Diez motivos por los que Kubrick era único - Las 10 virtudes fundamentales de Kubrick

por José Manuel Albelda (@jmalbelda)

con el blog La vuelta al cine en diez películas

¿Podría alguien, un virtuoso de la impostura, ponerse en el papel de Spielberg y tratar de dirigir una película imitando su estilo? Podría. Yo diría que lo mismo sería perfectamente posible con Hitchcock y (voy a decir una barbaridad más) hasta con Truffaut o De Palma. Pero Kubrick, para bien o para mal, es inimitable. La falsificación, la copia, fracasan irremediablemente cuando se trata de emular su estilo.

Un cineasta podría, sí, encargar a un gran director de fotografía que se acercase al estilo que le gustaba a Kubrick, podría emular la simetría de sus composiciones, acariciar lo intrincado de sus argumentos, sus inquietudes siempre insatisfechas, podría hacerlo... pero el resultado sería un naufragio. Kubrick no era un cineasta genial, que también: era probablemente un renacentista desubicado respecto a su era. Esto no es tanto un mérito propio sino la confirmación de cómo el Prodigio, cuando quiere, se encarga en un ser humano y hace y deshace cuanto quiere, hasta transformar la vida de ese ser humano en Arte puro.


Las 10 principales virtudes de Stanley Kubrick:

Por la simetría de la composición de sus planos.
Por el modo exhaustivo en que documentaba cada una de sus películas.
Por la dirección de fotografía que conseguía de cada una de sus obras.
Por su perfeccionismo en la dirección de actores.
Por el modo en que desbordaba cada uno de los géneros.
Por la selección personal de la mejor banda sonora posible para cada una de sus películas.
Por su falta de fe en el ser humano.
Por la ambición desmedida de cada uno de sus proyectos.
Por su implicación enfermiza en la toma de decisiones de todos y cada uno de los detalles.
Por la elección de los libros en que basaba sus películas.

©José Manuel Albelda

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