Microrrelatos - Cosas en los bolsillos (78): Te vas haciendo viejo

Te vas haciendo viejo

TE hacen viejo los hijos, y los hijos de los otros, las fotos esas que ya no parecen tan recientes, las cartas guardadas; y te hacen viejo los libros que leíste y que ya no recuerdas, aquellos besos primeros sabor a chocolate; te van haciendo viejo los amigos, con esas arrugas cada vez más abundantes que van acumulando sin respeto; los muchos entierros y las pocas bodas a las que ni te invitan ya también te van haciendo viejo, el recuerdo de los perros de la niñez, los espejos que te acosan, las calles de tu pueblo tan cambiadas, cualquier exilio, y los años aquellos siempre tan presentes en las conversaciones, amontonándose sobre tu espalda como amigos insufribles o como sombras pesadas y preñadas de rencor o de una pérfida nostalgia; las inocentes nubes cuando pasan también te van haciendo viejo, las renuncias (esos vicios de la juventud que dejas ahora) que consideras triunfos engañándote; te hacen viejo las risas de los niños (tan lejanas), el no reírte tú hasta faltarte el aire (como antes tantas veces), el vivir invisible para casi todos, retomar la colección de sellos y comprarte el primer fascículo sobre marquetería; te hacen viejo las palabras tan gastadas ya y llenas de impurezas, los besos que te faltan y los abrazos que te dan, y pensar sobre todo que este mundo va a peor, que no hay remedio para el hombre y que todo se acabará tarde o temprano. Pero eres tú, muriéndote solico, el que se va, sin dejar nada, solo un humo que va perdiéndose poco a poco allá a lo lejos como un barco que se va y se desboca cataratas abajo tras el horizonte.

Ángel Carrasco Sotos

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