ZEPPELIN ROCK: LANA DEL REY - Norman Fucking Rockwell! (2019): Crítica review

martes, 22 de octubre de 2019

LANA DEL REY - Norman Fucking Rockwell! (2019): Crítica review


Por Esteban Martínez (@EMartineC)




Pronto encontrará su fin la primera década de carrera para Lana del Rey y, junto con ello, la necesidad de confirmar un nivel más allá del impacto inicial generado por su primer álbum comercialmente exitoso (Born to die, 2012). En ese camino la norteamericana ha logrado hacerse un nombre aunque de manera irregular, y si bien con Ultraviolence (2014) el asunto dio enormes muestras de crecimiento, los siguientes Honeymoon (2015) y Lust for life (2017) no fueron capaces de sostenerse en un escalón similar sucumbiendo seguramente ante la urgencia de tener que cumplir con la discográfica. En ese sentido su sexto álbum trae de regreso a la compositora capaz de llevar su sonido un tanto más allá, y si, que en Norman fucking Rockwell! (¡vaya título!, ¿eh?) Lana del Rey no solo encuentra a varias de las mejores canciones que nos ha entregado a día de hoy sino que además ha sido capaz de explorar y avanzar muchísimo en lo musical, escapando del estancamiento mostrado en sus antecesores.




Por supuesto que la cadencia en el sonido continúa siendo sello inconfundible de Lana, asunto que vuelve a tomar cuerpo en cuanto damos play al álbum, ahí ‘Norman fucking Rockwell’ (la canción) abre de manera brillante en un relato casi desnudo que sobre un piano nos muestra a una vocalista tan fastidiada como fascinada con la inmadurez masculina (“Maldición, niño-hombre / Me follaste tan bien que casi suelto un “Te amo” / Eres divertido y salvaje / Pero no conoces ni la mitad de la mierda a la que me haz empujado...”). Posteriormente ‘Mariners apartment complex’ encontrará una exquisita melodía en acústico mientras que ‘Venice bitch’ se presentará con sus sorprendentes nueve minutos de duración como la gran osadía del álbum, avanzando delicadamente entre oleadas de sintetizadores. ‘Fuck it I love you’ será otra que se irá armando lentamente hasta acabar con elegancia entre sutiles baterías electrónicas mientras que ‘Doin’ time’ será una que aportará con sus ritmos sabor al álbum. Llegamos a la hermosa ‘Love song’, que retoma el piano/voz como argumento y no podemos sino rendirnos frente a lo que estamos escuchando. ¿El mejor álbum de Lana del Rey a día de hoy? Probablemente. Al menos el más contundente en materia de letras y arreglos.




Lamentablemente el disco patinará un tanto durante su segunda mitad, alternando pequeñas joyas como ‘Cinnamon girl’, un lugar común de la artista que no deja de ser un temazo a causa de su producción, o la enorme ‘California’, que crece como la espuma en cuanto a intensidad, con temas algo predecibles como ‘How to disappear’ o ‘The next best american record’, que sin estar del todo mal no se encuentran al nivel que el disco venía sosteniendo. De hecho, en la recta final suena la absolutamente hermosa ‘The greatest’ y sentimos que el álbum aquí debió terminar, con esas notas que lentamente desaparecen, sin embargo, se nos entregan tres temas más, quince minutos de piano + balada que creo redundan demasiado restando al global.




La sensación que nos deja Norman fucking Rockwell!, por tanto, es la de entregar varias de las mejores canciones que Lana del Rey ha compuesto en su carrera además de entregar un conjunto que fuera de confirmarla como una artista única en su especie también la muestra madura y dueña de su momento, creativa y clara en cuanto a intenciones. ¿Que al disco le sobran tres o cuatro canciones? No cabe duda, siendo este su único “pero” y el pequeño gran detalle que la privará de habernos entregado el mejor disco del año.

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