ZEPPELIN ROCK: KEITH RICHARDS - Main Offender (1992): CRÍTICA Review

jueves, 13 de enero de 2022

KEITH RICHARDS - Main Offender (1992): CRÍTICA Review

 

 por JLBM






Prácticamente en ese mismo período en que Mick Jagger grababa el Wandering Spirit, que publicaría en febrero de 1993, su compañero en los Stones Keith Richards hacía lo propio con el que sería su segundo y definitivo álbum de estudio, el fabuloso Main Offender.



Los cinco años que tardaron los Rolling Stones en volver a grabar desde el Steel Wheels de 1989 al Voodoo Lounge de 1994, fueron espacio suficiente para que Richards dejase una vez más constancia de su clase, de su talento y de su manera de hacer las cosas.

De nuevo Richards reúne a la banda con la que grabó Talk Is Cheap en 1988 y con la que se había marcado una tremenda gira. El bajo lleno de ritmo de Charley Drayton, la batería casi jamaicana de Steve Jordan, la guitarra muchas veces principal de Waddy Wachtel y los teclados ensoñadores de Ivan Neville vuelven a acompañar a Richards en su segunda aventura en solitario, de nuevo con la participación de Sarah Dash y esta vez con el acompañamiento en los coros de Bernard Fowler, un clásico ya con los Rolling Stones.

Esta vez los músicos y amigos invitados no son una constante, como lo fueron en "Talk Is Cheap", donde la multitud de estrellas casi hizo necesaria la aparición de una segunda contraportada, pero a tenor del resultado final los X-Pensive Winos se bastaron y sobraron para volver a facturar un disco indispensable.

Richards y Jordan se acompañan esta vez de Wachtel a la hora de producir y mezclar Main Offender. Una producción excelente, limpia y lustrosa, sin apenas manchas, y en la que la importancia concedida a las dos guitarras y al combo rítmico se observa fundamental a la hora de obtener el sonido deseado.

Main Offender es un esfuerzo más muscular, más enérgico y poderoso que Talk Is Cheap. Al igual que en el primer disco en solitario de Richards, en Main Offender hay de todo. Rock, funk, gospel, reggae, soul y blues son tratados con enorme respeto y colocados a la altura del inmenso constructor de riffs que es Richards, base de todo el álbum.

Richards brilla en la composición, en las guitarras, y si, lo hace también en las voces. Igual de rasposa y casi desagradable que siempre pero llena de un sentimiento y una emoción que o bien desperezan los temas más enérgicos o mecen los más melancólicos.

Destacado es también el trabajo de guitarra de Waddy Wachtel, líder en la mayoría de los cortes y adaptado con brillantez al weaving que siempre propone Richards.

Y por supuesto merece especial atención el combo rítmico, excepcional, acoplado sin fisuras a todos los estilos y géneros que se postulan en Main Offender. Jordan y Drayton parecen ese conjunto definitivo para algunos de los retos musicales que Richards todavía no había conseguido cuadrar.



La feroz y sucia explosión de "999" abre Main Offender a la manera Richards. Un colosal weaving de guitarras acompaña al código de la heroína farmacéutica mientras el órgano en segundo plano de Neville le dota de las texturas ideales. 

La fiesta del riff continúa con "Wicked As It Seems", el tema que probablemente inspiró el "Love Is Strong" del "Voodoo Lounge" de los Rolling Stones en 1994. Brillante afinación en sol abierto para un oscuro, astuto y ardiente Richards.

Ahora "Eileen", el tema más difundido, no lo suficiente, del Main Offender, toma un enérgico protagonismo, una excelente composición de amor en la línea más fiel al "Happy" del Exile On Main St. de 1972. 

Es el momento del reggae, un género por el que Richards muestra su amor con "Words Of Wonder". Su en esta ocasión encantadora voz se balancea entre unos inmensos Jordan y Drayton, un combo rítmico ideal para un estilo para el que tal vez en los Rolling Stones no se encontrasen los ingredientes necesarios.

El ritmo pausado de la irónica "Yap Yap", pieza sobre una amiga excesivamente locuaz, precede a "Bodytalks", otra brillante colección de riffs en la que Sarah Dash tiene su único momento de protagonismo en el álbum.

Le toca el turno al soul. "Hate It When You Leave" es una maravillosa recreación del sonido Motown al más puro estilo de Al Green. Todo corazón y sentimiento en un de nuevo maravilloso Richards.

El estilo Richards emerge de nuevo con "Runnin' Too Deep" y "Will But You Won't", dos medios tiempos rockeros llenos una vez más de importantísimos riffs.

"Demon" cierra Main Offender. Una singular balada acústica en modo arrullo suave. Geniales guitarras acústicas, voz grande y preciosas letras para cerrar un trabajo descomunal.

Main Offender recibió buen número de críticas positivas, pero no obtuvo las cotas de ventas de Talk Is Cheap, su predecesor, tal vez inmerso en la convulsa década musical de los 90.

De línea similar a Talk Is Cheap, pero enérgicamente diferente, ambos son dos joyas no tan escondidas en la música de Keith Richards. Dos trabajos nada pretenciosos en los que el Riff Humano hace lo que más le gusta sin ningún tipo de presión ni tabú. 

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