Secretos
PERMÍTEME, carita de luna, que te cuente un par de secretos al oído, ahora que estamos solos.
El primero: No es el tiempo el que pasa, somos nosotros los que pasamos (o los que nos pasamos, como los melocotones o los plátanos).
El segundo: No es que, cuando morimos, nuestra carne se llene de gusanos; son los gusanos los que se llenan de nuestra carne.
Ahora, duerme, pequeña. Mañana te contaré algunos otros.
El primero: No es el tiempo el que pasa, somos nosotros los que pasamos (o los que nos pasamos, como los melocotones o los plátanos).
El segundo: No es que, cuando morimos, nuestra carne se llene de gusanos; son los gusanos los que se llenan de nuestra carne.
Ahora, duerme, pequeña. Mañana te contaré algunos otros.
©Ángel Carrasco Sotos
Hola, Ángel.
ResponderEliminarNo hay nada como un tipo romántico que te cuente secretos al oído. Olé por él, sabe como conquistar a una dama. A mí me ha llegado tu micro y estoy deseando que le cuente más secretos.
Me ha encantado, Ángel, le encuentro -seguramente es cosa mía- un tono macabro que me fascina. Jó, menudo crack eres...
Un besabrazo.