haría patente su inclinación a un sonido más
imponente, especialmente gracias al poderío de la guitarra de Blackmore
y al característico órgano Hammond de Lord, que daba un matiz distintivo
y majestuoso a las canciones.
Ahora bien, el verdadero antes y después llegaría a inicios de los
setenta con la formación conocida popularmente como “Mark II”: Ritchie
Blackmore, Ian Gillan, Roger Glover, Jon Lord e Ian Paice. Fue entonces
cuando emergieron obras señeras como “Deep Purple in Rock” (1970),
“Fireball” (1971) o el legendario “Machine Head” (1972), que contiene la
inmortal “Smoke on the Water”. Con estos álbumes, Deep Purple definió un
sonido contundente y salvaje, desbordante de virtuosismo, que se
convertiría en uno de los fundamentos primordiales tanto del hard rock
como de la incipiente escena heavy metal. Al lado de formaciones como
Led Zeppelin y Black Sabbath, Deep Purple reforzó la idea de que el rock
podía ser agresivo, cerebral y a la vez altamente melódico, consiguiendo
una fórmula que causó un impacto incalculable.
En esas composiciones, Jon Lord se encargaba de infundir un aire casi
sinfónico con su órgano Hammond, mientras que Ritchie Blackmore, con su
característico fraseo de guitarra, acrecentaba la sensación de fuerza y
profundidad. Por su parte, Ian Gillan añadía un registro vocal casi
operístico, cuya potencia rompía moldes y se nutría del espíritu rebelde
que impulsaba a una juventud ansiosa por derribar barreras musicales y
sociales.
Es importante remarcar que todo esto sucedía mientras la sociedad
atravesaba transformaciones irreversibles. El movimiento por los
derechos civiles en Estados Unidos evidenciaba la urgencia de la
igualdad racial, las protestas contra la guerra de Vietnam clamaban por
la paz y las manifestaciones en Europa gritaban por una renovación
política y cultural. En medio de aquel remolino de cambios y utopías,
Deep Purple —como tantas otras bandas— asumió el protagonismo de
canalizar la energía inconformista de la época en himnos de rock que
trascendieron las fronteras geográficas y temporales.
Su legado va más allá de la música que publicaron. Deep Purple marcó el
rumbo de una forma de entender el rock como vía de expresión total,
donde la mezcla de la psicodelia, el blues, la música clásica y la
potencia guitarrera puede desembocar en obras maestras que definen la
identidad de toda una generación. Fueron capaces de mostrarnos que la
experimentación no está reñida con la comercialidad, y que un riff
certero puede convertirse, por sí mismo, en una seña de identidad
universalmente reconocible.
Aún hoy, más de medio siglo después de su formación, los acordes de
Deep Purple siguen resonando en los escenarios de medio mundo, al tiempo
que los críticos y aficionados coinciden en catalogarlos como uno de los
grandes referentes del rock. Su mezcla de virtuosismo, pasión y audacia
creativa sirvió de base para numerosos subgéneros que acabarían
floreciendo en las siguientes décadas, desde el prog rock hasta el heavy
metal más extremo. Con su actitud pionera, demostraron que el rock puede
ser un vehículo para la imaginación y la reivindicación, un arte que se
alimenta tanto del inconformismo como de la belleza musical.
Así pues, la historia de Deep Purple no es solo la de una banda que
supo capturar la esencia de una época, sino la de un conjunto de músicos
que, abrazando las corrientes de cambio que bullían en la sociedad de su
tiempo, sentó las bases de un legado esencial para entender la evolución
de la música contemporánea. La marca indeleble que han dejado, sigue
viva en cada acorde de guitarra estridente y en cada órgano Hammond que
truena en los escenarios, recordándonos que el rock, antes de ser un
género, es una forma de ver el mundo con rebeldía, libertad y un
inquebrantable espíritu creativo.
Los años sesenta en el Reino Unido fueron un periodo de transformaciones
profundas y aceleradas. La sociedad vivía inmersa en una modernización
sin precedentes, marcada por rápidos cambios de moda, como la
introducción de las minifaldas y los trajes psicodélicos, innovaciones
tecnológicas como la llegada de la televisión en color y los tocadiscos
portátiles, y un auge en el consumo cultural. Este contexto resultó
especialmente favorable para la clase media joven, un sector que había
crecido y prosperado en la posguerra. Impulsados por su mayor capacidad
económica, cada vez más jóvenes británicos accedían a espectáculos en
clubes musicales y devoraban las últimas novedades discográficas.
Ciudades como Londres, Birmingham y Liverpool se convirtieron en focos
de creatividad, donde surgía y se multiplicaba la nueva música. En
Londres, clubes como The Marquee Club se convirtieron en escenarios
icónicos para bandas emergentes; en Birmingham, grupos como The Moody
Blues comenzaban a experimentar con sonidos innovadores; mientras que
Liverpool brillaba con el auge de The Beatles y el movimiento
Merseybeat.
Panorama sociocultural de la época
Este espíritu de la época tomó forma en corrientes y movimientos que,
con sus particularidades, convergieron en un mismo dinamismo: la cultura
mod, el swinging London y la cultura pop fueron claros exponentes de ese
aire renovado, de un deseo de romper con las tradiciones y de reinventar
todo lo que se hacía y se escuchaba. Casi al mismo tiempo, la
contracultura hippie, con su énfasis en la psicodelia y en la
exploración artística y social, encontró eco en los jóvenes británicos,
que comenzaron a experimentar con sonidos y letras más libres,
reflexivas y, en algunos casos, reivindicativas. Bandas como Pink Floyd
con temas como "See Emily Play" y "Interstellar Overdrive" exploraron
texturas psicodélicas, mientras que Cream y su álbum "Disraeli Gears"
marcaron el camino hacia una música más experimental y simbólica.
Este ambiente efervescente fue el caldo de cultivo para que bandas
legendarias como The Beatles, The Rolling Stones y The Who sentaran las
bases de un panorama musical sumamente rico y diverso. Estas
agrupaciones no sólo alimentaron el gusto por el rock y el pop, sino que
además pusieron al Reino Unido en el mapa internacional de la música
popular. Las letras atrevidas, los nuevos ritmos y la puesta en escena
rompían con la tradición y conectaban con las inquietudes y aspiraciones
de la juventud, abriendo paso a una actitud que privilegiaba la libertad
creativa y la experimentación sonora.
Sin embargo, la evolución no se detuvo ahí. Precisamente sobre los
cimientos dejados por esos gigantes de la música, se afianzará después
un sonido más duro y contundente, que definiría el rumbo del rock. Es en
este escenario en el que emergería Deep Purple, una banda que, junto a
otras como Led Zeppelin y Black Sabbath, elevaría la potencia de la
guitarra, la fuerza del bajo y la contundencia de la batería a niveles
antes inexplorados. Un ejemplo claro de este cambio es el álbum "In
Rock" de Deep Purple, cuya agresividad y energía en temas como "Speed
King" y "Child in Time" marcó un antes y un después en la evolución
hacia el hard rock y el heavy metal.
El Reino Unido de los sesenta fue, en definitiva, un crisol de
estilos y movimientos que hicieron vibrar a varias generaciones de
fanáticos. Desde los clubs de moda en Londres, como el icónico The
Marquee Club donde debutaban futuras leyendas, hasta los bares
universitarios de Liverpool repletos de aficionados ansiosos por
descubrir nuevas bandas, el rock se convirtió en una forma de
expresión. Estos lugares ofrecían una atmósfera vibrante y llena de
energía, donde los jóvenes podían conectar con artistas en espacios
íntimos y sentir que formaban parte de un cambio cultural profundo.
Este dinamismo cultural y musical dejó una huella imborrable, no solo
en la historia del rock, sino en la manera de entender la juventud y
la cultura popular que se prolongará hasta nuestros días.
El Entorno Musical y Cultural de Finales de los Años Sesenta en el
Reino Unido
A finales de la década de los sesenta, el Reino Unido se encontraba en
un momento de efervescencia cultural y musical sin precedentes. Aquella
explosión creativa que había empezado a gestarse a principios de la
década —con la llamada British Invasion— alcanzó un punto álgido hacia
1967 y 1968. Fue entonces cuando la música pop y el rock comenzaron a
expandir sus fronteras. Por un lado, grandes exponentes como The Beatles
o The Rolling Stones seguían marcando el rumbo en las listas de éxitos,
mientras nuevas corrientes más experimentales, psicodélicas y
progresivas atraían la atención de un público joven, curioso y cada vez
más deseoso de vivir experiencias sensoriales únicas.
Festivales Masivos y Espíritu de Comunidad
A medida que estas nuevas corrientes florecían, la escena musical
británica no se limitó únicamente a los clubes de Londres o Liverpool,
sino que encontró un terreno fértil en grandes giras y festivales al
aire libre. Surgieron eventos que reunían a bandas de todo el espectro
musical. Entre los más célebres estaban:
Isle of Wight Festival (el primero se celebró en
1968, con nombres como Jefferson Airplane o Marc Bolan).
Hyde Park Free Concerts en Londres, que
congregaban a miles de jóvenes en un ambiente festivo y
pacifista.
Estos encuentros, además de ofrecer maratonianos conciertos, impulsaron
la fraternización entre músicos de diversos estilos. Era común que
artistas de blues y jazz se unieran a bandas de rock psicodélico para
improvisaciones en directo, mientras que intérpretes de folk compartían
ideas con guitarristas eléctricos, creando una amalgama de influencias
que enriquecen mutuamente sus propuestas. Era común que artistas de
blues, jazz, rock psicodélico y folk compartieran escenario, provocando
un continuo intercambio de ideas y experimentaciones que abría las
puertas a la innovación.
La Evolución hacia el Rock Progresivo y el Hard Rock
Aunque la psicodelia seguía marcando la pauta creativa, los últimos
años de la década atestiguan el surgimiento de subgéneros que
terminarían definiendo la música de los setenta. Estos estilos fueron
influyentes porque ampliaron las posibilidades artísticas del rock: el
rock progresivo se destacó por sus complejas estructuras y composiciones
conceptuales, mientras que el hard rock aportó una energía cruda y un
enfoque más visceral que capturó a audiencias masivas. Por un lado, las
composiciones se hicieron más elaboradas, con estructuras más complejas
y extensas: allí emergió el rock progresivo, donde grupos como Pink
Floyd, King Crimson o Genesis se aventuraron en obras casi sinfónicas y
conceptuales.
Paralelamente, surgió un sonido más duro y agresivo, alimentado por la
distorsión de la guitarra y la contundencia rítmica. Este hard rock en
ciernes bebía de las raíces del blues rock y la actitud transgresora del
rock & roll, dando lugar a bandas que poco después encabezaron la
escena como Led Zeppelin, Black Sabbath o Deep Purple.
Deep Purple y su Fusión de Influencias
En este contexto, Deep Purple no permaneció ajeno a la vorágine de
innovación. Desde sus inicios, la banda mostró una inclinación por
combinar elementos de distintos géneros:
Rock psicodélico: En sus primeros discos se
aprecian atmósferas y efectos de teclado que remiten al ambiente
psicodélico de la época.
Rhythm & blues y soul: La base rítmica y la
voz de sus vocalistas tenían ecos directos de la tradición
afroamericana, un toque más “sucio” y cálido que enriquece su
propuesta.
Hard rock naciente: La guitarra de Ritchie
Blackmore, con potente distorsión y riffs contundentes, abrió paso a
lo que más tarde sería el arquetipo del rock duro británico.
Los toques barrocos de Jon Lord: Sin duda, uno de
los sellos más distintivos de Deep Purple fue la aportación del
órgano Hammond de Jon Lord, cuyas progresiones y arreglos eran
deudores de la música clásica. Ese matiz “barroco” se convirtió en
un rasgo único dentro de la escena rock de finales de los
sesenta.
Esta peculiar fusión sentó las bases de un sonido que se haría
inconfundible y que, con el tiempo, contribuiría a crear el heavy metal
y consolidar el hard rock como uno de los géneros con mayor proyección a
futuro.
Cultura Juvenil, Moda y Medios de Comunicación
La explosión musical estuvo acompañada de profundos cambios sociales y
culturales. La juventud reclamaba más autonomía, más voz y más libertad:
movimientos como el Mayo del 68 en Francia o las protestas contra la
guerra de Vietnam en los Estados Unidos ilustraron este espíritu de
cambio. En el Reino Unido, la cultura mod, con su énfasis en la moda y
la música, se fusionó con las ideas de la contracultura hippie,
generando un entorno donde la música se convirtió en una plataforma
clave para expresar ideales de justicia social y pacifismo.
Moda y estética:
Desde los estampados psicodélicos y la ropa hippie hasta las
chamarras de cuero y pantalones acampanados, la vestimenta se
convirtió en un símbolo de identidad y rebeldía.
Medios de comunicación:
Programas de radio, revistas musicales especializadas como
Melody Maker y New Musical Express, y la
televisión pública (con shows como Top of the Pops) fueron
decisivos para difundir las tendencias y las nuevas bandas al gran
público.
Contracultura y política:
Las manifestaciones contra la guerra de Vietnam y las protestas
estudiantiles convergieron con la búsqueda de un estilo de vida
alternativo. La música era el catalizador de estos ideales,
generando comunidades más cohesionadas y solidarias.
Legado y Trascendencia
El Reino Unido de finales de los sesenta vivió un auténtico auge de
creatividad que transformó la cultura popular en todo el mundo. La
combinación de corrientes como el rock psicodélico, el blues y el jazz
dio lugar a la aparición de subgéneros más complejos y potentes,
sentando las bases para el rock progresivo, el hard rock y, más
adelante, el heavy metal.
La época fue un punto de inflexión: la música dejó de ser meramente
entretenimiento para convertirse en una fuerza social y cultural, una
herramienta de expresión y un símbolo de transformación que marcó el
rumbo de la historia del rock.
La magia de aquella época radica en la libertad creativa y la
comunión entre artistas y público. En conciertos multitudinarios,
festivales y estudios de grabación improvisados, se gestó la esencia
de un movimiento que, a pesar de las décadas transcurridas, sigue
vigente en las raíces y derivaciones de la música contemporánea.
Aquellos últimos años de los sesenta son recordados como una auténtica
primavera musical, cuyo eco resuena hasta el presente con la misma
intensidad que entonces.
Influencia del rock psicodélico y surgimiento de nuevas corrientes
musicales
El legado de una era experimental que transformó el sonido del
rock
El rock psicodélico surgido en la segunda mitad de los años sesenta es
uno de los fenómenos culturales más interesantes y renovadores de la
música popular. Con sus letras abstractas, su experimentación en la
producción y la búsqueda de nuevos enfoques instrumentales, este
movimiento supuso un punto de quiebre en la forma en la que los jóvenes
británicos (y, poco después, jóvenes de todo el mundo) concibieron la
música. Bandas como The Beatles, Pink Floyd (en su primera etapa), The
Doors, Jefferson Airplane o Grateful Dead fueron pioneras en explorar
texturas sonoras poco convencionales y en escribir canciones que
reflejaban la expansión de la conciencia típica de la contracultura de
la época.
En este blog, exploraremos cómo el rock psicodélico asentó las bases de
la música transgresora de las décadas posteriores, cómo influyó en
bandas fundamentales para el desarrollo del rock duro y,
específicamente, de qué manera Deep Purple tomó el testigo psicodélico
para dar forma a lo que, con el tiempo, se conocería como hard rock y,
más adelante, heavy metal.
1. La psicodelia y su impacto en la juventud de los sesenta
A mediados de los sesenta, la búsqueda de experiencias sensoriales y
espirituales llevó a muchos jóvenes a experimentar con sustancias
alucinógenas, como el LSD. Se consideraba que estos “viajes” contribuían
a expandir la percepción y la creatividad, lo cual se reflejó con fuerza
en la música. Este fue el caldo de cultivo perfecto para que el rock
psicodélico se convirtiera en la banda sonora de la generación del
“Peace & Love”.
Las guitarras distorsionadas, los solos improvisados y las letras
abstractas se combinaron con ambientes sonoros envolventes—usando
efectos de estudio como el reverb, eco y la retroalimentación
(feedback)—construyendo un paisaje musical vanguardista. Las piezas
musicales se extendían más allá de los tres minutos convencionales,
desarrollando jam sessions y pasajes instrumentales que invitaban a la
introspección y a la experimentación psicodélica.
1.1. Contribuciones esenciales
The Beatles: Con su álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967)
se abrieron a sonidos experimentales y producciones de estudio
innovadoras.
Pink Floyd (con Syd Barrett):
Desde The Piper at the Gates of Dawn (1967), la banda
londinense introdujo pasajes hipnóticos y atmósferas etéreas.
Jefferson Airplane:
Desde la costa oeste de Estados Unidos, fusionaron el rock con la
filosofía hippie y la protesta social.
Esta escena psicodélica, marcada por la libertad creativa y la
efervescencia contracultural, sirvió como plataforma para que otras
expresiones más pesadas y enérgicas del rock tomaran forma poco
después.
2. El salto del rock psicodélico al hard rock
El rock psicodélico no desapareció de la noche a la mañana; se
transformó, asimilando influencias del blues y del rock ‘n’ roll más
crudo, contribuyendo a la creación de un sonido más potente y agresivo
que, con el tiempo, se consolidó como hard rock. En este sentido, la
herencia psicodélica se notó en la actitud irreverente, en la apertura a
la experimentación y en la búsqueda de una contundencia sonora que
rebasaba los límites establecidos por el pop y el rock clásico.
Entre los primeros grupos que catalizaron este salto destacan Cream,
The Jimi Hendrix Experience, Led Zeppelin y, por supuesto, Deep Purple.
Todos ellos bebieron de la psicodelia y del blues para proponer un rock
más duro, donde la guitarra eléctrica se convertía en protagonista
indiscutible, y el uso de amplificadores y efectos de pedal se llevaba a
un nuevo nivel de volumen y distorsión.
3. Deep Purple y la evolución de la psicodelia hacia el heavy
metal
Deep Purple fue uno de los grupos que, a finales de los sesenta,
comenzaron bajo la sombra de la psicodelia—al igual que Pink Floyd o
Cream—pero que rápidamente se distinguieron por un sonido mucho más
contundente y distintivo. La banda, formada originalmente en 1968, tomó
las ideas de libertad creativa y les añadió un virtuosismo instrumental
que resultaba inusual para la época:
El órgano Hammond de Jon Lord:
Su inclusión fue toda una novedad en el rock de finales de los
sesenta. Hasta ese momento, el teclado podía aparecer como
instrumento secundario, pero en Deep Purple se convirtió en uno de
los ejes fundamentales del sonido de la banda. El tono cálido y, al
mismo tiempo, agresivo del Hammond, en fusión con la distorsión y la
técnica de Lord, aportó un matiz único.
La guitarra de Ritchie Blackmore:
Blackmore, influenciado por la psicodelia y por el blues, llevó su
instrumento a terrenos más experimentales y virtuosos, imprimiendo
un carácter fuerte en cada riff y solo. Sus ejecuciones a alta
velocidad y su dominio de la escala pentatónica—combinado con
arreglos de música clásica en ciertos pasajes—sentaron cátedra para
muchos guitarristas posteriores.
La fuerza rítmica:
Ian Paice (batería) y Roger Glover (bajo) aportaron una base sólida
y explosiva, reflejo de la sofisticación rítmica que buscaban para
potenciar los nuevos sonidos duros.
Gracias a estos ingredientes, Deep Purple se desembarazó rápidamente de
la etiqueta “psicodélicos” para instalarse en un terreno cada vez más
cercano al hard rock. Álbumes como Deep Purple in Rock (1970) o
Machine Head (1972) evidencian esa transición de forma
contundente. Canciones como “Speed King”, “Child in Time” o “Highway
Star” dejaron atrás el tono ensoñador de la psicodelia, sustituyéndolo
por un sonido incendiario y acelerado que, con el paso de los años,
sentaría las bases del heavy metal.
4. Nuevas corrientes musicales nacidas de la fusión y la evolución del
rock
La transformación del rock psicodélico en hard rock y heavy metal dio
paso a la aparición de un sinfín de subgéneros, cada uno con sus propias
características y objetivos estéticos. La libertad creativa, la búsqueda
de la intensidad sonora y la experimentación musical motivaron a las
bandas a explorar nuevas fronteras. Algunas de las corrientes más
destacadas son:
Rock progresivo:
Bandas como Yes, King Crimson, Genesis o Emerson, Lake & Palmer
llevaron la experimentación sonora a otro nivel, integrando
estructuras más complejas y un mayor uso de sintetizadores y
recursos sinfónicos. Aunque se alejaron en gran medida de la línea
más dura, el germen de la psicodelia y la búsqueda de la innovación
sigue presente en su enfoque experimental.
Heavy Metal: El hard rock de los setenta evolucionó hasta dar origen a bandas
como Judas Priest o Iron Maiden, que ya no solo buscaban la energía
y la distorsión, sino que añadieron temáticas oscuras y fantasiosas.
La influencia de Black Sabbath y Deep Purple es innegable en la
consolidación de este género.
Punk y new wave:
Hacia mediados y finales de los setenta, surgió el punk como
reacción a la complejidad y al virtuosismo del rock progresivo y el
heavy metal. El punk simplificó la fórmula, devolviendo el
protagonismo a la energía cruda y directa, aunque heredó la actitud
“hazlo tú mismo” y la libertad creativa que había generado la
psicodelia.
Rock alternativo y grunge:
A finales de los ochenta y principios de los noventa, bandas como
Nirvana, Soundgarden y Pearl Jam revitalizaron la escena rock con
influencias del punk, del hard rock y de la psicodelia tardía,
aportando un enfoque más introspectivo y, en ocasiones,
oscuro.
Revival psicodélico: En las últimas décadas, ha habido bandas que regresan a la
psicodelia como fuente de inspiración, integrándola con elementos de
la música contemporánea. Grupos como Tame Impala o King Gizzard
& The Lizard Wizard, entre otros, combinan la esencia
psicodélica de los sesenta con la tecnología y los recursos
actuales.
5. El legado duradero de la psicodelia en la música
El rock psicodélico, a pesar de su época dorada en los sesenta, sigue
ejerciendo una influencia constante en la música. Su espíritu de ruptura
con lo establecido, de búsqueda de nuevas fronteras sonoras y de
creatividad sin límites se convirtió en uno de los pilares fundamentales
del rock y de muchos otros géneros posteriores.
Deep Purple es un ejemplo perfecto de cómo una banda puede iniciar su
trayectoria con elementos psicodélicos y, a partir de esa base,
evolucionar hacia sonidos más potentes y definitivos. Su aporte al mundo
del rock consiste en mostrar que la experimentación no está reñida con
la contundencia, y que las ideas nacidas en un ambiente contracultural
como los sesenta podían servir para forjar estilos musicales
completamente distintos a lo largo de las décadas siguientes.
Deep Purple: Una mirada profunda a Mark I (1968–1969)
A finales de 1967, el mánager de Blackmore y Lord propuso un proyecto
llamado "Roundabout", una banda con rotación constante de músicos, como
un "tiovivo". Sin embargo, Blackmore y Lord buscaban una formación
estable. Reclutaron a Ian Paice y Nick Simper, y, finalmente,
encontraron en Rod Evans la voz que necesitaban. Este proceso de
selección no fue rápido ni sencillo, ya que tanto Blackmore como Lord
tenían altos estándares y buscaban algo más que simples habilidades
técnicas: querían músicos que compartieran su visión artística.
El nombre definitivo de la banda, Deep Purple, fue una propuesta de
Blackmore, inspirado por una vieja canción favorita de su abuela. Este
nombre evocador y memorable reemplazó a "Roundabout" en 1968, marcando
el inicio oficial del grupo. La decisión del nombre también estuvo
influida por la necesidad de proyectar una imagen más seria y
profesional, algo crucial en una época donde la competencia en la escena
del rock británico era feroz.
La primera encarnación del grupo, conocida como Mark I, que abarca
desde 1968 hasta 1969. Veremos cómo se formó, cuáles eran los
integrantes, qué discos lanzaron durante este período, las
características musicales que los definieron y la recepción crítica y
popular de sus inicios. Aunque hoy en día se recuerde mucho el gran
legado de Deep Purple por su segunda formación y los éxitos que vendrían
después, es importante reconocer que la etapa de Mark I puso los
cimientos para que la banda definiera su identidad sonora y conquistara
un espacio destacado en la historia del rock.
1. Antecedentes y formación de Deep Purple (Mark I)
Para comprender en su totalidad el surgimiento de Deep Purple y su
primera etapa, debemos retroceder hasta mediados de la década de los
sesenta en Inglaterra. Aquel periodo fue testigo de una efervescencia
musical sin precedentes, impulsada por la “British Invasion” que
dominaba los mercados internacionales. Bandas como The Beatles, The
Rolling Stones o The Who se estaban transformando en referentes
globales, lo que alentaba a decenas de músicos emergentes a crear sus
propias formaciones buscando deslumbrar a la escena y, por supuesto,
alcanzar la fama.
La historia de Deep Purple comienza a fraguarse en 1967, cuando el
teclista Jon Lord, entonces un músico de formación clásica y con un
enorme talento para fusionar sonidos de rock y música culta, une
esfuerzos con el guitarrista Ritchie Blackmore, un joven pero
experimentado músico que había pasado por formaciones como The Outlaws y
Neil Christian & The Crusaders. Ambos compartían el deseo de crear
algo innovador: un grupo que combinara la fuerza del rock, la
improvisación y la sofisticación de la música clásica.
Por otro lado, se sumaron Nick Simper, bajista y también miembro de la
banda The Flower Pot Men (donde coincidió con Jon Lord), el baterista
Ian Paice, un joven prodigio con gran técnica y energía, y finalmente
Rod Evans como vocalista principal. Evans tenía una voz que se
distinguía por su calidez y un color pop-rock que pronto se vio obligado
a encajar en la emergente propuesta de Lord y Blackmore.
En sus inicios, la banda operó brevemente bajo el nombre “Roundabout”,
un proyecto ideado por el mánager Chris Curtis. Sin embargo, esta
denominación no terminó de cuajar, y finalmente optaron por “Deep
Purple”. La inspiración para el nombre se atribuye a la canción favorita
de la abuela de Blackmore, una pieza melódica antigua llamada “Deep
Purple”, compuesta por Peter DeRose en 1933. Con esta nueva identidad,
la banda se preparó para irrumpir en el panorama del rock con un estilo
que pronto se tornaría en sinónimo de virtuosismo y contundencia.
2. Integrantes de la formación Mark I
La primera encarnación de Deep Purple, Mark I, se consolida entonces
con la siguiente alineación:
Rod Evans (voz):Rod Evans, nacido en Londres en 1947, se inspiró en el rhythm and
blues y el pop de los años sesenta. Con experiencia en bandas
locales, su estilo vocal melódico y su presencia escénica encajaron
perfectamente en la visión inicial de Deep Purple. Evans también
tenía un carisma especial en el escenario, lo que ayudó a la banda a
destacarse durante sus primeros conciertos en locales pequeños y
clubes underground.
Un frontman carismático, con un timbre suave y de matices pop.
Aunque su estilo difería del prototipo de vocalista de rock duro que
se iría gestando en años posteriores, Evans ejerció un papel
importante en esta etapa inicial de la banda.
Ritchie Blackmore (guitarra):Nacido en Weston-super-Mare (Inglaterra) en 1945. Desde joven,
demostró un profundo interés por la guitarra, recibiendo clases de
su padre y un profesor particular que le inculcaron la importancia
de la técnica. Influido por el rock & roll de los años cincuenta
y el R&B británico, desarrolló un estilo personal y audaz. Antes
de formar parte de Deep Purple, Blackmore tocó en varias bandas
menores y grabó con el legendario productor Joe Meek. Estos primeros
pasos lo conectaron con músicos clave de la escena inglesa,
incluyendo contactos que más adelante serían fundamentales para su
carrera. Blackmore también fue un pionero en combinar elementos del
folk y la música clásica en su estilo, algo que se convertiría en un
distintivo en los años posteriores. Se destacaba por sus riffs y solos llenos de intensidad, marcando la
pauta para las composiciones.
De carácter fuerte y personalidad inquieta, Blackmore se
convertiría con el paso del tiempo en uno de los guitarristas más
influyentes de la historia del rock. Su forma de tocar, punzante y
agresiva, ya se empezaba a vislumbrar en Mark I.
Jon Lord (teclados): Nacido en Leicester (Inglaterra) en 1941, fue un músico clásicamente
entrenado que fusionó su amor por la música clásica con el jazz y el
blues. Antes de unirse a Deep Purple, Lord tocó en The Artwoods,
liderada por su cuñado Art Wood. Su habilidad en el órgano Hammond,
combinado con amplificadores Marshall, le permitió crear un sonido
distintivo que pronto se convertiría en parte esencial del rock
pesado. Además, su conocimiento de composición clásica le permitió
introducir elementos sinfónicos en las primeras grabaciones de la
banda, algo inaudito en su época. Lord también se destacó como un
líder natural en los ensayos y grabaciones, guiando al grupo hacia
un sonido más cohesionado.
Su capacidad de improvisación y su visión musical, que combinaba
rock y música sinfónica, terminaron definiendo gran parte de la
identidad sonora de Deep Purple.
Nick Simper (bajo):Londinense de nacimiento (1945), Nick Simper destacó por su
habilidad con el bajo, que estaba cobrando protagonismo en el rock.
Antes de unirse a Deep Purple, tocó junto a Blackmore en The Flower
Pot Men, consolidándose como un bajista versátil y confiable. Simper
también trabajó como músico de sesión en Londres, lo que le dio
experiencia en diversos estilos musicales, desde el blues hasta la
psicodelia, elementos que enriquecerían su aportación a la
banda.
Con experiencia en grupos de pop y rock, Simper poseía una sólida
base rítmica que complementaba perfectamente las exploraciones
musicales de Lord y Blackmore.
Ian Paice (batería):Nacido en Nottingham en 1948, Ian Paice comenzó su carrera tocando
jazz y rock & roll. Su estilo poderoso y dinámico atrajo
rápidamente la atención en el circuito musical. Aún adolescente,
entabló una conexión inmediata con Jon Lord, con quien formaría una
sólida base musical. Paice tenía un enfoque versátil, que iba desde
ritmos suaves y melódicos hasta intensos pasajes percusivos. Su
habilidad para adaptar su estilo a las demandas de las canciones lo
convirtió en una parte esencial del sonido de Deep Purple.
Apenas un veinteañero en aquella época, ya mostraba su increíble
talento con la batería. Su estilo, enérgico y polivalente, le
permitiría desempeñar un papel esencial en la evolución del sonido
de Deep Purple.
Esta formación Mark I se mantuvo activa de 1968 a 1969 y grabó tres
álbumes que, si bien no alcanzaron el éxito masivo que vendría después,
sentaron las bases de lo que más tarde se convertiría en uno de los
grupos imprescindibles en la historia del rock duro y el heavy
metal.
Álbumes lanzados en la era Mark I
1. “Shades of Deep Purple” (1968)
Este primer álbum de Deep Purple marcó un inicio audaz en su carrera,
fusionando elementos del rock psicodélico y el proto-metal con su
distintivo uso del órgano Hammond y los riffs de guitarra. Grabado en
Pye Studios, Londres, bajo la producción de Derek Lawrence, el disco fue
recibido con entusiasmo moderado en el Reino Unido, pero obtuvo un éxito
significativo en los Estados Unidos gracias al sencillo "Hush". Esta
canción alcanzó el puesto número 4 en las listas de Billboard,
consolidando a la banda como una de las promesas emergentes del rock. El
álbum destaca por sus reinterpretaciones de canciones populares como
"Help!" de The Beatles y "Hey Joe", que muestran la capacidad del grupo
para transformar material existente en algo único y poderoso.
Tracklist:
"And the Address" (Ritchie Blackmore, Jon Lord) – 4:38
"Hush" (Joe South) – 4:24
"One More Rainy Day" (Rod Evans, Jon Lord) – 3:40
"Prelude: Happiness / I'm So Glad" (Blackmore, Lord, Ian Paice /
Versión de Skip James) – 7:19
"Mandrake Root" (Blackmore, Evans, Lord) – 6:09
"Help!" (John Lennon, Paul McCartney) – 6:01
"Love Help Me" (Blackmore, Evans) – 3:49
"Hey Joe" (Billy Roberts) – 7:33
Productor:
Derek Lawrence, cuya visión fue fundamental para el desarrollo temprano
de Deep Purple. Lawrence no solo aportó experiencia en la producción,
sino que también ayudó a moldear el sonido distintivo de la banda,
equilibrando la crudeza del rock psicodélico con una ejecución técnica
precisa. Su enfoque permitió capturar la energía dinámica del grupo en
el estudio y sentó las bases para la dirección musical de sus primeros
tres álbumes. Ingeniero de sonido:
Barry Ainsworth, un técnico cuyo enfoque detallista fue crucial para
capturar la esencia y la potencia sonora de Deep Purple. Conocido por su
habilidad para equilibrar las complejidades de múltiples pistas en
estudio, Ainsworth garantizó que cada instrumento tuviera su espacio
adecuado, logrando un sonido limpio pero lleno de energía. Su trabajo en
Pye Studios fue esencial para traducir las intensas actuaciones en vivo
de la banda en grabaciones que resonaron con autenticidad.
Estudios:
Pye Studios, Londres, un lugar emblemático para grabaciones durante los
años 60, conocido por su equipo de alta calidad y su ambiente innovador
que fomentaba la experimentación sonora. En este estudio, Deep Purple
pudo aprovechar técnicas de grabación avanzadas para la época, lo que
contribuyó a capturar la energía única de su música y marcar el inicio
de su trayectoria profesional con un sonido impactante y nítido.
Estilo musical:
Este álbum presenta una mezcla de rock psicodélico, pop y pinceladas de
música clásica. Se incluyen versiones y composiciones originales que
muestran de manera incipiente la ambición de la banda por fusionar
distintos estilos.
Temas destacadas:
“Hush”: Compuesta originalmente por Joe South, se convirtió en el
primer éxito comercial de la banda en los Estados Unidos, llegando a
entrar en el Top 5 de las listas. Esta canción, con una línea de
teclado magnética y la cálida voz de Rod Evans, sentó un precedente
de lo que la banda podía ofrecer al gran público.
“And the Address”: Como pieza instrumental, abre el disco y nos
muestra la compenetración entre el órgano de Lord y la guitarra de
Blackmore.
“Help!”: Versión del tema de The Beatles, con un arreglo bastante
más dramático y épico, que logra demostrar la capacidad de la banda
para reimaginar clásicos del pop bajo una lente más rockera.
Recepción:“Shades of Deep Purple” tuvo un mejor desempeño en Estados Unidos que
en el Reino Unido. En suelo estadounidense, gracias al impulso de “Hush”
en la radio, la banda llamó la atención, lo que los llevó a realizar
giras promocionales al otro lado del Atlántico. Críticamente, el disco
fue recibido con cautela, reconociéndose la calidad interpretativa pero
notando cierta indefinición de estilo.
2. “The Book of Taliesyn” (1968)
Solo unos meses después del debut, en octubre de 1968, salió a la venta
“The Book of Taliesyn” en Estados Unidos (en el Reino Unido sería
lanzado a principios de 1969). El título está inspirado en una colección
de poemas galeses atribuidos al legendario bardo Taliesin, lo que
subraya el interés de la banda por la temática medieval y la fusión de
lo clásico con lo moderno.
"The Book of Taliesyn", mostró un desarrollo notable en la madurez
musical de la banda, con un enfoque más experimental y elaborado en las
composiciones. Este disco incorporó un espectro más amplio de
influencias, incluyendo elementos de rock progresivo, blues y clásico.
Su título está inspirado en un manuscrito galés medieval, reflejando un
interés en temáticas míticas y literarias.
El álbum incluye versiones notables como "Kentucky Woman" de Neil
Diamond y "River Deep – Mountain High", donde la banda transforma los
temas originales con su característico estilo lleno de fuerza y
virtuosismo. Además, piezas como "Wring That Neck" y "Shield" subrayan
la cohesión y creatividad del grupo en su etapa temprana, mientras que
"Anthem" destaca por sus arreglos orquestales, pioneros en su
género.
"Wring That Neck" (Blackmore, Lord, Nick Simper, Paice) –
5:14
"Kentucky Woman" (Neil Diamond) – 4:44
"Exposition / We Can Work It Out" (Blackmore, Lord, Paice /
Lennon–McCartney) – 7:06
"Shield" (Blackmore, Lord, Simper, Paice) – 6:06
"Anthem" (Lord, Blackmore) – 6:31
"River Deep – Mountain High" (Phil Spector, Jeff Barry, Ellie
Greenwich) – 10:06
Productor:Derek
Lawrence Ingeniero:
Barry Ainsworth Estudios:
De Lane Lea Studios, Londres
Grabado en De Lane Lea Studios, el disco es testimonio del crecimiento
de Deep Purple bajo la producción de Derek Lawrence, quien nuevamente
logró capturar su energía y destreza instrumental. Aunque no alcanzó el
éxito comercial inmediato de su predecesor en Estados Unidos, este
trabajo cimentó la reputación de la banda como innovadores en la escena del
rock.
Estilo musical:
El segundo álbum continúa explorando la vena psicodélica y añade un
mayor peso en la instrumentación de Jon Lord. Se percibe cierto
refinamiento en los arreglos, con pasajes más elaborados y una mayor
cohesión de conjunto, aunque todavía se percibe un aire
experimental.
Temas destacadas:
“Listen, Learn, Read On”: Un tema que abre el álbum con una
atmósfera mística, influida por la temática literaria que envuelve a
Taliesin.
“Kentucky Woman”: Original de Neil Diamond, se lanzó como sencillo
y alcanzó cierto éxito en Estados Unidos. En esta canción, vuelve a
quedar patente la facilidad de la banda para tomar éxitos de otros
autores y darles un toque inconfundible.
“Wring That Neck” (conocida como “Hard Road” en algunos mercados):
Un instrumental que enfatiza el papel de Blackmore y Lord en un
duelo constante entre guitarra y órgano. Más adelante, este tema se
transformaría en uno de los favoritos en vivo, permitiendo
improvisaciones largas.
Recepción:
Aunque no alcanzó la popularidad del primer disco, “The Book of
Taliesyn” consolidó la presencia de Deep Purple en Norteamérica y los
afianzó como una promesa interesante del rock británico en el
extranjero. La prensa especializada seguía percibiendo una brecha entre
la ambición de la banda y el material ofrecido, pero resaltaba la
riqueza instrumental y la combinación de influencias.
3. “Deep Purple” (1969)
El tercer y último álbum de la Mark I fue “Deep Purple”, lanzado en
junio de 1969 (nuevamente, primero en Estados Unidos y algo más tarde en
el Reino Unido). Con una portada psicodélica y críptica, este disco
mostró la culminación de la propuesta experimental de la banda durante
su primera etapa.
El tercer álbum homónimo de Deep Purple consolidó a la banda como una
fuerza creativa en evolución, explorando terrenos musicales más oscuros
y complejos. Este trabajo se distingue por su mayor enfoque en arreglos
atmosféricos, melodías introspectivas y estructuras progresivas, lo que
lo diferencia de sus predecesores.
Productor: Derek
Lawrence Ingeniero:
Barry Ainsworth Estudios:
De Lane Lea Studios, Londres
Grabado nuevamente en De Lane Lea Studios y producido por Derek
Lawrence, este álbum representa un punto de transición clave en el
sonido de Deep Purple, preludiando el enfoque más pesado y metálico
que adoptarán en su siguiente etapa.
Estilo musical:
Aquí se percibe un giro un poco más oscuro y ambicioso, con temas
extensos que reafirman la exploración progresiva de Deep Purple. El
álbum combina composiciones originales con la imponente versión de
“Lalena” de Donovan, y revela un mayor atrevimiento en la ejecución de
pasajes instrumentales.
Temas destacadas:
“Chasing Shadows”: Una pieza rítmicamente intensa donde el virtuosismo de Ian Paice en
la batería y los arreglos exóticos evocan una sensación
tribal.
“Blind”: Donde se aprecia el interés de Jon Lord por la música
barroca y la introducción de pasajes más complejos.
“April”: Una suite de 12 minutos que combina secciones orquestales con rock
progresivo, destacando la colaboración entre Jon Lord y Ritchie
Blackmore en la composición. Este tema no solo subraya la capacidad
del grupo para trascender las convenciones del rock, sino también
marca un precedente para los elementos sinfónicos que influenciarían
su obra posterior.
Recepción:
Aun cuando “Deep Purple” no consiguió grandes cifras de ventas en el
Reino Unido, la banda consiguió afianzar un público de culto en Estados
Unidos. Sin embargo, la disquera comenzó a cuestionarse la rentabilidad
del proyecto, dado que los números no estaban siendo deslumbrantes y la
formación mostraba cierta tensión interna en cuanto a su dirección
musical.
Características musicales de la primera formación (Mark I)
La Mark I de Deep Purple se caracterizó, Antonio, por un amplio
espectro de influencias que confluían en su sonido. Eran tiempos de
búsqueda y experimentación, y no habían llegado a definirse los pilares
del hard rock y el heavy metal que, años más tarde, la banda ayudaría a
consolidar. No obstante, podemos señalar algunos rasgos
distintivos:
Fusión de rock, pop y música clásica:
La formación musical de Jon Lord fue un factor determinante. En los
primeros álbumes se percibe la búsqueda de una identidad que alterna
pasajes de rock psicodélico con fragmentos de música barroca,
interludios atmosféricos y secciones rítmicas más potentes.
Predominio del órgano Hammond:El sonido del órgano Hammond, en manos de Lord, fue la seña de
identidad por excelencia de Deep Purple durante toda su carrera,
pero en Mark I resaltaba de manera muy especial. Los arreglos solían
sustentarse en una base de órgano denso sobre la cual Blackmore
podía explayarse a gusto con sus solos de guitarra.
Voz melódica y cálida de Rod Evans:
A diferencia de lo que vendría después con la llegada de Ian Gillan,
la voz de Evans era notablemente más suave y pop. Esta
característica, si bien brindó al grupo un acercamiento a públicos
más amplios en sus inicios, también era vista como una posible
limitación para el sonido de rock potente al que se tendía poco a
poco.
Tendencia a versionar:
Mark I se caracterizó por incluir versiones de canciones populares
de autores como Joe South, The Beatles, Neil Diamond y Donovan. Ello
resultaba un recurso útil para ganar tracción comercial, pero
igualmente obedecía al deseo de la banda de rendir homenaje a
referentes del pop y el folk, llevándolos a un terreno más sinfónico
y denso.
Espíritu experimental:
Temas como “April” o “Wring That Neck” muestran la búsqueda de
estructuras menos convencionales. Aun si en aquellos tiempos no
habían llegado al heavy metal puro, la banda apuntaba a una
exploración que fusionaba pasajes instrumentales, raíces clásicas y
arreglos psicodélicos.
Recepción crítica y popular
La recepción de Deep Purple en la etapa Mark I fue irregular, con
altibajos que reflejaban un contexto musical especialmente competitivo y
en constante mutación. Mientras en Estados Unidos lograban un éxito
relativo y cierto reconocimiento en festivales y giras, en el Reino
Unido la banda pasaba algo más desapercibida, eclipsada por la
competencia de otros grupos británicos. Factores como la competencia
feroz, las dudas de la prensa y las expectativas cambiantes del público
marcaron esta etapa, pero también sentaron las bases para su posterior
consolidación.
Deep Purple Mark II: Una mirada a la
era dorada del hard rock (1969–1973 /
1984–1989 / 1993)
Introducción y contexto histórico
(alrededor de 1968-1969)
Deep Purple, formada en 1968, es una de las
bandas más icónicas y pioneras del hard rock
y el rock pesado en general. A lo largo de
su carrera, han pasado por múltiples cambios
de formación (o “Marks”, como las clasifican
los seguidores y la crítica), pero la
llamada “Mark II” está considerada por la
mayoría como la encarnación definitiva o
“clásica” del grupo. ¿Por qué? Porque fue
durante este período que Deep Purple alcanzó
su mayor fama mundial, grabó algunos de sus
discos más influyentes y sentó los cimientos
de la estética sónica que inspiraría a
numerosas bandas de heavy metal y rock en
las décadas siguientes.
Para entender la llegada de Mark II,
primero debemos situarnos en la génesis de
Deep Purple. La banda original —luego
conocida como Mark I— estaba compuesta por
el guitarrista Ritchie Blackmore, el
teclista Jon Lord, el baterista Ian Paice,
el bajista Nick Simper y el vocalista Rod
Evans. Con esta alineación, Deep Purple
lanzó tres álbumes:
Shades of Deep Purple (1968),
The Book of Taliesyn (1968) y
Deep Purple (1969). Estos discos
presentaban un estilo algo diferente al hard
rock que más tarde definiría al grupo. De
hecho, estaban muy influenciados por la
psicodelia y el rock progresivo, con un
destacado protagonismo de la experimentación
y las armonías vocales. Además, Jon Lord ya
introducía pinceladas orquestales y
estructuras clásicas que darían forma a la
personalidad musical de Deep Purple en el
futuro.
Hacia finales de la etapa Mark I, la banda
buscaba un sonido más contundente, directo y
orientado a la energía rock que se estaba
gestando a nivel mundial. De esta inquietud
nació la decisión de sustituir a Rod Evans y
Nick Simper. Así, en 1969, Ian Gillan
(vocalista) y Roger Glover (bajista) se
unieron a Ritchie Blackmore, Jon Lord e Ian
Paice, dando lugar a la icónica formación
Mark II.
La llegada de Ian Gillan y Roger Glover: el
surgimiento de Mark II
El proceso de reclutamiento de Ian Gillan y
Roger Glover supuso un antes y un después
para Deep Purple. En primer lugar, el
ingreso de Ian Gillan le permitió a la banda
contar con un vocalista capaz de llegar a
tonos altísimos, con una potencia y un rango
vocal distintivos que encajaban a la
perfección con el giro hacia un sonido más
pesado. Gillan venía de grupos como Episode
Six, donde ya había exhibido su capacidad de
interpretación y su carisma escénico. Sumado
a ello, su presencia rejuvenecía la imagen
del grupo y ofrecía una versatilidad vocal
para cubrir tanto baladas profundas como
canciones repletas de agresividad y potencia
rockera.
Por su parte, Roger Glover, también
proveniente de Episode Six, aportó un estilo
de bajo más dinámico y creativo. No solo se
centró en marcar la base rítmica, sino que
introdujo líneas melódicas que se
entretejían con la guitarra de Blackmore y
el órgano de Lord, lo que enriqueció la
paleta musical de la banda. Además, Glover
desempeñaría un papel crucial en la
composición de muchas canciones y, con el
paso del tiempo, se convertiría en uno de
los pilares creativos de la banda.
El cambio de integrantes se completó así
con la salida de Rod Evans y Nick Simper,
quienes habían sido parte esencial del
sonido inicial de Deep Purple pero ya no se
ajustaban a la dirección artística que
buscaban Lord y Blackmore. Este reajuste
sentaría la base de la era más fructífera e
innovadora de la banda.
4. “Concerto for Group and Orchestra”
(1969)
La antesala de la explosión
Esta composición, que a
la vez es un álbum en
vivo, constituyó un paso
audaz y sumamente
innovador al romper las
barreras entre el rock
duro emergente de finales
de los sesenta y la música
orquestal más académica.
Su importancia histórica
radica no solo en la
conjunción de músicos
provenientes de dos mundos
aparentemente opuestos,
sino en la ambición de un
joven grupo que deseaba
trascender los límites
convencionales del género
rock y, al mismo tiempo,
presentar una propuesta
artística de altísimo
nivel.
La
gestación
de esta obra se encuentra
estrechamente ligada al
genio creativo de
Jon Lord,
el teclista de Deep
Purple, quien contaba con
una sólida formación
musical clásica y deseaba
explorar nuevas
posibilidades sonoras. Con
el apoyo del resto de la
banda, en particular
Ritchie Blackmore a la
guitarra, Ian Gillan en la
voz, Roger Glover en el
bajo y Ian Paice en la
batería, Lord concibió una
obra dividida en
movimientos, muy al estilo
de una sinfonía
tradicional, pero
incorporando de manera
constante los rasgos
definitorios del rock:
riffs enérgicos, solos de
guitarra incisivos y la
inconfundible fuerza
rítmica que caracterizaba
a Deep Purple. Además,
resulta esencial mencionar
la colaboración de la
Royal Philharmonic
Orchestra, dirigida por el
prestigioso director
Malcolm Arnold, figura fundamental en
la ejecución y el
entendimiento mutuo entre
los rockeros y los músicos
sinfónicos.
El
estreno
del Concerto tuvo lugar en
el majestuoso
Royal Albert
Hall
de Londres, un escenario
señero para la música
clásica y los grandes
conciertos de la ciudad.
El evento se convirtió en
un auténtico
acontecimiento, no solo
para los seguidores de la
banda, sino también para
los medios de comunicación
y los círculos académicos.
La crítica de la época se
dividió entre quienes
elogiaran la audacia y el
virtuosismo de Lord y sus
compañeros, y quienes
veían con recelo la
“intromisión” del rock en
un espacio reservado
tradicionalmente a la
música culta. A pesar de
la controversia inicial,
el tiempo terminaría por
otorgar un lugar de honor
a esta obra,
considerándola un
verdadero pionero del
género que hoy denominamos
“rock sinfónico”.
Desde el punto de vista
musical,
el Concerto refleja la
voluntad de Jon Lord de
mantener un diálogo
continuo entre la orquesta
y el grupo de rock. Así,
en lugar de una mera
superposición de
secciones, las cuerdas,
los vientos y la percusión
orquestal se integran con
los elementos eléctricos y
rítmicos del rock,
brindando pasajes de
auténtica
espectacularidad. Los
solos de guitarra y de
órgano no quedan aislados
como intervenciones
episódicas, sino que
forman parte de la
urdimbre musical, a veces
compitiendo, otras
complementándose con los
timbres y las armonías de
la orquesta. Este
contrapunto
entre la banda y la
formación sinfónica
desemboca en una atmósfera
tan fascinante como
arriesgada, adelantándose
a colaboraciones similares
que surgirían en las
décadas siguientes.
En
perspectiva
histórica, Antonio, el Concerto
for Group and Orchestra
sigue siendo un paradigma
de cómo dos mundos
aparentemente antagónicos
pueden fusionarse para
ofrecer nuevas
experiencias sonoras.
Muchos grupos y artistas
posteriores –desde
Emerson, Lake & Palmer
hasta Metallica, pasando
por el propio Ian Gillan
en proyectos solistas– han
acogido el ejemplo de Deep
Purple, aventurándose en
terrenos sinfónicos con
resultados variados, pero
innegablemente influidos
por la audacia de aquel
proyecto de 1969. Y es que
la obra, más allá de su
carácter pionero,
trasciende el mero
experimento: se sostiene
por su narrativa musical,
la calidad de sus arreglos
y la pasión con la que los
músicos abordaron el
desafío.
En definitiva, el
Concerto for Group and
Orchestra
no solo es una pieza clave
en la trayectoria de Deep
Purple, sino también un
referente histórico para
entender los orígenes de
la fusión entre el rock y
la música clásica. Es una
invitación a explorar las
fronteras del arte y un
recordatorio de que la
creatividad, cuando se
encamina con valentía y
rigor, puede trascender
cualquier barrera
estilística. Antonio, esta
obra constituye uno de los
ejemplos más luminosos de
cómo la música, en sus
múltiples facetas, puede
unir a intérpretes y
oyentes en una experiencia
artística compartida que
supera los límites de lo
convencional.
Se concibió originalmente
como una obra en tres
movimientos, siguiendo la
estructura formal de una
pieza sinfónica clásica,
pero añadiendo la impronta
distintiva de una banda de
rock. A continuación, te
presento la
tracklist
de la edición original,
acompañada de un breve
comentario de cada
movimiento:
1. First Movement:
Moderato – Allegro
Duración
aproximada:16-17 minutos
Comentario:
El Concerto inicia con
un clima solemne que
evoca la sonoridad de la
música sinfónica
tradicional. Aquí, Jon
Lord, principal artífice
de esta fusión, plantea
un extenso diálogo entre
la
orquesta
y los
instrumentos
eléctricos
(guitarra y bajo) que
representan la esencia
de Deep Purple.
El carácter
Moderato
introduce los temas
principales en la
orquesta, desarrollados
luego en un tempo
Allegro
con mayor viveza y
dinamismo. Este
contraste de velocidades
y matices prepara el
terreno para la
explosión rockera: se
van sucediendo secciones
en las que los riffs de
la banda se integran con
los pasajes de cuerdas,
metales y maderas.
Es notable la atención
que se le concede a cada
instrumento: Ritchie
Blackmore ejecuta solos
de guitarra que parecen
retar a la orquesta,
mientras el órgano de
Jon Lord sirve de puente
entre el lenguaje
clásico y la fuerza del
rock. Se crea así un
clima de
competencia y
complementariedad
que sienta las bases del
resto de la obra.
2. Second Movement:
Andante
Duración
aproximada:
18-19 minutos
Comentario:
En su mayoría, el
segundo movimiento
responde a un carácter
lírico
y
contemplativo, muy propio del tempo
Andante, donde las secciones
de cuerdas asumen un rol
preponderante. Se
evidencia la influencia
de la música romántica y
la orquestación
tradicional, mientras
que Deep Purple aporta
un contrapunto marcado
por la voz de Ian
Gillan, los toques
percusivos de Ian Paice
y la precisión en el
bajo de Roger
Glover.
Destaca la forma en que
la
voz
entra en diálogo con las
texturas sinfónicas. Ian
Gillan, que solía
desplegar su rango vocal
en el hard rock de la
época, aquí exhibe una
faceta más melódica y
expresiva, rompiendo
momentáneamente con los
alaridos característicos
de su
interpretación.
La tensión va en
aumento a medida que la
banda y la orquesta
conversan: ciertos pasajes
remiten a una atmósfera
casi cinematográfica,
con la orquesta
coloreando los fondos
armónicos, hasta que
irrumpen los solos de
órgano o de guitarra,
dándole al movimiento un
aire de
fusión
poética
entre lo sinfónico y lo
roquero.
3. Third Movement: Vivace
– Presto
Duración
aproximada:
12-13 minutos
Comentario:
Este movimiento final
es el más
impetuoso
y
enérgico
de los tres, como
corresponde al tempo
indicado: el “Vivace”
sugiere rapidez y
viveza, mientras que el
“Presto” eleva aún más
la intensidad rítmica.
Aquí, la Royal
Philharmonic Orchestra y
Deep Purple se
embarcan en un cierre
apoteósico, con continuos
intercambios de fraseos
y solos
explosivos.
Se distingue el
carácter
virtuosístico
de cada músico, tanto en
la banda como en la
orquesta. Jon Lord
destella con pasajes de
órgano que recuerdan las
grandes fugas barrocas,
pero envueltas en la
potencia del rock.
Ritchie Blackmore
mantiene su estilo
agresivo a la guitarra,
redondeando el clímax
instrumental.
La música evoluciona
hacia un final
grandioso, casi de
batalla, con la orquesta
y el grupo tocando a
todo volumen, alternando
momentos en los que se
escucha la fuerza del
rock puro y otros en los
que predomina el
clasicismo orquestal.
Esta conclusión
ratifica
la esencia experimental
del proyecto y corona al
Concerto como una pieza
visionaria dentro de la
discografía de Deep
Purple y de la historia
del rock
sinfónico.
Productor:Deep Purple / EMI
Director de orquesta:Malcolm Arnold Malcolm Arnold, uno de
los compositores británicos más
destacados del siglo XX, aportó una
profunda comprensión de la música
clásica y su habilidad para fusionarla
con otros géneros. Ganador de un Oscar y
reconocido por su prolífica obra que
abarca desde sinfonías hasta música para
cine, Arnold abordó este proyecto con
entusiasmo y respeto por la visión de
Jon Lord. Su liderazgo en el Royal
Albert Hall fue clave para integrar la
potencia de Deep Purple con la
sofisticación de la orquesta sinfónica,
logrando un equilibrio único que marcó
un hito en la música
contemporánea.
Ingeniero (sección rock):Martin Birch Martin Birch desempeñó un
papel fundamental en la grabación de
"Concerto for Group and Orchestra",
aportando su experiencia en proyectos de
rock complejos para garantizar que la
energía de la banda se integrara
perfectamente con la majestuosidad de la
orquesta sinfónica. Su habilidad para
manejar las dinámicas entre los
instrumentos eléctricos y acústicos
permitió a Deep Purple lograr un
equilibrio único, capturando la potencia
del rock en vivo junto con las texturas
orquestales. Birch también introdujo
técnicas innovadoras de microfonía y
mezcla para maximizar la claridad y el
impacto emocional de la grabación,
sentando un precedente para futuras
colaboraciones entre rock y música
clásica.
Grabado:
Royal Albert Hall, Londres (24 de
septiembre de 1969)
El Concerto recibió atención
mediática, pero la banda, especialmente
Blackmore, no estaba del todo satisfecha con
seguir ese camino sinfónico de manera
exclusiva. Ritchie anhelaba un sonido crudo
y directo, inspirado en el rock y el blues.
Para canalizar esta energía, Deep Purple
decidió comenzar a grabar lo que sería su
cuarto álbum de estudio,
Deep Purple In Rock, pero el
primero con la formación Mark II en pleno.
Este álbum se convertiría en el paso
definitivo hacia la consolidación de su
sonido hard rock.
5. “In Rock” (1970)
El nacimiento del sonido clásico de Deep
Purple
Cuando se habla de la transformación
radical de Deep Purple,
In Rock (1970) es el disco que
suele mencionarse como el gran punto de
partida. En él, la banda adoptó un sonido
poderoso, rápido y lleno de solos de
guitarra y órgano que compitieron en
protagonismo durante muchos pasajes. El
álbum reflejó el equilibrio entre la
agresividad de la guitarra de Blackmore, la
maestría y el toque clásico de Lord al
Hammond, la batería incansable de Paice y la
nueva sección vocal-bajo de Gillan y
Glover.
Tracks como “Speed King” y “Child in Time”
son verdaderos himnos que muestran la
versatilidad y la fuerza de la Mark II.
“Speed King” abre el disco con una energía
demoledora y un riff agresivo que anticipa
el nacimiento del heavy metal a principios
de los setenta, mientras que “Child in
Time”, con más de diez minutos de duración,
exhibe la faceta progresiva y climática de
la banda. En esa canción, la voz de Ian
Gillan asciende a niveles casi
sobrenaturales, acompañada por un órgano
inquietante y un solo incendiario de
Blackmore.
El éxito de In Rock fue mayúsculo
en Europa y marcó el inicio de una etapa de
creatividad y consolidación para Deep
Purple. Aunque en Estados Unidos tardaron un
poco más en despegar, el disco fue una
declaración de intenciones: Deep Purple
quería ser la banda más ruidosa, intensa y
extrema de la escena rock, y en buena medida
lo lograron con este trabajo.
Tracklist:
"Speed King" – 5:52
"Bloodsucker" – 4:10
"Child in Time" – 10:17
"Flight of the Rat" – 7:53
"Into the Fire" – 3:29
"Living Wreck" – 4:30
"Hard Lovin' Man" – 7:10
Autoría: Blackmore,
Gillan, Glover, Lord, Paice. Productor:
Deep Purple Ingeniero:
Martin Birch, reconocido por su habilidad
para capturar la potencia y energía del
rock, aportó su experiencia previa
trabajando con Fleetwood Mac y otros grandes
nombres de la época. Su estilo único y
capacidad para equilibrar los elementos
sinfónicos y rockeros fue crucial para
lograr el sonido distintivo de este álbum,
marcando un antes y un después en la fusión
de ambos géneros. Estudios:
IBC Studios, De Lane Lea Studios
(Londres)
IBC Studios fue uno de los epicentros del
sonido británico en los años 60 y 70,
conocido por su equipo de grabación de
última generación que ayudó a Deep Purple a
capturar la crudeza de su hard rock
naciente. Por otro lado, De Lane Lea Studios
ofreció una atmósfera más íntima y flexible
que fomentó la experimentación, permitiendo
a la banda trabajar en las complejidades
sónicas que definirían su estilo. La
combinación de ambos estudios no solo
permitió una producción técnica impecable,
sino que también influyó significativamente
en la evolución del sonido distintivo de
"Deep Purple in Rock".
6. “Fireball” (1971)
La búsqueda de un sonido más diverso
Tras el gran salto cualitativo y comercial
de In Rock, la banda volvió al
estudio para grabar su siguiente álbum,
Fireball (1971). Lejos de dormirse
en los laureles, Deep Purple dio un paso
hacia la experimentación sin perder su filo
rockero. Si bien Fireball es menos
reconocido que su predecesor, contiene gemas
que siguen siendo referentes para los
fanáticos.
El tema que da título al disco, “Fireball”,
se caracteriza por su velocidad inusual para
la época y por la batería de Ian Paice, que
literalmente arranca la canción con un
redoble frenético. Otras canciones como “No
No No” y “Fools” ampliaron la paleta de la
banda, incorporando influencias funk y
psicodélicas. Sin embargo, fue “Demon’s Eye”
(en la versión europea, ya que en la
estadounidense fue sustituida por “Strange
Kind of Woman”) la que terminó de mostrar
esa línea de bajo distintiva de Glover y el
órgano incisivo de Lord, sentando la base de
un estilo que se podría calificar como “rock
sofisticado”.
Aunque el disco no alcanzó la repercusión
masiva de trabajos posteriores, sirvió para
afianzar la cohesión interna de la formación
Mark II y demostró que Deep Purple podía
renovarse sin abandonar la potencia que
había originado su éxito reciente. Además,
sus giras promocionales afianzaron la
reputación de la banda como un torbellino en
directo, con improvisaciones largas y
épicas.
Tracklist:
"Fireball" – 3:23
"No No No" – 6:48
"Demon's Eye" – 5:21
"Anyone's Daughter" – 4:43
"The Mule" – 5:21
"Fools" – 8:21
"No One Came" – 6:28
Autoría: Blackmore,
Gillan, Glover, Lord, Paice. Productor:
Deep Purple Ingeniero:
Martin Birch Estudios:
De Lane Lea Studios, Olympic Studios
Olympic Studios, por su parte, aportó una
atmósfera cargada de historia, habiendo sido
el lugar de trabajo de artistas como The
Rolling Stones y Led Zeppelin. Este entorno
inspirador influyó directamente en la
calidad y creatividad de las sesiones de
"Fireball", llevando al álbum a incluir
influencias poco convencionales para una
banda de hard rock, como elementos de folk y
ritmos progresivos.
7. “Machine Head” (1972)
El mega éxito y la cumbre creativa
El año 1972 fue clave para Deep Purple: con
la publicación de Machine Head, la
banda tocó la cima de su popularidad y
regaló al mundo algunos de los riffs y
canciones más emblemáticas de la historia
del rock. Grabado en Montreux, Suiza, en
circunstancias peculiares (un incendio en el
casino local interrumpió parte de las
sesiones y terminó inspirando la legendaria
“Smoke on the Water”),
Machine Head se convirtió
rápidamente en un hito discográfico.
Si hay una canción de Deep Purple que casi
cualquier aficionado al rock conoce, esa es
“Smoke on the Water”. El riff principal,
tocado por Ritchie Blackmore, está
considerado uno de los más reconocibles y
fáciles de aprender para los aspirantes a
guitarristas, lo que contribuyó a que la
canción se convirtiera en un himno. El tema
narra precisamente el incidente del casino
de Montreux, donde un disparo de bengala
provocado durante un concierto de Frank
Zappa & The Mothers of Invention terminó
incendiando el lugar.
Pero Machine Head va mucho más
allá de “Smoke on the Water”. Piezas como
“Highway Star” se convirtieron en clásicos
infaltables en los conciertos. “Highway
Star” es una oda a la velocidad y la
adrenalina del rock, con solos virtuosos de
Blackmore y Lord alternándose en una suerte
de duelo musical. “Lazy” muestra la faceta
más bluesera de la banda, mientras “Space
Truckin’” cierra el álbum con una explosión
de energía que combina las raíces rockeras
con la vena psicodélica espacial. El disco
alcanzó el puesto número uno en las listas
británicas y figuró en el top 10 en varios
países, incluyendo Estados Unidos,
consolidando definitivamente a Deep Purple
como una de las grandes bandas de la
década.
Tracklist:
"Highway Star" – 6:08
"Maybe I'm a Leo" – 4:51
"Pictures of Home" – 5:03
"Never Before" – 3:56
"Smoke on the Water"
– 5:40
Este tema se ha convertido en un himno
del rock clásico gracias a su riff
icónico, que es uno de los más
reconocibles y reproducidos en la
historia de la música. Inspirado
directamente por el incendio del Casino
de Montreux durante un concierto de
Frank Zappa, la canción captura la
tensión y el drama del evento en su
letra directa y vívida. El riff,
compuesto por Ritchie Blackmore, destaca
por su simplicidad y potencia,
utilizando la escala pentatónica de
forma magistral para crear un motivo
inolvidable. Este riff no solo se ha
convertido en una pieza central para
guitarristas principiantes, sino también
en un símbolo de la universalidad del
rock. La producción, que combina la
crudeza del momento con una ejecución
precisa, muestra cómo Deep Purple
transformó una experiencia traumática en
una obra maestra inmortal, consolidando
su lugar en la historia de la
música.
"Lazy" – 7:19
"Space Truckin’" – 4:31
Autoría: Blackmore,
Gillan, Glover, Lord, Paice. Productor:
Deep Purple Ingeniero:
Martin Birch Estudio móvil:
De Lane Lea (Montreux, Suiza)
8. “Made in Japan” (1972)
El triunfo en directo
Introducción
Entre las producciones más icónicas de
esta banda legendaria, se encuentra el
álbum “Made in Japan”
(1972), un disco en vivo que, a juicio de
numerosos críticos y fans, redefine la
forma en que debía abordarse un concierto
de rock para su posterior edición en
vinilo (y décadas más tarde en CD y
formatos digitales). Con sus
interpretaciones épicas, solos
inolvidables y la energía febril que
transmitieron aquella serie de noches en
Japón, “Made in Japan” se erige como uno
de los álbumes en vivo más influyentes y
prestigiosos en la historia del
rock.
Pero, ¿qué hace tan especial a este
trabajo? Más allá del virtuosismo de cada
uno de los integrantes de Deep Purple—Ian
Gillan (voz), Ritchie Blackmore (guitarra),
Jon Lord (teclados), Roger Glover (bajo) e
Ian Paice (batería)—, existe una confluencia
de factores que le otorga esa aura de disco
imprescindible: la frescura de la
improvisación, la magia que brota cuando la
banda confía en su público y la fortaleza
musical de su repertorio, compuesto por
algunos de los himnos más importantes del
rock duro de la época.
Antecedentes de “Made in Japan”
Originalmente, la discográfica japonesa
Warner Pioneer le propuso a
Deep Purple la idea de grabar un álbum en
vivo exclusivamente para el público nipón.
Al principio, la banda no mostró un gran
interés en el proyecto, pues no deseaban
saturar el mercado con grabaciones en vivo.
Sin embargo, la insistencia de los
promotores japoneses y la fidelidad del
público de ese país—que ya había adoptado a
Deep Purple como uno de sus grupos
favoritos—convencieron al grupo de aceptar
la propuesta.
Lo que quizás el quinteto inglés no
esperaba era que esas grabaciones se
convirtieran en un referente obligado para
entender cómo un concierto de rock puede
trascender las barreras culturales y
lingüísticas, capturando la espontaneidad y
crudeza de la música en directo. El
resultado final fue tan impresionante que,
tras su lanzamiento inicial limitado, la
banda y su equipo decidieron publicarlo a
nivel internacional, donde rápidamente se
ganó el estatus de obra maestra del rock en
vivo.
Ciudades donde se grabó
El nombre del álbum lo dice todo:
“Made in Japan”. Fue
grabado durante la gira que Deep Purple
realizó en agosto de 1972 por tierras
niponas. Las locaciones escogidas para los
conciertos fueron:
Festival Hall, Osaka –
15 de agosto de 1972
Festival Hall, Osaka –
16 de agosto de 1972
Budokan, Tokio – 17 de
agosto de 1972
Estos recintos se encuentran entre los más
prestigiosos y reconocidos de Japón. El
Festival Hall en Osaka y el famoso Nippon
Budokan en Tokio (inmortalizado también por
otras bandas como The Beatles y Cheap Trick)
son considerados templos del rock en el país
asiático, y han albergado a una gran
cantidad de artistas internacionales de
primer nivel.
Para Deep Purple, tocar en Japón representó
no solo una aventura musical, sino también
un acercamiento a una cultura que había
adoptado con pasión el rock occidental.
Aquellos conciertos se caracterizaron por
una atmósfera especial: los fans japoneses
combinaban una educación meticulosa (eran
conocidos por ser bastante respetuosos
durante la música) con una efusividad digna
de cualquier otro público de rock duro. El
resultado fue un ambiente perfecto para que
la banda desplegara todo su poder
escénico.
Una anécdota curiosa de la gira
Una de las anécdotas más mencionadas sobre
esta gira ocurrió durante el trayecto que la
banda realizó entre una ciudad y otra. Según
se cuenta, Ritchie Blackmore, reconocido por
su carácter impredecible y ciertas actitudes
excéntricas, se molestó con uno de los
promotores del evento por un asunto menor de
organización. La discusión subió de tono, y
en un momento dado, Blackmore supuestamente
amenazó con no salir a tocar a menos que le
permitieran tener un mayor control sobre las
luces del escenario. Dadas las implicaciones
que hubiera tenido esa cancelación, el
equipo de producción accedió a sus
exigencias para no truncar el evento.
Esta anécdota refleja la intensidad y la
tensión que podía haber detrás de
bambalinas. Sin embargo, una vez que Deep
Purple subía al escenario, las diferencias
se disipan en favor de la música y la
interacción con el público. Estas historias
alimentan la leyenda de cómo un disco tan
bien logrado pudo emerger de circunstancias
a veces caóticas, demostrando que del caos
creativo nacen las grandes obras del
rock.
El proceso de grabación
Para capturar de la mejor manera la energía
en vivo, la banda y su equipo contaron con
la participación de
Martin Birch, uno de los
ingenieros y productores más respetados del
rock, quien más tarde trabajaría con bandas
como Fleetwood Mac, Black Sabbath y Iron
Maiden. Martin Birch fue
determinante al lograr un balance que
retuviera la crudeza natural del concierto
sin sacrificar una buena calidad de sonido.
Empleó equipos móviles de grabación de alta
fidelidad, algo muy avanzado para la época,
y se encargó de supervisar que todo quedara
perfectamente documentado.
A diferencia de otros álbumes en vivo que
se editan ampliamente en estudio—añadiendo o
corrigiendo partes para conseguir un sonido
pulido—, Deep Purple optó por una
aproximación más auténtica. Se procuró que
la mayor parte del material se presentara
tal cual fue tocado. De hecho, en las
ediciones posteriores, algunos miembros de
la banda confesaron que la intención era
publicar una representación fiel de lo que
habían hecho en el escenario. Así, si bien
se hicieron pequeñas correcciones y se
trabajó la masterización, el corazón del
sonido permanece casi intacto. Esto explica
por qué, al escuchar “Made in Japan”, uno
siente la inmediatez del momento, como si
estuviera ahí en el recinto, sintiendo la
adrenalina de cada nota.
El equipo de producción
Aunque Deep Purple aparece oficialmente
como productor del disco, el rol de
Martin Birch como ingeniero
de sonido no puede subestimarse. Además de
Birch, la banda contó con el respaldo de un
personal técnico de primera categoría, tanto
en Reino Unido como en Japón. Entre
asistentes, encargados de luces y de efectos
de sonido, todos aportaron su grano de arena
para materializar la idea que la banda tenía
en mente.
También fue fundamental el equipo del sello
discográfico
Warner Pioneer en Japón,
que facilitó la grabación y cumplió con los
requerimientos logísticos para que los tres
conciertos quedaran registrados de manera
profesional. El resultado final fue un álbum
doble que posteriormente se lanzó en todo el
mundo bajo el sello
Purple Records, demostrando
que la sinergia entre la banda y los
distintos agentes involucrados puede
producir auténticas joyas musicales.
La relevancia del álbum en la historia del
rock
“Made in Japan” no solo fue un hito para
Deep Purple, sino para la industria del rock
en general. Hasta antes de su lanzamiento,
existían algunos álbumes en vivo destacados
(por ejemplo, “Live at Leeds” de The Who o
“At Fillmore East” de The Allman Brothers
Band), pero Deep Purple llevó el concepto a
otro nivel al mostrar improvisaciones
extensas, versiones transformadas de sus
canciones de estudio y una sección rítmica
que hacía vibrar el recinto entero. Con este
disco, quedaron sentadas las bases para que
otras bandas aspiraran a publicar trabajos
en directo con la misma ambición.
Además, fue clave para impulsar la fama del
grupo en mercados como Estados Unidos y
Europa, donde el boca a boca rápidamente
colocó a “Made in Japan” en un lugar
privilegiado. Es un testimonio palpable de
la capacidad de Deep Purple para fusionar la
agresividad del hard rock con pinceladas de
blues y elementos clásicos—principalmente
gracias a la maestría de Jon Lord al
Hammond—, en un formato que celebraba la
improvisación y el virtuosismo
individual.
En particular, muchos músicos posteriores
han citado a “Made in Japan” como la razón
por la que se lanzaron a tocar la guitarra o
la batería, quedando impactados por los
solos de Blackmore y el estilo avasallador
de Paice. Tanto en la escena del heavy metal
de los 80 como en el hard rock posterior,
este álbum en vivo se convirtió en la
“biblia” para entender la dinámica de una
banda sólida, capaz de trascender la simple
reproducción de sus temas en estudio.
Tracklist y comentarios
El álbum original consta de 7 temas
principales, distribuidos en dos discos de
vinilo. Con el paso de los años, han
aparecido reediciones y versiones expandidas
que incluyen “encores” y grabaciones
adicionales. Sin embargo, nos centraremos en
la versión clásica, que es la que forjó la
leyenda.
Highway Star
Child in Time
Smoke on the Water
The Mule
Strange Kind of Woman
Lazy
Space Truckin’
Cada uno de estos temas ofrece una
demostración de la fuerza de Deep Purple en
directo. Desde los agudos inconfundibles de
Ian Gillan hasta los pasajes instrumentales
de Lord y Blackmore, cada corte refleja una
faceta diferente del poderío musical de la
banda.
Ediciones posteriores y legado
A lo largo de los años, “Made in Japan” ha
sido reeditado en múltiples ocasiones,
incluyendo versiones remasterizadas y box
sets que ofrecen grabaciones completas de
los conciertos en Osaka y Tokio. Algunas de
estas ediciones incluyen el célebre tema
extra “Black Night”, tocado
como bis, y otras joyas que no figuraron
originalmente en el lanzamiento de
1972.
El disco ha recibido innumerables
reconocimientos: aparece en listas de los
mejores álbumes en vivo de la historia y
goza de un estatus de culto entre fans de
diversos subgéneros del rock. Pero más allá
de los premios y las posiciones en los
rankings, lo que hace que “Made in Japan”
sea una pieza fundamental es su capacidad de
retratar a Deep Purple en su plenitud, con
todos los defectos y virtudes de un
concierto real, sin artificios
excesivos.
Hoy en día, cuando la producción musical se
ha vuelto cada vez más sofisticada, “Made in
Japan” se mantiene como recordatorio de que
la honestidad, la improvisación y el
contacto directo con el público pueden dar
lugar a un producto artístico de enorme
trascendencia.
Perspectiva individual de los
miembros
Ian Gillan (voz): En
este álbum, nos encontramos con Gillan
en la cúspide de sus poderes vocales. Su
capacidad para alternar entre un canto
melódico y gritos desgarradores es una
de las razones por las que Deep Purple
se convirtió en punta de lanza del hard
rock.
Ritchie Blackmore (guitarra):
Su forma de tocar pasa de riffs
demoledores a solos llenos de recursos
técnicos y sentimiento. Blackmore no
solo era un guitarrista sobresaliente,
sino también un showman
impredecible.
Jon Lord (teclados):
Pionero en el uso del órgano Hammond
dentro del hard rock. Su estilo, con
influencias clásicas y blues, es uno de
los rasgos que hacen inconfundible el
sonido de Deep Purple.
Roger Glover (bajo):
Aporta una base rítmica sólida y
flexible, fundamental para sostener las
largas improvisaciones de la banda.
También fue un productor e ingeniero
clave en la carrera del grupo.
Ian Paice (batería):
Único miembro constante en la larga
historia de Deep Purple, su habilidad
técnica y su pulsación firme lo
convierten en uno de los grandes
bateristas del rock de todos los
tiempos.
Trascendencia
La influencia de “Made in Japan” se siente
no solo en la discografía de Deep Purple,
sino en la cultura rock en general.
Representa un estándar de cómo una banda
puede sonar en directo cuando existe
compenetración, confianza mutua y una
audiencia dispuesta a dejarse llevar por la
música. Además, en un plano más amplio, este
álbum demostró que el hard rock podía tener
cabida en la escena internacional de manera
legítima y sofisticada, sin perder la
energía y la agresividad que lo
caracterizan.
Para los fans, “Made in Japan” es algo más
que un simple disco en vivo: es el documento
sonoro de una época en la que la música se
nutría de la improvisación y del impacto
visceral de los conciertos. No es casualidad
que, cincuenta años después, siga siendo un
referente ineludible cuando se habla de los
mejores álbumes en vivo de la
historia.
Con esto en mente, si eres un amante del
rock clásico y aún no te has sumergido en
esta obra, te invito a hacerlo. Te
encontrarás con un concierto repleto de
energía, con interpretaciones que sobrepasan
la barrera del tiempo y con esa vibración
casi palpable que solo surge cuando una
banda está en su mejor momento. “Made in
Japan” es, definitivamente, uno de esos
discos que hay que escuchar al menos una vez
en la vida para entender la grandeza de Deep
Purple y la relevancia del hard rock de los
setenta.
Postdata: la magia del vinilo y la
experiencia auditiva
Un apunte final: muchos melómanos sostienen
que escuchar “Made in Japan” en vinilo es
una experiencia única, pues el formato
invita a disfrutar la música con
detenimiento, dándole la vuelta al disco y
apreciando el arte de la portada—con la
icónica foto de la banda en el escenario.
Aunque hoy en día es común consumir música
de forma digital, si surge la oportunidad de
sentarse y poner a girar este álbum en un
tocadiscos, vale la pena hacerlo. La calidez
del sonido analógico se suma a la energía ya
explosiva de Deep Purple, transportándonos
por unos instantes a aquellos inolvidables
conciertos de agosto de 1972 en Osaka y
Tokio.
A fin de cuentas,
“Made in Japan” simboliza
la cúspide de la etapa clásica de Deep
Purple y sella su lugar de honor en el
Olimpo del rock. Su legado es inmenso y su
escucha, una lección para entender cómo la
música en directo puede capturar la esencia
creativa de una banda y trascender las
fronteras del tiempo y la geografía.
9. “Who Do We Think We Are” (1973)
Comienza la tensión interna
Después de triunfar con
Machine Head y
Made in Japan, Deep Purple se
encontraba en la cúspide. Sin embargo, el
desgaste de un ritmo incesante de giras, la
presión de las discográficas y los roces
personales empezaron a cobrar factura. El
último álbum de estudio de la formación Mark
II en su etapa inicial fue
Who Do We Think We Are (1973).
Aunque no fue un fracaso comercial (incluyó
la exitosa “Woman from Tokyo”, que se
convirtió en un clásico de la radio rock),
se percibe en él cierta tensión creativa y
un ambiente de agotamiento.
La producción del disco estuvo marcada por
disputas entre Ritchie Blackmore e Ian
Gillan, y el cansancio colectivo se reflejó
en una grabación complicada, con Glover y
Paice intentando mediar en las diferencias.
Las sesiones se realizaron de forma dispersa
y con un ánimo menos entusiasta que en
anteriores ocasiones. El sonido conserva la
esencia de la banda, pero a menudo se
percibe menos contundente o fresco. Aun así,
temas como “Woman from Tokyo” mantienen ese
sello inconfundible de riffs pegadizos y la
voz enérgica de Gillan.
En el contexto comercial,
Who Do We Think We Are funcionó
bien, llegando al top 5 en el Reino Unido y
top 20 en Estados Unidos, pero la relación
interna de la banda estaba claramente
resquebrajada. Poco después de la gira
promocional, Ian Gillan y Roger Glover
abandonaron la formación, dejando un vacío
que dio paso a la siguiente etapa de Deep
Purple con la entrada de David Coverdale y
Glenn Hughes.
Tracklist:
"Woman from Tokyo" – 5:50
"Mary Long" – 4:23
"Super Trouper" – 2:56
"Smooth Dancer" – 4:08
"Rat Bat Blue" – 5:23
"Place in Line" – 6:31
"Our Lady" – 5:12
Autoría: Blackmore,
Gillan, Glover, Lord, Paice. Productor:
Deep Purple Ingeniero:
Martin Birch Estudios:
Grabado en Roma y Frankfurt (estudio
móvil
Mark III y Mark IV (1973-1976)
Un contexto previo: la transición de Mark
II a Mark III
Para comprender el período Mark III de Deep
Purple, es imprescindible echar primero un
vistazo rápido a los momentos finales de la
formación Mark II, aquella mítica
encarnación de la banda que grabó obras
maestras como In Rock (1970), Fireball (1971), Machine Head (1972) y el doble álbum en
vivo Made in Japan (1972). Esta formación (Ian Gillan,
Ritchie Blackmore, Roger Glover, Jon Lord y
Ian Paice) se convirtió en uno de los
pilares más influyentes del hard rock. Sin
embargo, a pesar del enorme éxito, la
estabilidad interna se vio profundamente
comprometida por desavenencias personales,
agotamiento por giras interminables y
distintos roces creativos.
Cuando Ian Gillan —voz— y Roger Glover
—bajo— dejaron la banda en 1973, Deep Purple
se encontró en una encrucijada. Había
llegado el momento de reconfigurar el sonido
y revitalizar el proyecto. Ritchie Blackmore
y Jon Lord, junto con Ian Paice, se dieron a
la tarea de reclutar nuevos miembros que no
solo sustituyeran a los que se habían
marchado, sino que aportaran ideas frescas y
una nueva energía. Fue así como nació la
formación conocida como Mark III, cuya
primera misión musical se condensaría en el
disco Burn (1974).
La llegada de David Coverdale y Glenn
Hughes
Si algo caracterizó a la formación Mark III
fue la combinación vocal de David Coverdale
y Glenn Hughes. Vale la pena señalar,
Antonio, que la decisión de reclutar no a un
solo vocalista, sino a un vocalista y un
bajista-cantante con un registro vocal
impresionante, fue un movimiento audaz que
se vio motivado, en parte, por el anhelo de
profundizar en una vertiente más amplia y
diversa del rock. Esta doble dinámica vocal
dotó a la música de un color y versatilidad
únicos.David Coverdale, un cantante de raíces más
bluseras, procedía del norte de Inglaterra
y, pese a no ser muy conocido a escala
internacional, sorprendió a todos con su
poderosa voz y un matiz soul-blues
conmovedor. Por su parte, Glenn Hughes había
despuntado en la escena rock con la banda
Trapeze, donde se dio a conocer tanto por su
extraordinario talento al bajo como por sus
dotes vocales, que abarcaban un amplio rango
desde notas graves a agudos casi
imposibles.
La primera impresión que tuvieron los fans
al escuchar a estos dos nuevos miembros fue
que Deep Purple estaba buscando horizontes
nuevos y quizás más flexibles. Si bien la
banda continuaría desarrollando un hard rock
vigoroso, las puertas estaban ahora abiertas
para la incorporación de matices funk, soul
y blues, dotando al repertorio de un
carácter multifacético. Coverdale y Hughes
no solo se limitaron a sustituir a Gillan y
Glover en sus respectivas labores, sino que
inyectaron una gran dosis de personalidad,
expandiendo el espectro sonoro de Deep
Purple.
10. Burn (1974)
El nacimiento de Mark III
El primer álbum que plasmó la nueva
dirección de Deep Purple
fue Burn, lanzado en febrero
de 1974. La formación —compuesta entonces
por Coverdale, Hughes, Blackmore, Lord y
Paice— no tardó en mostrarse al mundo con un
disco contundente, aunque diferente a todo
lo que habían hecho con anterioridad.
La canción que da título al disco, “Burn”,
opera casi como una declaración de
intenciones: riff demoledor a cargo de
Blackmore, apoyado por la base rítmica de
Paice y la solvente mano de Lord en los
teclados, se complementa con el arsenal
vocal dual de Coverdale y Hughes, quienes
intercambian frases y armonías que le dieron
un nuevo color a la banda. La potencia del
tema marcó el tono del resto del LP. Junto a
“Burn”, otras composiciones como “Might Just
Take Your Life” o “Lay Down, Stay Down”
demostraron que el grupo seguía apostando
por el hard rock enérgico, pero con un toque
más groove y ciertos matices funky en el
bajo de Hughes.
En el disco se pueden apreciar detalles
que, en la etapa anterior, habrían parecido
extravagantes para Deep Purple. Hughes, por
ejemplo, hacía gala de falsetes y giros
vocales más cercanos al R&B, mientras
que Coverdale sacaba a relucir su vena
blues. Por otro lado, Jon Lord se movía con
soltura entre pasajes de rock sinfónico y
compases con un toque más jazzy, siempre
manteniendo ese sello inconfundible de su
órgano Hammond. En
conjunto, Burn logró un
éxito notable, alcanzando posiciones altas
en las listas tanto en el Reino Unido como
en otros países. Esta recepción favorable
otorgó a la nueva formación la validación
que necesitaban y catapultó a Coverdale y
Hughes a la esfera internacional.
Tracklist:
"Burn" (Blackmore, David Coverdale,
Glenn Hughes, Lord, Paice) – 6:04
"Might Just Take Your Life" –
4:36
"Lay Down, Stay Down" – 4:15
"Sail Away" – 5:48
"You Fool No One" – 4:47
"What's Goin' on Here" – 4:55
"Mistreated" – 7:28
"'A' 200" – 4:04
Producción:
Productor: Deep Purple
Ingeniero: Martin Birch
Estudios: Montreux (Suiza)
El álbum, grabado en Montreux, Suiza,
con Martin Birch como ingeniero, capturó
la energía renovada de la banda tras el
cambio de formación. A pesar del riesgo
de incluir nuevos integrantes, la
química entre Coverdale, Hughes y el
resto de los miembros revitalizó el
sonido característico de Deep
Purple
11. Stormbringer (1974)
El viraje hacia el funk y el soul
Tan solo unos meses después de la
publicación de Burn, Deep
Purple ingresó de nuevo al estudio para
grabar Stormbringer, un álbum
que vería la luz en noviembre de 1974. Este
segundo trabajo de Mark III puso de relieve
con más claridad las nuevas influencias que
la banda había estado incorporando. Desde la
portada, con ese imponente caballo alado
surcando cielos oscuros, la banda anunciaba
un tono algo distinto al que venía
caracterizando su música.
Si en Burn ya se notaba
cierto coqueteo con el funk y el soul,
en Stormbringer ese
coqueteo se convirtió, en algunas canciones,
en una relación abierta y plena. La pista
titular, “Stormbringer”, mantiene aún
vestigios del hard rock clásico de Deep
Purple, pero mezclados con un groove más
marcado. En temas como “Holy Man” o “Hold
On”, el protagonismo de las voces de
Coverdale y Hughes toma un cariz más cercano
al blues-soul, mientras que la base
instrumental se aparta un tanto de la
agresividad roquera para adentrarse en
terrenos más suaves y melódicos.
En este punto, es imprescindible mencionar
la tensión que ello generó en el seno de la
banda: Ritchie Blackmore, baluarte de un
hard rock más puro, se mostró cada vez más
reacio a volcarse hacia esas sonoridades que
él consideraba demasiado “funkys” o blandas.
Sin embargo, Jon Lord y, en particular,
Glenn Hughes se sentían muy entusiasmados
por la posibilidad de expandir la paleta
musical de Deep Purple. David Coverdale, por
su parte, encontraba un cauce natural para
su potente registro vocal en estas melodías
influenciadas por el blues y el soul.
A pesar de las divisiones de
criterio, Stormbringer logró
convertirse en un disco relevante en la
historia de la banda, incluso si no alcanzó
la magnitud de impacto
de Burn. Las críticas fueron,
en general, mixtas: algunos elogiaron la
evolución musical, mientras otros extrañaban
el enfoque eminentemente roquero. Con todo,
la obra sentó las bases para el debate
interno que desembocaría en la salida de
Ritchie Blackmore, quien ya no encontraba en
Deep Purple el vehículo ideal para su visión
musical.
Tracklist:
"Stormbringer" – 4:03
"Love Don't Mean a Thing" – 4:23
"Holy Man" (Coverdale, Hughes, Lord) –
4:31
"Hold On" – 5:05
"Lady Double Dealer" – 3:19
"You Can't Do It Right (With the One
You Love)" – 3:24
"High Ball Shooter" – 4:26
"The Gypsy" – 4:13
"Soldier of Fortune" – 3:14
Producción:
Productor: Deep
Purple
Ingeniero: Martin
Birch, cuyo trabajo fue crucial en la
definición del sonido de ambos álbumes.
Conocido por su habilidad para capturar
la energía cruda de las bandas, Birch
aportó un enfoque técnico y artístico
que destacó los matices de cada
instrumento, equilibrando la potencia de
las guitarras de Blackmore con la
profundidad de las voces de Coverdale y
Hughes. Su papel no solo se limitó a la
ingeniería, sino que también influyó en
la cohesión general del sonido,
consolidando a Deep Purple como una
fuerza innovadora en el hard rock y el
rock experimental de la época.
Estudios: Musicland Studios (Múnich), un
espacio emblemático que favoreció la
experimentación sonora gracias a su
avanzada tecnología y la atmósfera
colaborativa. Este estudio, ubicado en
el corazón de Alemania, se convirtió en
un punto neurálgico para artistas que
buscaban ampliar los límites de la
producción musical.
Cambios en el estilo: la entrada del funk y
del soul
Para entender por completo cómo esta
tendencia se fue apoderando de la banda,
conviene revisar cuáles eran las inquietudes
artísticas de los miembros que se habían
incorporado recientemente. Glenn Hughes,
como bajista y vocalista en Trapeze, siempre
había manifestado un gran interés por ritmos
y texturas más ligadas a la música
afroamericana. En aquella agrupación previa,
él exploró el R&B, el soul y hasta
fusiones con funk. Hughes, por supuesto, no
dejó estas influencias en la puerta al
entrar a Deep Purple, y esto se notó
especialmente en las líneas de bajo
rítmicas, en sus improvisaciones vocales y
en la forma de articular melodías.
En paralelo, David Coverdale, a pesar de
haber surgido de un trasfondo más
relacionado con el blues rock, no veía con
malos ojos la inclusión de rasgos de funk y
soul, pues su rango vocal y su timbre
encajaban con naturalidad en un espectro más
amplio que el mero hard rock. En la medida
en que avanzaba el 1974, tanto Hughes como
Coverdale iban ganando peso creativo dentro
de la banda, lo que implicaba que los nuevos
temas empezaban a tomar una forma distinta
del clásico sonido de Deep Purple.
Jon Lord, por su parte, que ya había
transitado con libertad por el rock
sinfónico y el blues durante su trayectoria,
se mostró abierto a estos experimentos.
Quien sí se vio claramente en conflicto con
este rumbo musical fue Ritchie Blackmore. El
legendario guitarrista, acostumbrado a riffs
poderosos y un tono más agresivo,
consideraba que la esencia que había
caracterizado a Deep Purple desde finales de
los años sesenta se estaba diluyendo. En
consecuencia, comenzó a desilusionarse, lo
cual repercutiría de manera notable en la
dinámica de la banda.
Factores internos que llevaron a la salida
de Ritchie Blackmore
Antonio, hemos llegado a uno de los puntos
neurálgicos de esta historia. ¿Qué llevó a
Ritchie Blackmore, cofundador y figura clave
de Deep Purple, a dejar la formación? La
respuesta no es sencilla y abarca varios
elementos, tanto narrativos como
personales:
Discrepancias musicales: Como ya hemos mencionado, a Blackmore
no le entusiasmaba la dirección “funk y
soul” que estaba adoptando la banda.
Sentía que la fuerza hard rock de Deep
Purple se iba diluyendo en busca de una
nueva identidad que, a su juicio,
chocaba con la columna vertebral que
había definido a la banda.
Personalidades contrapuestas: Glenn Hughes y David Coverdale
aportaban un dinamismo escénico y un ego
musical que, hasta cierto punto, podía
chocar con la forma de ser de Blackmore.
El guitarrista era conocido por su
carácter introvertido y su franqueza a
la hora de expresarse, lo cual
ocasionaba roces con la exuberante
presencia de Hughes y la seguridad vocal
de Coverdale.
Necesidad de libertad
creativa: Blackmore había dado muestras de su
deseo de explorar otros caminos que se
ajustaran más a su gusto por la música
medieval y el rock más tradicional. De
hecho, poco antes de abandonar Deep
Purple, el guitarrista colaboró con la
banda Elf, de Ronnie James Dio,
produciéndoles un álbum y explorando
sonoridades que encontraban una cercanía
mayor con su visión roquera
tradicional.
Cansancio y desgaste:
Deep Purple estaba sumido en un ritmo
frenético de grabaciones y giras. La
presión por mantener el estatus de
superestrellas, sumada a las tensiones
internas, complicó la relación entre los
miembros. El agotamiento generaba un
ambiente tenso que, a la larga, se hizo
insostenible.
Estos factores, sumados y
retroalimentandose, condujeron a que, a
mediados de 1975, Ritchie Blackmore tomara
la decisión de abandonar el grupo que él
mismo había ayudado a fundar. Su marcha
significó un terremoto en la historia de
Deep Purple y planteó un interrogante
gigante: ¿qué sería de la banda sin su
guitarrista emblema?
El surgimiento de Mark IV y la llegada de
Tommy Bolin
Lejos de disolverse en ese instante, Jon
Lord, Ian Paice, Glenn Hughes y David
Coverdale decidieron seguir adelante bajo el
nombre Deep Purple, y en ese proceso
llamaron al joven guitarrista estadounidense
Tommy Bolin para ocupar el puesto vacante de
Ritchie Blackmore. Así nació la formación
Mark IV.
Tommy Bolin, un músico talentoso con un
estilo que viajaba del jazz-fusion al hard
rock y con un toque funk y blues evidente,
logró atraer el interés de los miembros
restantes de la banda, sobre todo por su
versatilidad a la hora de tocar y componer.
Cabe recordar, Antonio, que Bolin ya había
participado en proyectos variados, desde la
banda Zephyr hasta James Gang, con quienes
grabó discos que exploraban la vena más
ecléctica del rock setentero.
La adaptación de Tommy Bolin a un grupo tan
reputado como Deep Purple no fue sencilla.
Por un lado, los seguidores más puristas
extrañaban el virtuosismo oscuro y
carismático de Blackmore; por el otro, las
dificultades personales de Bolin —incluyendo
problemas con las adicciones— a veces
afectaban su rendimiento en vivo y su
relación con el resto de la banda. Sin
embargo, en el plano puramente musical,
Bolin demostró ser un guitarrista de ideas
frescas, capaz de impregnar a Deep Purple de
ese matiz funky y rock-fusion que ya venía
en crecimiento desde la etapa
de Stormbringer.
12. Come Taste The
Band (1975)
El sonido de Mark IV
El álbum que inmortalizó a la formación
Mark IV fue Come Taste The Band, lanzado en octubre de 1975. Se trata de
un disco que, pese a no contar con la
presencia de Ritchie Blackmore, siguió
manteniendo el espíritu exploratorio y la
mezcla de estilos que habían venido
desarrollando desde la era de Mark
III.
La aportación de Tommy Bolin se hace
evidente desde los primeros compases. Su
estilo de guitarra es menos agresivo y
lineal que el de Blackmore, pero a la vez es
más abierto a la improvisación, a los
acentos funk y a las texturas de jazz rock.
El resultado es un álbum que, sin llegar a
despojarse de la esencia de Deep Purple, se
adentra aún más en caminos híbridos. Tracks
como “Comin’ Home” o “Dealer” exponen la
dualidad vocal entre Coverdale y Hughes, con
un bajo que a ratos asume un protagonismo
melódico muy distintivo.
Llama la atención la evidente cohesión
entre los teclados de Jon Lord y la guitarra
de Bolin: ambos establecen una especie de
diálogo sonoro que en ocasiones roza la jam
session, permitiendo que se desarrollen
pasajes instrumentales fluidos y llenos de
creatividad. El tema “Gettin’ Tighter” es un
buen ejemplo de ello, con un ritmo funk
dominante y un trabajo compartido entre
Bolin y Lord que se funde de manera
excepcional con la voz de Hughes.
A pesar de la calidad musical de Come Taste The Band, el disco no logró la repercusión
comercial o el respaldo crítico que habían
alcanzado álbumes anteriores de Deep Purple.
Muchos fans de la banda se sentían, en
cierta medida, desconcertados o traicionados
por la nueva dirección sonora y echaban de
menos la mano firme y la creatividad áspera
de Blackmore. Los debates entre críticos
especializados tampoco se hicieron esperar,
con algunos aplaudiendo la audacia artística
y otros acusando a Deep Purple de haberse
desviado del rumbo.
Tracklist:
"Comin' Home" (Tommy Bolin, David
Coverdale, Ian Paice) – 3:52
"I Need Love" (Tommy Bolin, David
Coverdale) – 4:23
"Drifter" (Tommy Bolin, David
Coverdale) – 4:02
"Love Child" (Tommy Bolin, David
Coverdale) – 3:04
"This Time Around / Owed to 'G'" (Glenn
Hughes, Jon Lord / Tommy Bolin) –
3:55
"You Keep on Moving" (David Coverdale,
Glenn Hughes) – 5:19
Productor: Martin Birch y Deep Purple. La colaboración
fue una verdadera sinergia entre el
productor y los músicos. Martin Birch,
conocido por su habilidad para capturar la
intensidad en las grabaciones, trabajó
estrechamente con cada miembro de la banda
para equilibrar el virtuosismo de Tommy
Bolin, la emotividad de David Coverdale y la
profundidad vocal de Glenn Hughes. El
proceso creativo fue desafiante pero
enriquecedor, ya que todos los miembros
buscaban redefinir el sonido de Deep Purple
en esta etapa experimental.
Estudios: Musicland Studios (Múnich), uno de
los estudios de grabación más icónicos de la
época, conocido por albergar a artistas de
renombre como Led Zeppelin, Queen y The
Rolling Stones. Su ubicación en Múnich
ofrecía un ambiente innovador, y el uso de
tecnología avanzada para la época permitió a
Deep Purple experimentar con nuevas texturas
y sonidos.
Tensiones y dificultades: el lento ocaso de
la formación Mark IV
Con Blackmore fuera y Tommy Bolin dentro,
la banda enfrentó una serie de retos. El
primero y más importante consistía en
mantener la unidad y la fortaleza creativa
de un grupo que ya había vivido demasiados
cambios en muy poco tiempo. Ian Paice y Jon
Lord eran los únicos miembros originales en
ese momento, y llevaban sobre sus hombros la
responsabilidad de preservar el sello de
Deep Purple. Glenn Hughes, cada vez más
inmerso en problemas de adicción, enfrentaba
dificultades que afectaban su rendimiento en
vivo y su disposición para el trabajo de
estudio. David Coverdale, por su parte,
ejercía un liderazgo mayor en la parte vocal
y se consolidaba como una de las caras
visibles del grupo, pero no lograba
neutralizar las tensiones internas.
Bolin también sufría de problemas de
adicción que se volvieron notorios en las
giras de promoción de Come Taste The Band. En ocasiones, su estado de forma era tan
inestable que las presentaciones en vivo
quedaban muy por debajo de la calidad que la
audiencia esperaba de un nombre tan grande
como Deep Purple. Todo esto generó
fricciones entre los miembros, que se vieron
obligados a lidiar con un ambiente cada vez
más tóxico y desorganizado.
Además, a nivel comercial, la banda no
conseguía la misma acogida masiva que en
tiempos de Machine Head o Made in Japan. Para
1976, el mercado del rock se había vuelto
más competitivo, y los seguidores del rock
duro tradicional se habían dispersado hacia
nuevas tendencias. De forma progresiva, la
presión de la disquera, la insatisfacción de
parte del público y la extenuante vida de
giras menguaron la cohesión del
proyecto.
El gran reencuentro: Mark II regresa en
1984
El mundo del rock vivió un suceso
sorprendente en 1984: Deep Purple anunció su
regreso con la formación Mark II original
(Blackmore, Gillan, Glover, Lord y Paice).
El anuncio fue recibido con entusiasmo y
escepticismo a partes iguales, pues muchos
dudaban que las rencillas personales se
hubieran solucionado. Sin embargo, el tiempo
demostró que el deseo de reencontrarse con
esa magia musical era más fuerte que las
diferencias del pasado.
El primer fruto de este retorno fue el
álbum
Perfect Strangers
(1984), un disco que combinó la madurez de
los músicos con la esencia tradicional de la
banda. Canciones como “Knockin’ at Your Back
Door” y la propia “Perfect Strangers”
recordaron a los fans que la alquimia seguía
intacta. El álbum tuvo un gran recibimiento
comercial, llegando a situarse en las listas
de éxitos de varios países y recibiendo
críticas positivas por su solidez. El sonido
era actualizado, con una producción más
moderna, pero conservaba los riffs
característicos de Blackmore, el órgano
inconfundible de Lord y la voz poderosa de
Gillan.
13. Perfect Strangers (1984)
Tracklist:
"Knockin' at Your Back Door" –
7:09
"Under the Gun" – 4:40
"Nobody's Home" – 4:01
"Mean Streak" – 4:22
"Perfect Strangers" – 5:23
"Gypsy's Kiss" – 5:14
"Wasted Sunsets" – 3:58
"Hungry Daze" – 4:52
Autoría principal:
Blackmore, Gillan, Glover. Productor:
Roger Glover y Deep Purple Ingeniero:
Nick Blagona
Conocido por su trabajo con artistas de
renombre como The Bee Gees y Chicago, jugó
un papel crucial en la creación del sonido
distintivo de "Perfect Strangers". Su
enfoque en capturar la intensidad en vivo de
la banda, combinado con su habilidad para
manejar la complejidad de las producciones
en estudio, aseguró que el regreso de Deep
Purple fuera tanto una declaración de su
legado como una evolución moderna. Blagona
también destacó por su innovadora
utilización de técnicas de microfonía y
mezclas que aportaron un equilibrio perfecto
entre los elementos clásicos del hard rock y
la tecnología contemporánea del
momento.
Estudios: Studio H
(Vermont, EE. UU.) y Le Miraval
(Francia)
La elección de estos estudios no fue
casual; cada uno ofreció un entorno único
que permitió capturar tanto la intensidad
como la precisión sonora que define este
álbum. En Studio H, ubicado en un entorno
sereno, la banda pudo concentrarse en la
composición y la experimentación, mientras
que Le Miraval, conocido por su equipo de
última tecnología, fue instrumental para
obtener una calidad de grabación
excepcional. Esta combinación de ubicaciones
aportó un balance entre espontaneidad
creativa y producción meticulosa,
características que se reflejan en el sonido
final del disco.
A nivel de giras, el regreso de Mark II
significó estadios llenos en numerosas
partes del mundo. Si bien la industria
musical había cambiado notablemente desde
los años setenta, Deep Purple se encontró
con una base de seguidores fieles y ansiosos
por ver a sus ídolos nuevamente sobre el
escenario.
El período 1984-1989: Entre tensiones y
logros
Pese a la alegría inicial, las viejas
fricciones no desaparecieron. La relación
entre Gillan y Blackmore siguió siendo un
tira y afloja constante. Aun así, lanzaron
un nuevo trabajo en 1987,
The House of Blue Light, que mostró a Deep Purple intentando
adaptarse a los años ochenta sin perder su
sello. Aunque el disco contenía buenos
momentos y vendió de forma decente, algunas
críticas apuntaron a una falta de coherencia
interna y a un exceso de producción típica
de la década. Canciones como “Bad Attitude”
y “Call of the Wild” consiguieron rotación
en radios especializadas, pero no alcanzaron
el impacto de
Perfect Strangers.
Las presentaciones en vivo seguían
reuniendo a miles de fanáticos, pero las
disputas personales comenzaron a desgastar
nuevamente la convivencia. A medida que se
acercaba el final de la década, la posición
de Gillan en la banda empezó a debilitarse.
Tras una gira complicada, marcada por
tensiones en el escenario e incluso riñas
verbales entre Gillan y Blackmore, la
formación sufrió un nuevo descalabro: Ian
Gillan fue despedido en 1989. Para muchos,
era el preámbulo de la inestabilidad que
marcaría los siguientes años.
14. The House of Blue Light (1987)
Tracklist:
"Bad Attitude" – 5:04
"The Unwritten Law" – 4:35
"Call of the Wild" – 4:50
"Mad Dog" – 4:31
"Black & White" – 3:44
"Hard Lovin' Woman" – 3:23
"The Spanish Archer" – 4:56
"Strangeways" – 5:57
"Mitzi Dupree" – 5:03
"Dead or Alive" – 4:43
Autoría: Blackmore,
Gillan, Glover, Lord, Paice. Productor:
Deep Purple Ingeniería:
Roger Glover, Nick Blagona Estudios:
Vermont
El legado de Mark II en la historia del
rock
A pesar de las disputas personales, Mark II
legó una discografía fundamental en la
historia de la música popular. Su impacto en
el hard rock y en el surgimiento de
subgéneros como el heavy metal es innegable.
A partir de In Rock (1970), la
guitarra de Ritchie Blackmore se volvió uno
de los referentes para toda una generación
de guitarristas. Por su parte, Jon Lord
estableció un estándar en el uso del órgano
Hammond dentro del rock, creando un muro
sonoro capaz de rivalizar con las guitarras
más potentes. Ian Paice, con su estilo de
batería virtuoso y enérgico, inspiró a
numerosos percusionistas que buscaban
mezclar complejidad con contundencia. Roger
Glover, en tanto, se hizo un nombre tanto en
la ejecución del bajo como en la producción,
y su sentido melódico sigue siendo venerado
por colegas músicos.
La voz de Ian Gillan, caracterizada por
agudos desgarradores, fue un factor clave en
la definición de cómo debía sonar el hard
rock. Su sello personal marcó el camino para
vocalistas posteriores en grupos como Judas
Priest, Iron Maiden y muchas otras. Sumado a
ello, la constante experimentación en los
directos —reflejada especialmente en álbumes
como Made in Japan— abrió la puerta
a la idea de que una banda de rock podía ser
tan improvisadora y flexible como una de
jazz, siempre y cuando hubiera química y
dominio instrumental.
Las giras de Mark II, plagadas de
conciertos memorables en Europa, América y
Asia, consolidaron el estatus de Deep Purple
como una banda global. Mientras Led Zeppelin
y Black Sabbath apuntalaban la escena hard
rock y heavy metal, Deep Purple aportaba un
virtuosismo y una versatilidad que los
convertía en un fenómeno casi único. Su
influencia se extiende hasta hoy, con
generaciones de músicos que citan a la Mark
II como el ejemplo perfecto de cómo fusionar
potencia, melodía y virtuosismo en un mismo
paquete.
Las razones de su éxito comercial y
cultural
¿Por qué la etapa Mark II alcanzó tales
niveles de popularidad y éxito? Varias
razones convergen:
Composición memorable:
Canciones como “Smoke on the Water”,
“Highway Star” o “Child in Time” se
convirtieron en himnos no solo por sus
riffs pegadizos, sino también por su
capacidad para conectar con el público
mediante letras directas y un feeling
que trascendía las limitaciones del
idioma.
Virtuosismo instrumental: Cada integrante de Mark II dominaba
su instrumento a la perfección, y no
temían llevar esta excelencia a los
límites sobre el escenario. La banda
mantenía un alto nivel de improvisación
en directo, lo que hacía que cada
concierto fuera único y ofreciera a los
fans una experiencia irrepetible.
Carisma y personalidad: La confrontación entre Ritchie
Blackmore e Ian Gillan, si bien resultó
problemática a nivel personal, aportó
una tensión creativa que a menudo se
traducía en discos y giras de una
intensidad incomparable. Jon Lord e Ian
Paice completaban esta “personalidad
múltiple” con su elegancia y su
fiabilidad en el escenario.
Producción y sonido pioneros: La apuesta de Blackmore por
amplificadores Marshall a un volumen
elevadísimo, sumada al inconfundible
Hammond de Lord, creó un muro sonoro que
definió la agresividad del rock de los
setenta. Además, la banda trabajó con
productores y equipos técnicos que
supieron capturar esa energía sin
diluirla.
Identidad visual y escénica: Aunque el foco estaba en la música,
Deep Purple también se caracterizó por
un estilo de vestuario y una puesta en
escena acorde con el rock duro de la
época, generando un potente impacto
entre el público joven.
Repercusiones posteriores y legado
Después de 1993, Deep Purple continuó con
diferentes formaciones. Steve Morse y Don
Airey (tras la salida de Lord en 2002) han
mantenido en alto el nombre de la banda.
Pero, para los puristas, el recuerdo de Mark
II sigue siendo la piedra angular de la
identidad de Deep Purple. El éxito de
álbumes como Machine Head y de
himnos como “Smoke on the Water” convirtió a
la banda en un referente cultural: es casi
imposible imaginar el rock sin la influencia
de estos discos.
La inserción de Deep Purple en el
Rock and Roll Hall of Fame (2016)
tardó mucho en llegar, y cuando finalmente
sucedió, generó polémica sobre quiénes
debían ser incluidos, dada la gran variedad
de alineaciones. Sin embargo, no cabe duda
de que la Mark II fue la principal artífice
del legado por el que la banda fue honrada.
Muchas bandas de heavy metal, power metal,
progresivo y hasta punk han reconocido la
influencia de In Rock y la potencia
de Machine Head.
En lo que respecta a la cultura popular,
“Smoke on the Water” es una de las canciones
más versionadas y enseñadas a principiantes.
Este hecho, aunque pueda parecer un simple
dato anecdótico, revela la profundidad con
la que Deep Purple Mark II caló en la
formación musical de millones de personas,
siendo puerta de entrada al rock. Además, la
banda es un ejemplo de cómo la fama, la
presión comercial y las diferencias de ego
pueden afectar a una formación de gran
talento, llevándola a separaciones y
reencuentros a lo largo de décadas.
Los reencuentros y la presencia de Mark II
en la memoria colectiva
Aunque los años 80 y 90 vieron el regreso
de Mark II en diferentes momentos, el
desgaste personal y artístico siempre acabó
pasando factura. Pero, paradójicamente, cada
vez que Deep Purple anunciaba un concierto o
una grabación con la formación clásica, las
entradas se agotaban y los seguidores
llenaban estadios, ansiosos de revivir la
magia del pasado. Esto habla de la enorme
carga emocional y nostálgica que generó (y
sigue generando) Mark II.
La formación de 1993, aunque duró poco,
dejó un álbum de estudio y un puñado de
conciertos llenos de anécdotas y episodios
que pasaron a la historia de la banda: la
tensión entre Blackmore y Gillan se hizo tan
insoportable que el guitarrista decidió
abandonar abruptamente, incluso negándose a
aparecer en algunos conciertos
promocionales. Sería la última vez que la
Mark II pisaría un escenario de manera
oficial. Sin embargo, sus fanáticos siempre
han mantenido la esperanza de un milagro que
volviese a reunir a esos cinco músicos
legendarios. Con el fallecimiento de Jon
Lord en 2012, la posibilidad de un
reencuentro total se desvaneció
definitivamente.
Reflexiones finales sobre la trascendencia
de Mark II
Las bandas legendarias se forjan no solo a
base de éxito y reconocimiento, sino también
de conflictos internos y retos superados.
Mark II de Deep Purple es el ejemplo
perfecto de cómo una combinación excepcional
de talentos puede desembocar en discos
icónicos, giras multitudinarias y canciones
que perduran en el imaginario popular.
También es la prueba de que la convivencia
artística no siempre es sencilla y que, en
ocasiones, los egos y las ambiciones
personales pueden romper la magia.
Sin embargo, a pesar de las crisis y los
períodos de inactividad, lo que perdura es
la música. Las interpretaciones de “Child in
Time”, “Smoke on the Water” o “Highway Star”
siguen erizando la piel de varias
generaciones, y continúan sumando nuevos
adeptos gracias al poder atemporal de su
propuesta. La Mark II es, para muchos, la
mejor formación que Deep Purple haya tenido
jamás y una de las más influyentes en la
historia del rock.
Conclusiones (resumen de la era Mark
II)
Cambios de integrantes: La salida de Rod Evans y Nick Simper
y la llegada de Ian Gillan y Roger
Glover en 1969 establecieron la base de
lo que se convertiría en el período
dorado de Deep Purple. Gillan aportó su
registro vocal inconfundible y Glover
redefinió el rol del bajo, integrándose
de forma dinámica con Blackmore, Lord y
Paice.
Álbumes claves:
In Rock (1970) definió el
camino hacia el hard rock puro y
agresivo, Fireball (1971)
exploró un terreno más experimental, y
Machine Head (1972) alcanzó la
cúspide comercial y creativa con
canciones inmortales.
Made in Japan (1972) elevó al
estatus de leyenda la potencia de la
banda en vivo.
Consolidación del sonido: Mark II se consolidó como uno de los
máximos exponentes del hard rock
setentero, junto a Black Sabbath y Led
Zeppelin. Sus riffs icónicos, su
virtuosismo instrumental y la voz de
Gillan definieron el estándar de lo que
sería el rock pesado durante la década
de 1970 y más allá.
Éxitos comerciales: El
sello discográfico Harvest/EMI en el
Reino Unido y Warner Bros. en Estados
Unidos posicionaron a Deep Purple en las
listas de ventas mundiales.
Machine Head y
Made in Japan vendieron
millones de copias, ampliando la fama
internacional de la banda.
Primera disolución y
reencuentros: Tras la tensión acumulada, Gillan y
Glover salieron en 1973, dando fin a la
primera etapa de Mark II. La banda se
disolvió por completo en 1976. No
obstante, en 1984, Mark II regresó con
Perfect Strangers,
revitalizando el legado del grupo. El
período 1984-1989 estuvo marcado por
altibajos, y una última reunión en 1993
concluyó con la salida definitiva de
Ritchie Blackmore.
En conjunto, Mark II de Deep Purple dejó
una huella indeleble en la música rock. Su
influencia se mantiene viva en bandas de
diversos géneros, y el carisma y la magia
que desplegaron sobre los escenarios aún
resuenan en la memoria de quienes vivieron
esas épocas doradas. Con el paso de las
décadas, sus discos siguen siendo
reeditados, homenajeados y descubiertos por
nuevas generaciones hambrientas de riffs,
solos incendiarios y voces trascendentes. Al
final del día, su legado sigue siendo, sin
lugar a dudas, uno de los pilares
fundamentales de la historia del rock.
Mark V (1989-1992) VII (1994-2002) y VIII
(2002-Presente)
Reuniones y formaciones posteriores
Para entender el contexto en el que Deep
Purple entra en los años noventa y, más
adelante, en el nuevo siglo, es
imprescindible repasar sus grandes cambios
de alineación y los momentos clave que
marcaron su rumbo desde mediados de esa
década. Como sabrás, la historia de Deep
Purple es especialmente prolífica en lo que
a sustituciones y nuevas formaciones se
refiere, y no es exagerado afirmar que cada
cambio conlleva un giro sonoro que
enriqueció su legado, adaptándolo a los
tiempos.
La fricción entre Gillan y Blackmore
Para comprender la inestabilidad que
desembocó en la entrada de Joe Lynn Turner,
es esencial fijarnos en la relación entre
Ian Gillan y el guitarrista Ritchie
Blackmore. Ambos músicos tenían una química
innegable en el escenario y en el estudio,
pero su convivencia personal nunca fue
sencilla. Las tensiones y roces estallaban
con frecuencia, y aunque el resto de los
integrantes siempre intentó mediar, no
siempre lo consiguieron.
La década de 1980 supuso un turbulento
período de reencuentros y despedidas. Tras
una pausa indefinida, Deep Purple volvió a
la acción con un aclamado álbum de reunión,
Perfect Strangers (1984), que
restauró el sonido clásico de la Mark II y
entusiasmó a los fanáticos de todo el mundo.
Sin embargo, el acercamiento creativo entre
Blackmore y Gillan rápidamente empezó a
deteriorarse de nuevo. Para 1989, el clima
se había vuelto tan enrarecido que Ian
Gillan terminó abandonando la banda.
La llegada de Joe Lynn Turner
En este contexto, la banda reclutó a Joe
Lynn Turner, un vocalista con credenciales
más que notables, curtido principalmente en
la etapa de Rainbow —el proyecto liderado
por el propio Ritchie Blackmore tras su
primera salida de Deep Purple en 1975—.
Turner contaba con un registro vocal fino y
melódico, y estaba acostumbrado a la fuerza
rockera y sinfónica que Blackmore imprimía a
sus composiciones.
El disco resultante de esta nueva unión fue
Slaves and Masters (1990), un
trabajo que a menudo se describe como “más
cercano a Rainbow que a Deep Purple”. La voz
de Joe Lynn Turner aportó un tono diferente,
más elegante y comercial, que agradó a
cierta parte de la audiencia, aunque dejó
perplejos a muchos seguidores acérrimos de
la banda. Si bien Turner demostró ser un
cantante solvente y con tesitura versátil,
la química con el resto de los miembros no
alcanzó la grandeza que Deep Purple había
logrado en sus mejores épocas.
Para algunos críticos, el principal
inconveniente era que
Slaves and Masters no terminaba de
sonar como un álbum de Deep Purple al uso, y
muchos echaron de menos el rango vocal más
agresivo y carismático de Gillan. Aun así,
el disco exhibe momentos destacados y ofrece
una perspectiva distinta del universo
musical de la agrupación.
15. Slaves and Masters (1990)
Tracklist:
"King of Dreams" – 5:30
"The Cut Runs Deep" – 5:42
"Fire in the Basement" – 4:43
"Truth Hurts" – 5:14
"Breakfast in Bed" – 5:17
"Love Conquers All" – 3:47
"Fortuneteller" – 5:49
"Too Much Is Not Enough" – 4:18
"Wicked Ways" – 6:33
Producción y composición:
La producción estuvo a cargo de
Roger Glover, quien aseguró
un sonido pulido y profesional,
caracterizado por la mezcla equilibrada de
instrumentos. Ritchie Blackmore lidera con
riffs poderosos y solos melódicos, mientras
que la sección rítmica de Ian Paice y Roger
Glover proporciona una base sólida y
consistente. Las contribuciones de Jon Lord
en los teclados aportan una atmósfera rica y
texturizada, aunque menos prominente en
comparación con álbumes anteriores.
Recepción:
El álbum recibió críticas mixtas tras su
lanzamiento. Mientras que algunos apreciaron
la calidad técnica y la interpretación vocal
de Turner, otros criticaron la falta de la
"agresividad" y el "espíritu” que definieron
las épocas anteriores de Deep Purple. "King
of Dreams" y "Love Conquers All" se
destacaron como los sencillos más populares,
mostrando un enfoque más comercial.
Estudios de grabación:
Bearsville Studios (Woodstock,
NY):
Un estudio icónico ubicado en la
tranquilidad de Woodstock, conocido por
su ambiente relajado que fomenta la
creatividad. Bandas legendarias como The
Band y artistas como Todd Rundgren
grabaron aquí, consolidando su
reputación como un espacio único para la
innovación musical.
Soundtech Studios (Norwich,
Vermont):
Un estudio moderno en su momento, con
equipamiento de alta gama que permitió
capturar los detalles de los complejos
arreglos de "Slaves and Masters". Su
ubicación en Vermont ofrecía un
aislamiento ideal para enfocarse en la
música.
1.3 La presión de los fans y la
industria
Otro factor que se sumó a la volatilidad de
este período fue la presión de la industria
discográfica y de la propia fanatizada. Con
la llegada de los noventa, Deep Purple se
vio obligada a competir con el surgimiento
de otros géneros, como el grunge y el rock
alternativo, que captaban la atención de las
nuevas generaciones. Aunque su legado estaba
más que consolidado, la banda deseaba
mantenerse relevante y no perder la estela
de popularidad que sus conciertos
multitudinarios habían garantizado durante
la década anterior.
Frente a los devaneos de popularidad y el
deseo de no traicionar su esencia, muchos
miembros consideraban esencial el estilo
vocal y la personalidad de Gillan para
sostener la identidad de la banda. Se
produjo entonces una cierta pugna interna:
algunos veían en Turner un intérprete
experimentado y solvente que podía abrir
nuevos horizontes comerciales, mientras que
otros pensaban que su estilo, demasiado
emparentado con Rainbow, alejaba a Deep
Purple de su espíritu genuino.
El efímero paso de Joe Lynn Turner y la
reunión de 1993
Las presiones de la discográfica y de los
propios miembros de la banda llevaron a que
en 1992 se produjera una segunda reunión de
Mark II, con Gillan de vuelta a la voz. El
resultado fue The Battle Rages On (1993), un disco que buscaba volver a
las raíces del hard rock y que, al menos en
teoría, debía consolidar a la formación más
querida por los fans. Sin embargo, las
sesiones de grabación fueron caóticas, con
Blackmore y Gillan enfrentándose
constantemente. Aun así, temas como “Anya” y
“The Battle Rages On” gustaron a los
seguidores más veteranos al rememorar la
potencia de antaño.
La gira de promoción de este álbum fue
accidentada. Ritchie Blackmore abandona Deep
Purple a mediados de la gira europea de
1993, harto de la pugna con Gillan y, por
extensión, con parte del management. Fue así
como concluyó oficialmente la etapa Mark II
por tercera vez. El guitarrista Joe
Satriani, y más tarde Steve Morse, ocuparon
el lugar de Blackmore en la banda,
inaugurando otra época en la historia de
Deep Purple.
16. The Battle Rages On (1993)
Este álbum refleja el contexto de la última
reunión de la formación Mark II, un período
cargado de tensiones internas entre los
miembros, especialmente entre Ian Gillan y
Ritchie Blackmore, cuyas diferencias
creativas alcanzaron un punto álgido. Estas
disputas no solo influyeron en el proceso de
grabación, que estuvo plagado de desacuerdos
sobre la dirección musical del proyecto,
sino que también impregnaron las letras y la
estructura de las canciones. A pesar de
estas dificultades, el álbum destaca por su
potente y emotiva ejecución, consolidando
temas como "Anya" y "The Battle Rages On"
como muestras del virtuosismo y la
intensidad que definieron a esta alineación.
Además, este trabajo final simboliza un
cierre significativo para una de las
formaciones más icónicas del rock,
capturando tanto los conflictos como la
genialidad creativa de sus
integrantes.
Conocido por su trabajo con artistas
legendarios como Bruce Springsteen y Tom
Petty, aportó su vasta experiencia en
producciones de alto perfil para dar forma
al sonido de "The Battle Rages On...". Su
enfoque meticuloso permitió a la banda
capturar la intensidad y las emociones
conflictivas que definieron esta etapa de su
carrera. Panunzio manejó las tensiones
creativas entre los miembros de la banda con
una dirección clara, equilibrando los
elementos clásicos del hard rock de Deep
Purple con un refinamiento contemporáneo que
aseguraba su relevancia en los años 90. Su
habilidad para gestionar grabaciones
complejas ayudó a preservar la esencia de la
formación Mark II en este álbum final.
Ingenieros: Thom
Panunzio, Bill Kennedy
Trabajaron en estrecha colaboración para
lograr una producción sonora que capturara
tanto la intensidad cruda como los matices
más elaborados que requería "The Battle
Rages On...". Panunzio, con su enfoque
perfeccionista, se encargó de equilibrar las
dinámicas internas de la banda, mientras que
Kennedy aportó una frescura técnica,
conocida por su trabajo con artistas como
Nine Inch Nails. Juntos lograron crear un
sonido que es tanto un tributo a las raíces
del hard rock clásico como una actualización
moderna que mantiene su relevancia en los
años 90. La elección de Bearsville Studios y
Red Rooster proporcionó un entorno que
equilibró la intimidad creativa con la
excelencia técnica.
Estudios: Bearsville
Studios (NY), Red Rooster (Berlín)
Bearsville Studios, ubicado en un entorno
rural en Nueva York, proporcionó un ambiente
tranquilo pero cargado de historia musical,
ideal para sesiones de grabación que
requerían concentración y experimentación.
Este espacio permitió a la banda explorar
nuevas texturas y dinámicas sonoras lejos de
las distracciones urbanas. Por otro lado,
Red Rooster en Berlín aportó una atmósfera
tecnológica de vanguardia que complementaba
la búsqueda de un sonido moderno. La
combinación de estas dos ubicaciones ofreció
un balance perfecto entre la espontaneidad
creativa y la excelencia técnica, capturando
tanto la intensidad cruda del hard rock como
los matices elaborados necesarios para un
álbum tan cargado de emociones y tensiones
internas.
Evolución hasta las formaciones más
recientes con Steve Morse y Don Airey
La llegada de Steve Morse
Steve Morse, reconocido guitarrista por su
trayectoria en bandas como Dixie Dregs y
Kansas, llegó a Deep Purple en 1994 para
transformar, de forma radical, la fisonomía
del grupo. Su estilo es una combinación de
virtuoso dominio técnico, fusión de géneros
como el rock progresivo, el jazz y el
country, así como una enorme capacidad para
adaptarse a las melodías vocales y a la
sección rítmica legendaria de la banda. Esta
versatilidad se convirtió en un soplo de
aire fresco, que, no obstante, no perdió el
ADN característico de Deep Purple.
Con su ingreso, la banda encaró la
producción de Purpendicular (1996),
un álbum que evidenció el renacimiento
creativo que estaban experimentando. Además
de temas que recuperaban el pulso hard rock
característico, la incorporación de Morse
favoreció pasajes instrumentales cargados de
complejidad y un sonido más moderno. Si bien
algunos fanáticos extrañaban la contundencia
de Ritchie Blackmore,
Purpendicular fue recibido con
críticas positivas, revitalizando el interés
por la agrupación. Siguieron trabajos como
Abandon (1998), donde la banda
continuó con la búsqueda de una identidad
que se nutría tanto de su herencia setentera
como de las posibilidades que se abrían con
la guitarra de Morse.
17. Purpendicular (1996)
Este álbum marca el debut de Steve Morse
con Deep Purple, quien trajo un estilo
fresco y moderno a la banda. El disco
destaca por su versatilidad, desde la
intensidad de "Vavoom: Ted the Mechanic"
hasta la emocional "Sometimes I Feel Like
Screaming", considerada uno de los mejores
momentos de la etapa Mark VII.
"The Aviator" se distingue por su atmósfera
folk, con un enfoque acústico que contrasta
con el estilo eléctrico predominante del
disco. "Loosen My Strings" refleja una
melancolía introspectiva que muestra la
habilidad del grupo para transmitir
emociones complejas a través de su música.
Mientras tanto, "Cascades: I'm Not Your
Lover" presenta un despliegue técnico
impresionante, destacando la química entre
Morse y Lord en pasajes instrumentales
intrincados.
El álbum también demuestra la renovada
energía de la banda, que buscaba
reinventarse sin sacrificar su legado. La
colaboración entre los miembros se percibe
fluida, lo que resultó en un sonido cohesivo
y vibrante que recibió elogios tanto de
críticos como de fanáticos.
Tracklist
"Vavoom: Ted the Mechanic" – 4:16
"Loosen My Strings" – 5:57
"Soon Forgotten" – 4:47
"Sometimes I Feel Like Screaming" –
7:29
"Cascades: I'm Not Your Lover" –
4:43
"The Aviator" – 5:20
"Rosa's Cantina" – 5:10
"A Castle Full of Rascals" – 5:11
"A Touch Away" – 4:36
"Hey Cisco" – 5:53
"Somebody Stole My Guitar" – 4:09
"The Purpendicular Waltz" – 4:45
Autoría: Gillan, Morse,
Glover, Lord, Paice.
Productor: Deep Purple Ingeniero:
Darren Schneider Darren Schneider
desempeñó un papel crucial en esta etapa de
Deep Purple, siendo responsable de capturar
y refinar el sonido único del Mark VII. Su
enfoque meticuloso en la mezcla y grabación
no solo ofreció una claridad excepcional,
sino que también permitió destacar la
interacción dinámica entre los instrumentos.
En "Purpendicular", Schneider trabajó
estrechamente con la banda para resaltar los
matices acústicos en "The Aviator" y la
complejidad técnica en "Cascades: I'm Not
Your Lover". En "Abandon", logró equilibrar
la agresividad de canciones como "Any Fule
Kno That" con la melancolía de "Don't Make
Me Happy", creando un contraste sonoro que
define el álbum. Además, su capacidad para
manejar las reinterpretaciones, como
"Bludsucker", reafirma su versatilidad como
ingeniero de sonido. Estudios:
Greg Rike Productions (Florida) Greg
Rike Productions, ubicado en Winter Park,
Florida, fue elegido por su equipamiento
técnico de última generación y su atmósfera
creativa, ideal para capturar la evolución
sonora de Deep Purple durante esta etapa.
Este estudio proporcionó un entorno donde la
banda pudo explorar nuevas texturas
musicales, destacando especialmente en
canciones como "The Aviator" y "Loosen My
Strings". La colaboración con un equipo
técnico de alto nivel aseguró un producto
final de calidad sobresaliente, combinando
innovación con la esencia clásica del
grupo.
18. Abandon (1998)
El álbum "Abandon" profundiza en un sonido
más oscuro y pesado, mostrando una faceta
agresiva de la banda. Canciones como "Any
Fule Kno That" destacan por sus letras
irónicas y ritmos intensos, reflejando un
enfoque moderno en la composición.
"Don't Make Me Happy" resalta por su tono
melancólico y sus arreglos vocales
intimistas, contrastando con la contundencia
de "Seventh Heaven", una pieza que combina
riffs poderosos y un desarrollo instrumental
progresivo. "Finger to the Bone" exhibe un
enfoque más relajado, con un estilo que
fusiona el blues y el hard rock.
"Bludsucker" es una regrabación de
"Bloodsucker" del álbum "In Rock" (1970),
reinterpretada con la potencia del Mark VII,
evidenciando la capacidad de la banda para
revitalizar sus clásicos bajo un prisma
contemporáneo.
Aunque "Abandon" no alcanzó el mismo
impacto comercial que "Purpendicular",
consolidó a Steve Morse como pieza clave en
la formación. Su estilo distintivo se
integra de forma fluida en las
composiciones, manteniendo el legado de Deep
Purple mientras exploran nuevas direcciones
sonoras.
Tracklist
"Any Fule Kno That" – 4:27
"Almost Human" – 4:26
"Don't Make Me Happy" – 4:56
"Seventh Heaven" – 5:27
"Watching the Sky" – 5:15
"Finger to the Bone" – 4:53
"Jack Ruby" – 3:47
"She Was" – 4:19
"Whatsername" – 4:26
"Evil Louie" – 4:50
"Bludsucker" – 4:27
Autoría: Gillan, Morse,
Glover, Lord, Paice.
Productor: Deep Purple Ingeniero:
Darren Schneider
Su enfoque técnico permitió resaltar la
interacción entre los instrumentos y la voz,
especialmente en piezas complejas como
"Sometimes I Feel Like Screaming" y "Seventh
Heaven". Estudios:
Greg Rike Studios (Florida)
La elección de los estudios Greg Rike
Productions y Greg Rike Studios, ambos en
Florida, subraya su preferencia por un
entorno de grabación moderno que facilitara
el estilo innovador del Mark VII.
El legado de Jon Lord y la llegada de Don
Airey
Paralelamente, Deep Purple afrontó otro
cambio determinante: la salida de Jon Lord,
uno de los miembros fundadores, figura
esencial en la conformación del sonido de la
banda con su órgano Hammond característico.
Lord decidió retirarse definitivamente en
2002 para centrarse en sus proyectos
personales, relacionados sobre todo con la
música clásica y la composición orquestal.
Su pérdida fue un golpe sensible, pues el
teclista era un icono de la historia de Deep
Purple. Sin embargo, la situación se
resolvió con la llegada de Don Airey, quien
asumió la responsabilidad de ocupar el que
quizá fuera el lugar más simbólico en la
historia de la agrupación.
Don Airey contaba con un currículo
impresionante, habiendo colaborado con
artistas como Ozzy Osbourne, Rainbow, Gary
Moore, Judas Priest y Wh Whitesnake, entre
otros. Precisamente, su vinculación previa
con Ritchie Blackmore y su paso por Rainbow
aportaron un matiz de continuidad a la
historia de Deep Purple, aun cuando las
sonoridades personales de Airey difieren de
las de Lord. Mientras Lord era distinguido
por el ensamble del órgano Hammond y un
enfoque con tintes clásicos, Airey destaca
por un rango más abierto que alterna entre
pasajes progresivos, elementos sinfónicos y
pinceladas más experimentales.
Bajo esta nueva dinámica, Deep Purple
prosiguió su camino con discos como
Bananas (2003) y
Rapture of the Deep (2005). Estas
producciones mostraron a un grupo consciente
de su legado, pero al mismo tiempo
preocupado por mantener un sonido fresco y
actualizarse sin perder su esencia. Ian
Gillan aportó su característico rango vocal,
aunque para esa época se notaba una tesitura
algo diferente, fruto del paso del tiempo.
Sin embargo, su carisma y su capacidad
interpretativa seguían siendo determinantes
para la vigencia de la banda. De igual
forma, la base rítmica compuesta por Paice y
Glover seguía destacando como una de las más
sólidas del rock clásico, mientras Morse y
Airey demostraban una compenetración que
enriquecía la propuesta musical.
19. Bananas (2003)
Este álbum marca un cambio estilístico,
donde Deep Purple experimenta con una
producción moderna y un enfoque más variado
en sus composiciones. Canciones como
"Haunted" destacan por su melancolía y
"Silver Tongue" por su energía electrizante.
"Walk On" resalta por ser una balada
extendida que muestra la madurez emocional
de la banda, mientras que "Contact Lost" es
una pieza instrumental conmovedora, dedicada
a las víctimas del desastre del
transbordador espacial Columbia, lo que
agrega un elemento de solemnidad y reflexión
al álbum.
El trabajo también explora temáticas
variadas, desde introspección personal hasta
comentarios sociales. "House of Pain" abre
el disco con un tono vibrante y roquero,
mientras que "Never a Word" sorprende con su
minimalismo casi folk. "Bananas", el tema
que da título al álbum, combina humor y
profundidad, ofreciendo un vistazo a la
capacidad de la banda para balancear
ligereza y seriedad. A pesar de algunas
críticas iniciales, el disco ha ganado
reconocimiento por su audaz exploración de
nuevas sonoridades.
Tracklist
"House of Pain" – 3:34
"Sun Goes Down" – 4:10
"Haunted" – 4:22
"Razzle Dazzle" – 3:28
"Silver Tongue" – 4:03
"Walk On" – 7:03
"Picture of Innocence" – 5:11
"I've Got Your Number" – 6:01
"Never a Word" – 3:46
"Bananas" – 4:51
"Doing It Tonight" – 3:28
"Contact Lost" – 1:27
Autoría: Gillan, Morse,
Glover, Airey, Paice. Productor:
Michael Bradford, conocido por su enfoque
ecléctico y su habilidad para integrar
elementos modernos en producciones clásicas.
En Bananas, su producción resaltó
las texturas melódicas y la dinámica
emocional de las canciones, aportando un
toque contemporáneo al sonido característico
de Deep Purple.
Estudios: Los Ángeles,
específicamente en instalaciones diseñadas
para maximizar la calidad del sonido
analógico y digital, lo que permitió a la
banda capturar tanto la crudeza como la
riqueza de sus composiciones. Este entorno
influyó significativamente en el tono y la
atmósfera de Bananas, aportando una
claridad instrumental y una profundidad
emocional destacada.
20. Rapture of the Deep (2005)
Rapture of the Deep es un álbum que combina
elementos clásicos del rock progresivo con
un enfoque introspectivo y oscuro. "Money
Talks" abre con una lírica sarcástica sobre
el poder del dinero, mientras que "Girls
Like That" y "Wrong Man" presentan
estructuras más accesibles pero mantienen un
alto nivel de ejecución instrumental. El
tema principal, "Rapture of the Deep",
brilla por su atmósfera etérea y complejidad
tonal, evocando sensaciones de exploración y
misterio.
"Clearly Quite Absurd" es un momento
destacado que muestra la capacidad de la
banda para transmitir vulnerabilidad
emocional con una instrumentación
minimalista y la voz introspectiva de Ian
Gillan. "Junkyard Blues" mezcla ritmos
energéticos y melódicos con un solo de
guitarra impresionante de Steve Morse,
mientras que "Before Time Began" cierra el
disco con una reflexión filosófica. Esta
última pista utiliza texturas sonoras
complejas que resaltan los talentos de Don
Airey en los teclados, dejando al oyente con
una sensación de asombro.
Tracklist
"Money Talks" – 5:31
"Girls Like That" – 4:02
"Wrong Man" – 4:53
"Rapture of the Deep" – 5:55
"Clearly Quite Absurd" – 5:25
"Don't Let Go" – 4:33
"Back to Back" – 4:05
"Kiss Tomorrow Goodbye" – 4:18
"Junkyard Blues" – 5:33
"Before Time Began" – 6:30
Autoría: Gillan, Morse,
Glover, Airey, Paice. Productor:
Mike Paxman
La producción de Mike Paxman refuerza el
equilibrio entre lo moderno y lo clásico,
capturando la esencia de Deep Purple
mientras explora nuevos horizontes sonoros.
Este trabajo consolida la relevancia de la
banda en el panorama contemporáneo del rock,
añadiendo un capítulo significativo a su
legado.
Estudios: Diversos
estudios (Reino Unido / Europa)
Últimas producciones discográficas y estado
actual de Deep Purple
El renacer con Now What?! y
siguientes discos
Tras la consolidación de la formación con
Steve Morse y Don Airey, Deep Purple lanzó
Now What?! en 2013. Este disco
obtuvo una respuesta positiva tanto de la
crítica como de los seguidores, gracias a un
equilibrio entre la tradición de la banda y
arreglos contemporáneos que no sonaban
forzados. Canciones como “Vincent Price” y
“Above and Beyond” mostraron la creatividad
del quinteto y la versatilidad de Airey en
los teclados, mientras Morse se daba espacio
para lucir su técnica y aportar riffs que
bebían del mejor hard rock setentero sin
perder modernidad.
Posteriormente, la banda continuó su
andadura con inFinite (2017),
también producido por Bob Ezrin. El título
jugaba con la idea de la infinitud del rock
y el inquebrantable espíritu de Deep Purple,
que a pesar de las décadas transcurridas, se
mantenía activo y con un público cada vez
más heterogéneo. El álbum depara gratas
sorpresas con piezas como “Time for Bedlam”
y “Birds of Prey”. Además, la formación
siguió embarcandose en giras mundiales que
demostraban su estabilidad y la fuerza con
la que podían seguir pisando los
escenarios.
Conforme transcurrían los años, los rumores
de un posible retiro de la banda iban
cobrando fuerza. Declaraciones de algunos
miembros apuntaban a la idea de que cada
concierto podía ser el último, y de que la
actividad discográfica podría llegar a su
fin en cualquier momento. Sin embargo, los
purpurados sorprendieron nuevamente con
Whoosh! (2020), un disco de estudio
que mantenía la colaboración con Bob Ezrin.
Este trabajo, publicado en plena crisis
global, dejó ver la determinación de la
banda por permanecer vigente y brindar a sus
seguidores nuevas composiciones. Temas como
“Throw My Bones” y “Man Alive” reflejaron la
madurez de una agrupación que seguía
teniendo algo que decir, volviendo a
acentuar el protagonismo de la interacción
entre teclado y guitarra, y la presencia
inconfundible de Gillan.
21. Now What?! (2013)
Tracklist
"A Simple Song" – 4:39
"Weirdistan" – 4:14
"Out of Hand" – 6:10
"Hell to Pay" – 5:12
"Body Line" – 4:26
"Above and Beyond" – 5:30
"Blood from a Stone" – 5:18
"Uncommon Man" – 7:02
"Apres Vous" – 5:26
"All the Time in the World" –
4:21
"Vincent Price" – 4:46
Autoría: Gillan, Morse,
Glover, Airey, Paice. Productor:
Bob Ezrin, legendario productor conocido por
crear paisajes sonoros complejos y
profundamente emocionales. Su enfoque
meticuloso en los detalles y su capacidad
para capturar interpretaciones auténticas
hicieron que los álbumes de Deep Purple como
Now What?! y Infinite se
destacaran por su profundidad musical. Ezrin
a menudo trabaja estrechamente con los
músicos para resaltar no solo su virtuosismo
técnico, sino también su capacidad de
transmitir narrativas y emociones a través
de sus instrumentos.
Uno de los productores más influyentes del
rock, conocido por su trabajo con artistas
icónicos como Pink Floyd, Alice Cooper y
Kiss. En su colaboración con Deep Purple,
Ezrin aportó una visión cinematográfica y un
enfoque en arreglos grandilocuentes que
elevaron el sonido de la banda,
particularmente en sus álbumes más recientes
como Now What?!,
Infinite y
Whoosh!. Estudios:
Nashville, una ciudad reconocida
mundialmente como centro de excelencia
musical, donde se grabaron los temas en
estudios de primer nivel que combinaron
tecnologías analógicas y digitales. Este
entorno permitió a Deep Purple aprovechar
tanto la calidez del sonido clásico como la
precisión técnica moderna, capturando cada
detalle de sus interpretaciones y
consolidando un sonido robusto y auténtico
en Now What?!.
22. Infinite (2017)
Infinite representa un paso
adelante en la madurez creativa de Deep
Purple, mostrando un balance entre la
energía del rock clásico y la introspección
de su etapa contemporánea. Producido
nuevamente por Bob Ezrin, el álbum refleja
una narrativa cohesiva sobre la exploración
de la mortalidad, la memoria y el
cambio.
"Time for Bedlam" abre con un ambiente
sombrío que combina elementos de rock
progresivo y una lírica casi apocalíptica,
mientras que "Hip Boots" aporta un toque más
ligero con su ritmo contagioso. "The
Surprising" se erige como una de las joyas
del disco, destacando por su estructura
compleja y pasajes melódicos que evocan
paisajes cinematográficos.
Por otro lado, "Johnny's Band" rinde
homenaje a la historia del rock, contando
una narrativa nostálgica que resalta la
conexión emocional de la banda con su
legado. La inclusión de una versión de
"Roadhouse Blues" de The Doors es una
declaración de sus raíces e influencias,
entregada con una energía renovada y
genuina.
La producción cristalina de Ezrin y la
ejecución magistral de los músicos,
especialmente de Don Airey y Steve Morse,
refuerzan la relevancia de Deep Purple en el
panorama musical actual. Con
Infinite, la banda reafirma su
capacidad de reinventarse mientras honra su
legado.
Tracklist
"Time for Bedlam" – 4:35
"Hip Boots" – 3:23
"All I’ve Got Is You" – 4:42
"One Night in Vegas" – 3:23
"Get Me Outta Here" – 3:58
"The Surprising" – 5:57
"Johnny's Band" – 3:51
"On Top of the World" – 4:01
"Birds of Prey" – 5:47
"Roadhouse Blues" (The Doors) –
6:00
Autoría: Gillan, Morse,
Glover, Airey, Paice, excepto la versión
“Roadhouse Blues”. Productor:
Bob Ezrin Estudios:
Nashville
23. Whoosh! (2020)
Whoosh! es un testimonio de la
vitalidad creativa de Deep Purple, incluso
en su etapa tardía. Este álbum, producido
por Bob Ezrin, refleja un enfoque reflexivo
sobre la condición humana y el paso del
tiempo, al tiempo que conserva la energía y
el virtuosismo característicos de la
banda.
El tema de apertura, "Throw My Bones",
plantea preguntas existenciales envueltas en
riffs potentes y una estructura accesible.
"Man Alive" es una declaración audaz que
mezcla elementos narrativos y progresivos,
ofreciendo una perspectiva casi distópica
sobre la fragilidad del mundo. "Nothing at
All" destaca por su lirismo introspectivo y
la riqueza de los arreglos
instrumentales.
Por otro lado, "The Power of the Moon" y
"Step by Step" exploran texturas melódicas
que muestran la maestría de Don Airey en los
teclados y el enfoque melódico de Steve
Morse. "And the Address", una revisión de su
clásico instrumental de 1968, cierra el
álbum conectando su legado con su
presente.
La producción de Ezrin aporta una claridad
excepcional y una profundidad emocional que
realza la relevancia de la banda en el
contexto actual del rock.
Whoosh! es una declaración
contundente de que Deep Purple sigue siendo
una fuerza creativa indomable.
Contra todos los pronósticos, Deep Purple
no se quedó quieto demasiado tiempo, y al
año siguiente presentó
Turning to Crime (2021), un disco
bastante inusual en su trayectoria, pues se
trataba de un álbum de versiones de clásicos
del rock y el blues. Este lanzamiento se
realizó, en parte, como respuesta al
escenario pandémico, cuando los músicos
decidieron trabajar de manera remota y
grabar una serie de temas que eran
importantes para su formación
personal.
Aunque pueda parecer un proyecto menor,
Turning to Crime exhibió la
capacidad de adaptación de la banda y su
deseo de experimentar con canciones ajenas.
El resultado evidenció un grupo que, si bien
se nutría de su propia historia, no tenía
miedo de jugar con otros repertorios y
estilos. La elección de los temas rindió
tributo a artistas de la talla de Bob Dylan,
Fleetwood Mac o Cream, entre otros, y dejó
claro que la experiencia y la imaginación de
Deep Purple seguían aportando color y
variedad a la escena rock actual.
24. Turning to Crime (2021)
Es un álbum de versiones (covers) de
canciones clásicas. Productor: Bob
Ezrin Integrantes:
Gillan, Morse, Glover, Airey, Paice (Mark
VIII).
Equipo de Producción General
Derek Lawrence:
Productor de los primeros trabajos (Mark
I).
Martin Birch:
Ingeniero de sonido y productor en la
era clásica (finales de Mark II, Mark
III, Mark IV). Clave en el sonido de
álbumes como
Deep Purple in Rock,
Machine Head, Burn,
Stormbringer, etc.
Roger Glover: Además
de bajista, ha ejercido de productor en
varios discos, especialmente en la
reunión de Mark II (Perfect Strangers) y en
Slaves and Masters.
Nick Blagona:
Ingeniero involucrado en
Perfect Strangers y
The House of Blue Light.
Bob Ezrin: Productor
de la etapa más reciente (Mark VIII),
destacado en Now What?!,
Infinite, Whoosh! y
Turning to Crime.
Mike Paxman: Productor
de Rapture of the Deep.
Michael Bradford:
Productor de Bananas.
Darren Schneider:
Ingeniero frecuente en la era Steve
Morse (Mark VII), especialmente en
Purpendicular y
Abandon.
Time Line de la Banda. Esquema de sus
formaciones.
Deep Purple ha ido cambiando de
integrantes en varias ocasiones, dando
lugar a distintas “Mark” (un sistema que
se adoptó para distinguir los diversos
periodos de la banda). A continuación, te
presento un recorrido cronológico,
detallado y lo más completo posible, de
las distintas formaciones de Deep Purple
desde su fundación hasta nuestros
días.
La formación inicial (1967-1968)
Aunque se suele considerar que Deep
Purple comienza “oficialmente” en 1968, la
gestación de la banda tiene sus raíces a
finales de 1967 y principios de 1968. La
formación que se consolidó al inicio fue
la siguiente:
Ritchie Blackmore –
Guitarra
Jon Lord – Teclados /
Órgano
Ian Paice –
Batería
Rod Evans – Voz
Nick Simper –
Bajo
Con esta alineación inicial grabaron sus
primeros álbumes y ofrecieron algunos
conciertos que establecieron el sonido
proto-hard rock que más tarde
desarrollarían.
Mark I (1968-1969)
Formalmente, se suele denominar Mark I al
primer periodo estable de Deep
Purple:
Ritchie Blackmore –
Guitarra
Jon Lord –
Teclados
Ian Paice –
Batería
Rod Evans – Voz
Nick Simper –
Bajo
Álbumes representativos:
Shades of Deep Purple
(1968)
The Book of Taliesyn
(1968)
Deep Purple (1969)
Este primer periodo está muy influenciado
por el rock psicodélico y ciertos toques
de rock progresivo. La banda ensayaba
sonidos que iban desde versiones de grupos
o artistas de la época (como “Hush”, de
Joe South) hasta composiciones con
arreglos clásicos de Jon Lord. Sin
embargo, a finales de 1969, deciden buscar
un estilo más potente y cercano al hard
rock, por lo que Rod Evans y Nick Simper
salen de la formación.
Mark II (1969-1973)
La formación Mark II se convertiría en la
más emblemática de Deep Purple, y la que
suele ser considerada como la
“clásica”:
Ritchie Blackmore –
Guitarra
Ian Gillan – Voz
Jon Lord –
Teclados
Roger Glover –
Bajo
Ian Paice –
Batería
Álbumes representativos:
Concerto for Group and Orchestra
(1969) – Una colaboración sinfónica muy
innovadora para la época.
Deep Purple in Rock (1970) –
El disco que establece el sonido puro de
la banda en el hard rock.
Fireball (1971)
Machine Head (1972) – Incluye
“Smoke on the Water”, el gran himno de
Deep Purple.
Who Do We Think We Are
(1973)
Con Mark II, Deep Purple alcanzó fama
internacional y se consolidó como una de
las bandas pioneras del hard rock y el
heavy metal, compartiendo el estrellato
con grupos como Led Zeppelin y Black
Sabbath. Sin embargo, las tensiones
internas y la presión del éxito llevaron a
la salida de Ian Gillan y Roger Glover en
1973.
Mark III (1973-1975)
Ante la marcha de Ian Gillan y Roger
Glover, la banda reclutó nuevos
miembros:
Ritchie Blackmore –
Guitarra
David Coverdale –
Voz
Jon Lord –
Teclados
Glenn Hughes – Bajo y
voz
Ian Paice –
Batería
Álbumes representativos:
Burn (1974)
Stormbringer (1974)
En esta etapa, la banda introdujo
elementos de funk y soul, sobre todo por
la influencia de Glenn Hughes y la enorme
presencia vocal de David Coverdale, que
compartía labor de cantante con Hughes en
muchos temas. Esta fusión de estilos
enfureció a un sector de los seguidores
más afines al hard rock puro, al tiempo
que le granjeó a la banda nuevos
admiradores.
Mark IV (1975-1976)
Ritchie Blackmore, descontento con los
giros estilísticos, abandonó la formación
en 1975 para formar Rainbow. Para
reemplazarlo, Deep Purple fichó a un joven
guitarrista estadounidense:
Tommy Bolin –
Guitarra
David Coverdale –
Voz
Glenn Hughes – Bajo y
voz
Jon Lord –
Teclados
Ian Paice –
Batería
Álbum representativo:
Come Taste the Band
(1975)
Esta etapa estuvo marcada por un ambiente
inestable dentro del grupo, con problemas
personales, diferencias creativas y giras
accidentadas. Pese a todo, Tommy Bolin
aportó un toque distinto con su
virtuosismo y sensibilidad jazz-rock.
Lamentablemente, la banda se separó en
1976, y la tragedia golpeó con la muerte
de Tommy Bolin ese mismo año.
La separación y los proyectos alternos
(1976-1984)
Entre 1976 y 1984, Deep Purple dejó de
existir formalmente. Sus miembros
emprendieron múltiples proyectos:
Ritchie Blackmore
lideró Rainbow.
David Coverdale formó
Whitesnake.
Glenn Hughes trabajó
en solitario y colaboró con diversos
artistas.
Ian Gillan lideró su
propia banda, Gillan, y tuvo un breve
paso por Black Sabbath.
Jon Lord y
Ian Paice colaboraron
en Whitesnake y otros proyectos.
No fue hasta 1984 que se produjo el
ansiado regreso de la formación clásica de
Deep Purple.
Mark II (Reunión: 1984-1989)
Tras años de especulaciones, Deep Purple
se reagrupó con su alineación más
famosa:
Ritchie Blackmore –
Guitarra
Ian Gillan – Voz
Roger Glover –
Bajo
Jon Lord –
Teclados
Ian Paice –
Batería
Álbumes representativos de la
reunión:
Perfect Strangers (1984) –
Disco que marcó el regreso
triunfal.
The House of Blue Light
(1987)
La gira de reunión fue un gran éxito
mundial, y
Perfect Strangers logró un
extraordinario recibimiento tanto de la
crítica como de los fans. Sin embargo, los
roces internos volvieron a surgir con el
paso del tiempo.
Mark V (1989-1992)
En 1989, las tensiones con Ian Gillan
llevaron a su salida, y Ritchie Blackmore,
Jon Lord, Ian Paice y Roger Glover
decidieron fichar a:
Joe Lynn Turner –
Voz
Ritchie Blackmore –
Guitarra
Roger Glover –
Bajo
Jon Lord –
Teclados
Ian Paice –
Batería
Álbum representativo:
Slaves and Masters
(1990)
Esta formación no terminó de convencer a
muchos seguidores de la banda, que
añoraban la voz de Ian Gillan. El estilo
de Joe Lynn Turner (ex Rainbow) se
inclinaba hacia lo melódico, quedándose a
medio camino entre el hard rock clásico y
el AOR. Finalmente, Joe Lynn Turner salió
de Deep Purple en 1992.
Mark II (Breve regreso:
1992-1993)
Para el álbum
The Battle Rages On... (1993), la
banda quiso volver a sus raíces:
Ian Gillan – Voz
Ritchie Blackmore –
Guitarra
Roger Glover –
Bajo
Jon Lord –
Teclados
Ian Paice –
Batería
No obstante, la convivencia entre Gillan
y Blackmore se tornó nuevamente
insoportable, lo que propició la partida
definitiva de Blackmore a finales de 1993,
en medio de la gira promocional.
Mark VI (1993-1994)
Para terminar la gira de
The Battle Rages On..., Deep
Purple reclutó provisionalmente a:
Joe Satriani –
Guitarra (en gira, no llegó a grabar
material de estudio con la banda)
Ian Gillan – Voz
Roger Glover –
Bajo
Jon Lord –
Teclados
Ian Paice –
Batería
Satriani cubrió las fechas pendientes y
se barajó la idea de que se quedara de
forma permanente; sin embargo, finalmente
el legendario guitarrista decidió
continuar con su carrera en solitario. Su
aportación fue breve pero muy respetada
por la audiencia.
Mark VII (1994-2002)
La banda fichó a Steve Morse, reconocido
por su trabajo en Dixie Dregs y Kansas,
para que fuese el guitarrista a tiempo
completo:
Steve Morse –
Guitarra
Ian Gillan – Voz
Roger Glover –
Bajo
Jon Lord – Teclados
(hasta 2002)
Ian Paice –
Batería
Álbumes representativos con Steve Morse
(inicios):
Purpendicular (1996)
Abandon (1998)
Con la llegada de Morse, Deep Purple
revitalizó su sonido, acercándose a un
estilo más contemporáneo sin perder su
esencia. La banda encontró un clima más
estable y creativo, aunque la salida de
Jon Lord en 2002 marcó el fin de esta
etapa y el comienzo de la siguiente.
Mark VIII (2002-presente)
Tras la retirada de Jon Lord, la banda
contrató a Don Airey, un teclista de
amplio recorrido que había trabajado con
artistas como Rainbow, Ozzy Osbourne y
Whitesnake. La formación actual es:
Steve Morse – Guitarra
(hasta 2022, cuando se hizo oficial su
salida por problemas de salud en su
familia)
Simon McBride –
Guitarra (en sustitución de Morse en
2022 para conciertos y proyectos
futuros)
Ian Gillan – Voz
Roger Glover –
Bajo
Don Airey –
Teclados
Ian Paice –
Batería
Álbumes representativos más
recientes:
Bananas (2003)
Rapture of the Deep
(2005)
Now What?! (2013)
inFinite (2017)
Whoosh! (2020)
Con Don Airey, Deep Purple ha mantenido
un estilo que, si bien respeta la
tradición de la banda, se atreve a
explorar territorios nuevos. Steve Morse
aportó un matiz técnico y melódico que fue
clave en esta larga etapa, hasta que en
2022 cedió oficialmente su puesto a Simon
McBride.
Resumen de los principales
“Marks”
Mark I (1968-1969):
Evans / Simper / Blackmore / Lord /
Paice
Mark II (1969-1973 y 1984-1989, y
brevemente 1992-1993): Gillan / Glover / Blackmore / Lord /
Paice
Mark III (1973-1975):
Coverdale / Hughes / Blackmore / Lord /
Paice
Mark IV (1975-1976):
Coverdale / Hughes / Bolin / Lord /
Paice
Mark V (1989-1992):
Turner / Blackmore / Glover / Lord /
Paice
Mark VI (1993-1994):
Gillan / Satriani / Glover / Lord /
Paice
Mark VII (1994-2002):
Gillan / Morse / Glover / Lord /
Paice
Mark VIII (2002-presente): Gillan / Morse (hasta 2022) / McBride
(desde 2022) / Glover / Airey /
Paice
Discografía destacada
A lo largo de la prolífica carrera de Deep
Purple, la banda ha mostrado una
versatilidad y un genio musical que la han
convertido en una de las grandes pioneras
del hard rock. Aun así, hay cinco álbumes
que suelen destacarse tanto por su
relevancia histórica como por su éxito
popular y la aclamación de la crítica. A
continuación, te presento estos cinco discos
esenciales y, de cada uno, tres temas
imprescindibles con un breve comentario que
resalta su importancia y su influencia en la
historia del rock.
1.
Deep Purple in Rock
(1970)
Este álbum supuso un cambio decisivo en la
trayectoria de la banda. Hasta ese momento,
Deep Purple había coqueteado con el rock
psicodélico y ciertos matices progresivos,
pero fue en In Rock donde sentaron
definitivamente las bases del hard rock que
los caracterizaría a lo largo de la década
de los setenta.
“Speed King”
Comentario: Es un tema
potente que abre el álbum con una
energía desbordante. La guitarra de
Ritchie Blackmore se presenta incisiva y
demoledora, mientras que la voz de Ian
Gillan irrumpe con un tono desgarrador.
Refleja la influencia que el rock and
roll clásico (Little Richard, Elvis
Presley, Chuck Berry) ejerció sobre Deep
Purple, pero llevado a un terreno mucho
más pesado y eléctrico.
“Child in Time”
Comentario: Una de las
composiciones más memorables de la banda
y un verdadero himno del rock. La
canción combina un inicio delicado con
una progresión hacia un clímax vocal
impactante. El registro agudo de Ian
Gillan se luce de manera impresionante,
y el solo de Blackmore muestra la parte
más melódica y virtuosa de su
estilo.
“Into the Fire”
Comentario: Temática
directa y un riff distintivo que
introduce el tono agresivo del hard rock
setentero. La sección rítmica de Roger
Glover (bajo) y Ian Paice (batería) se
manifiesta con fuerza, dejando claro que
la contundencia instrumental era parte
esencial de la fórmula de Deep
Purple.
2.
Machine Head (1972)
Considerado por muchos como la obra cumbre
de Deep Purple, Machine Head se
erige como uno de los discos más influyentes
en la historia del rock pesado. Gracias a su
sonido robusto y la creatividad ilimitada de
sus integrantes, este álbum ha sido
referente para varias generaciones de
músicos.
“Smoke on the Water”
Comentario:
Probablemente el riff de guitarra más
icónico en la historia del rock.
Inspirada en un incidente real (el
incendio del casino de Montreux), la
canción logró captar un aura casi
mística que trascendió fronteras. Es un
ejemplo perfecto de cómo un riff
sencillo puede convertirse en una marca
indeleble del género.
“Highway Star”
Comentario: Una pieza
épica que abre el disco con un derroche
de velocidad y virtuosismo. Mezcla
progresiones vertiginosas y un solo de
guitarra que funde la música clásica con
el rock, característica que Ritchie
Blackmore dominaba a la perfección. Ian
Gillan brilla con una interpretación
vocal explosiva.
“Lazy”
Comentario: Con un
marcado componente de blues rock, “Lazy”
destaca por el extensísimo solo de
órgano a cargo de Jon Lord, uno de los
tecladistas más influyentes del rock. Su
atmósfera relajada, con improvisaciones
que fluyen de forma natural, la
convierte en un clásico infaltable en la
discografía de la banda.
3.
Made in Japan (1972)
Aunque se trata de un álbum en vivo, es
imposible dejarlo fuera de la lista por su
relevancia absoluta como uno de los mejores
directos de la historia del rock. Grabado en
varias presentaciones en Japón, captura la
esencia de la banda en el momento de su
mayor explosión creativa.
“Highway Star”
Comentario: Si en
estudio ya sonaba demoledora, en directo
la canción aumenta su potencia. El
público nipón aporta una atmósfera de
total entrega, y la improvisación de la
banda roza niveles de absoluta
genialidad. Una excelente muestra de la
ejecución técnica y la ferocidad
escénica de Deep Purple.
“Child in Time”
Comentario: En esta
versión en vivo, la fuerza emocional del
tema se triplica. El crescendo es más
marcado y la tensión se sostiene por
largos minutos, sostenida por un
intercambio virtuoso de Blackmore y
Lord. La sección final, con los alaridos
de Gillan, es sencillamente
inolvidable.
“Space Truckin’”
Comentario: Cierra el
álbum con un jam de proporciones épicas;
la banda estira la canción hasta límites
insospechados, demostrando su capacidad
de improvisar y conectar con el público.
El resultado es un despliegue de energía
y carisma que solo Deep Purple podía
ofrecer en sus mejores noches.
4. Burn (1974)
Con la salida de Ian Gillan y Roger Glover,
la entrada de David Coverdale (voz) y Glenn
Hughes (bajo y voz) supuso un aire renovado
para Deep Purple. Burn marcó un
nuevo capítulo en la historia de la banda,
sin perder la fuerza y el virtuosismo que
les caracterizaba.
“Burn”
Comentario: Un
arranque demoledor que presenta la voz
rasgada de Coverdale junto a la energía
de Glenn Hughes, en una fusión vocal que
resultó fresca y poderosa. El riff
central es implacable, y la batería de
Ian Paice aporta un groove frenético que
sostiene el ambiente incendiario de la
canción.
“Might Just Take Your Life”
Comentario: Es un tema
más cadencioso que resalta el interplay
entre el bajo de Hughes y el órgano de
Jon Lord. La canción posee un toque de
funk-rock incipiente, preludio de la
versatilidad que la banda exploraría más
adelante en esta misma etapa.
“Mistreated”
Comentario: La faceta
más bluesera y emotiva de la banda toma
forma aquí, con una interpretación vocal
sentida de Coverdale y un solo de
guitarra de Blackmore cargado de
sensibilidad. Muestra el lado más lento
pero igualmente intenso de Deep Purple,
confirmando que la banda no solo
dominaba la velocidad y la
potencia.
5.
Perfect Strangers
(1984)
Después de varios cambios de formación y
del distanciamiento de sus miembros
clásicos, el regreso de Ian Gillan y Ritchie
Blackmore marcó un reencuentro triunfal en
Perfect Strangers. Este álbum
devolvió a Deep Purple a las listas de
éxitos y los colocó nuevamente en el radar
masivo de los ochenta.
“Knockin’ at Your Back Door”
Comentario: El corte
que abre el disco y que de inmediato
dejó claro que el regreso de la Mark II
(Gillan, Blackmore, Lord, Glover y
Paice) era un acontecimiento histórico.
Presenta un teclado muy destacado de Jon
Lord y un riff pegadizo que remite a la
mejor época de la banda, actualizándola
con el sonido de los ochenta.
“Perfect Strangers”
Comentario: Oscura,
enigmática y llena de matices orientales
en su riff principal. Es un tema que
crea una atmósfera envolvente y
demuestra la madurez compositiva de la
banda, con una producción impecable que
resalta cada instrumento sin restar
fuerza al conjunto.
“Nobody’s Home”
Comentario:
Probablemente la más accesible del
disco, con un estribillo pegadizo y un
groove muy marcado. Realza la faceta más
directa de Deep Purple, equilibrando la
potencia de la guitarra con la presencia
inconfundible del teclado de Lord, uno
de los sellos distintivos de la
agrupación.
Estos cinco álbumes representan un viaje
sonoro que abarca distintas etapas y
formaciones de la banda, cada una con su
propia personalidad y sello distintivo.
Desde la explosión inicial del rock duro en
In Rock, pasando por la cumbre
creativa de Machine Head y la
demostración de poder en vivo de
Made in Japan, hasta la reinvención
que llega con Burn y el glorioso
reencuentro de Perfect Strangers,
Deep Purple ha demostrado siempre su
relevancia y su habilidad para trascender
estilos y generaciones. Estos discos y
canciones siguen teniendo una enorme
influencia en el panorama del rock,
confirmando que la banda forma parte de la
élite que definió los cimientos del
género.
Deep Purple: Un Pilar Inamovible en la
Historia del Rock
1. Impacto, legado e influencia en el
rock
1.1. Influencia en subgéneros y otras
bandas
Cuando se habla del impacto de Deep Purple
en la historia del rock, resulta imposible
no destacar su innovación sónica y su
capacidad de ir un paso más allá en cada
álbum, gira o formación. La banda, fundada a
finales de la década de los sesenta
(concretamente en 1968), se caracteriza por
la combinación de talento musical,
experimentación y solidez compositiva. En
sus primeros años, Deep Purple osciló entre
el rock psicodélico, el progresivo y,
gradualmente, un sonido cada vez más duro
que fue precursor del hard rock de los
setenta. La influencia que ejerció el grupo
se ramificó en múltiples géneros:
Hard Rock: Deep
Purple, junto a bandas como Led Zeppelin
y Black Sabbath, es considerada uno de
los pilares fundamentales del hard rock.
Esa combinación de riffs potentes, una
base rítmica avasallante y la voz
expresiva de sus cantantes (Ian Gillan,
David Coverdale, etc.) sentaron
precedentes que influyeron en
innumerables grupos que emergieron
durante los setenta y ochenta.
Heavy Metal: Si bien
Deep Purple no es una banda de heavy
metal en su sentido más estricto, su
poderosa sección instrumental y el
volumen con el que interpretaban sus
canciones han sido citados como
inspiradores en la posterior oleada de
heavy metal británico y norteamericano.
Dicha influencia se percibe en la forma
en que los guitarristas de grupos
posteriores enfocaron sus solos y en el
uso de órganos distorsionados o
sintetizadores que creaban texturas
envolventes.
Rock Progresivo y Rock
Sinfónico: En sus primeras producciones, como
“Shades of Deep Purple” (1968) o “The
Book of Taliesyn” (1968), ya se
apreciaba un gusto por la inclusión de
arreglos clásicos, secuencias alargadas
y elaboradas y una atmósfera épica. Esto
prefiguró, en cierta manera, el interés
de varias bandas de rock sinfónico por
fusionar el rock con elementos de la
música clásica, experimentación que
impregnaba los largos solos de órgano
Hammond de Jon Lord.
Power Metal y Speed Metal: Algunos atributos de Deep Purple,
como la velocidad en ciertas secciones
de la guitarra y el bajo (especialmente
en canciones como “Speed King” o
“Highway Star”), fueron también un
prototipo que, décadas después, resultó
esencial para el nacimiento del power
metal y el speed metal. Grupos de
renombre dentro de este espectro
reconocen en Deep Purple el germen que
los llevó a explorar tempos más rápidos
y una marcada melodía.
Bandas de Rock Alternativo: Aunque parezca sorprendente, la
influencia de Deep Purple no se limita
exclusivamente a géneros “duros” o
tradicionales del rock. Varias
formaciones de rock alternativo e
incluso del stoner rock citan a la banda
como una referencia esencial por su
sentido de improvisación en directo y su
uso de ciertos elementos psicodélicos y
blues.
1.2. Cómo Deep Purple cimentó las bases del
hard rock y el heavy metal
La génesis de Deep Purple coincide con un
periodo de enorme transformación en la
música popular de finales de los años
sesenta. Aquel era un tiempo en el que el
rock psicodélico dominaba buena parte de la
escena, con Beatles, Rolling Stones y The
Who experimentando de diversas formas. Deep
Purple se adentró en ese panorama con un
ángulo diferente: se propusieron inyectar un
mayor volumen y densidad a su propuesta.
Resulta fundamental señalar el peso que tuvo
Jon Lord con su órgano Hammond, un
componente que, aunque no era estrictamente
novedoso en el rock, en las manos de Lord
adquirió un tono tan estridente y personal
que transformó por completo la experiencia
sonora del grupo.
También hay que mencionar el rol de Ritchie
Blackmore en la guitarra. Él buscó una
agresividad y un virtuosismo que no se
hallaba fácilmente en los grupos
contemporáneos. Sus solos, a menudo
mezclados con escalas de música clásica,
exhibían una ferocidad sin precedentes que
acabaría influyendo en generaciones de
guitarristas de heavy metal. Igualmente, la
solidez y precisión de Ian Paice en la
batería y la base rítmica del bajo (primero
a cargo de Nick Simper y, más adelante, de
Roger Glover) completaron el “ataque sónico”
de la banda.
Uno de los elementos clave que define a
Deep Purple como uno de los “padres
fundadores” del hard rock y del heavy metal
es la intensidad de su sonido en vivo. Sus
conciertos, registrados en álbumes como
“Made in Japan” (1972), se convirtieron
rápidamente en material de culto, reforzando
la idea de que el rock duro podía llevarse a
estadios masivos con un espectáculo que unía
maestría musical y energía pura. El éxito de
“Made in Japan” y otros discos en directo
pavimentó la idea de que estos subgéneros no
solo pertenecían al underground, sino que
tenían el potencial de alcanzar un público
masivo y heterogéneo.
1.3. Bandas que reconocen la influencia de
Deep Purple
Hablar de la herencia de Deep Purple
implica mencionar a los cientos de músicos
que, de una u otra manera, se han visto
marcados por su legado. Bandas y artistas de
renombre a menudo citan a Deep Purple como
una de sus principales influencias:
Iron Maiden: Steve
Harris, bajista y fundador de Iron
Maiden, ha reconocido en más de una
entrevista que creció escuchando a Deep
Purple y que “Made in Japan” fue un
disco que definió su juventud. La
energía en el escenario y la
estructuración de los solos de guitarra
tuvieron un rol fundamental para Harris
a la hora de concebir la identidad de
Iron Maiden.
Metallica: Aunque
Metallica sea generalmente vinculada con
el thrash metal, varios de sus miembros,
particularmente Lars Ulrich (batería),
han rendido tributo a Deep Purple en
múltiples ocasiones. Para Ulrich, el
álbum “In Rock” (1970) fue uno de los
que lo empujó a querer convertirse en
músico profesional, por su ferocidad y
creatividad.
Bandas de rock sinfónico: Grupos como Trans-Siberian Orchestra
o el mismo Emerson, Lake & Palmer
han mostrado admiración por la forma en
que Deep Purple fusionó la música
clásica con el rock, sobre todo cuando
Jon Lord presentó al mundo proyectos
como “Concerto for Group and Orchestra”
(1969). La unión entre la Royal
Philharmonic Orchestra y la banda supuso
un hito en el que la barrera entre
música académica y rock pesado se
difuminó considerablemente.
Rainbow y Whitesnake:
No se puede omitir que exmiembros de
Deep Purple fundaron sus propias
agrupaciones que, a su vez,
influenciaron a las nuevas generaciones.
Ritchie Blackmore con Rainbow, y David
Coverdale con Whitesnake, mantuvieron y
reelaboraron la esencia de Deep Purple
en otros contextos musicales,
prolongando la semilla de esta banda en
nuevos derroteros del rock y del hard
rock.
En conjunto, la influencia de Deep Purple
se manifiesta a lo largo de distintas
décadas y géneros, alimentando la escena de
la música rock con su filosofía de
innovación, virtuosismo y potencia
sonora.
2. Recepción crítica a lo largo de las
décadas
2.1. Comparación de cómo la crítica
especializada percibió a la banda en sus
distintas etapas
La crítica hacia Deep Purple ha variado
enormemente a lo largo del tiempo. Durante
los primeros años (finales de los sesenta,
inicios de los setenta), la banda era vista
como un interesante exponente del rock
progresivo y psicodélico. Su música no
siempre encajaba con lo que la prensa del
momento esperaba de un grupo emergente, por
lo que era común leer reseñas que describían
a Deep Purple como una banda “experimental”
pero “inconsistente”. Sin embargo, el
potencial que se les atribuía era
innegable.
El verdadero punto de quiebre llegó con la
publicación de “Deep Purple In Rock” en
1970, momento en el que se forma la
denominada “Mark II” del grupo (Ian Gillan,
Ritchie Blackmore, Roger Glover, Ian Paice y
Jon Lord). Este álbum recibió una mezcla de
elogios y críticas que lo tildaban de
excesivamente ruidoso y agresivo. Sin
embargo, con el paso de los meses, esa
“agresividad” se tornó en un mérito único,
pues la banda conquistaba cada vez más
seguidores, y la crítica tuvo que reconocer
la originalidad que exhibían piezas como
“Child in Time”.
Más tarde, con “Machine Head” (1972), se
terminaría por consolidar la opinión de la
prensa especializada. Canciones que se
volverían icónicas, como “Smoke on the
Water” o “Highway Star”, elevaron a la banda
a la categoría de superestrellas del rock.
En los setenta, la crítica europea y
norteamericana empezó a situar a Deep Purple
en la misma liga que Led Zeppelin o Black
Sabbath, reconociéndolos como uno de los
exponentes más grandes del rock pesado. Aun
así, no faltaron aquellos que consideraban
al grupo excesivamente orientado a exhibir
virtuosismo, olvidando la composición
concisa y la forma canónica de la canción
pop/rock.
En los ochenta y noventa, con la
reconfiguración de la banda en varias
ocasiones (incluyendo separaciones y
reencuentros), la recepción crítica sufrió
altibajos. Por un lado, había medios
nostálgicos que proclamaban la grandeza de
la formación clásica y esperaban que la
banda nunca cambiase ese sonido tan
característico de los setenta. Por otro
lado, algunos periodistas criticaban el
estancamiento estilístico que, en ciertas
épocas, parecía adolecer la banda. No
obstante, producciones como “Perfect
Strangers” (1984), que marcó el regreso de
la formación Mark II, revitalizaron el
entusiasmo y la aprobación de la prensa
rockera.
Avanzada la década de los 2000, la crítica
tiende a valorar el legado histórico de Deep
Purple como una de las influencias más
grandes en el hard rock y el heavy metal, a
la par que se les reconoce una vigencia
inusual para un grupo de su longevidad.
Aunque ya no ocupan las portadas de la
prensa musical como en sus años dorados,
cada álbum nuevo o gira es, sin duda, un
acontecimiento que reúne a fanáticos y
suscita reseñas especializadas.
2.2. Reconocimientos y premios
A lo largo de su dilatada trayectoria, Deep
Purple ha cosechado gran cantidad de premios
y reconocimientos. Uno de los más destacados
es su inclusión en el “Rock and Roll Hall of
Fame”, que finalmente llegó en 2016, tras
años de polémica en las que los fanáticos
consideraban que la banda había sido
injustamente ignorada por esta institución.
El discurso de introducción corrió a cargo
de Lars Ulrich de Metallica, lo cual
significó un homenaje explícito por parte de
uno de sus principales discípulos
musicales.
A nivel de ventas, Deep Purple también ha
sido reconocido con múltiples discos de oro
y platino en diversos países, principalmente
gracias a álbumes como “Machine Head”,
“Burn” y “Perfect Strangers”. En 1973, el
Libro Guinness de los Récords clasificó a
Deep Purple como “la banda más ruidosa del
mundo” tras un concierto en el Rainbow
Theatre de Londres que alcanzó niveles de
decibelios insólitos para la época. Este
“reconocimiento” se convirtió en parte de la
leyenda del grupo, subrayando su pasión por
la potencia y el volumen.
Otros galardones incluyen premios de
revistas especializadas como “Classic Rock
Magazine” y “Metal Hammer”, que han elogiado
su trayectoria o su influencia. También en
eventos de la industria musical, como los
“Music Life Awards” en Japón o los “Goldene
Europa” en Alemania, Deep Purple ha recibido
honores. Más allá de las estatuillas, la
mayor condecoración que la banda ha
cosechado es, sin duda, la devoción
perdurable de millones de fanáticos y de
músicos que reconocen en Deep Purple un
pilar fundamental para el desarrollo de la
música rock.
Grandioso trabajo. Muchas gracias por el esfuerzo.
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