Hoy os quisiera hablar de la mexicana Miss Bala, un oscuro y turbador descenso a los infiernos del mundo que rodea el narcotráfrico. Dirigida por Gerardo Naranjo y producida por Gael García Bernal, el argumento se centra en la joven Laura Guerrero, una chica que vive con su padre y su hermano pequeño en una soleada localidad costera mexicana, muy cerca de la frontera estadounidense, cuyo máximo sueño es presentarse a Miss Baja California. Un día, estando en un baile con una amiga, logra escapar ilesa del ataque de unos sicarios armados que entran en el local disparando contra agentes de la DEA y policías que bailan y beben junto a otras chicas. El suceso la aleja de la oportunidad de presentarse al certamen, pero entonces conoce a Lino Valdez, un narco que cambiará la vida de Laura de una manera traumática y radical.
En Miss Bala se nos muestra de manera valiente y cruda la vida una parte de la sociedad mexicana, indefensa ante la corrupción policial y la crueldad de los cárteles del tráfico de armas y drogas para los que sus conciudadanos no son más que seres prescindibles a los que utilizar o asesinar según la necesidad del momento y de lo que puedan servir a sus intereses. Es esclarecedora la anécdota que cuenta el realizador sobre una escena en la que Stephanie Sigman en su papel de Laura cruza la frontera de los Estados Unidos con una Suburban cargada de cajas de armas y munición y que fue rodada como un documental con cámara oculta y un vehículo de apoyo, sin haber avisado antes a nadie en la frontera y sin que nadie los detuviese para revisar su carga.
No esperéis una cinta típica de narcos y acción, amiguitos, Miss Bala es más el retrato sin artificios de una chica de clase baja que cae fortuitamente en la red de violencia que la rodea y que impregna todos los ámbitos de la sociedad y un documento sobre cómo a veces el destino o la casualidad le aboca a uno a callejones sin salida. Os la recomiendo.
