ZEPPELIN ROCK: Las MEJORES PELÍCULAS de 1989 - Lo mejor del cine de ese año

lunes, 1 de julio de 2019

Las MEJORES PELÍCULAS de 1989 - Lo mejor del cine de ese año

El club de los poetas muertos.

por MrSambo (@Mrsambo92)
del blog CINEMELODIC



Terminamos la década de los 80, la de la evasión y los géneros más lúdicos, con la misma inercia. Cintas de entretenimiento, de acción, de Ciencia Ficción, de aventura… de género. Y la mala conciencia por Vietnam, que seguía entregando títulos destacados. Se nota además la huella de los cineastas más reseñables de época en otras cintas fuera de esos géneros, un modo de narrar ágil, dinámico, que conecta con el público más allá de la trama que sea… Pero ya comienzan los 90, una época más depresiva, con movimientos como el Grunge que pujarían con fuerza, con la desorientada Generación X… Aunque eso ya os lo iré contando.

Batman.

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Las mejores películas de 1989
(lo mejor del cine de ese año)



ABYSS, de James Cameron. 

Un estupendo film de aventuras y Ciencia Ficción de Cameron, de largo metraje, pero con toda la fascinación del descubrimiento y la maestría narrativa del director. Visualmente impresionante, Cameron comenzó aquí a indagar en los efectos especiales que se sublimarían en su siguiente film, Terminator 2.




AMANECE, QUE NO ES POCO, de José Luis Cuerda. 

Un clásico de nuestra comedia. Absurda, surrealista, hilarante, con momentos iconográficos. Quizá no sea un humor para todo el mundo, pero el film es una joya.




¡ÁTAME!, de Pedro Almodóvar. 

Recogiendo la esencia de “El Coleccionista” (1965) de William Wyler, Almodóvar logra un estupendo thriller llevándoselo a su terreno, que fluctúa con acierto entre la comedia negra y el drama con unos acertados Antonio Banderas y Victoria Abril.




BATMAN, de Tim Burton. 

Fue un gran incentivo para el cine de superhéroes, donde además el cineasta podía encajar su particular estética tenebrosa. Muy elogiado el papel de Nicholson como Joker, si bien el guión hace aguas.


BLACK RAIN, de Ridley Scott. 

Thriller esteticista ambientado en los bajos fondos de Japón, con la Yakuza y dos policías metidos en su infierno. Efectiva.


BODA BLANCA, de Jean-Claude Brisseau. 

El amor que surge de la manera más inesperada y menos aceptada. El amor entre un profesor y su alumna de 17 años en el que es el debut de Vanessa Paradise como actriz.


CORAZONES DE HIERRO, de Brian De Palma. 

De Palma poniendo todo su talento visual, que es ilimitado, en este drama bélico sobre los límites morales en la guerra, esos que a menudo se obvian.




CUANDO HARRY ENCONTRÓ A SALLY, de Rob Reiner. 

Una de las grandes comedias románticas de los 80 con Meg Ryan y Billy Crystal. Los límites entre la amistad y el amor, los conflictos en su tránsito… Nunca un orgasmo fue tan divertido.


DELITOS Y FALTAS, de Woody Allen. 

Obra maestra de Allen con un reparto espectacular, como acostumbra. Drama con ingeniosos toques de comedia, marca de autor, deslumbra por su lucidez, profundidad, reflexión y agilidad. Todas las obsesiones del genio sublimadas.




DRUGSTORE COWBOY, de Gus Van Sant. 

Un pequeño clásico del cine independiente norteamericano. Una especie de Western politoxicómano que fue el título que puso en el mapa a Gus Van Sant como icono del cine indie de la época.


EL CIELO PROTECTOR, de Bernardo Betolucci. 

Dos culturas en contraste y en fusión y cómo afectan al trío protagonista, cómo necesitan de ello… Un Bertolucci reflexivo que adapta la excelente novela de Paul Bowles.


EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS, de Peter Weir. 

La búsqueda de la propia individualidad, que no está reñida con la integración en un grupo siempre que este grupo la respete. La búsqueda de la libertad. Temas clásicos en Weir. Uno de los grandes éxitos del que es uno de los mejores directores vivos. La docencia, el individuo, la libertad y su oposición a los entornos castradores, opresores.


EL COCINERO, EL LADRÓN, SU MUJER Y SU AMANTE, de Peter Greenway. 

No es para todos, desde luego, esta comedia negra de Greenway, pero también es justo reconocer que tiene un indudable interés. No se la puede clasificar, pero sí disfrutar.




EL PEQUEÑO NEMO, de Masami Hata y William T. Hurtz. 

Los sueños, la magia, la fascinación… todo el mundo infantil en este pequeño clásico de culto de la animación japonesa.


EL SÉPTIMO CONTINENTE, de Michael Haneke. 

Tras su paso por la televisión, el perturbador Haneke llega con su primer largo cinematográfico, fiel a su estilo visual y a su concepción filosófica, con uso metafórico de la imagen y los elementos de la puesta en escena en una historia dividida en tres episodios y basada en hechos reales. Nada convencional ni complaciente, es áspera, dura y no deja indiferente.


ENRIQUE V, de Kenneth Branagh. 

Obra maestra de Branagh, uno de los debuts más sonados de la década. Fue recibido como el nuevo Olivier, el nuevo Welles, consiguiendo una de las más brillantes adaptaciones del drama de Shakespeare, asombrando tanto por su trabajo tras la cámara como delante de ella sin excesivos medios. El comienzo de uno de los grandes talentos actuales.


HAZ LO QUE DEBAS, de Spike Lee. 

Uno de los mejores y más completos trabajos de Lee. Comedia compleja, comprometida, rica en matices, nada maniquea, que explora en variados tonos los conflictos raciales y el prejuicio como esencia de los mismos.


HISTORIAS DE NUEVA YORK, de Martin Scorsese, Woody Allen y Francis Ford Coppola. 

Tres mediometrajes sobre Nueva York de tres de los mejores y más influyentes directores modernos. Woody Allen sale vencedor con su “Edipo Reprimido”, que no deben perderse.




INDIANA JONES Y LA ÚLTIMA CRUZADA, de Steven Spielberg. 

Spielberg, uno de los mejores directores de la historia, no sólo demostró que segundas partes pueden ser tan buenas como cualquier obra, sino que pueden serlo incluso las terceras. Para muchos la mejor de una saga que está en la antología del género, con uno de los héroes más queridos y admirados de la historia. La aparición de Sean Connery da a esta tercera entrega un impulso extraordinario. Obra maestra.




LA CAJA DE MÚSICA, de Costa-Gavras. 

Un buen drama y una buena intriga, con un gran pulso narrativo y una indagación psicológica en los personajes ejemplar. Una hija defendiendo a su padre, acusado de ser un criminal de guerra nazi.


LA GUERRA DE LOS ROSE, de Danny DeVito. 

Magnífica y desfasada comedia negra de DeVito que derrumba todo convencionalismo sobre el matrimonio y las relaciones de pareja en ese duelo de amor-odio entre Michael Douglas y Kathleen Turner. El mejor trabajo de DeVito como director.




LA INCREÍBLE VERDAD, de Hal Hartley. 

Uno de los referentes del cine independiente estadounidense debutaba con esta película, un original y personal drama romántico. Ideal para introducirse en su mundo.


LA SIRENITA, de John Musker y Ron Clements. 

Un tremendo éxito Disney que reactivo los títulos de la productora. Podríamos considerarla la película del renacimiento. Es, sin duda, un pequeño clásico moderno de la animación tradicional, todavía referenciado.




LA VIDA Y NADA MÁS, de Bertrand Tavernier. 

Otro gran trabajo de Tavernier. Escalofriante y duro en su retrato tras la Gran Guerra, justo cuando las heridas no estaban cicatrizadas y se intentaba poner remedio a ello. La figura de ese militar y su trabajo identificando cadáveres no deja indiferente.


LENINGRAD COWBOYS GO AMERICA, de Aki Kaurismäki. 

Simpática comedia de Kaurismäki, sin excesivas pretensiones, pero con la personal mirada del director. No es para todos, pero si entras en ella puede satisfacerte.


LOS FABULOSOS BAKER BOYS, de Steve Kloves. 

Los hermanos Bridges junto a Michelle Pfeiffer. Un amargo y agridulce drama romántico y musical donde la actriz brilla con luz propia.


LLUVIA NEGRA, de Shôhei Imamura. 

Las consecuencias tras la bomba en Hiroshima desde un prisma original. Una joven que vio de cerca el horror y que padece los prejuicios de los que la rodean por cómo podría estar afectada por la radioactividad. Una cinta que conmueve desde la sobriedad.




MAGNOLIAS DE ACERO, de Herbert Ross. 

Drama con tintes de comedia. Gran reparto, que es lo mejor de una película diseñada para lograr la lagrimilla. Ross logra encender las emociones de manera visceral, desde la risa al llanto, haciendo una acertada adaptación de la obra teatral.


MELODÍA DE SEDUCCIÓN, de Harold Becker. 

Entretenido y pasional thriller, muy efectivo, que funciona además de por su interesante trama, por el trabajo de los actores, un Pacino y una Barkin espléndidos, como también lo está Goodman.




MI PIE IZQUIERDO, de Jim Sheridan. 

Conmovedora cinta de Sheridan que encumbró a uno de los mejores actores de nuestra época, y de todos los tiempos: Daniel Day-Lewis. Su portentoso trabajo sostiene una película muy efectiva que emociona sin caer nunca en lo vulgar, basándose en la verdadera historia del escritor y pintor Christy Brown.




MYSTERY TRAIN, de Jim Jarmusch. 

Tres historias distintas con cierta relación, experimento que permite a Jasmusch reflexionar y mostrar el vacío existencia y la desorientación de toda una generación. Una cinta personal, pero atractiva.


MONSIEUR HIRE, de Patrice Leconte. 

Entre el drama psicológico y el thriller, esta adaptación de la novela de Georges Simenon consigue hondura y profundidad en unos personajes que llegan a emocionar.


NACIDO EL CUATRO DE JULIO, de Oliver Stone. 

Poco sutil película de Stone (algo habitual en él), donde la magnífica encarnación de Tom Cruise es lo mejor, con diferencia, de todo el conjunto, mientras se narra con crudeza las consecuencias del conflicto de Vietnam en los soldados que volvieron.




NICKY, LA APRENDIZ DE BRUJA, de Hayao Miyazaki. 

No es de las más conocidas ni reputadas de Miyazaki, pero desprende encanto por todos lados. Ideal para los pequeños.


PAPÁ SE HA IDO, MAMÁ TAMBIÉN, de Christine Lipinska. 

Curiosa cinta francesa, sencilla, cándida, con encanto y una joven protagonista que está magnífica.


PASEANDO A MISS DAISY, de Bruce Beresford. 

Ganadora del Oscar (cosa que se repitió este año con Green Book), es una película encantadora, simpática, que mezcla a la perfección comedia y drama y utiliza sus elementos (caracteres contrastados que van logrando una sentida amistad) con acierto. Es pura fórmula, pero gustó mucho gracias a sus protagonistas y el buen manejo de los comentados elementos. No podía fallar.




¿QUÉ HORA ES?, de Ettore Scola. 

La difícil relación entre padres e hijos retratada con el talento de Scola y sus protagonistas, Mastroianni y Troisi. Una pequeña delicia.


RECUERDOS DE LA CASA AMARILLA, de Joao César Monteiro. 

Protagonizada por el propio Monteiro, tenemos una comedia muy negra y de tono costumbrista que alcanzó un gran prestigio. Denla una oportunidad a esta cinta portuguesa, un cine poco conocido.


REGRESO AL FUTURO II, de Robert Zemeckis. 

Una de las grandes secuelas de la historia. No llega a la original, es más oscura, pero hace evolucionar y amplia el universo maravilloso y luminoso creado por Zemeckis en 1985. Indispensable esta relectura de “Qué bello es vivir” (Frank Capra, 1946).




RIKYU, de Hiroshi Teshigahara. 

Poco conocida cinta japonesa de gran delicadeza y calidad cinematográfica. Ritmo pausado, simbolismo y sutileza que nos lleva al Japón feudal y los tejemanejes palaciegos.


ROJO AMANECER, de Jorge Fons. 

La Matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968. Tremenda cinta que hace de la escasez virtud y retrata el horror y la escalofriante represión política con un hecho que estremece.


SEXO, MENTIRAS Y CINTAS DE VIDEO, de Steven Soderbergh. 

En su día fue el paradigma del cine independiente donde unos treintañeros hablan y tienen relaciones sexuales desprejuiciadas y esas cosas. Fue el debut de Soderbergh, que ya mostraba su personal estilo. Ahora, ciertamente, no pasa de ser una cinta correcta.




SHILEY VALENTINE, de Lewis Gilbert. 

Adaptación de la exitosa obra teatral de Willy Russell con ese encantador e insatisfecho personaje protagonista, una mujer madura que decide romper con todo y lanzarse a unas vacaciones por tierras griegas. Entretenida y divertida.


SPLENDOR, de Ettore Scola. 

Nostalgia con dos actores en estado de gracia, que repiten este año con el mismo director. Marcello Mastroianni y Massimo Troisi. El amor al cine y la pasión crepuscular. Excelente.


THE KILLER (EL ASESINO), de John Woo. 

Otro de los grandes éxitos de John Woo, donde mezcla melodrama y su vistoso y esteticista estilo violento. Un remake eficaz que está entre lo más destacado de su filmografía.




TIEMPOS DE GLORIA, de Edward Zwick. 

La Guerra de Secesión, el racismo, el cambio y la verdadera historia del 54º Regimiento de Infantería de Voluntarios de Massachusetts. Gran trabajo de Zwick, una de sus mejores películas, que dio el Oscar a Denzel Washington además.


ÚLTIMA SALIDA, BROOKLYN, de Uli Edel. 

Seco y duro drama que no es apto para todos los paladares. La prostitución, la droga, el mundo marginal… con imágenes de gran poder y crudeza.




ÚLTIMAS IMÁGENES DEL NAUFRAGIO, de Eliseo Subiela. 

Perdedores, fracasados, el desamparo y la esperanza… Gran película argentina escrita y dirigida por Subiela.


UN GRAN AMOR, de Cameron Crowe. 

Comedia romántica de culto. Romántica, fresca, idealizada. El puro romanticismo adolescente contra las convenciones. Si te gusta el género la disfrutarás.


UNA ÁRIDA ESTACIÓN BLANCA, de Euzhan Palcy. 

Un buen drama sobre concienciación racial protagonizado por Donald Sutherland y Marlon Brando. Cumple.


VALMONT, de Milos Forman. 

Adaptación de Forman sobre la novela de Pierre Choderlos de Laclos que el año anterior tuvo otra versión que triunfó sin matices. Forman apuesta por una mirada mucho más irónica y menos glamurosa, pero brillantísima.




VIOLENT COP, de Takeshi Kitano. 

El debut de Kitano en la dirección. Y demostrando su personal estilo con esa violencia seca y excesiva, cruda casi, mezclados con momentos de reflexión lírica. Un pequeño clásico de la época dentro del género.


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