ZEPPELIN ROCK: COMETS ON FIRE - Blue Cathedral (2004): CRÍTICA Review

martes, 25 de abril de 2023

COMETS ON FIRE - Blue Cathedral (2004): CRÍTICA Review

 

The Hunter


Quizá Avatar (2006) sea el trabajo más equilibrado de Comets On Fire, pero no es menos cierto que en Blue Cathedral, que veía la luz dos años antes bajo el auspicio del sello Sub Pop, donde la propuesta de la banda liderada por Ethan Miller explotaba definitivamente, y sus influencias -la psicodelia espacial de finales de los 60, el proto-punk con epicentro en Detroit, el rock más pesado heredero de Blue Cheer y los primeros Black Sabbath o el noise- confluían en un todo sorprendente y lleno de personalidad. Un trabajo formado por ocho temas, cuatro de ellos instrumentales, que se mueve entre arrebatos de violencia y sutileza, canciones que parecen surgidas de las entrañas de la tierra o bien de las profundidades del océano que te hacen sentir como si un leviatán emergido de esas profundidades abisales te fuera a engullir irremediablemente.



La voz de Miller, entre Rob Tyner y un desquiciado Robert Plant, buscando su sitio entre la espiral que forman las graníticas guitarras y una estruendosa batería, brumosos teclados que se pueden masticar y el echoplex de Noel von Harmonson captando frecuencias del interior de un agujero negro, un puntual saxo de querencias free al borde del paroxismo; la propuesta no es fácil ni acomodaticia pero aun así la música de la banda de Santa Cruz esconde una insondable belleza (para sí quisieran Robert Fripp o Roger Waters un instrumental como "Brotherhood Of The Harvest").



Artista inquieto, Ethan Miller ponía en pie el mismo año que salía a la luz el citado Avatar un nuevo proyecto -Howlin' Rain- para dar salida a su vertiente más melódica y luminosa cuyo debut ve la luz ese mismo 2006; un nuevo proyecto, en un principio paralelo, que desembocaría en definitivo relegando a su banda primigenia al ostracismo. No seré yo el que no ponga en valor las obras del nuevo combo puesto que al igual que los dos últimos discos de Comets On Fire, un trabajo como el Magnificent Fiend de 2008 merece un puesto entre lo mejor de la década pasada pero -retomando lo apuntado arriba- el estado actual del rock no está para prescindir de propuestas tan excitantes, complejas -y que reclaman una actitud proactiva del oyente- como la que supone esta 'Catedral Azul'.

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